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Me cuentan lenguas viperinas, incapaces de retener excesos salivales, que una foto tuya, colgada donde sólo los acreditados pueden acceder, bien merece ser vista repetidamente, para intentar memorizar cada milímetro de ella, de tí, y poder evocarla a conveniencia y necesidad de la usuaria.
Yo, cuando consiga verla, directamente me la imprimo y la coloco en la mesita de noche, en uno de esos marcos de plata que todo hogar español que se precie y que haya celebrado una boda, un bautizo, o una comunión, debe tener. Si algo ya me olía yo cuando tu anterior avatar, el que cambiaste, haciendo oídos sordos a mis súplicas de dejar puesta tu silueta...
Pereza da tener que explicar lo inexplicable. Pero lo haré, aunque luego venga algún erudito de los que hablan Latín, o más bien lo reescriben, a decirme "explicatio non petita...". Aún así lo haré.
Esto nuestro, este tú y yo, no conoce de distancias, porque es la distancia en sí....
No entendemos de fronteras ni de horarios, nuestras miradas no se han cruzado, si bien nuestros teclados sí.
(podría seguir así, en tono arrebatado y casi místico, pero no se me da bien, ni los sentimientos en sí ni hablar de ellos). Como explicar el aprecio que se tiene a alguien que no conoces y con el que apenas cruzas 4 líneas de vez en cuando? Cómo explicar la gratitud por el apoyo, respuestas, o simple conversación? Alguno seguro que sigue viendo que "aquí hay tomate", pero bueno allá cada cual.
Sirvan estas líneas para expresarte mi más profunda admiración y cariño sin aspirar a nada màs ni nada más pretender. No sé como agradecer tus últimas palabras, sin duda no las merezco, pero me las quedo y las guardo en el cajón de "cositas bonitas que nunca pensé que oiría" cajón que abriré con frecuencia.
No eres el único, has de saber, me cabe en este sentimiento algún otro afecto similar por estos lares, pero no en este momento, no aquí, este hilo es sólo para tí, ya que nos hemos sabido entender, lanzar puyas sin herir, soltar piropos y aceptarlos sin quebraderos, como buenas bromas que son y me has ayudado y aguantado en las malas, como sólo los mejores amigos y compañeros hacen.
Tú sí que no me cambies nunca y sobre todo no me faltes.
Tuya en la desesperación de la ceguera para con tus fotos. H.