Cuatro días después del asesinato del policía nacional Luis Ortiz de la Rosa, el 14 de julio de 2001 la banda terrorista ETA cometía dos atentados con una diferencia de pocas horas y que provocaron la muerte del concejal de Unión del Pueblo Navarro en el Ayuntamiento de Leiza, JOSÉ JAVIER MÚGICA ASTIBIA, y
del jefe de la Inspección General de Guipúzcoa de la Ertzaintza, Mikel María Uribe Aurkia.A primera hora de la mañana del sábado 14 de julio, una bomba-lapa colocada por ETA en los bajos de su furgoneta acababa con la vida de José Javier Múgica, concejal de UPN en Leiza, una localidad gobernada con mayoría absoluta por Euskal Herritarrok.
Su asesinato se produjo horas antes de que Juan José Ibarretxe jurara en Guernica su cargo como presidente del Gobierno de la Comunidad Autónoma vasca. Aquella mañana, Múgica Astibia se había comprometido a realizar un reportaje fotográfico a una pareja de novios, por lo que, tras desayunar junto a su familia, salió del domicilio y se dirigió a la furgoneta, aparcada frente a su vivienda. Cuando encendió el motor del vehículo, la bomba-lapa se activó provocándole la muerte en el acto. La víctima acababa de comprar esa furgoneta porque la anterior se la habían quemado terroristas callejeros. "No siento rabia ni odio. Me amenazan con dianas, me insultan. Ahora nos dejan sin poder ir de vacaciones. Y todo esto, ¿por qué? Voy a seguir trabajando por Leiza, por los vecinos, y defendiendo mis ideas sin hacer mal a nadie", comentó el concejal.
La semana anterior al atentado decidió irse unos días para "quitarse de en medio" según comentó un vecino. Estuvo tres días en Fitero y regresó el viernes porque debía realizar el reportaje fotográfico a una pareja de novios. Alguien debió avisar a los terroristas de que había vuelto, por lo que aprovecharon la noche para colocar la bomba-lapa en los bajos de su furgoneta, entre el bastidor y la caja de cambios. La bomba estaba compuesta por tres kilos de explosivo Titadine. La fuerte explosión, que calcinó por completo la furgoneta marca Volkswagen, lanzó el cuerpo del edil al asfalto, donde quedó tendido. La explosión provocó numerosos daños materiales en varios vehículos estacionados en la zona e importantes destrozos en la fachada y las ventanas del inmueble vecino.
El concejal asesinado había recibido el 3 de diciembre de 2000 de manos del presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, el diploma acreditativo de la concesión de la Medalla de Oro de Navarra, máximo galardón de la Comunidad Foral, concedido a las víctimas del terrorismo. El motivo por el que se le concedió era las numerosas amenazas de muerte recibidas y por el incendio, en agosto de ese año 2000, de su furgoneta de trabajo por parte de los proetarras.
Jaime Ignacio del Burgo, por entonces portavoz de UPN en el Congreso de los Diputados, señaló a los medios de comunicación que el atentado contra su compañero de partido suponía la culminación de las amenazas que habían aparecido en los diarios Gara y Egunkaria. Un mes antes, el 7 de junio, se publicó una larga entrevista a tres etarras en esos diarios en la que dejaron claro que los miembros de UPN eran objetivos potenciales de la banda.
El equipo de Gobierno de Euskal Herritarrok recibió duros insultos de la población en un tenso pleno municipal. El Ayuntamiento optó por "lamentar profundamente lo sucedido" con los votos de EH y la abstención de Eusko Alkartasuna. Algunos de los asistentes calificaron de "cobardes" a los concejales proetarras. El funeral se celebró a las 18:00 horas, en la iglesia parroquial de Leiza, con presencia del arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Fernando Sebastián, y con la asistencia del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, y todos sus compañeros de partido.
La banda asesina ETA reivindicó el atentado en un comunicado del que se hacía eco el diario Gara el 26 de julio de 2001. Los presuntos autores materiales de la muerte del concejal fueron los integrantes del grupo Argala 2 de ETA Andoni Otegi, jefe del grupo; Oscar Celarain y Juan Carlos Besance Zugasti, alias Fenómeno, cuyo testimonio en octubre de 2010, tras su detención en septiembre, resultó clave tanto para la imputación de sus dos compañeros como para desvelar el grado de implicación del exjefe militar de la banda en el caso, Francisco Javier García Gaztelu, alias Txapote. Este último compareció ante la Audiencia Nacional el 15 de abril de 2011, a pesar de que la orden de extradición de Francia no incluía la causa del edil de UPN. Txapote alegó en su defensa que ya estaba detenido en Francia cuando se asesinó Múgica Astibia. Sin embargo, en un informe elaborado por los Servicios de Información de la Guardia Civil se certifica la implicación del etarra en el atentado, pues en la agenda que le fue intervenida figuraban varios encuentros con los tres terroristas que finalmente ejecutaron el asesinato.
Por otra parte, el etarra Ibon Urrestarazu, detenido en noviembre de 2004, confesó a la Policía su participación en el asesinato de José Javier Múgica.
José Javier Múgica Astibia, de 49 años, había nacido en un caserío del municipio navarro de Leiza, una localidad de 3.500 habitantes encerrada entre montañas, donde todo el mundo se conoce. De origen humilde, estaba casado con Reyes Zubeldia y tenía tres hijos: Javier, Daniel y Raquel. El segundo hijo del matrimonio, Daniel Múgica Zubeldia, fue elegido concejal por UPN en Leiza en mayo de 2003, aunque renunció en noviembre de 2006 por no poder compatibilizar su ocupación profesional con el trabajo de concejal en la corporación local, siendo sustituido por Juan José Larralde Cerezales.
Múgica Astibia era vascoparlante, euskaldún de raza, pero se sentía español y era contrario a una posible adhesión de Navarra a una virtual Euskalherria independiente. El que se sintiese vasco y español era algo que la banda asesina y su entorno, guardianes de las esencias de lo vasco, nunca han tolerado. La decisión de encabezar las listas de UPN de su pueblo en 1999 le costó padecer el acoso violento de la izquierda proetarra. Leiza es uno de los feudos batasunos en Navarra, las casas del pueblo están llenas de grafitis independentistas, contra la Guardia Civil, contra España o contra el PP y a favor de la reunificación de presos de la banda asesina... José Javier salió elegido junto a María Flora Michelena que, antes de que José Javier fuese asesinado, había dimitido incapaz de soportar las presiones ejercidas por el entorno de la banda terrorista. El testigo de María Flora lo recogió Gerardo Caballero. En esas elecciones de 1999 Euskal Herritarrok ganó por mayoría absoluta en Leiza. Pese al acoso de los proetarras, Múgica Astibia no llevaba escolta, aunque tomaba precauciones.
La víctima compaginaba su cargo como concejal en el Ayuntamiento con su profesión de fotógrafo y la conducción de autobuses escolares. Alguna vez tuvo que soportar que los escolares a los que transportaba le llamaran fascista. "Alumnos batasunos lo vejaban en el autobús que conducía sin que ni la dirección del colegio público de Leiza ni el consejo escolar lo amparasen" (Jaime Ignacio del Burgo, Diario de Navarra, 15/07/2001). Desde muy joven manifestó una gran vocación por la fotografía que acabó convirtiéndose en su medio de vida. Con gran esfuerzo, consiguió abrir un pequeño local desde el que, con su entrega y amabilidad, retrató a varias generaciones de sus paisanos. En 2009, la sociedad Larrea de Leiza convocó el I Concurso de Fotografía José Javier Múgica en honor del concejal asesinado. Además, era un gran aficionado a la música y formaba parte de la coral Jeiki de Leiza, integrada por cuarenta vecinos de la localidad. Tal y como se recogía en la página web de UPN, José Javier y su familia estaban muy volcados con la causa saharaui, no sólo promocionando las estancias de niños en la localidad, sino acogiendo ellos mismos a uno de ellos durante las vacaciones de verano.
Unas diez horas después del asesinato de José Javier Múgica Astibia, la banda terrorista ETA acribillaba en Leaburu (Guipúzcoa) con dos ráfagas de subfusil a MIKEL MARÍA URIBE AURKIA, jefe de la Inspección General de Guipúzcoa de la Ertzaintza. Eran aproximadamente las 20:00 horas y el ertzaina estaba aparcando su todoterreno en una calle de la localidad guipuzcoana. Se disponía a cenar con su cuadrilla de amigos en la sociedad gastronómica Zazpi Bide, algo que hacía casi todos los fines de semana. Unas horas antes, Juan José Ibarretxe había leído su discurso en la toma de posesión como presidente del Gobierno autonómico, en el que había dicho, entre otras cosas, que iba a "combatir a ETA con todas las fuerzas". "Dicen los analistas que ETA mata a ertzainas cada vez que quiere advertir de algo al PNV. Horas antes de que la banda matara al ertzaina con dos ráfagas de subfusil, Ibarretxe leía su discurso de toma de posesión del sillón presidencial. Los analistas no saben qué mensaje quiso enviar ETA esta vez al lehendakari" (Crónica de El Mundo, 22/07/2001)
El atentado fue cometido por miembros del grupo Erezuma de ETA y ordenado por el dirigente etarra Francisco Javier García Gaztelu, alias Txapote. Siguiendo las instrucciones de Txapote, los etarras Ibon Etxezarreta, Luis María Carrasco y Santiago Vicente Aragón se trasladaron a Leaburu en un vehículo robado previamente. Aguardaron en una explanada detrás del Ayuntamiento a que Patxi Xavier Makazaga les avisara de que el ertzaina estaba llegando a la sociedad gastronómica donde iba a cenar. Etxezarreta condujo el vehículo hasta el todoterreno de Mikel Uribe, facilitando que Aragón lo ametrallara con un subfusil. A continuación, Carrasco se apeó del vehículo y disparó varias veces, vaciando el cargador de su pistola contra el policía malherido. La víctima fue trasladada gravemente herida al Hospital Donostia, donde falleció poco después.
ETA culminaba así una jornada terrible. Si por la mañana eran los miembros del PNV los que transmitían su solidaridad a los del Partido Popular y Unión del Pueblo Navarro, por la noche era el vicepresidente primero y ministro de Interior, Mariano Rajoy, el que telefoneaba a Ibarretxe y a Javier Balza, consejero de Interior del Gobierno vasco, para lamentar el asesinato de Uribe. Juan José Ibarretxe se desplazó al Hospital Donostia en el que falleció el ertzaina y Mariano Rajoy hizo lo propio en Leiza, donde apuntó que los inductores del asesinato se encontraban probablemente en la localidad navarra.
La localidad de Leaburu en la fecha del asesinato de Uribe Aurkia estaba gobernada por Euskal Herritarrok. Al día siguiente del crimen
los vecinos de Leaburu dieron muestras de los efectos del miedo en el Territorio Udalbiltza: ni uno sólo salió a la calle para expresar su rechazo al atentado (...) Un grupo de compañeros de Mikel Uribe, entre los que se encontraba su hermano, también ertzaina, se concentró a mediodía en la plaza del ayuntamiento para repudiar el asesinato. Los policías estuvieron con sus banderas durante quince minutos sin que se les sumara ni un solo vecino. Fueron los propios agentes los que tuvieron que entrar en el ayuntamiento gobernado por Batasuna sin oposición para colocar la ikurriña a media asta y ponerle un crespón negro" (Domínguez, Florencio, Las Raíces del Miedo. Euskadi, una sociedad atemorizada, Aguilar, 2003).
En el mismo libro, Domínguez señala que el "Territorio Udalbiltza" lo forman
una serie de pequeños municipios del centro de Guipúzcoa en los que la presencia de Batasuna es dominante y asfixiante para quienes no comulgan con las imposiciones de esta formación.
En el mismo sentido, Antonio Elorza habla de "una situación que recuerda la de Sicilia bajo la Mafia y también a la Alemania nazi. El imperio de ETA se basa en la generalización del miedo" (El País, 20/07/2001).
En abril de 2004 la Audiencia Nacional condenó a Ibon Etxezarreta Etxaniz, Luis María Carrasco Aseginolaza, Santiago Vicente Aragón y Patxi Xabier Makazaga Azurmendi a sendas penas de 30 años de prisión mayor. En el mismo fallo fue condenada Oskarbi Jauregi Amundarain a 20 años de cárcel en concepto de cómplice del asesinato del ertzaina. La misma sentencia establece que Ainhoa García Montero, entonces presa en Francia, y el fallecido Hodei Galarraga habían colaborado en la grabación de un vídeo del lugar donde tendría lugar el asesinato y de sus alrededores "para facilitar las diversas vías de huida para cometerlo". En 2005 el Tribunal Supremo le rebajó la condena a Oskarbi Jauregi de 20 a 13 años y 6 meses, por no haberse motivado en forma alguna la decisión de imponerle la pena máxima como cómplice "cosa que, de modo evidente, vulnera su derecho a la tutela judicial efectiva".
Mikel María Uribe Aurkia, tenía 44 años y residía con su familia desde cinco años antes de su asesinato en Legorreta, adonde llegaron desde Irún. Estaba casado con Maite y tenía un hijo, Ibai, de 13 años. Era gran aficionado al fútbol y al atletismo. "Vinieron a Legorreta buscando un poco de tranquilidad, eso sí, pero de ahí a que se sintieran amenazados, no sé", dijo tras el asesinato Izaskun Zubeldia concejal de PNV-EA en el Ayuntamiento de Legorreta y amiga de Maite y Mikel. En el mismo reportaje de El Mundo se contaba que Ibai acudió al entierro de su padre con "la boina del ertzaina y una ikurriña que defendió hasta su muerte de manos de aquellos que dicen luchar por la misma tierra y por la misma bandera" (El Mundo, 22/07/2001).
D.E.P.