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macalpe escribió:Dios mío!...esto cada vez huele peor...huele cada vez más a mucha

Pero en este caso seré pesimista...opino que no se llegará a saber la verdad...no hay intención, ni interesa.
Aquí va a pasar lo mismo que con el desgraciado 11M...nunca sabremos la verdad...aunque algunos la intuimos de forma clarísima.

El presunto etarra José Antonio Cau Aldanur, el que supuestamente tenía que pasar a España para hacerse cargo, en el bar «Faisán» de Irún, de nueve millones de pesetas procedentes del chantaje de ETA a empresarios, declaró a la Policía francesa que Joseba Elosúa, el propietario del citado establecimiento, nunca le dijo que hubiera recibido un chivatazo policial, según informaron a LA RAZÓN fuentes jurídicas.
La justificación para que Cau no viniera a España y Elosúa pasara a territorio galo estaba en que había visto a dos individuos, que creyó policías. Hurgaban en un hangar de su propiedad que está junto al bar.
Cambio de planes
Hasta ahora, el cambio de planes de Cau y Elosúa se había justificado en el supuesto chivatazo policial, del que habló el propietario del «Faisán» en el viaje que hizo en su automóvil hasta Francia. En el coche estaba instalada una baliza de grabación autorizada por el juez de la Audiencia.
La Policía francesa tomó declaración a Cau los días 20, 21, 22 (dos veces) y 23 (cuatro veces) de junio de 2006, tras detener en el marco de la operación conjunta con España para desmantelar una trama de cobro del llamado «impuesto revolucionario».
Sus declaraciones obran en poder de la Audiencia Nacional en el correspondiente sumario y no han sido incorporadas, que se sepa, a las diligencias abiertas sobre la supuesta delación.
Cau, pese a que, según la teoría del chivatazo, recibió, el 4 de mayo anterior el aviso de que iba a ser detenido, permaneció tranquilamente en su casa e, incluso, atravesó varias veces la frontera con España sin ningún problema.
Una actuación tan extraña (de dar credibilidad a la teoría chivatazo), tiene su explicación si se repasan las declaraciones de Cau a la Policía francesa.
– «¿El 4 de mayo de 2006 recibió una llamada de Joseba Elosúa que quería hablarle con urgencia? ¿Qué era eso tan urgente que no podía contar por teléfono?», le preguntó la Policía a Cau.
– «Quería decirme que había visto a dos tipos sospechosos, que parecían policías y que forzaron la cerradura de su hangar».
Los agentes galos insistieron en el asunto y le interrogaron por lo hablado durante la comida que mantuvo el mismo día 4 con Joseba Elosúa y otra persona en un restaurante de Bayona.
– «Es Joseba el que me citó allí y el motivo era su inquietud porque había estado siendo seguido desde hacía no sé cuánto tiempo».
– «¿Estaba Joseba nervioso el día del encuentro?», le preguntaron los agentes.
– «No, no le encontré nervioso. Le encontré normal», respondió.
La Policía francesa le informó entonces del contenido de lo grabado por la baliza en el automóvil de Joseba Elosúa sobre el supuesto chivatazo policial y la necesidad de que avisara a Cau Aldanur para que no pasara a España ya que le iban a arrestar.
– «No me acuerdo de que Joseba me haya hablado de ese corresponsal (traducción literal, se refiere al que le dio la supuesta información) que le hubiera dicho que no me acercara a la frontera», afirmó el presunto etarra.
Más adelante, subrayó que «eso no tiene nada que ver y le voy a explicar por qué. Por la simple razón de que yo atravesé la frontera después de ese día más de una vez. Si yo hubiera estado prevenido de que me iban a interceptar en la frontera, no hubiera cruzado la frontera. He pasado los controles sin darme la vuelta. (...) Yo no me he escondido».


No se pudo enterar a través de la Prensa
José Antonio Cau Aldanur fue detenido el 20 de junio en Francia. El día 4 de mayo, bastantes días antes, había recibido la visita de Joseba Elosúa, dueño del bar «Faisán», que, según su versión, le habló de que había sorprendido a dos personas, que podían ser policías, junto a su establecimiento. Según la versión del supuesto chivatazo, le habría informado de que no debía pasar la frontera porque sería detenido. Cau lo niega y como prueba recuerda que, a partir del 4 de mayo, atravesó la frontera con España varias veces y sin tomar precauciones. Este presunto etarra no se pudo enterar por la Prensa de nada relativo al supuesto chivatazo ya que la primera noticia, sin ningún detalle, se publicó el 22 de junio, cuando él ya estaba arrestado y prestaba declaración ante la Policía. Hasta la primera semana de julio no fueron filtrados

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macalpe escribió:Dios mío!...esto cada vez huele peor...huele cada vez más a mucha

Pero en este caso seré pesimista...opino que no se llegará a saber la verdad...no hay intención, ni interesa.
Aquí va a pasar lo mismo que con el desgraciado 11M...nunca sabremos la verdad...aunque algunos la intuimos de forma clarísima.

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trueno2 escribió:

macalpe escribió:Dios mío!...esto cada vez huele peor...huele cada vez más a mucha

Pero en este caso seré pesimista...opino que no se llegará a saber la verdad...no hay intención, ni interesa.
Aquí va a pasar lo mismo que con el desgraciado 11M...nunca sabremos la verdad...aunque algunos la intuimos de forma clarísima.

Totalmente de acuerdo con usted y si no se termina aclarando algo tan grave, al final nos terminara pasando factura.


un saludo

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La declaración de Víctor García Hidalgo, ex director general de la Policía, ante el juez Baltasar Garzón como principal imputado por el ‘chivatazo’ a ETA es un increíble ejercicio de desmemoria. El máximo responsable policial no recuerda si alguno de los mandos a sus órdenes le informó de la operación contra el bar ‘El Faisán', ni si habló con el jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamies, también imputado en la causa, ni si éste u otro mando le comunicó que entre las personas que iban a ser detenidas estaba el dirigente del PNV Gorka Aguirre. Por no recordar, no recuerda ni el número de sus propios teléfonos móviles, y asegura que se enteró del ‘chivatazo’ por la prensa.
Víctor García Hidalgo, actualmente secretario de Organización de los socialistas alaveses, prestó declaración ante el juez Garzón la víspera de la Nochebuena de 2008, cuando el equipo policial encargado de investigar la filtración a ETA, que frustró una operación contra la red de extorsión de la banda que operaba desde el bar El Faisán de Irún, había concluido que él, Enrique Pamies y un inspector destinado en Vitoria eran los autores materiales del ‘chivatazo’. Su respuestas son una letanía de “no recuerdo”, algunos muy llamativos por lo que suponen de desconocimiento absoluto del funcionamiento del departamento. De ser ciertas sus declaraciones, el máximo responsable de la Policía estaba al margen de todos los temas relevantes de su departamento.
Baltasar Garzón.- ¿Sabe usted que hubo una filtración policial?
Víctor García Hidalgo.- A través de los medios de comunicación, sí.
Baltasar Garzón.- ¿Qué tuvo que ver con esa filtración policial?
Víctor García Hidalgo.- Nada en absoluta.
Con estas preguntas concluye un interrogatorio incisivo en la que el magistrado se estrella una y otra vez con la ‘memoria de pez’ del entonces director de la Policía. El titular del juzgado central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional había arrancado la comparecencia con una batería de preguntas sobre el conocimiento previo que tuvo de la operación que los servicios antiterroristas iban a desarrollar contra la red de extorsión el 4 de mayo de 2006.
Baltasar Garzón.- ¿Cuándo tuvo usted conocimiento de que se iba a realizar una operación antiterrorista conjunta entre España y Francia relacionada con el bar Faisán?
Víctor García Hidalgo.- Pues no sabría decirle, señoría (…) ha pasado tanto tiempo que no lo recuerdo exactamente.
Baltasar Garzón.- Pero esa operación, que finalmente se llevó a cabo al mes siguiente, en junio, tuvo gran importancia. ¿Recordará de qué operación policial estamos hablando, no?
Víctor García Hidalgo.- Estoy recordando, estoy recordando, pero no recuerdo cuando se me comunicó que se iba a hacer, no lo recuerdo.
Baltasar Garzón.- ¿Pudo ser el comisario general de Información (entonces Telesforo Rubio) quien le informara de ella? ¿Hubiese sido lo normal?
Víctor García Hidalgo.- Lo normal es eso, sí.
Baltasar Garzón.- El 3 de mayo de 2006 (el día anterior al ‘chivatazo’) tuvo usted varias comunicaciones telefónicas con él.
Víctor García Hidalgo.- Le repito que no recuerdo si fue ese día.
Baltasar Garzón.- Intercambió con él siete llamadas entre las 8:06 y las 21:48 horas.
Víctor García Hidalgo.- No lo recuerdo.
Baltasar Garzón.- ¿Recuerda con qué otros mandos policiales habló usted ese día sobre este tema?
Víctor García Hidalgo.- No recuerdo, señoría.
Baltasar Garzón.- ¿Recuerda haber hablado de ese tema (la operación contra El Faisán) con el jefe superior de Policía del País Vasco?
Víctor García Hidalgo.- No recuerdo.
Baltasar Garzón.- Después de mantener usted una conversación con el comisario general de Información a las 21:48 horas, que es cuando supuestamente le informa del operativo que se iba a hacer al día siguiente, llamó inmediatamente al jefe superior de Policía del País Vasco, ¿por qué?
Víctor García Hidalgo.- No recuerdo haberle llamado.
Baltasar Garzón.- Sí, sí, a las 22:14 horas y hablan ustedes por espacio de 27 minutos y 52 segundos.
Víctor García Hidalgo.- Pues no recuerdo señoría.
Baltasar Garzón.- Una conversación bastante larga.
Víctor García Hidalgo.- No recuerdo, es que no recuerdo haber hablado con él.
Baltasar Garzón.- ¿No recuerda ni siquiera si habló con él?
Víctor García Hidalgo.- Ese día, no lo recuerdo.
Baltasar Garzón.- Ya. ¿Entonces no sabe el contenido de esa conversación?
Víctor García Hidalgo.- No
El ex director de la Policía desliza en su declaración que informaba de todas las operaciones antiterroristas a su inmediato superior, el secretario de Estado de Seguridad, y que suponía que éste lo hacía a su vez con el ministro del Interior.
Baltasar Garzón.- A lo largo de los días 3 y 4 de mayo de 2006, ¿trasladó usted alguna información a algún responsable de ámbito superior sobre la operación de El Faisán? ¿Dio cuenta a sus superiores?
Víctor García Hidalgo.- No recuerdo, lo que sí le puedo decir es que el cauce habitual de cualquier operación antiterrorista, una vez a mí me lo comunica el comisario general de Información, el cauce habitual es comunicárselo al secretario de Estado de Seguridad.
Baltasar Garzón.- ¿Recibió alguna instrucción, en particular del secretario de Estado de Seguridad, sobre esa operación?
Víctor García Hidalgo.- En absoluto. La utilización del cauce habitual, como me imagino, que comunicaría al ministro (sic).
Los investigadores de la filtración sostienen en los informes que remitieron al juzgado dando cuenta de sus indagaciones que el motivo de la misma fue evitar la detención del dirigente peneuvista Gorka Aguirre, que se iba a producir el mismo día en que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibía en La Moncloa al presidente del PNV, Josu Jon Imaz. Éste le iba a trasladar el apoyo de su partido al proceso de paz iniciado por el Gobierno con ETA para intentar alcanzar un final dialogado al problema de la violencia. Garzón interrogó al ex director de la Policía sobre su conocimiento de dicha detención.
Baltasar Garzón.- Cuando usted recibió la información del comisario general de Información, ¿se le dijo, y usted comunicó, que entre las personas a detener podía estar Gorka Aguirre, del PNV?
Víctor García Hidalgo.- No. No me suena, vamos. Lo de Gorka Aguirre, para ser sincero, me enteré por la prensa al cabo de unos meses
Baltasar Garzón.- ¿Tenemos que asumir, en buena lógica, en relación a lo que usted afirma, que el comisario general de Información no le dijo nada?
Víctor García Hidalgo.- Que yo recuerde, nombres no me dio. Yo no recuerdo que me diese ningún nombre.
Baltasar Garzón.- ¿Qué información le proporcionó entonces el comisario general de Información?
Víctor García Hidalgo.- Pues no recuerdo, señoría, porque normalmente las informaciones eran muy parcas, muy concisas. Era: ‘se va a realizar una operación antiterrorista’ y punto.
Baltasar Garzón.- Pero habló durante 11 minutos.
Víctor García Hidalgo.- Pero no lo recuerdo, señoría.
El magistrado interrogó también al imputado sobre los teléfonos móviles que utilizaba, a través de los cuales mantuvo un intenso intercambio de llamadas, nada habitual en otras fechas, según el tráfico de las mismas investigado.
Baltasar Garzón.- Las conversaciones que mantuvieron el 4 de mayo (se refiere al cruce de llamadas con Enrique Pamies) se referían al operativo que se iba a hacer?
Víctor García Hidalgo.- Es que no recuerdo, ni tan siquiera me acuerdo de haber hablado con él aquel día.
Baltasar Garzón.- La secuencia de llamadas está registrada a través de los BTS (repetidores).
Víctor García Hidalgo.- No lo pongo en duda, pero no recuerdo haber hablado con él.
(…)
Baltasar Garzón.- Mire, entre las 22 horas del día 3 de mayo y las 14:35 horas del 4 de mayo, que es el día que se produce la filtración, hay diez contactos entre usted y el jefe superior de Policía del País Vasco. ¿Era normal, en apenas un día, tener diez contactos con él? ¿Cuál era el motivo de todos esos contactos?
Víctor García Hidalgo.- Yo no recuerdo haber tenido eso, pero si usted lo dice no voy a ponerlo en duda, pero no recuerdo el motivo, no recuerdo el motivo. Yo hablaba muy a menudo con él.
Baltasar Garzón.- En esos días hubo una concentración importante de llamadas. Luego, en los meses siguientes, hablaron ustedes muy poco ¿por alguna razón?
Víctor García Hidalgo.- Bueno, es que nosotros hablamos la mayoría de las veces a través del fijo.
Baltasar Garzón.- ¿Para qué utilizaban el móvil?
Víctor García Hidalgo.- Depende, de la comodidad, del momento, si estás fuera del despacho. Pero yo lo que recuerdo más habitual, para eso he sido muy respetuoso, es que llamaba a través de Secretaría.
El juez continúa su interrogatorio cuestionando al imputado sobre los teléfonos móviles que utilizaba, cuyos nombres ni siquiera recuerda, pese a haberlos usado con profusión.
Baltasar Garzón.- ¿Después de ser suspendido como director general ha utilizado los teléfonos 648XXX190 (este número estaba en poder del etarra Jon Iurrebaso, detenido en Francia en marzo de 2007, en pleno proceso de paz, que se identificó como mediador de ETA) y el 638XXX497? (Ambos números corresponden a tarjetas prepago Movistar?
Víctor García Hidalgo.- No recuerdo los números, he utilizado varios teléfonos. Ni tan siquiera recuerdo bien el número del actual.
Baltasar Garzón.- ¿Se compraron por parte de la dirección general que usted dirigía?
Víctor García Hidalgo.- Pues no lo recuerdo señoría, si fueron por parte de la dirección o por mí mismo.
Baltasar Garzón.- ¿Recuerda usted quién es el usuario de la tarjeta 638XXX529? (Los investigadores determinaron que ese número era utilizado por Enrique Pamies, y que tanto éste como el citado 638XXX497, que utilizaba Víctor García Hidalgo, fueron activados el 5 de septiembre de 2006 como líneas de seguridad para comunicarse entre ellos ).
Víctor García Hidalgo.- No, no sé de quién se trata.
Baltasar Garzón.- ¿Por qué recurrió usted a tarjetas prepago a partir de septiembre (cesó el día 8 como director general) cuando lo anterior había sido hablar, normalmente, por teléfono móvil oficial o el fijo?
Víctor García Hidalgo.- Perdone que le corrija, pero yo siempre había utilizado tarjetas prepago. Recibí consejo de profesionales de que era conveniente tener más de un teléfono, además del oficial.
Baltasar Garzón.- ¿Cómo explica usted que el jefe superior de Policía utilizara la tarjeta 638XXX529 para hablar con usted, con el inspector J.L.B. (el tercer imputado en la causa), con el usuario de la 638XXX836 (está sin identificar) y con el comsiario de la UCI A.L (se refiere al policía que trabajaba de enlace en Francia? ¿Por qué?
Víctor García Hidalgo.- No tengo ni idea.
Baltasar Garzón.- ¿Recuerda si a raíz de su cese como director general le llamó el jefe superior del País Vasco para preguntarle si le habían cesado por la filtración a un miembro de ETA vinculado con la red de extorsión?
Víctor García Hidalgo.- No.
Trece folios de declaración en lo que si algo queda claro es que el director general de la Policía no recuerda nada.

Edición 175 Aniversario Gc

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Una cita en Francia con un confidente de ETA es la coartada que el jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamies, esgrimió ante el juez Baltasar Garzón para justificar el intenso cruce de llamadas que mantuvo la noche del 3 y la mañana del 4 de mayo de 2006 con los otros dos imputados por el chivatazo: el director general de la Policía, Víctor García Hidalgo, y el inspector José María B. El equipo policial que investigó la filtración sostiene en sus informes al juez que fue Pamies quién alertó por teléfono a Joseba Elosúa, propietario del bar El Faisá de Irún, de la operación policial en marcha siguiendo instrucciones de García Hidalgo. El inspector José María B. se limitó a pasar al etarra el móvil desde el que recibió la filtración. Los investigadores sostienen que el objetivo principal del chivatazo era impedir la detención del dirigente peneuvista Gorka Aguirre cuando el PNV iba a trasladar al presidente Zapatero su apoyo al proceso de paz.


Enrique Pamies declaró ante el juez Garzón el mismo día que lo hizo García Hidalgo, la víspera de la Nochebuena de 2008. El titular del juzgado central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional le sometió a un duro interrogatorio, de cuyo contenido se desprende que el jefe superior de Policía del País Vasco testificó muy nervioso, y que el juez Garzón perdió en más de una ocasión los suyos ante las respuestas inconexas y las evasivas del imputado. Como había hecho García Hidalgo, Pamies también recurrió al “no recuerdo”, “no estoy seguro” y “puede ser” para eludir las preguntas más comprometidas.


Según su testimonio, José María B., inspector entonces destinado en Vitoria y especialista en terrorismo islámico, era el encargado de cubrirle en el supuesto encuentro que iba a mantener ese mismo día en Francia con un confidente de ETA.


Baltasar Garzón.- ¿Y cuál era la gestión que tenía usted que hacer?
Enrique Pamies.- Entrevistarme con una persona.
Baltasar Garzón.- ¿Qué persona?
Enrique Pamies.- Pues eh… una persona que me facilita información.
(…)
Baltasar Garzón.- ¿Quién era el confidente?
Enrique Pamies.- Eh, en este caso era un, en este caso creo que era un miembro de ETA en activo.
Baltasar Garzón.- Ya. ¿Cómo lo identificaba usted?
Enrique Pamies.- Yo, por su nombre.
Baltasar Garzón.- (Le pregunta por dos apellidos o apodos)
Enrique Pamies.- La gente le llamaba así
Baltasar Garzón.- ¿Es que era un confidente compartido?
Enrique Pamies.- No, tengo varios.
Baltasar Garzón.- Y, ¿tenía ese día reunión con todos, o con alguno en particular?
Enrique Pamies.- Y lo de…
Baltasar Garzón.- Evidentemente, esa persona puede ratificar su versión.
Enrique Pamies.- Hombre, evidentemente que podría.
(…)
Baltasar Garzón.- ¿El confidente estaba esperando ese día?
Enrique Pamies.- Si.
Baltasar Garzón.- ¿Dónde era la cita?
Enrique Pamies.- En algún lugar de Francia.
Baltasar Garzón.- ¿En qué lugar de Francia?
Enrique Pamies.- En el sur de Francia.
Baltasar Garzón.- ¿En qué parte del sur de Francia?
Enrique Pamies.- Eh, no recuerdo exactamente el nombre del pueblo.
Baltasar Garzón.- Ya.


Garzón continúa su interrogatorio cuestionando al mando policial por el papel que jugaba el inspector José María B. en su cita con el confidente. Los investigadores sostienen que esta versión es una coartada sin fundamento, y que el cruce de llamadas, tanto con el inspector como con el director de la Policía tenía como objetivo abortar la operación. Otros funcionarios que aparecen citados en los informes pudieron haber colaborado con Pamies, e incluso ayudado a que la operación fracasara también en Francia, donde finalmente iban a llevarse a cabo buena parte de las detenciones. Ninguno de ellos, sin embargo, ha sido imputado y han declarado ante el juez como testigos.

Baltasar Garzón.- ¿Cuándo quería hacer la entrevista?
Enrique Pamies.- La hora exacta no la sé. Sería mediodía español, no francés.
Baltasar Garzón.- Entonces manda al funcionario José María B. ¿Para qué?
Enrique Pamies.- Para que me, me, me haga la cobertura.
Baltasar Garzón.- Que significa, ¿qué?
Enrique Pamies.- Es decirme que el camino está limpio, y una vez que eso, ya te diré.
(…)
Baltasar Garzón.- ¿Sabe usted si José María B. Estuvo en el bar Faisán?
Enrique Pamies.- Que yo sepa, no.
Baltasar Garzón.- ¿Usted ha estado alguna vez en el bar Faisán?
Enrique Pamies.- Sí.
Baltasar Garzón.- ¿Conoce usted a Elosúa?
Enrique Pamies.- De vista.
Baltasar Garzón.- ¿Ha hablado alguna vez con él?
Enrique Pamies.- Pues hombre, en 26 años (se refiere a su carrera profesional en el País Vasco) a lo mejor alguna vez le he pedido un café.
Baltasar Garzón.- ¿Cuál fue el contenido de las llamadas telefónicas entre usted y José María B.?
Enrique Pamies.- Pues no sé cuántas fueron. Él me dijo que salía, que se iba, pues muy bien, digo, avísame, y pues me imagino que me fue diciendo cómo estaba el ambiente en los puentes fronterizos. Y sí, recuerdo que me comentó no sé qué demonios de la UIP (Unidades de Intervención Policial), que aquello parecía un desfile, y entonces digo, p´atrás.
Baltasar Garzón.- El día 4 de mayo, a las 11:23 horas mantuvo usted una conversación, en la que él le llama a usted, de 8 minutos y 11 segundos recogida por la BTS (repetidor) donde está El Faisán.
Enrique Pamies.- Pues entonces, si es donde está El Faisán, no sé si usted lo conoce, es justo la entrada al puente de Behovia. Lo de los 8 minutos, siendo una mañana de un día laborable, sí es normal para mí, vamos. A lo mejor usted lo ve raro, para mí es muy normal. Porque si hablo por el móvil y me entra la secretaria en el despacho, o me suena el otro teléfono, digo: esperate que ahora te contesto.
Baltasar Garzón.- A las 11:44 horas vuelve usted a hablar con José María B. Ahora le llama usted a él a la misma zona. ¿Recuerda?
Enrique Pamies.- Osea, si no le dí la orden de que se retirara antes sería para que se retirara después.
Baltasar Garzón.- Si ya le había dicho, según usted, que todo estaba infectado de UIP, ¿para qué se queda allí?
Enrique Pamies.- Pues es que no lo sé. A lo mejor en vez de decírselo en ese momento digo, bueno, pues aguanta un rato más. Es que no lo sé.
Baltasar Garzón.- A las 11:53 habla usted con el director de la Policía. Le llama él a usted. ¿Recuerda de qué hablaron?
Enrique Pamies.- Eso si que no, de eso sí que no tengo ni idea.
Baltasar Garzón.- Inmediatamente después.
Enrique Pamies.- ¡Hum…! ¡Hum…!
Baltasar Garzón.- Cuelga usted y habla de nuevo con el inspector José María B. durante 4 minutos.
Enrique Pamies.- ¿Y sigue estando en El Faisán? Pues vamos, no sé qué haría allí. No tiene sentido. Estaría en otro sitio.
(…)
Baltasar Garzón.- ¿Qué relación tiene la llamada que hace usted al director de la Policía con la conversación que tiene con José María B. inmediatamente después?
Enrique Pamies.- Es que ya he dicho que lo del director. Es que eso no…
Baltasar Garzón.- Es que no hace usted otra cosa, es que habla con José María B. y a renglón seguido llama al director, y vuelve a hablar con el primero, y le llama el director a usted, todo seguido. Es que no hay ninguna otra llamada en ese teléfono y, además, es que está usted pegado al teléfono. Como no estuviera con la otra mano marcando..
Enrique Pamies.- Sí, lo hago, es que lo hago. Llamo, y si me llaman, éste lo suelto encima de la mesa y cojo el otro teléfono. Eso para mí es muy habitual.
(…)
Baltasar Garzón.- Cuando usted termina por fin de hablar con el director durante 4 minutos y 55 segundos, inmediatamente lo que hace es llamar a José María B. Deme usted una explicación.
Enrique Pamies.- Si es que no, si es que no, no le puedo dar una explicación. No recuerdo exactamente qué leches le diría yo a José María B. En ese momento. Posiblemente que viniera a mi presencia y que se olvidara del tema.
Baltasar Garzón.- ¿Usted ordenó al inspector José María B. que entrara en el bar El Faisán y le diera el teléfono a Joseba Elosúa para hablar usted con él?
Enrique Pamies.- No señor.
Baltasar Garzón.- ¿Le ordenó que hiciera lo mismo unos minutos antes en su domicilio, pero no pudo? (Los investigadores sostienen que José María B. se trasladó al domicilio de Elosúa y al no poder abordarlo se dirigió a continuación a El Faisán para entregarle el teléfono móvil desde el que Enrique Pamies le advirtió de la operación en marcha)
Enrique Pamies.- No. Primero, no sé ni dónde está su domicilio.
Baltasar Garzón.- ¿Fue al bar El Faisán el inspector José María B. con instrucciones suyas y del director de la Policía?
Enrique Pamies.- No.
(…)
Baltasar Garzón.- ¿Supo usted que el supuesto objetivo era evitar la detención de Gorka Aguirre?
Enrique Pamies.- (Resoplido). Es que, vamos a ver, no sé si pudo ser eso, pero vamos, me parece irrisorio hacerle un favor a Gorka Aguirre (…) a mí me parece que hacer un favor a Gorka Aguirre, desde el punto de vista de las fuerzas de seguridad, no creo que haya nadie, ni en la Policía ni en la Guardia Civil, que esté por la labor. Gorka Aguirre, hombre, es del PNV.

foropolicia.es

El inspector José María B. era un mandado. El tercer imputado por el ‘chivatazo’ a ETA, a quienes los investigadores acusan de ser la persona que entró en el bar El Faisán de Irún y entregó un teléfono móvil al etarra José María Elosua para que Enrique Pamies, jefe superior de Policía del País Vasco, le alertara de la operación policial en marcha, no recuerda lo que hizo la mañana del 4 de mayo de 2006, el día de autos. Él fue a Irún siguiendo instrucciones de su superior, aunque desconoce para qué, y puede que tomara un café en El Faisán, o tal vez fue en otro establecimiento. Como hiciera Pamies y el ex director general de la Policía, Víctor García Hidalgo, los otros dos imputados, José María B. también recurrió a la desmemoria para no responder muchas de las preguntas del juez Baltasar Garzón.

José María B., que cuando ocurrieron los hechos estaba destinado en Vitoria como experto en terrorismo islamista, fue el primero en comparecer ante el titular del juzgado central de instrucción número 5 de la Audiencia Nacional. Lo hizo el 23 de diciembre de 2008, el mismo día que los dos altos cargos de Interior. “La declaración es en concepto de imputado, en el marco de procedimiento por revelación de secretos y colaboración con organización terrorista. Puede usted guardar silencio, no declarar contra sí mismo, no confesarse culpable y no contestar a las preguntas que se le formulen y considere que le pueden perjudicar”. Las advertencias de Garzón, preceptivas, no debieron de amilanar al inspector, que incluso intentó renunciar a su letrado. “No puede renunciar”, le respondió el juez.

Como haría días después con García Hidalgo y Pamies, el magistrado rebuscó en la memoria del compareciente en busca de detalles. Comienza Garzón indagando en el cruce de llamadas que mantuvo con el jefe superior de Policía del País Vasco la madrugada del día 4.

Baltasar Garzón.- Mire usted, esa noche se produce una serie de llamadas sin solución de continuidad en un margen de 7 minutos. Desde la primera del jefe superior de Policía, hasta la última con el policía Jaime (se refiere a otro funcionario de Vitoria) ¿Qué es lo que le pidió o le ordenó el jefe superior de Policía?

José María B.- Pero vamos, no sé lo…es que no sé lo que me pide.

Baltasar Garzón.- Le pido que se ubique usted en la noche del 3 de mayo de 2006, que quizás sepa usted que se iba a desarrollar al día siguiente una serie de detenciones relacionadas con el bar El Faisán. Lo digo porque se ubique.

José María B.- No tengo ni idea de eso.

(…)

Baltasar Garzón.- Vamos a ver, ¿qué hizo usted la mañana del 4 de mayo de 2006?

José María B.- Pues es que, puf, me acuerdo… probablemente me mandó (se refiere a Enrique Pamies) hacer algo relacionado con la frontera, con Behovia, sé que fui, pero no sé para qué

(…)

Baltasar Garzón.- ¿Qué fue a hacer?

José María B.- La idea era ver y comentarle cómo estaba aquello. Vi unidades de intervención. Estuve perdido mucho tiempo porque no conozco el sitio, di cincuenta mil vueltas.

Baltasar Garzón.- Señor B., procure usted ser más concreto y procure usted recordar con más precisión lo que hizo, porque yo le voy a preguntar con mucha precisión, por el lugar donde estaba y lo que hizo.

José María B.- Sí señoría, pero es que…

Baltasar Garzón.- Dígame qué órdenes recibió.

José María B.- A mí lo único que me dijo (Enrique Pamies) fue que tenía que ir allí y que le informara de lo que había, es todo lo que me dijo, no recuerdo más (…) yo no sé para qué, no tengo ni idea porque a mí no me lo dice. Entonces yo le digo lo que hay (…) hasta que llega un momento que me dice ‘vete de ahí y punto’. No me acuerdo de más, porque, además, hablar con el jefe superior es terrible… puede estar llamando y te puede tener al teléfono lo que quiera, le llaman de cincuenta mil sitios y es un cristo.

Baltasar Garzón.- ¿Puede hacer usted una reconstrucción de lo que hizo esa mañana desde que salió de Vitoria?

José María B.- Puf, recuerdo que salí de Vitoria, que hubo un accidente en Andoain que me retrasó bastante, y recuerdo haberme confundido, estuve dando vueltas por allí tiempo y hablando por teléfono en bastantes ocasiones.

Baltasar Garzón.- ¿Se acuerda usted de haber estado enfrente del edificio Gazteluazar de Behovia? ¿Le suena ese nombre? (Se refiere al domicilio de Joseba Elosua. Según los investigadores, José María B. intentó abordar al etarra a la salida de su casa, y al no conseguirlo se desplazó a El Faisán)

José María B.- No sé, no sé si he estado allí, no lo sé.

Baltasar Garzón.- ¿Le suena a usted el nombre de Joseba Elosua, el dueño del bar El Faisán?

José María B.- Para nada.

Baltasar Garzón.- ¿Estuvo usted en El Faisán esa mañana?

José María B.- Puf, es que no lo sé; en la hora que me levanté me tomaría un café con toda seguridad. Pudo haber sido ahí, es que no lo sé.

Baltasar Garzón.- ¿Estuvo en el bar El Faisán, sí o no?

José María B.- Señoría, no lo sé. ¿Pude haber estado? Seguro. ¿Pude no haber estado? Pues seguro también, porque no lo sé señoría, no lo sé.

Baltasar Garzón.- A las 11 horas de la mañana, a las 11 horas y 8 minutos, ¿estuvo en El Faisán?

José María B.- Vuelvo a repetir lo mismo: tomé café, pero no sé dónde.

Baltasar Garzón.- ¿Puede recordar cómo era en bar en el que estuvo?

José María B.- No lo sé.

Baltasar Garzón.- ¿Por qué le cedió usted su teléfono para que hablara el jefe superior de Policía con Joseba Elosua? (Los investigadores aseguran que la filtración se produjo a través del móvil particular del inspector).

José María B.- ¿Qué cedí el teléfono?

Baltasar Garzón.- Sí, le estoy preguntando.

José María B.- Ni idea, no doy ese teléfono a nadie, jamás, salvo a mi hijo, salvo mi mujer, creo que no lo utiliza nadie.

Baltasar Garzón.- ¿Cómo es posible que Joseba Elosua, casi inmediatamente de esto manifieste en el interior de su vehículo que un policía le ha puesto el teléfono en el oído y le han dado instrucciones sobre las posibles detenciones que se iban a hacer, y datos de la investigación?

José María B.- Pues no tengo ni idea, señoría.

Baltasar Garzón.- ¿No tiene ni idea?

José María B.- No tengo ni idea de eso, porque es un tema que desconozco totalmente.

(…)

Baltasar Garzón.- ¿Estaba usted en el bar Faisán cuando habla, cuando usted, o quién sea, habla por el teléfono?

José María B.- No tengo ni idea, podía haber estado.

El interrogatorio discurre a continuación sobre las tarjetas prepago movistar que los imputados utilizaron para hablar entre ellos y, como harían días después sus superiores, el inspector divaga sobre la titularidad y el uso dado a los mismos. Sus respuestas están plagadas de “no sé” y “no tengo ni idea” que arrojan escasa luz. Finalmente, Baltasar Garzón pregunta al fiscal si va a solicitar algún tipo de medida cautelar, a lo que éste contesta que no.

Baltasar Garzón.- Ya puede usted salir. Se puede marchar.

MACAR escribió:bueno por si alguien no lo sabe, esta es la información, a partir de ahí la justicia dictará lo que considere oportuno, respetando el ordenamiento jurídico, uno de los pilares básicos de una democracia y de nuestros principios básicos de actuación.

- ¿Qué es el 'caso Faisán'? Se trata de la investigación de un presunto chivatazo a Joseba Elosua, dueño del bar Faisán de Irún y supuesto intermediario con ETA en el cobro de la extorsión del impuesto revolucionario, de que entre los días 4 y 6 de mayo de 2006 el juez Fernando Grande-Marlaska iba a desencadenar una operación contra la red de extorsión, en la que iban a ser detenidos el propio Elosua y 15 personas más. El bar llevaba más de 20 años investigado, incluso con cámaras ocultas.

- ¿Cómo fue el chivatazo? Según una conversación grabada el 4 de mayo a Elosua y su yerno Carmelo Luquin en el coche del primero (con micrófonos de la policía), esa misma mañana un agente entró en el Faisán y le pasó a Elosua un teléfono móvil. Al otro lado, un supuesto mando policial le advirtió de la inminente operación. El objetivo: detener a Elosua cuando iba a entregar a José Antonio Cau, de la red de cobradores de ETA, nueve millones de pesetas que le habría entregado como pago de la extorsión el dirigente del PNV Gorka Aguirre, ya fallecido, y que pudo haber sido detenido.

- ¿Se ejecutaron las detenciones? Sí, pero no en la fecha señalada, entre otros motivos, porque Cau no entró a España sino que Elosua fue a Francia. Y las autoridades francesas no consideraron suficientes los indicios y pruebas para detenerles. La operación se hizo en junio de 2006. Cayeron 16 personas, incluidos Elosua, Luquin y Cau. La mayoría sigue en prisión. No escapó ninguno.
- ¿Se investigó el soplo? Sí, por el mismo policía que detuvo a Elosua. La causa sigue abierta. Se han investigado 1.932 llamadas de teléfono, se ha interrogado a 63 personas (14 de ellas, policías o mandos), se han celebrado ruedas de reconocimiento, comisiones rogatorias a Francia... Tras analizar el cruce de llamadas, la hora del presunto soplo y las personas que estaban cerca del Faisán, fueron imputados un inspector de policía de Álava (José María B.), al que se achaca el darle el teléfono a Elosua y al que éste no reconoció ni en foto ni en persona; el jefe de Policía del País Vasco (Enrique Pamiés), de quien se dice que es quien habla a Elosua, y el entonces director general de la Policía, Víctor García Hidalgo. Los tres han declarado y, según el fiscal y el juez, han dado explicaciones coherentes y comprobables. Sólo les señala el tráfico de llamadas, por lo que el fiscal sugiere archivar la causa. El primero era el hombre de confianza del segundo y éste, amigo de García Hidalgo. No estaban al tanto de la operación y estaban vinculados por amistad y estructura jerárquica.

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materialpolicial.com

MACAR escribió:vuevo a repetir que un principio fundamental y básico en nuestros principios es el absoluto respeto al ordenamiento jurídico, por ese motivo acataré todas y cada una de las resoluciones que dicten los jueces, parece ser que para algunos no se respeta este principio básico. espero que cuando se dicte resolución, con lo que sea, se muestre absoluto respeto a esta resolución y no se insinue si este es quien o lo que sea, porque no le hacemos favor ninguno a la justicia, y más como policias, con absoluta neutralidad política, que es otro principio básico de actuación, ahora bie como ciudadano se puede opinar de lo que sea pero este es un foro policial.

no tengo ni idea de la lucha antiterrorista, por ese motivo no se lo que se cuece a esos niveles.

intervencionpolicial.com

El PSE de Álava designó ayer al ex director de la Policía Víctor García Hidalgo, el presunto responsable del chivatazo a ETA, como consejero general de la Caja Vital. Su nombramiento como representante del Ayuntamiento de Vitoria le sitúa en disposición de ocupar un cargo en el consejo de administración de esta entidad o, incluso, en la ejecutiva de la caja de ahorros alavesa que preside el socialista Gregorio Rojo.

El nombramiento de García Hidalgo forma parte del pacto que los socialistas y el PNV mantienen en la entidad de ahorro, y por el que los nacionalistas incluirán en la próxima asamblea general de la Vital al ex consejero de Interior Javier Balza, a la ex consejera de Industria Ana Aguirre, al ex vicelehendakari Juan Ramón Guevara y al ex diputado general Juan María Ollora.

El alcalde socialista de Vitoria, Patxi Lazcoz, ha incluido a García Hidalgo entre los cinco consejeros generales que, a partir del 30 de marzo, se incorporarán a la asamblea de la caja. Es el requisito previo para acceder a los puestos más lucrativos en la caja de ahorros alavesa.

sector115.es

Los presuntos implicados en el entramado del chantaje de ETA a empresarios, que se movían en el entorno del bar «Faisán» de Irún, no precisaban de ningún «chivatazo» para saber que eran objeto de vigilancia policial. Las conversaciones que mantuvieron en sus automóviles tampoco carecían de la espontaneidad del que no se sabe escuchado.

Según documentos que obran en poder de la Audiencia Nacional, el dueño del citado bar, Joseba Elosúa, sabía, gracias a la información que facilitaba un ertzaina o el dirigente del PNV Gorka Aguirre –ya fallecido, y al que Garzón retiró las imputaciones en el sumario del «impuesto revolucionario»– que era vigilado por coches con matrícula reservada de las que utilizan las Fuerzas de Seguridad (lo que en el caso del político nacionalista no constituía ningún delito).


Un año antes
El otro personaje central del «caso Faisán», el presunto etarra José Antonio Cau, al que Elosúa debía transmitir el «chivatazo» en mayo de 2006, había encontrado, un año antes, un dispositivo de escucha en su automóvil.

Un aparato de este tipo fue el que grabó la conversación de Joseba Elosúa con su yerno, en la que le hablaba de la presunta delación policial. A partir de esta grabación se inició toda la investigación.

Estos datos están contenidos en las declaraciones prestadas a la Policía y al juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón por el propio Elosúa, su yerno y el que encontró el aparato de escucha.

Según han informado a LA RAZÓN fuentes jurídicas, en el acta de manifestación que el dueño del «Faisán» prestó ante la Policía el 23 de junio de 2006, reconoció que había pedido a Gorka Aguirre, del PNV, al que se relacionó con dicho entramado, que le hiciese gestiones para obtener los titulares de las matrículas de los vehículos que, según él, le seguían. «Me confirmó que eran vehículos de la Policía. Además, en uno de los viajes a Irún, mi hijo observó que un coche nos seguía, por lo que llamó a la Policía Autónoma con sede en Oyarzun, confirmándole que el vehículo que nos seguía era “reservado”», afirmó.

En su declaración ante Garzón, justificó que hacía todo esto porque le habían robado varias veces en su domicilio. «Gorka Aguirre me comentó que eran coches oficiales los que nos seguían».

Su yerno, José Carmelo Luquín, ratificó ante el magistrado que anotaba los números de las matrículas. Al principio, subrayó, se lo tomó como un juego siguiendo las instrucciones de su suegro pero, según admitió, el tema se le fue de las manos.

El juez le preguntó si todo aquello no le llamó la atención y por qué nunca preguntó a su suegro. Contestó que, sólo después de haber sido detenido, se había dado cuenta de la magnitud del asunto, del entramado en el que podía estar colaborando. El listado de las matrículas lo guardaba en el ordenador de la perfumería en la que trabajaba. Garzón le comentó entonces si no le pareció raro lo que le contó su suegro el 4 de mayo de 2006 (el día del presunto «chivatazo»), en el sentido de que una persona le había avisado para que advirtiera a José Antonio Cau de que iba a ser detenido. Luquín contestó que sí.


En la perfumería
En su declaración previa a la Policía, había contado lo mismo y que el ertzaina al que pasaban las matrículas era amigo de su cuñado, Josema Elosúa. «Cuando nos confirmaban que eran matrículas de policía, elaboraba un listado en el ordenador de la perfumería».

Por otra parte, Joseba Elosúa reveló a la Policía que, en un taller de automóviles, propiedad de Ignacio Aristizábal, descubrieron un aparato de radio seguimiento en el coche de José Antonio Cau. El propio Aristizábal confirmó, en sus manifestaciones a la Policía, que este individuo era cliente habitual de su taller, ya que le llevaba los vehículos para pasar las revisiones. En sus declaraciones ante el juez Garzón, el 24 de junio de 2006, fue más explícito y, al ser preguntado sobre si un día vio algo extraño en el coche de Cau, contestó que «había un dispositivo puesto en el interior del tapizado. Se lo dije a él y Cau dijo que lo quitaran. A los dos días, nos dimos cuenta de que había sido forzada la puerta y habían quitado el aparato. Eso fue hace un año, aproximadamente».