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Sánchez Fornet, la voz crítica de la Policía José Manuel Sánchez Fornet es toda una institución en la Policía. No solo por su constante voz crítica como secretario general del SUP, cargo que abandona tras 21 años, sino por haber reivindicado siempre un cuerpo democrático y defensor de los derechos humanos. Aunque tuviera enfrente a la propia Policía.
"Forné" -como todos le llaman-, de 54 años, es un hombre sencillo, que rehuye de usar el poder para su propio provecho, y aunque se ha codeado y ha dado codazos a todas las cúpulas del Ministerio del Interior durante gran parte de la Democracia, siempre ha sido fiel a su ideal de "una Policía honesta" al servicio de los ciudadanos.
"Dejo la secretaría general cobrando 1.546 euros al mes, sin cambiar de casa, de coche, ni de esposa. Ni de categoría profesional", explica. Y es que "Forné" siempre ha sido un policía de la escala básica, aunque nadie pone en duda que su categoría está más bien en la "escala humana superior", comentan sus compañeros en el Sindicato Unificado de Policía, el mayor del cuerpo con unos 30.000 afiliados.
Ingresó en la Policía Nacional en 1980 por necesidad, cuando recogiendo aceitunas en una finca de su pueblo comprobó la dureza del campo ("fui al baño y no podía ni bajarme la bragueta porque tenía las manos heladas"), y porque bajaron un centímetro (a 1,69 cm) la estatura para entrar al cuerpo.
Su padrino, que trabajaba de 'poli' en Barcelona, le avisó de que se buscaban aspirantes. Y aprobó, aunque se considera "analfabeto o casi".
Cree que se hizo sindicalista porque estando en la Academia de Badajoz fue sancionado por no ir a misa cuando le dijeron que era voluntario hacerlo. "Pero todos iban a misa y mientras luego se iban a su casa, yo, que decidí no ir a misa, me quedé los tres meses de academia limpiando los pupitres".
Destinado a Madrid, creó pronto una familia y en 1982 se afilió al SUP en la clandestinidad. "No me gustó nada lo que vi en la Jefatura Superior, en la Puerta del Sol, custodiando calabozos y detenidos. La tortura en España no se había acabado. Y pedí todas las plazas que salían para irme de allí".
Así pasó a la comisaría de Chamartín, donde comenzó a desarrollar su actividad sindical oculta, aunque todos le reconocían en los mensajes clandestinos por radio debido a su acento sevillano. En aquellos tiempos comenzaban a gobernar los socialistas, pero la Policía Nacional seguía siendo medio franquista y militar.
Entonces comenzó su carrera profesional en defensa de sus compañeros.
En 1985, los policías del aeropuerto de Barajas aprobaron ir a la huelga en un conflicto interno y él se opuso, pero perdió la asamblea. Cuando iba a ser detenido por participar en primera línea de la protesta, descubrió que el policía que cogió los grilletes para esposarle había sido "el más radical en la asamblea defendiendo la huelga". Era un infiltrado de la Inspección General Militar.
Ya en la legalidad tras permitirse los sindicatos policiales, fue subiendo por la escalera del SUP al tiempo que él y otros pocos compañeros sindicalistas y demócratas iban poniendo los peldaños. En 1988 fue responsable de Madrid, en 1989 secretario de organización nacional y en diciembre de 1992 fue elegido secretario general del SUP.
El SUP nació como sindicato progresista, pero tras tensiones internas durante años para no caer en la órbita de la UGT ni del PSOE, la línea que lideró "Forné", y que se impuso, fue la de aceptar todas las ideologías.
La proyección pública del cargo y el ejercerlo sin pelos en la lengua le pusieron en el punto de mira: de ETA, de policías corruptos y del Ministerio del Interior.
Desde entonces ha sido objetivo de cuatro comandos terroristas -su familia decidió volver al sur cuando en 1992 le marcó el etarra Urrusolo Sistiaga-, ha estado veinte años comprobando si su coche tenía adosada una bomba y ha acumulado 43 querellas y diez expedientes profesionales, dos de los cuales siguen abiertos en la actualidad, uno de ellos por el famoso informe de la UDEF de Cataluña.
Ha velado desde dentro de la Policía por la defensa de los derechos humanos, para evitar lo que sucedía en los calabozos de la Puerta del Sol. Por eso cobró un protagonismo importante cuando en 1996 denunció la sedación de 103 inmigrantes que eran expulsados de España. Eso no gustó al poder, que movió sus hilos. Dos días después el telediario de las 9 de la noche "abrió como primera noticia que el SUP había perdido tres afiliados", recuerda.
Desde hace 30 años, "Forné" ha sido crítico con cientos de decisiones del Gobierno de turno, de Interior y de la Policía, y en los últimos tiempos se ha enfrascado en desenmascarar los casos de corrupción que le llegan por denuncias anónimas de policías.
Se va en el Congreso que el SUP celebra esta próxima semana porque cree que hay que rejuvenecer el sindicato. Y si le nombran presidente de honor, se irá como líder del mayor sindicato de la Policía, pero su voz crítica seguro que se queda.
EFEhttp://www.elnortedecastilla.es/agencia ... 30959.html