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Tres policías destinados en Málaga relatan cómo rescataron a un hombre de 70 años que se había caído a la vía en la estación de Ávila
El tren partió de la estación y Daniel, Carlos y Miguel se recostaron en sus asientos.
–Tío, ¿tú has mirado si venía el tren? –Yo no, ¿y tú?
–Tampoco.
En ese momento, los tres policías tomaron conciencia de que acababan de jugarse la vida. Y que, a cambio, habían salvado otra. La de Marino, un abulense de 70 años que iba con su mujer en otro vagón, rumbo a Madrid, para encontrarse con su hijo.
Aquel era su último viaje a Ávila tras cuatro meses de formación en la academia. Llegaron el día 29 de enero para los ensayos y preparativos del acto en el que iban a jurar el cargo como oficiales del Cuerpo Nacional de Policía, que se celebró el viernes a la una de la tarde. Durante la gala, el director general, Ignacio Cosidó, les recordó la máxima del Cuerpo: el servicio al ciudadano. Lo que no sabían entonces era la importancia que esas palabras iban a adquirir apenas cuatro horas después.
«Vi perfectamente la caída»
Tras el acto, los agentes volvieron a encontrarse en la estación de Ávila. Tenían que coger el tren de las 16.49 horas con destino a Atocha y, después, un AVE a Málaga, ciudad donde hasta ahora han estado destinados, todos en la Brigada de Policía Judicial. Tomaron un café y, cuando faltaban unos minutos, se dirigieron al andén número 2, donde una treintena de personas esperaba la llegada del convoy. «Me fijé en un hombre mayor que llevaba muchos bártulos. Acarreaba una Thermomix –más tarde descubriría que era un regalo para su hijo– y una maleta», relata Daniel, que tiene 35 años. «Yo vi perfectamente la caída. Al salir del ascensor –continúa– caminó unos pasos, se tropezó y se precipitó a la vía».
El hombre, Marino, se quedó tumbado boca abajo sobre los raíles, inmóvil, «como si fuera un tronco». Daniel echó a correr. Instintivamente. Igual que sus dos compañeros. «Cuando oímos el golpe y escuchamos a la gente gritar, salimos tras él», cuenta Carlos (27). Y saltaron los tres a la vía. «No miramos nada, ni siquiera nos fijamos si venía el tren. Sólo pensábamos en sacarlo de allí», afirman.
A ellos se unió otro ciudadano, del que no tienen ningún dato, que se lanzó a ayudarlos: «No sabemos quién es. Iba vestido con ropa deportiva –recuerda Miguel, de 30 años–, como de ciclista». Entre todos, cargaron a Marino, un hombre corpulento al que le calculan unos 90 kilos de peso, y lo auparon al andén, donde los demás viajeros chillaban y hacían aspavientos al conductor del tren de las 16.49, su tren, que acababa de hacer entrada en la estación. «El interventor ya le había avisado de que frenara al ver por las cámaras que había varias personas en la vía, aunque en ese momento nosotros no lo sabíamos. Ni siquiera lo pensamos», añade Daniel.
El rescate
Todo sucedió en apenas 10 segundos, en los que rescataron a la víctima, y también su equipaje. «Estaba muy aturdido, solo nos preguntó los nombres y de dónde éramos. Su mujer no paraba de llorar y de darnos las gracias», señalan. El hombre quiso continuar su viaje a Madrid, donde lo recibió su hijo y una ambulancia. La caída le ocasionó serios daños en un riñón, aunque se está recuperando.
Miguel, Carlos y Daniel se despidieron de la familia en Atocha –«nos quedamos un rato con ellos para cerciorarnos de que Marino se encontraba bien, y ellos estaban preocupados de que perdiéramos nuestro tren», dice uno de los agentes– y emprendieron el último tramo del viaje. Al llegar a Málaga, recibieron una llamada que no esperaban. El director general de la Policía quería felicitarlos personalmente: «Nos dijo que ése era el espíritu del Cuerpo y nos animó a seguir haciendo servicios humanitarios». Seguramente no recordaba sus caras entre los 579 agentes de la promoción de oficiales a la que se había dirigido unas horas antes, pero insistió por teléfono en que estaba «muy orgulloso» de ellos. Porque Daniel, Carlos y Miguel viajaron a Ávila como agentes de la escala básica. Y volvieron como héroes.
Fuente: http://www.diariosur.es/20140205/local/ ... 51158.html