Los narcos gallegos trasladan sus mermadas infraestructuras al Estrecho
Galicia 'importa' de Valencia y Madrid coca cada vez más cortada para no subir el precio. Las fuerzas antidroga detectan pequeñas planeadoras gallegas reconvertidas al trafico de hachis.
A CORUÑA Galicia importa cocaína para consumo local y los narcos gallegos han trasladado sus mermadas infraestructuras a la zona del Estrecho. Volcados en el tráfico de hachís para resarcir sus maltrechas economías, ofrecen sus servicios al mejor postor a precios de saldo.
La incautación de la mayoría de las lanchas, grúas y motores de los grupos gallegos en la operación Tabaiba, y las últimas sentencias condenatorias contra los capos más importantes, como la dictada por la Audiencia Nacional por el alijo del South Sea , ha colocado a los clanes gallegos en una precaria situación: los colombianos apenas se fían de ellos y carecen de financiación y medios para dirigir transportes de cocaína importantes.
A la espera de tiempos mejores, las pocas embarcaciones que quedaban en Galicia se han desplazado al sur de España. Las fuerzas antidroga han identificado pequeñas planeadoras, de unos 10 metros, habituales de las costas gallegas hasta hace poco tiempo, navegando en el Estrecho. El incidente con las autoridades de Gibraltar durante una persecución en caliente de dos pilotos arousanos que se refugiaron en el Peñón, hasta donde los siguieron los agentes de una patrullera de la Guardia Civil, es un claro ejemplo de ello.
La policía asegura que no se registran descargas de cocaína en las costas gallegas, lo que ha desabastecido el mercado local, y los distribuidores tienen que importarla por carretera desde Valencia y Madrid en pequeñas cantidades. El precio del kilo de cocaína se ha disparado y ronda los 40.000 euros frente a los 35.000 de hace unos meses, aunque el pequeño consumidor sigue pagando lo mismo. "Para mantener el precio en la calle y no encarecer las dosis, la cocaína llega a Galicia cada vez más cortada", explican los expertos.
Prueba de ello sería el laboratorio desarticulado en Madrid al grupo valenciano que estaba supuestamente liderado por Rafael Rubén Núñez Carracedo. Sus químicos habían conseguido un corte que permitía adulterar la droga sin que se notara con los reactivos habituales con los que comprueban la calidad los clientes. De tal modo que aumentaban el peso de la droga hasta en un veinte por ciento sin rebajar aparentemente la pureza del estupefaciente.
Las redes del narcotráfico colombiano ocultan la droga en alijos de unos 50 kilos en pisos francos, caletas, en los alrededores de Madrid para su posterior distribución en vehículos preparados con compartimentos ocultos por toda España.
El desmantelamiento de los grupos más activos coincide también con un cambio en las rutas de tráfico marítimo de la cocaína.
En contra de lo que ocurría hace unos años, los grandes narcotraficantes parecen haber abandonado la denominada ruta africana del hachís para transportar cocaína. Colombianos y mexicanos mantienen en una decena de países africanos -Togo, Ghana, Costa de Marfil, Guinea Conakri, Gambia, Senegal, Cabo Verde, Mauritania y Guinea Bissau- sus grandes almacenes de cocaína, pero los envíos ya no se realizan por vía marítima a España para su distribución posterior a Europa, según han detectado las fuerzas antidroga.
La pobreza de África facilita que las mafias encuentren aliados en esos países, que carecen también de policías para luchar contra el narcotráfico, pero han cambiado la ruta de introducción de los grandes alijos a Europa. Como siempre, los capos van por delante de la policía, que ahora tendrá que detectar las nuevas vías de transporte.
Lancheros preparados para salir al mar por 800 euros
"Pilotos y lancheros trabajan (actualmente) a precios de miseria". Con esta frase, bastante gráfica, resume un experto en la represión del narcotráfico la situación por la que atraviesan en estos momentos los avezados lancheros y pilotos gallegos de planeadoras que han quedado recientemente en libertad después de las grandes redadas llevadas a cabo.
Tal y como sospechaban las fuerzas de seguridad, cuando los lancheros abandonaron la prisión bajo fianza de 20.000 euros, se trasladaron al sur de España.
Habituados a cobrar más del doble, cantidades que oscilan entrelos 40.000 y los 60.000 euros, en función de que el transporte fuera de hachís o de cocaína, los pilotos gallegos tiran los precios en estos momentos a cambio de conseguir algo de trabajo. Muchos se conforman con cobrar unos 800 euros por estar preparados en el caso de que surja algo y son necesarios. En caso de descarga les pagan una vez que la droga están en tierra.
Las fuerzas de represión del narcotráfico advierten de que los narcos gallegos volverán a reorganizarse, si bien toda su infraestructura logística sigue embargada judicialmente por la Audiencia Nacional.
El tráfico en contenedores se dispara
El tráfico marítimo en contenedores es, en estos momentos, la principal vía de entrada de las mayores partidas de cocaína suramericana en toda España, y el puerto de Valencia es el punto donde se registra una mayor incidencia, seguido por la comunidad autónoma de catalana y la ciudad gaditana de Algeciras.
Además, es precisamente es en la zona de Levante es donde las fuerzas de lucha contra la droga han detectado una mayor presencia y asentamiento de colombianos especialmente durante los últimos meses.
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