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Cartera Guardia Civil

Fabricada en piel de vacuno

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lucha antiterrorista

60.000 euros perdidos enveinte días

26.04.11 - 09:58 -

Oier Gómez Mielgo e Itziar Moreno Martínez, que ingresaron en las cárceles parisienses de Villepinte y Fresnes, respectivamente, fueron inculpados además de receptación de extorsión de fondos en banda organizada. Este cargo obedece a que les fueron confiscados en su poder cerca de 4.000 euros en metálico, dinero procedente de presuntos cobros del denominado ‘impuesto revolucionario’.

Sólo 20 días antes, el 21 de marzo, las fuerzas de seguridad galas se habían incautado de otros 54.000 euros tras detener a Ione Lozano Miranda en la misma región del centro de Francia. De esta manera, el aparato militar de ETA ha perdido cerca de 60.000 euros en menos de tres semanas, una suma considerable cuando se supone que el alto el fuego general afecta a las redes recaudatorias de la extorsión a empresarios, comerciantes y profesionales. Asociaciones empresariales han reconocido que las cartas pidiendo el ‘impuesto revolucionario’ han cesado.

eta cesa la extorsión

Las fuerzas de seguridad sostienen que los etarras buscan un «gran golpe propagandístico», aunque han dado «un paso importante»

29.04.11 - 13:15 -
O.B. DE OTÁLORA | | BILBAO

Las fuerzas de seguridad reconocieron ayer que la certificación, por parte de ETA, de que ha puesto fin a la extorsión contra los empresarios supone «un paso importante», aunque su «validez policial es relativa» ya que la banda dispone ahora mismo de fondos económicos para mantenerse durante dos años sin necesidad de recurrir al chantaje, según cálculos de los expertos antiterroristas. Siempre, eso sí, que los comandos continúen inactivos y no vuelvan a cometer atentados. Es entonces cuando la organización utiliza sus principales recursos para crear las infraestructuras que necesitan los taldes para seguir a sus víctimas, perpetrar los ataques y, posteriormente, huir y ocultarse.

La Guardia Civil y la Policía Nacional tenían ya indicios fehacientes de que la dirección etarra había dejado de amenazar a los empresarios a raíz de que el 10 de enero anunciara su tregua permanente y verificable. El calificativo de «general» aplicado por los terroristas a su alto el fuego apuntaba que éste abarcaba al ‘aparato de recaudación’, presunción que se vio confirmada por la ausencia de nuevas cartas de chantaje a los industriales. Fuentes policiales explicaron ayer a este periódico que la última nota, donde los etarras «cancelan» sus exigencias económicas al colectivo empresarial, posee un «indudable valor», en especial «porque tienen muy difícil volver a extorsionar una vez han anunciado que lo dejan».

Los mismos expertos consideran también que el mensaje constituye un «gran golpe propagandístico» de ETA, «tan grande como lo fue el comunicado en el que anunciaron la tregua», y que, por una parte, podría entenderse como un gesto de su cúpula para demostrar que el alto el fuego es «verificable». Paradójicamente, aunque la carta llegó a la patronal navarra el día 26, su existencia y contenido se conoció ayer, el mismo día en que llegaba a Euskadi el grupo de observadores creado por el abogado sudafricano Brian Currin para ‘facilitar’ el proceso de normalización.

Nadie duda de que los etarras han dado un argumento a los mediadores internacionales y a la izquierda abertzale radical –que desde la firma del Acuerdo de Gernika han agradecido cualquier paso de la organización en descargo de sus posicionamientos violentos– para que se pronuncien en favor de unas supuestas intenciones de asumir un proceso de normalización, pero sin la necesidad de dar pasos mayores, como «entregar las armas o parte de su arsenal, que sería lo lógico». De otro lado, la organización buscaría dar «oxígeno» a la antigua Batasuna –en horas muy bajas tras la impugnación de Sortu y de las listas de Bildu– y «trasladar la pelota al tejado del Estado», en una especie de reclamo indirecto de que es al Gobierno al que «le corresponde dar pasos ahora».

Para ETA, la extorsión ha sido una actividad criminal clave de cara a financiar su actividad y mantener sus estructuras engrasadas. Tanto es así que en anteriores periodos de tregua la banda, en documentos internos intervenidos por las fuerzas de seguridad, exponía la conveniencia de pedir al Ejecutivo el dinero que perdía temporalmente por el descenso de la recaudación del ‘impuesto revolucionario’.

¿Por qué en este momento la organización armada puede permitirse esta decisión? En primer lugar, los expertos antiterroristas recuerdan que los etarras «prácticamente no ‘recaudan’ o lo hacen en menor cuantía en momentos de tregua porque sus amenazas son menos efectivas». Además, «siempre han jugado a cerrar frentes, como cuando anunciaron que no atentarían en Cataluña. Son estrategias políticas de concesiones» que «pueden cambiar en cualquier momento –advierten las mismas fuentes–. Nadie garantiza que, si sus pretensiones no registran avances, no vuelvan dentro de un tiempo a la extorsión, aunque siempre será más complicado».

Campaña «brutal»

Las fuerzas de seguridad sostienen que los etarras no están financieramente en su peor momento. «Realizaron una campaña brutal de chantajes» justo antes de decretar su alto el fuego, lo que les habría proporcionado sumas elevadas de dinero. Fondos que tampoco gastan en exceso. Los servicios de Inteligencia cifran en alrededor de medio centenar el número de miembros de ETA, la cifra más baja de su historia, «lo que implica que tampoco tengan muchos gastos» por traslados, alojamiento y manutención de los comandos, a los que habitualmente entregaban cantidades importantes de dinero. Ione Lozano Miranda, la presunta etarra detenida el pasado marzo en un control en Francia, portaba 48.000 euros.

«Por otro lado, al estar en tregua tampoco cometen atentados. Los mayores gastos de la banda ocurren cuando atentan porque deben crear una infraestructura y montar redes de apoyo a los pistoleros», señalan fuentes antiterroristas, que avisan: «La cancelación de la extorsión no supone un abandono de la lucha armada». Los sindicatos policiales SUP y CEP avalaron ayer esta tesis al advertir de que «todo lo que diga ETA o su entorno hasta después de las elecciones no debe ser tenido en cuenta».

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ETA CESA LA EXTORSIÓN

‘Gezi’, la máquina del chantaje

ETA glorifica la extorsión al llamar a este aparato ‘Viva el impuesto revolucionario vasco’

29.04.11 - 13:20 -
FERNANDO ITURRIBARRÍA | CORRESPONSAL PARÍS

ETA siempre ha glorificado la extorsión. El mismo nombre con el que bautizó su oficina recaudatoria demuestra la importancia fundamental que tiene en su funcionamiento. Se llama ‘Gezi’, siglas de ‘Gora Euskal Zerga Iraultzaila’, frase en euskera que significa ‘Viva el impuesto revolucionario vasco’. Del estudio de la abundante documentación contable intervenida en Francia al aparato financiero, los analistas galos deducen que entre el 85% y el 90% del presupuesto total procede de la extorsión de fondos. Alrededor del 7% es resultado de la venta a simpatizantes de bonos y de artículos con el emblema de la serpiente enroscada en el hacha. El resto corresponde a aportaciones voluntarias.

Tras una primera fase caracterizada por los atracos a entidades bancarias, ETA recurrió en los años 80 a la extorsión de fondos como medio de financiación principal junto a los secuestros de industriales. La operación policial en la cooperativa ‘Sokoa’ de Hendaya reveló, en noviembre de 1986, que las arcas etarras habían ingresado más de 1.300 millones de pesetas (8 millones de euros) entre 1980 y 1986 en concepto de ‘impuesto revolucionario’ y que más de un millar de empresarios habían sido chantajeados en aquel período.

En los archivos de ‘Gezi’, la Policía francesa descubrió en octubre de 2004 un informe de síntesis sobre la historia de esta recaudación desde la óptica de ETA. «En el 83 hubo buenos ingresos gracias a los impuestos (200-300 millones de pesetas), a los secuestros y a las pegatinas», señalaba el autor antes de indicar que en 1985 y 1986 «el impuesto es paralizado» debido al aumento de los secuestros.

El texto data la creación del «aparato de los impuestos» a comienzos de los años 90. «Es la época de la autovía y se hacen peticiones a los grandes constructores. Pero el comando cae», escribe en alusión a las obras de Leizarán. Tras señalar que la «teoría de la presión» se pone en marcha a partir de 1992, el redactor subraya que «al comienzo» del envío sistemático de cartas de extorsión «no hay ingresos si no es como consecuencia de acciones armadas».

El fin de la peseta

El relato hace una mención especial a los comienzos de este siglo. «En 2000, el ‘efecto Korta’ da frutos, son dos años productivos», se lee en diáfana alusión al asesinato de José María Korta. El presidente de la patronal guipuzcoana Adegi fue mortalmente alcanzado por la explosión de un coche bomba estacionado el 8 de agosto de 2000 junto a su empresa en el polígono Gorostiaga de Zumaia.

En un ordenador ocupado en abril de 2003 cerca de Burdeos a un responsable de ‘Gezi’, se descifró una carta enviada por ETA a los sucesores de Korta en Adegi dos años después de su asesinato. La misiva, fechada en octubre de 2002, les conminaba a ponerse rápidamente en contacto con ETA a fin de llegar a un acuerdo sobre la resolución del «conflicto» que les enfrentaba «desde octubre de 1998», es decir, la negativa a ceder al chantaje.

El citado resumen interno también aportaba como factor explicativo de la época de vacas gordas la desaparición de la peseta. «Hay que ver en la llegada del euro un medio de aflorar el dinero negro», se lee. La conclusión de aquel informe era que «el dinero entra cuando el aparato funciona (personas, infraestructura y compromiso)».

Su autoría es atribuida por la Policía francesa a Mikel Albisu, ‘Antza’, exjefe del aparato político, y Soledad Iparragirre, ‘Baltza’ y ‘Anboto’, antigua responsable de la tesorería, ya que fue hallado en su domicilio clandestino de Salies de Béarn, donde se intervino el mayor y más completo volumen documental sobre la finanzas de ETA descubierto hasta la fecha. Los especialistas franceses averiguaron al estudiarlo la creación, en abril de 2004, de ‘Gesa’, una nueva unidad dependiente del aparato militar exclusivamente dedicada a ejercer sobre el terreno las medidas de amedrentamiento y represalia decididas contra los empresarios recalcitrantes.

Tres tipos de víctimas

‘Gezi’, que siguió dentro del aparato político, continuó ocupándose de fijar los objetivos del chantaje económico, de enviar las cartas de extorsión, de recuperar las sumas exigidas y del seguimiento de los pagos. ‘Gesa’, que de 14 activistas en su origen pasó a contar con 35 en agosto de 2004, se hizo cargo de la fase coercitiva mediante la movilización de los comandos armados contra los contribuyentes remolones, encasillados en tres ficheros.

El denominado ‘Exprés’ agrupa a los empresarios seleccionados para ser retenidos durante unas horas en un lugar apartado y obligados a pagar o a firmar un pagaré bajo amenazas. ‘Egurra’ reúne a los extorsionados que han pasado a ser objetivo militar por morosidad o impago. ‘Salataria’ designa a los merecedores de represalias prioritarias por haber informado a la Policía.

En un mensaje a sus subordinados, la tesorera insistía en la conveniencia de establecer pagos fraccionados en plazos para disponer de ‘cash flow’ de cara a los ejercicios venideros. Las cantidades debían ser abonadas con una periodicidad preestablecida so pena de represalias en caso de incumplimiento. Ejemplos de esta extorsión a plazo fijo son una carta remitida a un exfutbolista internacional al que se proponía una contribución anual de 6.000 euros a la lucha de liberación nacional y la exigencia a un holding empresarial vasco del pago escalonado de doce millones hasta 2014.

Los pagos apalabrados de las deudas contraídas con ‘Gezi’ hasta ahora no han sido condonados ni durante los períodos de tregua. En el alto el fuego declarado en marzo de 2006 ETA ingresó, a través de la trama recaudatoria montada en torno al bar Faisán de Irún, 54.000 euros que le debían desde noviembre de 2001 dos constructores navarros. El recibo, fechado en junio de 2006, fue encontrado en el registro practicado en un domicilio de Bayona en el marco de la operación bilateral que había tenido que ser aplazada mes y medio antes a causa de un supuesto ‘chivatazo’ policial.

Increibles precios

materialpolicial.com

ETA CESA LA EXTORSIÓN

El tributo más pesado para las empresas

La presión y el sufrimiento que el chantaje provoca en las familias es asumido como una condena por los extorsionados

29.04.11 - 13:18 -
MANU ÁLVAREZ | BILBAO

En los primeros compases de la década de los 90, cuando buena parte del entramado industrial vasco se desmoronaba producto de varias crisis consecutivas, de la obsolescencia de sus productos metálicos y de los nuevos vientos de competencia que había generado el acceso de España a la Unión Europea, el entonces ministro de Industria, el socialista Claudio Aranzadi, dibujó con precisión la mejor de las recetas aplicables: «La mejor reconversión industrial que puede experimentar el País Vasco –dijo entonces Aranzadi– sería el final de ETA y que termine el ‘impuesto revolucionario’».

Durante décadas, la extorsión económica, que comenzó por afectar sólo a grandes empresarios para extenderse más tarde a propietarios de medianas compañías y en los últimos tiempos incluso a modestos profesionales, ha sido un auténtico gravamen, una losa de toneladas en el desarrollo económico vasco. Para muchos empresarios o simples directivos, ha sido la razón que les llevó un día camino de la «emigración» fuera de la comunidad autónoma. Para otros que estaban dispuestos a invertir en Euskadi ha sido, precisamente, la razón que les ha llevado a no hacerlo. Para todos, un motivo de preocupación permanente y de sufrimiento.

Las cantidades exigidas, más o menos importantes en cada caso, nunca han sido el elemento fundamental que los empresarios han tenido en cuenta al valorar lo que se les venía encima. La presión y el dolor que se generaba en el entorno era, aseguran quienes han experimentado en carne propia esta ‘condena’, lo más difícil de sobrellevar. El mecanismo utilizado por ETA hasta hace tan sólo unos meses para presionar a sus objetivos, involucraba a socios y familiares de los destinatarios de las cartas, ya que los nombres de las personas allegadas se utilizaban como remitentes. Incluso, en numerosos casos, las misivas eran recibidas por los familiares, en un juego maquiavélico que conseguía extender el temor al universo cercano de los extorsionados.

El duro golpe de Korta

«Quienes más difícil lo han tenido –asegura un empresario que acumula en un cajón de su despacho la nada despreciable cifra de seis escritos exigiéndole el pago de dinero a ETA– son aquellos que no podían mover sus empresas. Aquellos que habían hecho ya una inversión importante que no se puede trasladar con facilidad». Eran este tipo de empresarios, sus instalaciones, uno de los objetivos preferidos de la banda en el momento de establecer escarmientos colectivos para recordar que no pagar también tenía un precio. Decenas de firmas de Euskadi han sido objeto de atentados con explosivos en esta macabra pedagogía terrorista. Incluso la vida de algunos seres humanos también fue cercenada, precisamente, como escarmiento a toda la clase empresarial vasca que se negaba a acceder a las pretensiones de los terroristas. Quizá el caso más emblemático fue el asesinato, en el verano del año 2000, del presidente de la patronal guipuzcoana, José María Korta, que se había distinguido precisamente por animar a sus colegas a ser fuertes y resistir el envite de ETA. Fue un golpe duro, en el corazón del colectivo.

En esta historia hay otros nombres y apellidos. El primero en levantar la voz para denunciar la extorsión de la banda terrorista fue Juan Alkorta, un empresario guipuzcoano ya fallecido, que en 1980 –justo hizo ayer 31 años– sacó a la luz una carta dirigida a ETA en la que no sólo reconocía haber sido elegido como «contribuyente», sino que transmitía su firme voluntad de no pagar y resistir. El entonces presidente de Koipe decidió plantar cara en público. «Seguiré viviendo como he vivido siempre. Me veréis en las empresas de las que soy responsable. Me veréis en Atocha, aplaudiendo a la Real. Me veréis en algún partido de pelota. Me veréis en alguna sociedad popular cenando. Así pues, no tendréis necesidad de buscarme, como decíais en la carta», señalaba en su misiva a la cúpula etarra.

Más recientemente, en 2008, varios empresarios vascos –entre ellos el consejero delegado de Sidenor, José Jainaga y el industrial guipuzcoano, Jesús Guibert– tuvieron que sufrir, además, algunos de los ‘daños colaterales’ que ha generado la existencia del ‘impuesto revolucionario’. La Audiencia Nacional dictó una orden de detención contra ellos y fueron obligados a prestar declaración, después de que sus nombres hubiesen aparecido en un listado incautado a Francisco Javier López Peña, ‘Thierry’, con cantidades «pendientes de pago».

Los jueces decidieron entonces perseguir no sólo el abono de cantidades, sino también una estrategia que había sido norma entre el empresariado vasco durante décadas: la de no denunciar la recepción de las cartas, por miedo a represalias adicionales por parte de la organización terrorista.

Nadie ha sido capaz de cuantificar el número de empresarios vascos que han recibido esas cartas. Hace ya algunos años, un alto responsable de la Hacienda vizcaína declaró que, cada año, la Diputación de este territorio admitía en torno a quinientas declaraciones de Renta «confidenciales», de titulares que exigían secreto absoluto sobre la cuantía de sus ingresos. La cifra sirve de referencia, al menos, para situar en torno al millar el número de familias vascas que, si no habían ingresado ya en la base de datos de ETA, al menos temían llegar a estar algún día en ella.

metro123 escribió:En un mensaje anterior ya explicábamos que ETA tenía varias alternativas de financiación exterior en caso de cese de extorsión, aunque lo de los 4 millones suena a "pido 4 y así consigo 1".

Lo que pasa es que el horno político internacional no está ahora tan caliente como hace un año para conseguir este objetivo alternativo: pintan bastos para la tesorería etarra por ese lado.

Bolsa Tiro

militariapiel.es

metro123 escribió:Es un buen indicio.

Edición 175 Aniversario Gc

gafaspolicia.com

TALOS escribió:"Que buenos estos de ETA... Esto significa que ya no necesitan las armas y que se están rindiendo..."

Pensará mas de uno ante esta noticia...]