Historias y cuentos de policías

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Historias y cuentos de policías

Notapor Juanete » Dom Jul 06, 2008 11:11 am


Chaleco Tactico Cnp

20 euros, marcaje incluido
militariapiel.es
Creo que si algún hilo falta en el foro es el de cuentos e historias de policías. Desde muy joven siempre me gustaba este tipo de historietas policíales. Quien no soñaba con ser el mejor policía de la ciudad y resolver los mejores casos.

Puesto que un libro entero es imposible de postear, además de ser aburrido y todos estaríamos faltos de tiempo, si sería interesante que recopiláramos aquellas historias (algunas reales, otras no) y cuentos policiales. Relatos más bien cortos fáciles y rápidos de leer.

Al que le guste la literatura seguro que le gustará y al que no éste puede ser un buen comienzo para aficionarse a la lectura. :D

Listado de 103 cuentos actualizado el 19 de Julio de 2011

20 segundos
Adoquín de San Isidro
Afición
Algo más que un paseo
Algo terrible y poderoso
Angelito de Dios
Anoche me corté tus venas
Asfixia
Back in scholl
Buenas noches, buen caballero
Caín
Cambio de planes
Carta mortal
Cobarde
Coloquio con la muerte
Complejo de taza de té
Cuatro minutos
Cuento de navidad
Cuidado con el perro
Dándole vueltas al asunto
De policías y ladrones
De vida y contra incendio
Despedida de soltera
Destinos cruzados
¡Diles, pagliaccio!
El adobe
El asesinato de mi esposa
El asesinato en 10 sencillas lecciones
El azar vengador
El cordón de plata
El cumpleaños de Granny
El décimo será usted
El disparo instintivo
El enjuto
El final
El gágnster
El hedor
El ladrón de gatos
El niño perdido
El parásito
El secuestro
El trepa
El visitante
Error fatal
Evidencia de suicidio
Favores
Feliz año
Gas de Nevada
Gente peligrosa
Gerardo Ochoa
Gritos en el silencio
Hambre
Hombre muerto
La aventura de la acróbata ahorcada
La banda moteada
La broma
La caza de un atropoide
La ciudad soñada
La historia del policía que prefirió no matar
La imagen
La lista
La luna de Mario
La muerte de Riley
La muerte del silbador
La nariz de Don Arístides
La noche en que el mundo terminó
La obediencia de la vida
La pequeña Lamb
La pieza ausente
La risa del carnicero
La séptima víctima
La última vez
Las reglas del juego
Lo mismo que ellos buscaron
Los asesinatos del perro
Los claveles rojos
Los justos
No mire atrás
Pablo López y el asesinato de la abuela Tonson
Perro dormido
Pizarro y el círculo legítimo
Por amor a su gente
Punto….y algunos suspensivos
Quebrada
Repetición de la letra
Reventón marginal
Rituales
Ruleta rusa
Rutina
Si muriera antes de despertar
Sicario
Siete balas
Sólo pueden ahorcarse una vez
Su otro yo
Treinta mil
Tu ordenas
Un fusil en la hojarasca
Un suicidio curioso
Una cama terriblemente extraña
Una historia de policías amables
Uno más…..otro enfrentamiento
Ya somos muchos en éste zoológico
Yo el peor de todos
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor Juanete » Dom Jul 06, 2008 11:13 am


Temario Escala Básica

90 euros. Hacemos envíos a toda España.
joyfepolferes.es
La historia del policía que prefirió no matar

Le zumbaban los oídos. El hombre de gafas oscuras que acababa de robar 24 mil dólares le estaba apuntando con una 9 milímetros. Y él, Gonzalo Cozzolino, oficial principal ayudante, tenía al delincuente encañonado. Durante segundos -que para él fueron siglos-, policía y ladrón se apuntaron mutuamente. Pero Cozzolino no disparó. Decidió no matar.Buscó su tono de voz más potente y convincente y le repitió varias veces al hombre de gafas que bajara la pistola y se entregara.

El delincuente terminó haciéndole caso.Soy policía, no asesino, fue la respuesta del oficial principal ayudante cuando le preguntaron por qué no disparó si sabía que el ladrón podría haberlo matado.Algo más: el oficial Cozzolino participó en ese operativo porque quiso. No había recibido órdenes para hacerlo .Su comportamiento conmovió a los 100 mil habitantes de Maldonado y a los turistas que están veraneando en estas playas. Las palabras del policía aparecieron publicadas en todos los diarios locales. Sus superiores lo felicitaron y su hermana llamó desde Montevideo muy preocupada porque había escuchado en la radio el nombre de su hermano.Cozzolino nunca mató a nadie. Y no porque le hayan faltado ocasiones.

Los policías no somos poderosos por tener un arma en la mano, sostiene.Hoy, cuando muchos policías no dudan en apretar el gatillo y suelen confundir a inocentes con delincuentes -cada vez con más frecuencia-, la historia de Gonzalo Cozzolino resulta curiosa.¿Quién es este joven de 30 años, que está en la policía uruguaya desde hace 10?Es un muchacho morrudo. Las facciones de su cara son de chico adolescente pero por su contextura podría trabajar en la puerta de una disco. No nos forman para matar. Nos enseñan a tomar decisiones propias, pero utilizar el arma es siempre el último recurso, dice el oficial que está vestido de civil pero lleva su arma reglamentaria colgada del cinturón.Además, por mi fuerte formación familiar, jamás dispararía por las dudas, asegura. Gonzalo, que es el segundo de tres hermanos, es hijo de un empleado de un casino de Montevideo y de una española -venida de La Coruña- que es ama de casa. Cozzolino gana $ 400 pesos por mes y está pagando una casita que se compró a través del Banco Hipotecario en San Carlos, a 14 kilómetros de Punta. Ahí vive con Andrea, su mujer desde hace un año. Dentro de 20 días será papá por primera vez.En su casa no querían que Gonzalo fuera policía, pero yo me siento útil a la sociedad -asegura-. Cuando me entero de casos de gatillo fácil por parte de colegas míos, siento decepción y deshonra.Hizo un curso de especialización en investigación criminal con la policía federal alemana. Hace cinco años que es oficial ayudante y ya tendría que ser oficial principal, pero el escalafón viene con retraso, comenta.

¡Alto, policía! Sobre el enfrentamiento del sábado pasado, señala: No sabía bien de qué se trataba, ni cuántos ladrones estaban involucrados, pero cuando llegué a la Plaza del Vigía vi a un hombre raro -relata-. Hacía mucho calor y él tenía un buzo de manga larga, anteojos negros y una gorra bien calzada. Venía acomodándose algo en la cintura. Le di el grito de alto, policía, Sacó un arma y me apuntó. El resto de la historia ya se sabe.Sin siquiera un tío lejano que haya sido cabo tercero, Gonzalo Cozzolino entró a la Escuela Nacional de Policía el 4 de marzo de 1988. Ese día, María del Carmen, su mamá, terminó de darse cuenta de que su hijo jamás sería el odontólogo que ella soñó. Sería policía. Y de los buenos.
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor Juanete » Dom Jul 06, 2008 11:16 am


CNP Modelo Squad

gafaspolicia.com
Una historia de policías amables

Hace algunos años, viajé con mi esposa a Grecia y Turquía. Recorríamos la Capadocia, una región cuya historia se remonta a un millón de años, cuando los volcanes de Erciyes y Hasadag entraron en erupción y cubrieron la meseta de Anatolia de lava y cenizas. La erosión provocada por el viento, las lluvias y el clima fue esculpiendo formas en las rocas maleables que se mantenían sobre una base muy dura de basalto. Así fue surgiendo ese maravilloso paisaje surrealista. Estábamos a bordo de un minibús, observando el atardecer y las sombras que en su avance mostraban a los gigantes, Derviches y guardianes petrificados de ese país encantado.

De pronto el vehículo, conducido por un turco que se hacía llamar Rambo, se detuvo en la ruta y subieron tres hombres trajeados, que hablaron con el chofer y con la guía en turco y se sentaron. Los nuevos acompañantes, en silencio, participaron de toda la excursión.

Al regresar al hotel pregunté a la guía quiénes eran esos hombres en nuestra excursión. Contestó que eran policías que llevarían preso al chofer porque manejaba una unidad robada y que decidieron no interrumpir el tour para que los visitantes pudieran disfrutar el paseo. Me invadió, asombro, admiración y agradecimiento por tanta cortesía, y mucha risa recordando todo lo que esperaron mientras elegíamos y regateábamos buscando recuerditos para llevar a casa.
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor Juanete » Dom Jul 06, 2008 11:20 am



foropolicia.es
De policías y ladrones

-¡Suelta el arma y tírate al suelo! -gritó O' Connors, detective del distrito 5ª de Manhattan-. Así es, muy despacio; separa las piernas y coloca las manos a la espalda.
Apresó las mismas con sus esposas y comenzó a recorrer el cuerpo del sujeto -ahora indefenso-, con la palma de la mano izquierda como había hecho cientos de veces; pero en esta oportunidad, con una satisfacción indescriptible. No dejó geografía del cuerpo sin inspeccionar; su experiencia le decía que así debía hacerlo. O' Connors, había trabajado en el caso durante más de un año y medio y, recreado en su mente este momento, hasta el más ínfimo detalle.
Su respiración agitada, era una muestra clara de la excitación que le causaba: el ponerle fin a aquello que, le había ocasionado tantas noches de insomnio, entre humo de cigarro y whisky barato.

El detective O' Connors y su compañera, la detective Burke, hicieron el amor toda la noche. Por la mañana él le quitó las esposas y acordaron repetir aquel juego: de policías y ladrones.
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor colde » Dom Jul 06, 2008 1:05 pm


Cartera Mossos D`esquadra

Realizada en piel
enpieldeubrique.com
Muy buenos relatos Juanete,pero si te pasas por aquí viewtopic.php?f=9&t=12410 tendrás un índice de relatos ficticios creados por el forero Copstyle,son muy buenos.Seguro que te gustan.
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor GaLLaR » Dom Jul 06, 2008 1:10 pm


:aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso:



Unas bonitas historias, la primera es la que más me ha gustado. Y la tercera la que más me gustaría llevar a cabo :lol: :lol: :lol:


Lástima que no pueda contribuir al post por no tener historias de este tipo, porque es un post interesante, a ver si pones más :D

Saludos
Objetivo: Cuerpo Nacional de Policía, Promoción XXVI

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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor Juanete » Dom Jul 06, 2008 1:31 pm


colde escribió:Muy buenos relatos Juanete,pero si te pasas por aquí viewtopic.php?f=9&t=12410 tendrás un índice de relatos ficticios creados por el forero Copstyle,son muy buenos.Seguro que te gustan.

Pues ya he empezado a leerlos. Y es que las aventuras policíacas son siembre buenas. Parezco un niño.
GaLLaR escribió:Lástima que no pueda contribuir al post por no tener historias de este tipo, porque es un post interesante, a ver si pones más

Por internet hay muchos relatos. Solo hay que tener paciencia en localizarlos, leerlos después y ver si realmente son buenos relatos o no para postearlos. Cuestión de un poquitín de tiempo. :)

Seguiremos poniendo más. :wink:
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor Juanete » Dom Jul 06, 2008 1:56 pm


DEPOL Guardia Civil

Inicio curso: septiembre 2019
de-pol.es
Back in scholl

Un hijodeputa cualquiera entró a la casa del profesor de filosofía y asesinó a su esposa. El hijodeputa, imaginas, hubo de ser uno más de esos hijoeputas cualquiera que últimamente han encontrado divertido y muy rentable meterse a las casas ajenas y vaciarlas de pies a cabeza. Pero este hijoeputa fue demasiado lejos: mató a la mujer del profesor. Vélez, abatido, tristísimo, te lo dice a ti y a tus colegas de estudio la mañana siguiente, de pie, al frente del aula; así, con ojeras y algunas arrugas en el rostro, les comenta a todos por qué no podrá darles clase ese día.

Eran casi las ocho de la noche cuando el delincuente forzó la chapa de la puerta trasera de su casa. Vélez y su esposa se encontraban cenando tranquilamente, antes de su hora acostumbrada, y el intruso se los encontró en su camino. Los tres se atemorizaron por el hecho, pero el intruso, con más valor, desenfundó su revólver y amenazó a la pareja. Vélez, dócil, le ofreció al hombre dejarlo ir sin decir una sola palabra, como si nada hubiese pasado. Nuestro hijoeputa, astuto, aceptó la propuesta, pero con una condición: no huir a pie, sino abordo del auto del profesor.

Hasta ese momento todo había resultado bien para ambas partes: sin peligro para los Vélez, sin mayores contratiempos para malhechor. Pero el infortunio hizo acto de presencia. El infortunio fue una sirena que comenzó a escucharse a lo lejos y un auricular de teléfono que se encontraba descolgado. El delincuente, al notar la repentina presencia de esos dos elementos, encolerizó y a la vez entró en pánico; ya no sabía si descargar su arma contra los esposos o huir a toda prisa en el auto. La veloz explicación que el profesor le dio acerca del motivo por el cual el teléfono estaba descolgado no convenció al hombre. Sudoroso, decidió cruzar todo el comedor y la estancia de la casa para acercarse al ventanal del frente y mirar a la calle por entre los cristales en busca del vehículo de la sirena, una sirena cuyo sonido se hacía a cada momento más y más abrumador. Como el profesor sabía, por supuesto, que el ruido de tal sirena no provenía de alguna patrulla policíaca que viniera en su auxilio -le había dicho la verdad al ladrón acerca de la llamada telefónica inconclusa-, aprovechó el descuido del ladrón para tomar de la mesa un pequeño cuchillo aserrado. Para su desgracia, el vehículo que tenía la sirena encendida pasó en ese mismo momento frente a su casa y frente a los ojos de su enemigo, alejándose también a toda velocidad por la misma calle. El delincuente aliviado, dio la vuelta, miró al profesor a punto de atacar y reaccionó: extendió su brazo derecho y disparó un par de veces el revólver. Pero su pésima habilidad, hizo que las balas pasaran a centímetros del cuerpo del profesor y se incrustaran en la cabeza y el pecho de su esposa.

Lo tienes, aquí está. Has ido y has traído tus nuevos juguetes. Antes al menos te importaba cuánto costaban las cosas, si debías gastar o no tantos billetes; ahora sólo vas, cumples con tu deseo, lo satisfaces, y regresas a casa con tu madre... Una cámara fotográfica súper sofisticada que probablemente nunca utilizarás; un par de zapatos deportivos que tal vez pasado mañana decidas nunca volver a calzar -pues te habrán parecido, de último momento, claro, un poco feos-; media docena de novelas que siempre has querido leer y que de todos modos nunca comenzarás a hojear... Pero ahí están, ya los tienes. Estas satisfecho, tal vez inconscientemente, pero lo estás. Porque fuiste y trajiste tus juguetes si ningún problema, sin ningún problema porque: a) tenías para pagar; y b) no dudaste en hacerlo, no reparaste en sacar los billetes y deshacerte de ellos. Y ahora están ahí, sobre la cama, todos tus juguetes: esos tres libros enormes con aspecto de tabiques, sólo que de mucho mejor aspecto -eso sí-; las otras tres novelas, las pequeñas, las de edición de bolsillo, que, con todo, son igual de hermosas, igual de deseables que las otras; también está la vistosa caja de cartón, la que contiene el par de zapatos tenis; y también, por supuesto, se encuentra ahí la hermosa SLR de cuerpo cromado y objetivo zoom 24-120. Todo lo tienes, todo te lo has ganado. Pero, ¿qué queda? Queda nada.

Yo era sincero. Si no le mentía a los otros, mucho menos a mí mismo. Y no era homófobo, ni nada por el estilo, pero la gente pensaba lo contrario cuando le comentaba que poseía el refinado don de reconocer la homosexualidad en el rostro de un hombre. Y era verdad. Pero la gente me juzgaba homófobo, lo recuerdo.

A César, cuando lo conociste, a principios de año, el día que entró a estudiar a tu escuela, a tu grupo, ese día, lo supusiste homosexual. Pero con él es con la única persona con quien te has equivocado en tus suposiciones. O, al menos, él ha sido el único con el que has tenido la oportunidad de descartar tales afirmaciones. Porque al profesor de Filosofía también lo creíste homosexual, pero nunca pudiste corroborar nada al respecto. Con lo que supiste poco tiempo después del homicidio de su esposa, tal vez lo pudiste haber hecho, pero no quisiste, o, más bien, cuando por fin te decidiste a corroborar tus creencias acerca del profesor con base en aquellas habladurías, él ya se había marchado... César también se fue, de otro modo, pero también se fue. Y aunque con él fue con el único con quien tuviste la oportunidad de darte cuenta de que tu estúpido don divino a veces fallaba, el mismo César ha sido la única persona quien, después haberse marchado furtivamente, has deseado no volver a ver nunca más.

¿Eres gay, César?, le preguntaste en alguna ocasión, pero no te respondió. Igual fue su negativa a contestarte cuando lo interrogaste acerca de su trabajo en Berriozábal Contadores. Te pusiste a hacerle preguntas de manera furtiva porque era ya tu amigo y también porque tenías desde tiempo atrás, y en ese entonces más que nunca, la voracidad de un detective privado. Y lo hacías disimuladamente, le hacías parecer a César que todo era broma, pero en el fondo sabías que lo que realmente querías eran las respuestas a tus propios cuestionamientos: ¿tenía César algo que ver con el homicidio de la esposa del profesor de filosofía? ¿lo que había entre el profesor Vélez y César era normal?

Y sí, los rumores eran ya muy fuertes, pero tu no podías llegar a nada concreto. ¿Sería verdad que el profesor no había sufrido con la muerte de su esposa y que incluso podría haber deseado que sucediera? ¿Sería también verdad que el profesor tenía ya una nueva mujer? Eso derrumbaba en cierta forma tu teoría acerca de sus desviaciones sexuales... Por otra parte, parecía que César en realidad sí trabajaba en Berriozábal Contadores y que no se veía mas que por las mañanas, en la escuela, con el profesor de filosofía.

Todo parecía tan terriblemente claro...

Decidiste investigar el pasado de César. Después de todo, no era más que un desconocido: él y su madre habían llegado a la ciudad apenas a principios del año escolar. También debías revisar el caso del asesinato de la mujer del profesor. ¿Cómo iban las investigaciones? ¿Se tenían ya pistas sobre el homicida? Recurriste a tu padre: era lo menos que podías hacer: él trabajaba en la policía, era de los tuyos...

Cuando comenzaste a ganarte a César como amigo, también empezaste a perder a Reno como tal. ¿Por qué? Porque Reno, tu viejo compañero de escuela, tu viejo amigo, al principio se mostró cooperador contigo, pero luego empezó a sospechar de ti. Él también, por misteriosas razones, investigaba sobre el homicidio de la señora Vélez. Primero, cuando fuiste a su casa y platicaste con él, confió en ti -te lo dijo-. Pero luego, cuando terminó de darse cuenta de tu relación con César, se sintió traicionado, por eso se alejó. Era obvio: Reno odiaba a César y al profesor de filosofía... Fue Reno quien te dijo que César y su madre habían venido del Norte, que rentaban su departamento, incluso que desde los primeros meses se habían retrasado en el pago del alquiler y hasta que era cierto que César había trabajado antes, pero nunca como aprendiz de contador o algo parecido... Pero todos los esfuerzos de Reno no fructificaron. Él era el mejor, por eso fue él a quien se llevaron.

Hasta ahora, tantos años después, puedo estar seguro de que lo que hacía que Reno investigase por su parte el homicidio de la esposa del profesor Vélez era precisamente eso, una hermosa mujer de treinta y tres años. Sus motivos eran muy diferentes a los míos, sí, pero yo no lo sabía. Por eso, principalmente, es que siento nostalgia y culpa por el destino de Reno. Al final fue él quien sufrió la venganza de los enemigos... Sólo ahora puedo hablar de enemigos. En aquel entonces todo era un mero divertimento, al menos para mí. Porque si a algunos tenía que tachar de enemigos u "hombres malos" eran a los que se suponía que estaban de mi lado: las autoridades, quienes no podían dar con el homicida de la señora del profesor Vélez. De hecho, la investigación aún sigue abierta. Porque el posible culpable de ese y de los otros dos asesinatos que se suscitaron inmediatamente después del primero y que se vincularon directamente con éste, el culpable de todo ello, lo sé, sigue aún libre.

Sí, después de todo, recuerdo con mucha claridad las cosas. Y me vuelven a resultar igual de asombrosas que esos días en que sucedieron, igual de asombrosas que me parecen al verlas ahí, en el televisor, ahora, quince, veinte años después, cuando mis ambiciones de detective profesional se han ido ya, ahora que tengo idea ya de por qué soy precisamente lo que soy y no lo que quería ser, ahora, cuando ya sé por qué tengo tanto tiempo libre con regularidad y por qué constantemente me siento en mi sofá a ver televisión.

La casualidad hace que estés a bordo del auto de tu padre cuando, por la radio, los de la policía de prevención piden a las unidades más cercanas a Mar Mediterráneo 55 que se dirijan hacia allá: se acaba de reportar un homicidio. Te estremeces al oír "homicidio"; te estremeces mucho más cuando reconoces a la persona que vive en la calle y número mencionados: el viudo profesor de filosofía. Abres la puerta, corres dentro del restaurante en busca de tu padre, lo traes de regreso al auto y ambos se dirigen a toda velocidad al lugar del crimen.

Camino hacia allá, tu valentía, tu temple de acero, tu brava personalidad de detective se desmorona. Todo se desmorona, porque no ha servido para nada... Entras a la casa detrás de tu padre y lo que ves en el piso es el cadáver del profesor Vélez. Dos tiros en la nuca. Sufres de paroxismo y nunca te recuperarás de ello, pues sólo por esta vez podrás predecir algo, el próximo movimiento del criminal, pero de nada servirá: es un criminal rabioso, enfurecido, pero, más que nada, temeroso, temeroso de tener que pagar por lo que ha hecho; no quiere hacerlo, por eso acaba de ejecutar a su cómplice, por eso ejecutará, de ser posible, a todos sus perseguidores. Así lo hará, lo sabes, por eso estás así, tan pálido.
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor supermiau » Dom Jul 06, 2008 7:42 pm


Boligrafo Kubotan

28?
materialpolicial.com
Me han entusiasmado, unos por su trasfondo humano, otros por la profesionalidad que destilan y otros... mejor me callo :sonrojar:

Sigue, sigue.
COMIENZA A MANIFESTARSE LA MADUREZ CUANDO SENTIMOS QUE NUESTRA PREOCUPACIÓN POR LOS DEMÁS ES MAYOR QUE POR NOSOTROS MISMOS. Einstein.
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor Juanete » Lun Jul 07, 2008 12:25 am



intervencionpolicial.com
La banda moteada

Artur Conan Doyle creador del célebre personaje Sherlock Holmes, cuenta a través de Watson el inseparable ayudante de Sherlok, un intrigante caso acaecido a dos hermanas gemelas en el condado de Surrey, que naturalmente es resuelto de forma brillante por el prestigioso detective gracias a su grandes dotes deductivas.

La historia es recordada por Watson pasado el tiempo y una vez fallecida la protagonista a la que hizo promesa de no contarla. La acción se sitúa a primeros de abril de 1893, una mañana. Watson se despierta y ve extrañado a Holmes ya esta despierto, éste le explica que se le ha presentado un nuevo caso y ambos bajan a la planta donde les aguarda una misteriosa mujer que, aterrada y muerta de frío, comenzó a relatar que pertenecía a la rica y conocida familia de los Roylott de Stoke Moran; vivía con su padrastro, el Dr Roylott, y su hermana gemela en una mansión muy antigua, a la que se habían trasladado tras la muerte de su madre. Dicho esto fue directamente al grano: hacía entonces dos años, su hermana a la que le faltaban dos semanas para contraer matrimonio, falleció en extrañas circunstancias. La mansión en la que vivían, constaba de tres habitaciones incomunicadas que daban a un pasillo, la noche de los hechos sólo pudo recordar que se escuchó un silbido tras el alarido de su hermana, salió al pasillo donde la encontró tendida y señalando a la habitación de su padrastro dijo sus últimas palabras,“la banda moteada” falleciendo en el acto.

Tras este relato, la señorita Stoner se marchó y quedó con ambos para que fueran a investigar el caso; instantes después entró el Dr. Roylott que había seguido a su hijastra y le dijo que no quería que nadie se relacionara con ella y dicho esto se marchó. A pesar de la amenaza Holmes decidió continuar su investigación y tras desayunar se dirigió con Watson a Surrey, cogieron un tren hasta Leatherhead, donde alquilaron un cabriolé hasta el camino de la mansión, justamente allí encontraron a la señorita Stoner, se encaminaron juntos a la mansión mientras les contaba que el Dr. Roylott había salido y no volvería hasta la noche.

Una vez en la habitación de la señorita Stoner, el detective se puso a observar todo detenidamente como era su costumbre, encontrando un baúl, un extraño llamador que no funcionaba si no conectaba a un ventilador que a su vez se hallaba comunicado con la habitación del doctor, un plato con leche, una silla y pocas cosas mas de interés. Holmes parecía convencido de conocer la respuesta del misterio pero decidió reservárselo y esperar nuevos acontecimientos, para ello y a fin de que el padrastro no se percatara de su presencia se alojó en una posada cercana, donde esperaron la señal de la señorita Stoner, una vez recibida se dirigieron a su habitación.

La cliente se durmió y los dos detectives se quedaron esperando, sin hacer ruido, la confirmación de sus sospechas, tras varias horas de espera, sucedió algo, de repente surgió un destello de luz y un fuerte olor a aceite que fue aumentando, después oyeron un silbido, lo que hizo que Holmes comenzara a golpear la cuerda de la campanilla y encendiera el fósforo; instantes después, se escuchó un espantoso alarido. Corrieron a la habitación del Dr. Roylott donde lo encontraron muerto con una cinta moteada en la cabeza, que al moverse resultó ser una víbora de los marjales, lo que le sirvió a nuestro detective para resolver el caso.

En conclusión, el padrastro había amaestrado a una víbora para que atacase a través del conducto que unía las habitaciones, la señal para que el animal volviera era su silbido y como premio le daba la leche. Asesinando a sus hijastras conseguía que no se casaran y por consiguiente no tener que repartir su dinero y vivir en la miseria, en cuanto a la muerte del doctor lo que realmente sucedió fue que Holmes al escuchar el silbido asustó al animal que se volvió por donde había venido y atacó a su propio dueño.
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor Juanete » Lun Jul 07, 2008 3:40 pm


Academia Acceso CNP

sector115.es
El azar vengador

En este relato el autor narra un caso sobre un crimen perfecto aunque, en esta ocasión lo hace en tercera persona. Su protagonista es un detective llamado Roger Sheringham que tras haber resuelto muchos casos importantes comienzan a recordarlos.

La historia comienza una semana después de lo ocurrido dando a continuación un salto hacia atrás en el tiempo:

La mañana del viernes 15 de noviembre a las 10:30, Sir William Anstruther entró, como era de costumbre, en el elegante club Rainbow de Picadilly del que era socio, recogió una cartas y un pequeño paquete, al momento, llegó Graham Beresford, quien también recogió su correspondencia y se sentó junto a él. El paquete resultó ser una caja de bombones que el fabricante enviaba a Sir William para que diera su opinión sobre ellos, cosa que lo ofendió mucho. Tras una corta conversación con el señor Beresford, éste consiguió convencerle para que le regalara el paquete. Concluida la conversación, Beresford se fue a su casa para darle la caja de bombones a su mujer, ya que se la debía al haberle ganado una apuesta, la cual consistía en adivinar el culpable de una obra de teatro que vieron. Comenzaron a degustar los chocolates, pero al marido le resultaron demasiado fuertes por lo que sólo comió dos, no así su mujer que le resultaron exquisitos y continuó comiéndolos. Mr Beresford dijo que iba a atender sus negocios a la city, o al menos eso fue lo que le hizo creer a su esposa, ya que lo que en realidad hizo fue volver de nuevo al club a recriminar a Sir William el mal estado de los bombones, dicho esto cayó sin conocimiento.

Beresford consiguió salvarse pero su mujer no tuvo tanta suerte, a partir de este extraño asesinato, Roger Sheringham inicia las investigaciones, interroga a Sir William que resultó a su juicio inocente llegando a la conclusión, tras descartar varias opiniones, de que el culpable podría ser cualquier lunático, decidieron por tanto dejarlo en manos de la policía.

El azar quiso que el misterio se desvelara, un día en el que iba de compras por la ciudad, se encontró a la señora Verreker-le-flemming, intima de la difunta señora de Beresford, que le contó que en realidad su amiga había hecho trampas en la apuesta, ya que conocía de antemano la obra, este encuentro le animó a seguir investigando. A la mañana siguiente se dirigió a una tienda de maquinas de escribir donde averiguó el modelo de máquina y el papel usado en la nota que acompañaba a la caja de bombones. Hizo que el inspector Moresby le consiguiera a todos los taxistas que recogieron a gente entre las 9.10 y las 9.20, este así lo hizo, tras interrogarlos y mostrarles unas fotos de los sospechosos logró que uno de ellos reconociera al supuesto asesino.

Había sido el propio esposo para quedarse con la fortuna de ella . Lo primero que hizo fue preparar una buena coartada llevando a su esposa al teatro, salió a mitad de entreacto, y cogió un taxi, ya que sabía que Sir William, hombre muy puntual estaría en el club y que no pondría impedimento en darle los bombones. Acto seguido volvió al teatro para evitar sospechas, cambiando en el camino los bombones por los envenenados que fueron los que finalmente acabaron con la vida de su mujer.
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor Juanete » Mié Jul 09, 2008 11:55 am


La aventura de la acróbata ahorcada

Todo comienza un día en que el acróbata Hugo Brinkerhof , componente de la compañía “Atlas & Cia”, tras terminar de ensayar un número con Myra, una guapísima acróbata con la que estaba casado, sale rápidamente a unos asuntos con Bregman, el contratista, hechas las gestiones, vuelve a la pensión donde se hallaban alojados, sin embargo, Myra no estaba ni apareció en toda la noche.

Hugo, preocupado decide llamar al capitán de la policía al que tuvo que convencer para que enviara a un agente, finalmente mandó a Baldy un policía de barrio o al que acompañaba otro más fornido. A la mañana siguiente, cuando Perk, el encargado de abrir el teatro llegó, tanto Baldy como el otro agente quedaron asombrados de lo que había ocurrido en el camerino, Myra había sido asesinada, estaba colgada de una tubería de incendios y con el brazo y las piernas atadas.

Para investigar este espantoso y extraño suceso eligieron a Ellery Queen, un joven inspector hijo del también inspector Richard Queen; que inmediatamente convocó a los componentes de la compañía: Ted Crosby el cowboy-cantante, Gordy el ilusionista el pequeño Sam el cómico y a Joe Kelly. El inspector Ellery comenzó interrogarlos a uno tras otro sin averiguar nada de interés hasta llegar a Kelly quien parecía saber demasiado sobre Myra, esto hizo que su marido el acróbata Hugo Brinkerhof, se abalanzara sobre él teniendo que ser desalojado, lo que Joe Kelly sabía era que Gordy y Myra habían mantenido una relación como amantes, lo que dejó a todo el mundo perplejo.

El siguiente paso fue analizar el cuerpo de la victima y su habitación, allí consiguió encontrar cuatro instrumentos que podía haber utilizado el asesino, pero que sin embargo no utilizó. Por otra parte, el doctor Prouty el forense del caso, descubrió que el nudo de su cuello era poco corriente y se llevó el cuerpo el cuerpo a su laboratorio para examinarlo con más detenimiento.

Gracias a la declaración del viejo Perk, conocieron que la puerta trasera del teatro había estado abierta por ordenes de Brinkerhof, lo que desconcertó al inspector, quien tras interrogar al resto de artistas prefirió seguir investigando. El espectáculo continuaba, los inspectores infiltrados merodeaban pero sin llamar la atención y entre bastidores, con unos gemelos conseguidos por Kelly, el inspector Queen y su hijo observaron las distintas actuaciones de Atlas y Cia, la de Sam el marinero, la de Tex Crosby y finalmente la de Gordy, el ilusionista, cuyo truco final les sirvió para descubrir una pista muy destacable. En este número, Gordy hacía un nudo exactamente igual al que usó el asesino para atar a Myra, y el mismo que ésta empleaba para atarse al trapecio mientras estaba en el aire; sin embargo, llegó a la conclusión de que el asesino no podía ser Gordy, ya que habría dejado una pista demasiado fácil para la policía. Mas tarde apareció el doctor Prouty con al solución definitiva al caso, o por lo menos para Ellery, se habían descubierto huellas en el cuello de la victima y lo más especial era que estaban del revés. El joven detective tenía la solución pero no quiso desvelarla hasta llegar al Metropole y reunirlos a todos. Ellery amenazó con decir quien era el culpable si él mismo no lo desvelaba y así lo hizo, explicó como el asesino había marcado sus huellas en el cuello del revés y que tras esto había colocado la cuerda con el nudo de la misma forma que lo hacía Gordi para despistar a la propia policía. Instantes antes de que el detective terminara, el propio autor del crimen confesó, Brinkerhof lo hizo tras ver que le era infiel con Gordi la asesinó esa misma noche. El final se resume como una noticia del periódico, “El caso del nudo gordiano”.
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor Juanete » Mié Jul 09, 2008 11:56 am


Acceso al cuerpo de policía autonómica del País Vasco

nola2hurtu.eus
Sólo pueden ahorcarse una vez

Todo comienza en la puerta de una mansión a la que un mayordomo vino a recibirle, para conseguir entrar decide hacerle creer que se llama Ronald Ames y que tiene un asunto importante que tratar con el dueño de la casa, un tal señor Binnet. Traspasado el umbral, fue conducido hasta el piso de arriba donde le estaba esperando el sobrino de Binnet, Wallace Binnet, allí estuvieron charlando hasta que apareció una mujer alta y morena, era la cuñada de Wallace, Joyde Court, tenía que decirle algo importante a éste así que ambos salieron de la sala mientras el detective esperaba dentro. Instantes después se oyó un grito y seguidamente un disparo, Samuel salió de la habitación y descubrió el cuerpo de una mujer junto al que se encontraba el del propio Wallace. Asombrado y perplejo no supo que hacer hasta que oyó tras de él un débil gemido, provenía de una habitación, allí estaba un hombre mayor con pijama con su cabeza y brazo fuera de la cama y con su otra mano se agarraba la garganta. Spade se acercó y comprobó que tenía unas marcas en el cuello y tras preguntarle por el disparo señaló hacia la parte trasera de la casa. Eso fue lo que hizo dirigirse hacia allí pero no había nadie ni ninguno de los allí presentes había visto a nadie.

La investigación policial fue encargada al sargento Polhaus y el teniente Dundy quienes hicieron varias preguntas al anciano acerca del hombre que le hizo las marcas y después a Wallace sobre el arma que se utilizó. Preguntaron su opinión sobre el caso a Spade quién dio a conocer su teoría según la cual, el asesino podía ser Ira Binnet, el primo de Wallace. En ese momento les interrumpió una llamada a la puerta, era un policía que había encontrado a Binnet por los alrededores. Mientras que el teniente y Dundy comenzaron a interrogarlo, Spade prefirió irse a la planta de arriba donde encontró al mayordomo espiando por la mirilla de la habitación del anciano y el cual tras esto entró en la habitación.

Samuel Spade buscó a la señorita Court para que le explicase lo que intentó decirle a Wallace antes del asesinato y lo que hizo gustosa, el anciano pidió que llamaran a Ira Jaboe. Enseguida consiguieron que alguien les contase algo más, aunque en un principio no dijo nada importante, culminó revelando que su esposa no tenía dinero y que tras quedarse con el suyo no quiso devolvérselo. En ese mismo instante se escuchó un disparo y tras esto se apagaron las luces. Todos bajaron precipitadamente hasta la planta de abajo donde encontraron el cuerpo de Jaboe al lado de Ira Binnet. De repente, Spade creyó comprenderlo todo, subió rápidamente las escaleras y corrió hasta la habitación de Timothy Binnet donde algo le golpeó en la cabeza y lo derribó. Cuando consiguió levantarse las luces ya se habían encendido y Tom yacía en el suelo, esto le pareció una farsa y comenzó a gritarle que se levantara, en ese momento aparecieron los detectives. Spade cogió la linterna y se dirigió a la ventana donde pudo encontrar en un escondite secreto un papel que decía que les había engañado ya que no tenía ninguna fortuna ahorrada mas que la de ellos mismos. Pasado un rato el anciano recobró el sentido y comenzó a contar toda la verdad de lo sucedido, en realidad el tiempo que sus sobrinos creían que había pasado e Australia acumulando dinero, se lo había pasado en la cárcel, prosiguió diciendo que el asesinato de Molly fue sin intención. Finalmente, Spade concluyó, el anciano también había asesinado al mayordomo solo que este lo hizo rápidamente y tras esto apagó las luces para no ser descubierto.
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor Juanete » Mié Jul 09, 2008 7:24 pm


Hombre muerto

La historia se desarrolla en plena depresión económica en los Estados Unidos de América donde la gran pobreza existente había creado un gran número de personas sin techo. Comienza el relato en un tren, el detective del ferrocarril inspecciona minuciosamente todos los compartimentos con el fin de desalojar a los numerosos vagabundos que suben al mismo de incógnito. El protagonista, de apodo Lucky, es uno de ellos, un joven que en la primera revisión, había conseguido eludir al detective escondiéndose en los resbaladeros del carbón, sin embargo, en una parada del convoy para añadir vagones, es descubierto. Tras esto inicia una precipitada huida perseguido por el policía que finalmente le da alcance, se produce un forcejeo entre ambos que acaba con el agente desnucado por un golpe propinado con un perno de ferrocarril por Lucky.

En la escapada llega a una carretera donde descubre por un cartel que se halla a 25 Km de la ciudad de Los Ángeles, buscando una coartada que lo justifique piensa que debe llegar cuanto antes a la cocina de beneficencia de esa ciudad donde se dirige a toda prisa. Cena en el lugar y busca un refugio donde dormir, observando al despertar que lo había hecho en el zoológico de la ciudad, mientras se limpia la ropa de heno descubre que se había manchado de carbón, y acuden a su mente entonces preguntas imaginarias sobre el hecho de que pudiera ser descubierto. Comprendió entonces que debía deshacerse inmediatamente de esas ropas y pensó que sería buena idea cambiarlo por un mono de trabajo que supuestamente le era exigido por el patrón de la gasolinera donde pidió trabajo que finalmente no le dio. A pesar de todo, se dirigió a una zona de tiendas donde tras convencer a unos mejicanos consigue que deshagan de su ropa y conseguir el mono de trabajo, le dejaron fiado la ropa y además un dólar más.

Tras vestirse y comer como nunca en un bar gastándose el dinero que le había dado el mejicano, se dio cuenta de que la noticia de la muerte del empleado de los ferrocarriles se encontraba en todos los periódicos. Se subió a un camión de heno con el periódico bajo el brazo sin valor para leerla hasta que pararon para que el conductor arreglara un problema con la manguera de aire, mientras Lucky se bajó y comenzó a leer la noticia mientras miraba al fondo de la calle unas luces de la policía, comenzó a darle vueltas a la cabeza hasta que finalmente se dirigió al camionero y le contó que había asesinado a un hombre y que se iba a entregar.
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Re: Historias y cuentos de policías.

Notapor Juanete » Sab Jul 12, 2008 8:49 pm


Kubotan Desde 10? - Desenfunda

desenfunda.com
Si muriera antes de despertar

Tommy Lee se encontraba en la escuela, como de costumbre, delante de él se sentaba Millie Adams, una niña a la que continuamente molestaban los niños incluido Tommy. Pero aquel día sucedió algo que hizo cambiar la situación, Millie tenía un caramelo de limón, de esos que le encantaban a Tommy, en su caja para el almuerzo, el chico comenzó entonces a convencerla para que lo compartiera con él, así lo hizo y a continuación le contó su secreto, el caramelo se lo había dado un hombre del que decía Millie, era muy buena persona. Al día siguiente trajo otro caramelo, esta vez de naranja, y tras compartirlo le contó que el hombre de los caramelos la había invitado a su casa donde tenía muchos más, pero que no iba porque no quería perderse el premio de puntualidad a clase, así que seguramente iría al día siguiente un poco mas temprano.

A las tres salieron todos, Tommy se alejó de Millie para no servir de burla a sus compañeros, tras recorrer una manzana Millie le indicó quien era el hombre de los caramelos, una persona alta y con los brazos muy largos. Al día siguiente, Millie se quedó sin el premio de puntualidad, ya que no fue a la escuela en todo el día. Entraron entonces unos hombres vestidos de gris con el director preguntando si alguien había visto a Millie Adams camino de la escuela el día anterior. Solo respondió una chica que había ido a buscarla, Tommy sin embargo, decidió guardar lo que sabía en secreto, Millie nunca mas volvió.

Varios años después aquel suceso se borró de la mente de Tommy, estaba ya en 7º y una chica nueva había llegado, se llamaba Jeanie, gracias a ella sacaba buenas notas ya que le dejaba copiar en los exámenes, por lo demás era igual de tonta que las demás chicas, tenía debilidad por las tizas de colores y dejaba marcas de sus tizas por todo lugar por el que pasaba.

Un buen día en el recreo, Tommy observó como Jeanie a pesar de no haberlo querido invitar el día anterior, sacó un caramelo de los de cinco centavos. Tommy se dirigió a ella y le recriminó lo que le había dicho el día anterior, ella como respuesta dijo que no lo había comprado sino que un hombre se lo había regalado. Aquello hizo que Tommy intentara recordar algo que le parecía haber vivido ya pero no consiguió acordarse, pero durante toda la noche Tommy tuvo pesadillas sobre aquello.

Al día siguiente, al llegar a clase se dio cuenta de que delante de él había un hueco, Jeanie no había llegado, esto le preocupó, por suerte apareció unos minutos mas tarde junto a Emma Dolan. Jeanie fue castigada por ello así que Tommy decidió esperarla fuera, entretenido jugando con el balón, sin darse cuenta llegó dos manzanas abajo donde la pelota fue a detenerse junto a un hombre corpulento de brazos largos, Tommy paró un momento pensando que antes lo había visto, entonces recordó que se trataba del mismo hombre que hizo que Millie no volviera más. Inmediatamente después volvió corriendo hacia la escuela donde no se le ocurrió otra cosa que entrar dentro y avisar a Jenie dando porracitos en el cristal, cual fue su desgracia que la profesora se dio cuenta y también lo castigó a él. Intentó por todos los medios decirle a Jenie que no debía ir con aquel hombre pero no logró hacerse entender. La profesora se había enfadado mucho por aquel escándalo así que cuando el castigo de Jenie terminó Tommy se tuvo que quedar y llevar a sus padres una nota por su mal comportamiento.

En cuanto el castigo terminó, Tommy corrió hacía la casa de Jeanie donde la madre le dijo que aún había llegado que probara en casa de Emma, así lo hizo pero sin obtener resultado. A Tommy solo le quedó una elección ir a su casa y contárselo a su padre quien al ver la nota no lo dejó continuar y lo mandó a su cuarto castigado. Allí se sentó y comenzó a darle vueltas a la cabeza, no podía dejar a Jenie por ahí sabiendo que al igual que Millie no iba a volver, decidió bajar por la ventana de su cuarto hasta la calle e investigar, cogió el camino que hacía Jenie para volver a su casa y fue entonces cuando recordó que ella le había dicho que tenía que comprar tizas, eso podía ser la clave. En una boca de riego había marcas de tiza de color rosa, eso quería decir que Jeanie había pasado por allí, lo único que tuvo que hacer fue seguir las marcas de tiza hasta una empalizada primero y después hacia unos postes de alumbrado que le conducían hacia el bosque y que le alejaban cada vez mas de la ciudad.

Tommy empezó a tener miedo y a dudar si debía penetrar en el bosque, en ese instante, un coche que venía a toda velocidad casi lo atropella, por suerte saltó a tiempo y comenzó a correr asustado hacia la espesura del bosque. Ya estaba anocheciendo cuando Tommy encontró la caja del almuerzo y un trozo del lazo de Jeanie, continuó adentrándose en el bosque hasta llegar a un claro en el que había una casa vieja. El pequeño Tommy estaba muerto de miedo pero pudo entrar por la ventana y subir por las escaleras de la casa, entró en una habitación cuando de repente oyó toser a alguien y vio asombrado como uno de los bultos del suelo comenzó a moverse, era Jeanie, estaba atada de pies y manos y amordazada. Hábilmente consiguió desatarla y ayudarla a bajar las escaleras hacia el exterior que sería su salvación, pero, por desgracia una de las tablas cedió y el pie de Tommy quedó atrapado. Intentaron sacarlo pero no hubo suerte, allí se sentaron los dos hasta que oyeron un ruido, era el hombre de brazos largos que había vuelto y los había descubierto. Tommy reaccionó ante la amenaza pegándole una patada con su pierna libre que hizo que el hombre resbalara y cayera por las escaleras destrozando parte de ella. La pierna de Tommy quedó al fin libre y el secuestrador malherido por la caída, a pesar de ello, consiguió levantarse y sacar un cuchillo. Los niños prefirieron esconderse en la habitación donde había estado Jeanie e intentar atrancar la puerta, sin embargo, solo consiguieron dos cajas vacías para ello. El hombre de brazos largos subió las destrozadas escaleras y comenzó a empujar la puerta mientras Jeanie y Tommy aguantaban con todas sus fuerzas, cada vez resistían menos, el hombre tenía mucha mas fuerza que ellos. Tommy no sabía que hacer no podían saltar por la ventana, no tenían escapatoria, le dijo a Jeanie que rezara con todas sus fuerzas. Al fin, el hombre consiguió abrir la puerta e hizo que ambos niños rodaran por el suelo. Tommy le lanzó una caja al hombre que hizo que este se quedara atontado, se volviera, fuera hacia él y le pegara un manotazo que hizo que saliera despedido contra la pared, a consecuencia del golpe Tommy quedó inconsciente. Por suerte en ese instante la policía y entre ellos su padre, entró por la puerta y consiguió atrapar al lunático asesino y salvar la vida de ambos. Ya en su casa, Tommy fue felicitado por su padre que lo animó a ser policía.
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