Página 1 de 3

Compañero, tu sabes que puedes contar conmigo

NotaPublicado: Sab, 10 May 2014, 17:31
por trueno2
Curso Online Psicotécnicos

joyfepolferes.es
En una intervención, dentro de un banco se produjo un atraco con un compañero dentro con tiroteo incluido, y precisamente su compañero que estaba fuera le al dice al Comisario:

-Mi compañero está dentro Señor. Solicito permiso para ir a buscarlo.
-Permiso denegado -replicó el Comisario No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto.

El policía haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regreso mortalmente herido, transportando el cadáver de su compañero.
El Comisario estaba furioso: ¡Ya le dije yo que había muerto!!! ¿ Dígame, merecía la pena ir allá para traer un cadáver? Y el policía moribundo, respondió:
-Claro que sí Señor. Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme:- ¡"Estaba seguro que vendrías".

Esto solo es producto de una adaptación que hice de un escrito encontrado en la WEB



Imagen

Un saludo

Re: Compañero, tu sabes que puedes contar conmigo

NotaPublicado: Sab, 10 May 2014, 17:51
por zulu36
Edición 175 Aniversario Gc

45
gafaspolicia.com
Me he quedado helado, siempre calidad TRUENO

Re: Compañero, tu sabes que puedes contar conmigo

NotaPublicado: Jue, 15 May 2014, 19:04
por Humberto

foropolicia.es
Y ¿qué tal quedaría así, Maese?


La calle, después del tiroteo, se había llenado de coches de policía y montones de curiosos estaban asomados a las ventanas. En la entrada del banco se podía ver el cuerpo tendido de un policía, sobre un charco de sangre. Y el de uno de los atracadores, decúbito supino, con un agujero en la sien y una mueca de imbécil consecuencia del rigor mortis. Según unos testigos los atracadores le habían descerrajado varios tiros a bocajarro al policía cuando éste se asomó para ver qué ocurría dentro, pues algo parecía haber levantado su sospechas, y se topó con ellos que salían, dándole tiempo a efectuar un único y certero disparo, desde el suelo, que mandó al otro barrio al que parecía el cabecilla, después el resto de la banda, unos cinco en total, habían respondido con subfusiles al fuego del compañero de dotación a quien todo le había sorprendido afuera, y que hizo lo que pudo y supo, rodilla en tierra, el brazo estirado con el arma, tiro a tiro, para evitar que volvieran a dispararle a su compañero, la respuesta de ellos fue la ráfaga, regándolo todo de casquillos y sembrando el terror en la calle, a continuación los atracadores al verse bloqueados habían cerrado las puertas tras de sí, y se habían hecho fuertes en el interior capturando rehenes y, a las primeras de cambio, volvían a disparar contra todo lo que se moviera o acercara a la puertas.
Mariano, compañero del Zeta del que estaba tendido, sorteando fusiles y ambulancias se acercó al Comisario el cual estaba parapetado tras un blindado, y le dijo:
—Es mi compañero el que está ahí tirado, señor. Solicito permiso para ir a recogerlo.
El comisario miró primero a Mariano, frunciendo el ceño, y después al cuerpo del policía abatido. Movió la cabeza a uno y otro lado.
—No. Ni hablar. Denegado —replicó el Comisario—. No quiero que arriesgue usted su vida y la seguridad del operativo, por un hombre que, probablemente, ha muerto. Ya está bien por hoy.
Había arrastrado las palabras para decir probablemente.
Se hizo un silencio, al cabo del cual Mariano se giró dándole la espalda. Hizo como que volvía a su puesto pero, repentinamente, haciendo caso omiso de la prohibición, soltando una imprecación, se saltó el cordón policial y corriendo como un galgo se fue hasta la entrada. Los de dentro al verlo llegar abrieron fuego. Y los policías del cordón también. Todo se quebró en fogonazos y chasquidos de impactos y esquirlas volando. Las cristaleras, dañadas en las refriegas anteriores, terminaron por fragmentarse y venirse abajo, y el techo de pladur se desprendió cayendo sobre los del banco y levantando un fino polvo blanco que se sumó al de la pólvora. Cuando se produjo un alto el fuego y cesaron los silbidos de las balas, tan pronto como se disiparon el polvo y el humo, los policías pudieron ver que Mariano se levantaba y tambaleante, herido de varios disparos, regresaba cargando el cadáver de su compañero.
El Comisario estaba furioso, las venas se le hinchaban:
—¡Ya le dije que estaría muerto!
Mariano permanecía sombrío, con una firmeza que dejó al otro pensativo. Le manaba sangre por el brazo y por el costado que, bajando por la pernera, le mojaba y teñía de rojo el uniforme. Cayó desplomado. Entonces el comisario tragó saliva, y reculó, agachándose se acercó y le habló de cerca.
—Dígame, ¿merecía la pena ir allá para traer un cadáver?
Y Mariano, moribundo, en el último impulso de agonía, respondió:
—Claro que sí, Señor. Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: «Estaba seguro de que vendrías».


Un saludo

Re: Compañero, tu sabes que puedes contar conmigo

NotaPublicado: Jue, 15 May 2014, 19:08
por trueno2
Cartera Guardia Civil

Fabricada en piel de vacuno
enpieldeubrique.com
Humberto escribió:Y ¿qué tal quedaría así, Maese?


La calle, después del tiroteo, se había llenado de coches de policía y montones de curiosos estaban asomados a las ventanas. En la entrada del banco se podía ver el cuerpo tendido de un policía, sobre un charco de sangre. Y el de uno de los atracadores, decúbito supino, con un agujero en la sien y una mueca de imbécil producto del rigor mortis. Según unos testigos los atracadores le habían descerrajado varios tiros a bocajarro al policía cuando éste se asomó para ver qué ocurría dentro, pues algo parecía haber levantado su sospechas, dándole tiempo a efectuar un único y certero disparo que mandó al otro barrio al que parecía el cabecilla, después el resto de la banda, unos cinco en total, habían respondido con subfusiles al fuego del compañero de dotación a quien todo le había sorprendido afuera, y que hizo lo que pudo y supo, rodilla en tierra, el brazo estirado con el arma, para evitar que volvieran a dispararle a su compañero, regándolo todo de casquillos y sembrando el terror en la calle, después habían cerrado las puertas tras de sí, y se habían hecho fuertes en el interior capturando rehenes y, a las primeras de cambio, volvían a disparar contra todo lo que se moviera o acercara a la puertas.
Mariano, compañero del zeta del que estaba tendido, se acercó al Comisario y le dijo:
—Es mi compañero el que está ahí tirado, señor. Solicito permiso para ir a recogerlo.
El comisario miró primero a Mariano, frunciendo el ceño, y después al cuerpo del policía abatido. Movió la cabeza a uno y otro lado.
—No. Ni hablar. Denegado —replicó el Comisario—. No quiero que arriesgue usted su vida y la del operativo, por un hombre que probablemente ha muerto. Ya está bien por hoy.
Había arrastrado las palabras para decir probablemente.
Se hizo un silencio. Y mariano, haciendo caso omiso de la prohibición, soltando una imprecación, saltó el cordón policial y corriendo como un galgo se fue hasta la entrada. Los de dentro abrieron fuego. Y los policías del cordón también. Todo se quebró en fogonazos. Las cristaleras, dañadas en las refriegas anteriores, terminaron por fragmentarse y venirse abajo, y el techo de pladur se desprendió cayendo sobre los del banco y levantando un fino polvo blanco que se sumó al de la pólvora. Cuando se produjo un alto el fuego y cesaron los silbidos de las balas, tan pronto como se disiparon el polvo y el humo, los policías pudieron ver que Mariano se levantaba y tambaleante, herido de varios disparos, regresaba cargando el cadáver de su compañero.
El Comisario estaba furioso, las venas se le hinchaban:
—¡Ya le dije que estaría muerto!
Mariano permanecía sombrío, con una firmeza que dejó al otro pensativo. Le manaba sangre por el brazo y por el costado que, bajando por la pernera, le mojaba y teñía de rojo el uniforme. Cayó desplomado. Entonces el comisario tragó saliva, y reculó, agachándose se acercó y le habló de cerca.
—Dígame, ¿merecía la pena ir allá para traer un cadáver?
Y Mariano, moribundo, en el último impulso de agonía, respondió:
—Claro que sí, Señor. Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: «Estaba seguro que vendrías».


Un saludo


Perfecto Humberto como siempre no deja de sorprenderme.

un saludo

Re: Compañero, tu sabes que puedes contar conmigo

NotaPublicado: Jue, 15 May 2014, 19:16
por trueno2
Imagen

Re: Compañero, tu sabes que puedes contar conmigo

NotaPublicado: Jue, 15 May 2014, 19:58
por Klimov
Me gusta mas esta version de la foto.

Imagen

No se...un matiz eso de "dos salimos, dos volvemos".

Re: Compañero, tu sabes que puedes contar conmigo

NotaPublicado: Jue, 15 May 2014, 21:22
por KOROKOTA
Curso Acceso Guardia Civil

Inicio curso: septiembre 2019
de-pol.es
Quiero daros a los dos las gracias, Humberto y Trueno2, una de las motivaciones que tenemos en nuestra unidad de BM de la Ertzaintza desde que se creo es que a un compañero no se le deja solo jamas. Es mas, si un compañero se equivoca y sale disparado estropeando la táctica preparada para la ocasión, bajo ningún concepto se le deja solo, se va a por él, se le saca y pase lo que pase todos juntos hasta volver a base, eso sí, luego en base se le lee la cartilla o lo que haga falta, pero dejar a un compañero a merced de los indeseables jamas porque lo consideramos una cobardia total.
Creo que entre los antidisturbios, y mas en los tiempos que corren, debe ser una ley de obligado cumplimiento y de un corporativismo de hermandad necesario.
Un saludo y gracias de nuevo

Re: Compañero, tu sabes que puedes contar conmigo

NotaPublicado: Jue, 15 May 2014, 22:35
por Pete Bondurant
Guante Corte-trauma

Excelente oferta solo **25?**
materialpolicial.com
Muy bueno el relato compañero, aunque ya lo haya leído más de una vez, es de lo más bonito que se puede leer. Ese es el espíritu: JAMÁS dejar solo a un compañero. La mayoría de las veces no pasa nada, y puede rescatarse al compañero pasándolo peor o pasándolo mejor; pero cuando pasa algo grave, has ido a por tu compañero y no volvéis ni tú ni él, entonces, es cuando os convertís en héroes (como los compañeros de la playa de Orzán).

Saludos.

Re: Compañero, tu sabes que puedes contar conmigo

NotaPublicado: Vie, 16 May 2014, 13:36
por juanesteban

intervencionpolicial.com
Hola, estoy convencido que en el dia a dia pasa, el espiruto policial y el compañarismo existe ,personas con gran corazon que se juegan la vida por un compañero, se arriesgan , se la juegan, pero con la conviccion de cumplir mas que con su deber, salvar a su compañero.

Re: Compañero, tu sabes que puedes contar conmigo

NotaPublicado: Vie, 16 May 2014, 16:56
por Hogueras con sidra
Academia Acceso CNP

sector115.es
Al compañero no se le deja solo.
Y los buenos compañeros no se van solos. Porque si se van solos detrás de un delincuente, dejan solo a su compañero que tal vez, precise de su ayuda ante un peligro mortal.
Por eso el buen compañero antes de correr, mirará a su binomio y le dirá "vamos juntos a por ese".