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No es una noticia per sé pero igual os puede gustar:
Roma no paga traidoresDéjenme empezar diciendo que todo lo expuesto aquí no es más que una opinión, de un ciudadano libre que quiere exponer los pensamientos que ahora las vacaciones le permiten y que en ningún momento de esta sarta de palabras habla en nombre de ningún colectivo.
Haciendo memoria (no esa histriónica que algunos, algunas y algunes utilizan para sus espurios deseos y aspiraciones políticas), a pesar de que en este país solemos olvidar pronto los hechos ocurridos (salvo que por intereses electorales sea necesario sacar a un muerto de hace 40 años de su tumba) no fue hace tanto tiempo que cientos de Policías, para revertir la situación provocada por la inutilidad, corrupción, adoctrinamientos y manipulaciones de la caterva de miserables que nos gobiernan año tras año (que se hacen llamar políticos), tuvieron que desplazarse a recibir adoquines y cócteles molotov sobre sus cabezas y escudos en nombre de la libertad.
De aquellos barros, los lodos de decenas, cientos, de policías con lesiones de distinta gravedad.
Entre ellos un compañero que con tan solo 42 años se ha tenido que jubilar forzado por las lesiones sufridas en el dispositivo policial. Por culpa de unos fascistas violentos que eran alentados por ricos desde su poltrona para, precisamente, seguir manteniendo el sillón sobre las mentiras dictadas durante décadas. Pues de eso viven. No conocen otra verdad que la de expoliar y atracar al resto de la ciudadanía.
Policía al que, por cierto, desde la Dirección General de la Policía se le jubiló por enfermedad común ya que por todos es sabido que si como Uipero (antidisturbios) te desplazan a un lugar en el que por hacer tu trabajo en defensa de la Constitución, la libertad y los derechos de todos los españoles, recibes un adoquinazo en tu cabeza que te provoca unas lesiones irreversibles que hacen que tengas que jubilarte, lo normal no es hacerlo por motivos laborales (lo cual supone un dinero a la Administración) sino por enfermedad común. Como si fuera un resfriado mal curado.
Si bien parece que dicha injusta y miserable situación se va a revertir, no deja de sorprender el trato distinto que se da desde el poder a víctimas y verdugos.
Pues mientras a los Policías y ciudadanos constitucionalistas y cívicos que viven en sociedad, las víctimas, se les dispendia un trato de olvido, desprotección y hasta humillación por no ir con la corriente secesionista y violenta, a aquellos que alentaron a las masas aborregadas a quemar las calles e intentar revertir el orden Constitucional, se les indulta.
Se les recibe con vítores y eleva a los altares como mártires que lucharon por un bien mayor.
E incluso se les pretende perdonar una deuda de millones de euros que pagaremos los de siempre: los ciudadanos maltratados y asfixiados con impuestos cada vez más altos.
Mis compañeros, compañeras y compañeres (no se me vayan a enfadar desde algún chiringuito de estos millonarios que pagamos todos y que no sirven más que para seguir repitiendo el discurso y poder vivir del cuento) que allí fueron con dedicación y profesionalidad volvieron con la conciencia intacta, pero con los cuerpos y la moral agotados y la dignidad pisoteada.
Pues ahora, esas piedras que cayeron sobre los escudos, cascos y piernas; esas inacabables jornadas de horas y horas aguantando sin comer, beber ni casi respirar por mantenerse en pie en las calles que ardían, ¿de qué sirvieron? ¿Para qué fueron?
¿De qué sirve arriesgar la vida e integridad de cientos de Policías y olvidarse de una gran parte de la sociedad si después vas a premiar y condonar todas sus deudas a los violentos agresores?
Sirve, además, para que otras ratas que ven todo desde sus agujeros, aprovechen el jolgorio y la estupefacción para salir a por la carroña que queda pues hemos visto como los terroristas y defensores y amigos de estos, que cientos de muertes han causado en este país, ahora exigen lo mismo. También quieren a sus “presos políticos” en libertad. No tienen bastante con el acercamiento de sus asesinos que además los quieren en nuestras calles.
Lo que me preocupa de esto último es que, visto los acontecimientos de los últimos tiempos, no es algo que me sorprendería ni considero una utopía.
Por consiguiente, los políticos que hemos tenido hasta ahora, de “uno” y “otro” bando han facilitado (e incluso insistido), que lleguemos a este extremo.
Unos por exponerlo, otros por querer llevarlo acabo y otros por permitirlo desde sus poltronas y discursos llenos de humo, pero faltos de actos que lo impidan. A mí que me registren.
Quieren hacer pagar a todo un pueblo los desmanes, desfalcos y traiciones a costa de mantenerse en su castillo de oro y no perder los privilegios que poseen y se reparten.
No importa el precio a acordar ni lo que eso conlleve para aquellos que levantan este país.
La frase que encabeza este texto (en latín, “Roma traditoribus non praemiat”), la cual es de origen incierto, pero es atribuida al procónsul Quinto Servilio Cepión (139 a.C.), Y que la mayoría de los que me están leyendo conocerán y que hoy día se usa como advertencia a quien pueda albergar intenciones de cometer una traición de que no va a obtener recompensa por ello, esta banda de felones, ladrones, corruptos y miserables, deberían grabársela a fuego en sus mentes.
Pues quizás crean, unos y otros, que intentando romper la sociedad en la que vivimos y que tanto sacrificio y esfuerzo costó levantar a nuestros padres y abuelos, mediante sus rascadas de espaldas y reparto de tarta según legislatura, van a recibir el premio que anhelan.
Porque creen que mientras en este país suben todos los impuestos habidos y por haber, controlan las televisiones, acercan a presos asesinos, te dicen qué comer, cómo hablarles a tus hijos o cómo debes pensar, tú vas a mantenerte impasible mientras desde sus ingentes sueldos se ríen en tu cara.
Creen que pueden lanzar a sus cachorros a las calles infinitamente contra la policía con gritos y consignas que ni ellos mismos se creen con el único fin de desestabilizar y hacer desaparecer el principio de autoridad y seguridad pública.
Pero nos tendrán enfrente. Por orgullo, por dignidad.
Por nuestros compañeros caídos, asesinados, maltratados y agredidos.
La Policía jamás será partícipe de ningún Golpe de Estado, ya sea mediante un disparo al techo, urnas de cartón o pactos de trastienda con golpistas y asesinos.
La Policía se mantendrá firme ante esa caterva de niñatos adoctrinados que repiten los mantras que políticos y chiringuitos millonarios les escupen por redes sociales, medios y mítines, aunque acabe siendo la diana de las agresiones, de los insultos y del odio.
La Policía está formada por la misma sociedad a la que prometió proteger y por la que vela cada día.
La Policía, que no merece ser echada a los leones para luego ver como les liberan de sus jaulas, no está con el político de turno, con el partido que en ese momento lleve la voz cantante en el poder ni mucho menos con los puestos subvencionados con millones que solo viran en la dirección del odio, el enfrentamiento y la intolerancia.
Está con el niño al que sus profesores humillan por hablar en castellano.
Está con el tendero que tiene que gastar sus mínimos beneficios en arreglar los desperfectos causados por vándalos.
Está con aquellos que perdieron a su hermano, hijo o madre por la cobardía de quien dispara por detrás.
Está con esas mujeres asaltadas por manadas provenientes de las culturas más violentas y machistas a los que esos hipócritas animan a venir desde la seguridad de sus casoplones con muros.
Está con aquellos que quieren vivir en una sociedad libre y sin enfrentamiento entre vecinos, compañeros de trabajo o hermanos.
Está con los ciudadanos de este país. Con las víctimas.
Y que ningún manipulador, revanchista o miserable quiera mal interpretar mis palabras pues la profesionalidad de la Policía nunca decaerá. Estará ahí, como hasta ahora, para hacer cumplir la ley y velar por los derechos, libertades y obligaciones de todos los ciudadanos de este país. Sean de origen o de adopción. Blancos o negros. Hombres o mujeres. Jóvenes o mayores.
Pero nunca con la violencia, la corrupción ni la felonía de políticos ni aquellos consortes que miran solo por sus intereses. Este país no es el cortijo de nadie.
Y téngalo presente porque llegará el día, momento y lugar en el que esa sociedad a la que ustedes maltratan sistemáticamente, ciscándose en la memoria de sus víctimas y en la dignidad del pueblo, dirá basta.
Harta de maltratos, engaños y manipulaciones, se pondrán en frente.
Y allí estaremos. Con ellos. Por todos.
“Los veíamos como gigantes porque estábamos de rodillas.” – Élisée Loustalot.
A los Policías que fueron a Cataluña a mantener el orden Constitucional por todos nosotros y que ahora tienen que ver como se protege y perdona a sus agresores.
Cesar Augusto Alvarado. Colaborador en H50 Digital Policial y Delegado SUP en UPR - Madrid.
https://www.dederechas.es/noticia/30753 ... b2mugcrIAI