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Cuando los Reyes Magos visten de azul

NotaPublicado: Vie, 27 Dic 2019, 20:38
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Psicotécnicos Joyfepol FERES

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Cuando los Reyes Magos visten el uniforme azul de la Policía Nacional

A veces, nos olvidamos de que los milagros existen. Los Reyes Magos no tienen por qué venir de oriente, su magia reside en la bondad y generosidad de sus actos, esa misma que caracteriza a los protagonistas de esta historia. Ellos no visten con túnicas, sino de uniforme, y no viajan en camello, van en los zetas -que es como se conoce en el argot policial a los radiopatrullas- de la Policía Nacional.

Los agentes de la Brigada de Seguridad Ciudadana son uno. Pero esa noche, quien iba al volante del vehículo patrulla era David. Estaba siendo una jornada complicada, ya que el Centro de Málaga estaba a rebosar el pasado domingo 22 de diciembre. Entonces sonó un nuevo aviso por radio.

Eran casi las doce de la noche y el caso pintaba mal. Una trifulca familiar, en la que, de hecho, varios de los agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) que llegaron a actuar acabaron con lesiones. David y su compañero iban para allá.

Habían activado las luces y el sonido de emergencia. David circulaba por la Alameda cuando su vida se cruzó con la de Javier, un repartidor de Glovo que iba en su bicicleta para entregar el que era el último reparto del día: «Cuando entró, pensé: el último pedido y para casa».

No imaginaba que acabaría en el hospital. Al acercarse a uno de los semáforos, a la altura del edificio de Correos, David aminoró la marcha, pero Javier salió de detrás de unas vallas con su bici y no le dio tiempo a frenar. El repartidor acabó sobre la luna del coche, que quedó destrozada, y finalmente tendido en el suelo.

Él no recuerda nada, pero su teléfono se marcó solo y llamó a Nieves, su pareja. Ella cuenta como escuchaba la voz de un policía al otro lado de la línea que le preguntaba a Javier si estaba bien y le pedía que se tranquilizara. El repartidor solo preguntaba por su bicicleta.

«Mi pareja tiene que operarse de una pierna y ahora mismo lo que gano como repartidor es el único dinero que entra en casa. Gasté todos mis ahorros hace un par de meses para comprar la bicicleta y comenzar en este empleo. De hecho, ni me hice con un casco, porque no me llegaba«, admite Javier.

Tras el accidente, el repartidor fue trasladado al hospital, donde le hicieron inmediatamente un TAC para ver su estado. Entonces, tuvo lugar el milagro. Javier solo presentaba unas heridas en la cabeza, de las que precisó varios puntos de sutura para su cura, y en otras partes del cuerpo, pero ninguna lesión de gravedad.

Junto a él, inseparable, estaba David. El policía nacional, que tiene grabada la sonrisa del repartidor tumbado en la camilla mientras le tranquilizaba, no dejó de preocuparse en ningún momento por su estado en el hospital.

Tampoco lo hizo una vez que Javier recibió el alta. Nieves cuenta que llama a diario para preocuparse por el repartidor, con el que quiso tener un detalle. El agente pensó en regalarle una bicicleta y un casco para que pudiera seguir con su trabajo una vez que se recupere, una iniciativa a la que no tardaron en sumarse sus compañeros de grupo.

Más de una treintena de agentes han colaborado en este regalo, que ha sido entregado en la mañana de este viernes a Javier. En su rostro todavía eran visibles las heridas del accidente, pero su sonrisa delataba su felicidad: «Estoy muy agradecido, me han alegrado la Navidad y ahora, cuando me recupere, podré seguir trabajando».

David también sonreía. La escena, el ver a Javier recuperado y con su bicicleta nueva, ha sido su mejor regalo estas Navidades. Porque, a veces, los Reyes Magos no tienen por qué viajar en camello, también pueden hacerlo sobre dos ruedas.

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