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jesuus escribió:Lo primero a tener en cuenta es que no podemos comparar a los miembros del Cuerpo Superior de Policía con los actuales miembros del Cuerpo Nacional de Policía ya que a los primeros se les exigía para el ingreso el Bachiller y pertenecían al Grupo A2 y a los segundos se les exigen unos requisitos académicos superiores y pertenecen al Grupo A1.
Hola, Jesuus.
Coincido con la idea de que no se debe comparar a los miembros del CSP con los actuales miembros del CNP pertenecientes a la escala ejecutiva, pero no por el nivel de estudios sino porque eran otros tiempos y, ya se sabe, comparar épocas desde el prisma actual es deformar una realidad anterior y hacer una revisión desajustada. Desde 1986 a hoy se han sucedido, no solo varias décadas, sino cambios en los planes de formación académicos de los policías como consecuencia de los cambios drásticos habidos en las leyes de educación.
A los aspirantes del CSP se les exigía COU, no bachiller, y completaban una academia de tres cursos, lo cual a efectos administrativos y una vez finalizados, era el equivalente a un grado medio, a una diplomatura (sin homologación en el sistema educativo), correspondiente con el nivel de técnico o de gestión, por eso en el momento de la unificación los procedentes de este cuerpo pertenecían al grupo B de la administración. Debido al número de alumnos hubo funcionando dos academias simultáneas: una, en Ávila (colegio de huérfanos ferroviarios) y, otra, la de El Escorial, mientras se edificaba la actual escuela de Ávila.
Por otro lado, en la Policía Nacional, según la ley de Martín Villa de 1978, se había acordado con la academia de Zaragoza un plan de estudios para la formación de tenientes de dicho cuerpo. Los tres cursos de Zaragoza se completaban con dos en la academia de El escorial (si no me equivoco: actual academia de suboficiales de la Guardia Civil). Pertenecían al grupo A y tampoco tenían homologación en el sistema educativo.
En el año 1984 se llega al acuerdo de solicitar diplomatura a los aspirantes del CSP, al objeto de que esos tres cursos tengan homologación, pero no tiene lugar por la inminencia de la unificación: en ese mismo año se clausura Canillas, ya en desuso como centro de formación. En 1985, 179 inspectores del Cuerpo Superior de Policía y 218 tenientes de la Policía Nacional juran en el mismo acto en el complejo de Canillas, aprobado ya para albergar en el futuro los servicios centrales policiales, que constituían las últimas promociones y la representación de algo premonitorio: que al poco "todos serían tenientes"; alguien a última hora debió pensar que quedaba feo que los inspectores fuesen de uniforme de gala (los laureles se los debemos, curiosamente, a aquel uniforme. Y las serretas y las barras, actuales) y les hizo ir de paisano a recoger los despachos, pese a que todos lo habían adquirido ya y pagado de su bolsillo.
Una vez terminada la escuela de Ávila (la actual) y realizada la fusión de los cuerpos, se convocan las primeras oposiciones para inspector del CNP con el requisito de diplomatura. Aún habría que esperar años para la homologación de títulos y, a los efectos, los estudios cursados tenían consideración de un postgrado (algo muy ultimado por el último director de la escuela del CSP con la universidad). Es decir, los dos cursos de las nueve primeras promociones de inspectores de Ávila a efectos académicos no eran licenciados ni diplomados, se les reconocía una especie de postgrado.
Y así tenemos que tanto los absorbidos inspectores del CSP como los egresados inspectores de la escuela de Ávila pertenecían al grupo B de la administración, en tanto que los tenientes y capitanes, por su plan de estudios, lo eran del A. Aunque ninguno de todos ellos fuese licenciado ni diplomado a efectos académicos. No será hasta 1994, cuando eleven a todos los miembros de la ejecutiva al grupo A de la administración (subinspección B, Básica C). Y unos pocos años después, con la nueva reclasificación de grupos (a1 y a2) es cuando se homologan los estudios profesionales con los académicos. La homologación de los subinspectores aún tardaría un poco más. La de la escala básica, tiene gracia, ni está ni se la espera, a pesar de que ya en 1984 los sindicatos sugerían a Barrionuevo (sí, ese que luego acabó en el trullo por el GAL) la idoneidad de la exigencia de bachillerato como paso previo para una carrera policial, al estilo de los anglosajones. Nada: saco roto.
Entonces nos tenemos que preguntar que funciones realizaba un Inspector de primera, de segunda y de tercera y a que equivaldrían hoy día.
Un Inspector de primera era un funcionario que realizaba funciones de mando, con personal a sus órdenes que dirigía un grupo de Información o un grupo de Policía Judicial, lo que en la actualidad realiza generalmente un Inspector del CNP, pero al no tener el Cuerpo Superior de Policía escalas inferiores, las órdenes se las tenían que dar a los Inspectores de segunda y de tercera que eran los que realizaban las labores operativas de campo, las que en la actualidad realizan en el CNP la escala de Subinspección y la Escala Básica. Por tanto un Inspector del CNP equivaldría como mínimo a un Inspector de primera que se asimiló con un Capitán. Recordad que la equiparación que dio la Ley fue la de Capitán con Inspector de primera y no con la de Inspector Jefe, si bien la categoría que le dieron a ambos en el nuevo cuerpo policial que se creó fue la de Inspector Jefe, asimilando a un funcionario del Grupo A2 (Inspector de primera) con un Capitán, luego uno del grupo A1, como lo es un actual Inspector, como mínimo sería igualmente asimilado a Capitán.
A los Tenientes les dieron la misma puntuación que a los Inspectores de segunda. Deciros que un Inspector de segunda realizaba en 1986 las mismas funciones que realiza hoy día un Subinspector del CNP. Con esto no quiero decir que un Teniente equivalga a un Subinspector, sino que se equiparó con un funcionario cuyas responsabilidades eran muy inferiores a las de los actuales Inspectores. Hay que tener en cuenta además que un Subinspector en la actualidad equivale a Grado universitario.
Las labores del CSP eran las de INFORMACIÓN, INVESTIGACIÓN, POLICÍA CIENTÍFICA, en tanto que los oficiales de la Policía Nacional tenían el mando de secciones y compañías respectivamente, dedicadas al orden público (seguridad ciudadana). Volviendo al CSP todo era como en la actualidad (grupos y brigadas), dentro de esos grupos el
inspector de primera era quien ostentaba el mando, sí, sin embargo, no hay que olvidar en aquel tiempo (1978-1986) las oficinas de denuncias se denominan inspecciones de guardia y era porque al frente había un inspector, donde, por lo general, se adscribían varios policías nacionales. Dependiendo de la complejidad de esa inspección, el inspector al frente podía ser indistintamente y según la plantilla de 1º, 2º o 3º, porque hay que recordar que ascendían de categoría por antigüedad de escala (a comisario era por oposición rigurosa) y podía darse el caso de que todos los presentes fueran de 2ª y no los hubiera de 3ª. Ellos se denominaban a secas inspectores y no les gustaba el ‘apellido’ cuando se les recordaba. Para nada. Lo mismo ocurría en la sala del 091, donde se adscribían policías nacionales. Y en las inspecciones centrales de detenidos, como la de Puerta de Sol. Puestos fronterizos, etc.
Por tanto, el «personal a sus órdenes» de aquellos inspectores de «first class» no es que solo fuesen los de «second class» y «third class», sino que había policías uniformados también, incluyendo algún cabo y algún suboficial. Porque las carencias de personal fueron desde siempre el mal endémico de aquel cuerpo. Con los comisarios, la escala superior del CSP, pasaba otro tanto. Con la llegada de los socialistas era preferencia del ministro colocar como Jefe Superior o Provincial a un comisario principal y eso provocaba malestar entre la cúpula militar de la policía nacional, los coroneles y tenientes coroneles, que eran jefes de las circunscripciones (la máxima demarcación territorial de este cuerpo) pero que quedaban sujetos orgánicamente a los anteriores, es decir, bajo sus órdenes. No hay que olvidar el peso que aún tenían los militares en esos años y las protestan que suscitaba su presencia en muchos organismos civiles (RENFE, fábricas de armas). Eso motivó muchas tensiones y no pocos desencuentros entre jefes de uno y otro cuerpo que se olían la unificación y se temían el arrinconamiento resultante.
Si con el emparejamiento ya hubo chispas, con el escalafonamiento no fue menos. Los tenientes y capitanes exigían, siendo A, ir primeros que los inspectores, que eran B, ¡al cuerno la antigüedad! Al final se optó por una fórmula que no convenció a nadie de antigüedad en la escala a la que resultaban asimilados. Los grandes perjudicados fueron los subcomisarios, y los brigadas y subtenientes, que quedaron dentro de la misma escala que los sargentos sin que se tuviera en cuenta sus ascensos. Los grandes beneficiados: algunos capitanes que consiguieron su pase a la escala superior.
De la segunda parte de tu escrito, sobre si un capitán se asimila con un inspector y un comisario con un coronel de la Guardia Civil, ante una eventual unificación, basándose en sus complementos y niveles, no opino nada. La cantinela de la unificación suena desde que entré e ignoro si ese es el motivo de esta renovación de divisas. Cantinela que se oía también en tiempos de mi padre, y ya llovió. Y del NCD, nada que decir. Recuerdo ahora a un inspector al que hicieron Jefe Superior en 1978 o por ahí, con nivel 30. Y lo consolidó. Y cualquiera le tosía después, cuando volvió al grupo. Ahora que lo pienso un poco, tengo dudas entre si lo nombraron Jefe Superior o Gobernador civil, ambos cargos de libre designación con el único requisito de ser el titular licenciado.
En Francia, país al que debemos el modelo policial (al menos hasta los ochenta), ocurrió algo parecido cuando asimilaron a los inspectores de la policía judicial y de información, la Ciurete, (¿quién no recuerda al inspector Clouseau?) en la POLICE NATIONALE. Allí lo hicieron al revés que aquí, los inspectores pasaron a denominarse tenientes, capitanes y comandantes, mientras que los tenientes coroneles y coroneles pasaron a ser comisarios.
En ese país vecino hay tres escalas y muchas categorías en cada una. Cualquier francés puede presentarse a la primera categoría de cualquier escala si cumple los requisitos académicos que se exigen en cada convocatoria.