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Hola,
Mis anecdotas son muy sencillas y nada vistosas, pero son anecdotas, que es de lo que trata el hilo, ahí voy. Finales de los años 80, me dirigía a la Calle Roser, donde El Molino de Barcelona, en el Paral·lel. Yo venía de la calle Urgell, me detuve en el paso peatonal que estaba rojo para los viandantes, y esperar a cruzar hacia mi destino. En esas que mientras esperaba, me di cuenta que me paré junto a unos críos de más o menos mi edad y junto a ellos una pareja de policías nacionales pidiendoles documentación. A lo que me separé de esa acción y me fui unos pasos más a la izquierda de ellos. A eso que la mujer policía se me acerca y me pide mi DNI, saco mi cartera, la abro y cuando voy a sacar mi DNI, a media acción, me dice la mujer, ¿Eso que es? Y le respondo, un pin. Me mira y me responde, vale, ya te puedes ir. En ese momento veo que la fase del semaforo para peatones está en verde y me fui.
Lo que llevaba en la cartera de tela, juvenil, era un pin del CNP, que no hacia mucho tiempo me regaló la madre de un Policía Nacional, yo en aquel entonces, era menor de edad y me hacía gracia el tema policial, pero no tenía claro qué futuro laboral tomar aun, andaba más en mis estudios que en otra cosa. Aun conservo ese pin, aunque nunca más lo he vuelto a portar en lugar alguno, lo tengo en un mueble junto a otros presentes.
En otra ocasión, años después, entré en la Comisaria de la calle Balmes nº 192 de Barcelona, me dirigía a una de sus plantas a un tramite. Cuando accedo al ascensor, lo hago junto con otra persona que también accedía en ese momento, ambos veníamos del exterior, o por lo menos yo sí, y quizá él, lo haría de la parte colindante de la Comisaría donde también se realizan trámites, ahora no sabría concretar.
Al cerrarse la puerta y ascender el elevador, el hombre, de paisano, me mira muy enfadado y acto seguido me dice con tono acorde a su tremendo enfado, que cuando uno accede a un lugar, lo primero que debe decir es buenos días a las personas que se hallan en el mismo. En ese momento, alzo la mirada, le observo con ojos como platos y aturdido un par de segundos, porque yo iba a mi rollo, pensando en otros temas de mi interés, recuerdo que le respondí algo, pero sinceramente, ahora mismo no con exactitud, pero si recuerdo que el tipo no se quitó su bronca hacia mi, hasta que se abrió la puerta en el primer destino y separamos nuestros caminos. Me atrevería a decir, si el recuerdo no me juega una mala pasada, que ese hombre, era un Policía Nacional. Un apunte final, lo mismo que él demando de mí, pude haberlo hecho sobre él, o si él hubiera optado por un directo buenos días, en vez de aleccionar, habría logrado otro buenos días. Yo como iba a mi rollo, me olvidé al instante del tema, pero me imagino que el pobre hombre, igual le duró la bronca algun minuto extra.
En otra ocasión, entre 1989 y 1991, si mal no recuerdo, en el portal de en aquel entonces el bloque de viviendas donde residía, también en Barcelona ciudad, me topo con un par de jóvenes que me sacaban quizá cinco o séis años más, chico y chica de unos 25 años ellos, él con aires muy directos y tajantes me ordena que le de información sobre un vecino, a lo que le respondo que quienes son ellos, que no les conozco y al portal no deben entrar desconocidos preguntando información sobre vecinos, que uno nunca sabe con quien habla y luego hay robos. A lo que el chico, se enfadó bastante, y dijo que eran policías, y le respondí que eso lo puede decir cualquiera y no ser verdad necesariamente. La chica en cambio se lo tomó de una manera nada dramática, así que cuando vió que no soltaba prenda, la chica intervino, con otra forma de actuar, más de proximidad, me argumenta con pedagogía, se identifica con su acreditación y entonces le dije lo que sabía en ese momento. Entre ellos curzaron miradas y tras las gracias fueron escaleras arriba. Tiempo después me los volví a encontrar en el portal, el chico, me miraba con ojos de lobo que mira a su cordero o presa, en cambio la chica me saludó y se dirigieron a lo que habían venido, a la vivienda del vecino.
Ahora con el tiempo las entiendo simpáticas, en aquel entonces me fueron indiferentes, me daban lo mismo, que lo mismo me daban.
Saludos.