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La Guardia Civil cerca a La Legión en sus mentiras

NotaPublicado: Sab, 12 Oct 2019, 13:09
por un@ entre más
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Las mentiras y engaños de la Legión en la muerte de un joven de 21 años

Alejandro Jiménez Cruz nació legionario. Cada paso que dio en la vida iba dirigido a convertirse en Caballero de la Legión. No hubo esfuerzo, por intenso o complicado que fuera, que doblegara su voluntad. Lo logró a los 21 años. Cuando se enfundó el verde, creyó haber llegado al paraíso. La plena felicidad le duró apenas 5 meses. Este pasado mes de marzo, durante un ejercicio de tiro con fuego real en Alicante, recibió un impacto en el corazón y murió. A sus padres, que desde entonces viven en un mundo sin color, les explicaron que había sido un accidente: "Una bala rebotada". Desde los máximos cargos militares, hasta la ministra de Defensa, Margarita Robles, abrazaron esa versión. Juanjo, el padre, se la creyó a pies juntillas. ¿Cómo unas personas tan honorables, tan respetuosas, tan familiares, iban a engañarle?

Pero llegó la Guardia Civil a buscar la verdad. A los investigadores, nada más conocerlos, también les espetó el capitán Antonio Cabello, al mando de las maniobras en las que murió Alejandro: "Ha sido un rebote. No hace falta ser un lince". Los agentes, auténticos especialistas en investigación criminal, le respondieron: "¿En qué te basas? ¿Qué pruebas tienes? ¿Cómo has llegado a semejante conclusión?". "Lo he visto mil veces", contestó agobiado el capitán. Si los rebotes de balas son el pan nuestro de cada día, menudo descontrol hay en el ejército español. Cuando los agentes le pidieron que relatase algún ejemplo concreto, el capitán no supo qué responder pero insistió cerril: "Ha sido un rebote".

Durante meses el grupo de homicidios de la Guardia Civil de Alicante se enfrentó a un mundo de mentiras y silencio que todavía persiste. A pesar de ello, este grupo ha conseguido levantar las capas de basura y podredumbre en las que la Legión ha querido enterrar la muerte de Alejandro. Esta es la lista de graves irregularidades, incluso delitos, que dejan a la Legión a la altura del betún:

1º El chaleco antifragmentos que se le entregó a Alejandro Jiménez Cruz para participar en un ejercicio de fuego real estaba caducado. Es obligatorio que el teniente o el capitán cuiden que el material esté en perfectas condiciones, pero les dio igual. No lo revisaron.

2º Para evitar que un legionario muera si le pegan un tiro, en el chaleco se deben colocar las llamadas "placas balísticas". Son un trozo de un metal especial y grueso que para los impactos y te salva la vida. El gobierno se gastó un dineral de nuestros impuestos en comprarlas en 2012. Según los legionarios interrogados, nunca han sido usadas. A la hora en la que Alejandro se desangraba, las placas andaban apoyadas contra una pared en un almacén cogiendo polvo. Después del fallecimiento, la legión las ha limpiado y ha decidido empezar a usarlas. Un estudio de la Guardia Civil determina al 100% que si Alejando hubiese llevado las placas balísticas durante el ejercicio habría sobrevivido.

3º El capitán Cabello, máximo responsable del ejercicio, pidió a los legionarios que mintieran a la Guardia Civil. Quería ocultar el verdadero lugar donde había muerto Alejandro. Desplazó la escena del crimen varios metros. También mintió cuando dijo que él estaba en las instalaciones en el momento del suceso. Es falso. La investigación ha determinado que allí no estaba y él ha tenido que reconocer que es un mentiroso.

4º El sargento Guil y el capitán Cabello presionaron a los testigos para que no respondieran a las llamadas de los investigadores y, cuando fueron interrogados, para que tuvieran respuestas breves antes esos "mierdas de guardias civiles".

5º El ejercicio de fuego real debía estar planificado por escrito y no lo estaba. Tanto es así que, cuando el joven legionario recibió el impacto de una bala en el pecho, la ambulancia solo tenía un conductor.

6º Estaba prohibido que en el ejercicio de fuego real disparasen los tenientes o el sargento. Sin embargo, el sargento Guil sacó su fusil y disparó. La bala que mató a Alejandro salió de su arma. Él lo niega. Jura que no apretó el gatillo, pero la ciencia forense no miente.

7º La Guardia Civil precintó el lugar donde se hizo la práctica de fuego real. Nadie podía entrar, pero los legionarios recibieron la orden de recoger todas las vainas que encontrasen.

8º Mientras se realizaba el ejercicio de fuego real, había otro grupo de legionarios a solo unos metros realizando al mismo tiempo otro. El capitán dice que lo prohibió, pero los tenientes y el sargento niegan haber escuchado esa orden.

Solo Francisco, un legionario honrado, tuvo el valor de contar las mentiras y las presiones que estaban viviéndose en la Legión con la intención de ocultar lo que ocurrió. Este hombre entiende que ser un Caballero Legionario significa honor y verdad y él cumplió con esas dos proclamas. El resto de su grupo, lo marginó. El sargento Guil le gritó delante de otros compañeros: "Vas a meter en un lío al capitán, le vas a arruinar la vida, so cobarde. ¡Pedazo de maricón! Cómo tienes esa poca vergüenza".

Cobarde es quien no sabe enfrentarse a la verdad, no quien tiene el valor de contarla. Y ruina, ruina de vida es la que tienen los padres del joven Alejandro. Su padre Juanjo ha decidido hablar por primera vez. Es piloto de helicópteros de rescate en El Estrecho. Ha salvado la vida de cientos de personas, pero a su hijo no. Esa herida no deja de sangrarle: "Me preguntan que por qué sigo volando con la tristeza tan grande que llevó colgada. Lo hago por dos razones: tengo que seguir salvando vidas y, además, cada vez que vuelo estoy más cerca de mi hijo, que está en el cielo". Su entrevista completa, mañana en El Confidencial.


https://www.msn.com/es-es/noticias/espa ... li=BBpm69L

Re: La Guardia Civil cerca a La Legión en sus mentiras

NotaPublicado: Dom, 13 Oct 2019, 09:24
por Prest0
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un@ entre más escribió:Las mentiras y engaños de la Legión en la muerte de un joven de 21 años

Alejandro Jiménez Cruz nació legionario. Cada paso que dio en la vida iba dirigido a convertirse en Caballero de la Legión. No hubo esfuerzo, por intenso o complicado que fuera, que doblegara su voluntad. Lo logró a los 21 años. Cuando se enfundó el verde, creyó haber llegado al paraíso. La plena felicidad le duró apenas 5 meses. Este pasado mes de marzo, durante un ejercicio de tiro con fuego real en Alicante, recibió un impacto en el corazón y murió. A sus padres, que desde entonces viven en un mundo sin color, les explicaron que había sido un accidente: "Una bala rebotada". Desde los máximos cargos militares, hasta la ministra de Defensa, Margarita Robles, abrazaron esa versión. Juanjo, el padre, se la creyó a pies juntillas. ¿Cómo unas personas tan honorables, tan respetuosas, tan familiares, iban a engañarle?

Pero llegó la Guardia Civil a buscar la verdad. A los investigadores, nada más conocerlos, también les espetó el capitán Antonio Cabello, al mando de las maniobras en las que murió Alejandro: "Ha sido un rebote. No hace falta ser un lince". Los agentes, auténticos especialistas en investigación criminal, le respondieron: "¿En qué te basas? ¿Qué pruebas tienes? ¿Cómo has llegado a semejante conclusión?". "Lo he visto mil veces", contestó agobiado el capitán. Si los rebotes de balas son el pan nuestro de cada día, menudo descontrol hay en el ejército español. Cuando los agentes le pidieron que relatase algún ejemplo concreto, el capitán no supo qué responder pero insistió cerril: "Ha sido un rebote".

Durante meses el grupo de homicidios de la Guardia Civil de Alicante se enfrentó a un mundo de mentiras y silencio que todavía persiste. A pesar de ello, este grupo ha conseguido levantar las capas de basura y podredumbre en las que la Legión ha querido enterrar la muerte de Alejandro. Esta es la lista de graves irregularidades, incluso delitos, que dejan a la Legión a la altura del betún:

1º El chaleco antifragmentos que se le entregó a Alejandro Jiménez Cruz para participar en un ejercicio de fuego real estaba caducado. Es obligatorio que el teniente o el capitán cuiden que el material esté en perfectas condiciones, pero les dio igual. No lo revisaron.

2º Para evitar que un legionario muera si le pegan un tiro, en el chaleco se deben colocar las llamadas "placas balísticas". Son un trozo de un metal especial y grueso que para los impactos y te salva la vida. El gobierno se gastó un dineral de nuestros impuestos en comprarlas en 2012. Según los legionarios interrogados, nunca han sido usadas. A la hora en la que Alejandro se desangraba, las placas andaban apoyadas contra una pared en un almacén cogiendo polvo. Después del fallecimiento, la legión las ha limpiado y ha decidido empezar a usarlas. Un estudio de la Guardia Civil determina al 100% que si Alejando hubiese llevado las placas balísticas durante el ejercicio habría sobrevivido.

3º El capitán Cabello, máximo responsable del ejercicio, pidió a los legionarios que mintieran a la Guardia Civil. Quería ocultar el verdadero lugar donde había muerto Alejandro. Desplazó la escena del crimen varios metros. También mintió cuando dijo que él estaba en las instalaciones en el momento del suceso. Es falso. La investigación ha determinado que allí no estaba y él ha tenido que reconocer que es un mentiroso.

4º El sargento Guil y el capitán Cabello presionaron a los testigos para que no respondieran a las llamadas de los investigadores y, cuando fueron interrogados, para que tuvieran respuestas breves antes esos "mierdas de guardias civiles".

5º El ejercicio de fuego real debía estar planificado por escrito y no lo estaba. Tanto es así que, cuando el joven legionario recibió el impacto de una bala en el pecho, la ambulancia solo tenía un conductor.

6º Estaba prohibido que en el ejercicio de fuego real disparasen los tenientes o el sargento. Sin embargo, el sargento Guil sacó su fusil y disparó. La bala que mató a Alejandro salió de su arma. Él lo niega. Jura que no apretó el gatillo, pero la ciencia forense no miente.

7º La Guardia Civil precintó el lugar donde se hizo la práctica de fuego real. Nadie podía entrar, pero los legionarios recibieron la orden de recoger todas las vainas que encontrasen.

8º Mientras se realizaba el ejercicio de fuego real, había otro grupo de legionarios a solo unos metros realizando al mismo tiempo otro. El capitán dice que lo prohibió, pero los tenientes y el sargento niegan haber escuchado esa orden.

Solo Francisco, un legionario honrado, tuvo el valor de contar las mentiras y las presiones que estaban viviéndose en la Legión con la intención de ocultar lo que ocurrió. Este hombre entiende que ser un Caballero Legionario significa honor y verdad y él cumplió con esas dos proclamas. El resto de su grupo, lo marginó. El sargento Guil le gritó delante de otros compañeros: "Vas a meter en un lío al capitán, le vas a arruinar la vida, so cobarde. ¡Pedazo de maricón! Cómo tienes esa poca vergüenza".

Cobarde es quien no sabe enfrentarse a la verdad, no quien tiene el valor de contarla. Y ruina, ruina de vida es la que tienen los padres del joven Alejandro. Su padre Juanjo ha decidido hablar por primera vez. Es piloto de helicópteros de rescate en El Estrecho. Ha salvado la vida de cientos de personas, pero a su hijo no. Esa herida no deja de sangrarle: "Me preguntan que por qué sigo volando con la tristeza tan grande que llevó colgada. Lo hago por dos razones: tengo que seguir salvando vidas y, además, cada vez que vuelo estoy más cerca de mi hijo, que está en el cielo". Su entrevista completa, mañana en El Confidencial.


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Espero que se haga justicia pero de los puntos expuestos, varios estan erroneos.
Lo cual demuestra ignorancia por quien lo ha escrito, que conocedor del tema no es.
El tema de los chalecos es que tienen que ir con las placas (no de metal sino de otro material) si no el chaleco solo es antifracmentos.
Eso si, los errores se pagan.
Esperemos que cuanto antes mejor por el bien comun.
Salutenss!!


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Re: La Guardia Civil cerca a La Legión en sus mentiras

NotaPublicado: Dom, 13 Oct 2019, 09:33
por Prest0
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Eso si, que alguien asevere algo sin la investigación pertinente da mal que pensar....

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Re: La Guardia Civil cerca a La Legión en sus mentiras

NotaPublicado: Vie, 25 Oct 2019, 19:25
por Prest0
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Continuan las investigaciones.
Ahora mismo procesados.
Un capitan.
Dos tenientes.
Un sargento.
Un cabo
Tres soldados.

Suena art. 77 CPM.



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Re: La Guardia Civil cerca a La Legión en sus mentiras

NotaPublicado: Dom, 03 Nov 2019, 21:23
por TANGO51
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Valla por dios. espero que los culpables paguen

Re: La Guardia Civil cerca a La Legión en sus mentiras

NotaPublicado: Dom, 08 Dic 2019, 18:13
por un@ entre más

foropolicia.es
La prueba de balística identificó al autor del tiro que mató al legionario en Agost

Laboratorio de Criminalística. Los informes de los expertos del Departamento de Balística de la Guardia Civil de Alicante resultaron determinantes en el caso de la muerte del legionario mallorquín Alejandro Jiménez Cruz durante unos ejercicios en Agost. Identificaron el fusil del que partió el proyectil y descartaron que fuera un rebote.

El 3 de abril, apenas una semana después de la muerte del legionario mallorquín Alejandro Jiménez Cruz tras recibir un disparo durante un ejercicio de fuego real en el campo de maniobras de Agost, un teniente coronel del Ejército firma un informe interno sobre el incidente. «No se puede determinar que hubiera negligencia por parte de ninguno de los ejecutantes, desconociéndose, con la información disponible hasta el momento, el posible origen del fuego causante del accidente».

No fue una explicación satisfactoria para la Guardia Civil. Durante los meses que siguieron, los agentes del Grupo de Homicidios y el Laboratorio de Criminalística de Alicante realizaron ingentes gestiones, que se han plasmado en un informe de más de 1.500 páginas al que ha tenido acceso INFORMACIÓN. Las pesquisas comenzaron con dieciséis investigados, entre los que estaban los once legionarios miembros de los dos pelotones que participaron en las maniobras, sus respectivos sargentos y tenientes, y el capitán jefe de la compañía. Entre las diligencias realizadas, se incluyó una ficha antropométrica de cada uno de ellos, que incluía complexión y lateralidad (si eran zurdos o diestros) y el análisis de la posición que cada uno ocupaba durante la reconstrucción de los hechos. Sin embargo, el punto culminante lo aporta el análisis balístico, que permite confirmar que el proyectil que causó la muerte del joven mallorquín salió de un fusil en concreto, catalogado como el 70330. Era el asignado al sargento de su pelotón.

El análisis, realizado por los especialistas del Departamento de Balística adscrito al Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil de Alicante, partió de cinco fragmentos en los que se dividió el proyectil que causó la muerte de Alejandro Jiménez. Estas muestras, catalogadas con los números del 1 al 5, fueron cotejadas minuciosamente con los proyectiles disparados por dieciséis armas, catorce fusiles y dos ametralladoras, que portaban los miembros de los dos pelotones que participaban en el ejercicio en el que murió el joven. Todas estas armas están también numeradas, y cada una estaba asignada a uno de los militares.

Los expertos de balística detallan en su informe que cuatro de los cinco fragmentos del proyectil que causó la muerte a Alejandro Jiménez no se pueden comparar debido a su pequeño tamaño, su deformidad o porque no presentan señales individuales. La clave está en el fragmento etiquetado como número 2, que presentaba unas estrías definidas, comparables a las huellas dactilares humanas. Estas marcas resultaron idénticas a los proyectiles disparados con el fusil catalogado con el número de identificación 70330. Los expertos lo consideran una prueba inequívoca. Es el que estaba asignado al sargento del pelotón de Alejandro Jiménez Cruz.

Nuevas pruebas científicas se centraron en determinar si se trató de un disparo directo o un rebote. Los especialistas tuvieron en cuenta las características tanto del arma como de los proyectiles, así como la trayectoria que siguió la bala que causó la muerte al joven legionario. Los analistas realizaron diversas pruebas en el campo de tiro de Agost y confirmaron que la munición utilizada se fragmenta en cuanto impacta contra un cuerpo. De tratarse de un rebote, Alejandro habría sido alcanzado por una esquirla, no por un proyectil entero, que se dividió después de alcanzarle.

«Guardia baja»

Los analistas descubrieron una marca en la culata del fusil de Alejandro. El proyectil rozó el arma del joven antes de alcanzarle. Un estudio del ángulo determinó que el joven ese encontraba en posición de «guardia baja», con la rodilla en tierra y su fusil apuntando al suelo, cuando fue herido mortalmente. El disparó se hizo desde una distancia de 16,5 metros y en un punto ligeramente más bajo, con una trayectoria ascendente.

Las conclusiones de este nuevo estudio de balística son también contundentes. «El fusil con el número de identificación 70330 se encuentra en eficaz estado de funcionamiento, aunque presenta deficiencias que solo le permite disparar en tiro semiautomático», es decir, tiro a tiro. «El disparo que provocó el fallecimiento de Alejandro Jiménez fue fruto de un disparo directo y no de un rebote». Por último, se aprecia «una discrepancia en la posición del tirador con respecto a los casquillos recogidos, que implica que o bien la posición del tirador no es la correcta o los casquillos han sido modificados de lugar».

Llegados a este punto, los investigadores de la Guardia Civil toman una nueva declaración al sargento del pelotón de Alejandro Jiménez, la tercera , y se le informa del resultado del informe. El suboficial niega una y otra vez que fuera el autor del disparo que causó la muerte del legionario. Admite que disparó durante el ejercicio, aunque no llegó a consumir un cargador entero. «No entiendo el resultado del informe de balística», manifestó. «Yo no fui».

https://www.diarioinformacion.com/suces ... 13943.html

Re: La Guardia Civil cerca a La Legión en sus mentiras

NotaPublicado: Vie, 28 Ago 2020, 13:41
por astartes
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https://www.diariodemallorca.es/sucesos ... 34461.html

Procesados cuatro mandos por encubrir la muerte de un legionario mallorquín
El sargento se enfrenta a cargos de homicidio imprudente, abuso de la autoridad y obstrucción de la justicia
penélope oliver | palma 28.08.2020 | 09:57
Alejandro Jiménez Cruz, legionario mallorquín fallecido en
Alejandro Jiménez Cruz, legionario mallorquín fallecido en

Un legionario de Mallorca muere de un disparo en unas maniobras en Alicante
¿Por qué murió el legionario mallorquín Jiménez Cruz?
Muerte de un legionario mallorquín: Un año buscando la verdad

Un año y medio después de la muerte de Alejandro Jiménez Cruz, el juez militar que lleva el caso ha decidido procesar a cuatro de los mandos por encubrir las causas de la muerte del legionario mallorquín, según ha publicado El País.

El joven legionario murió el pasado 25 de marzo de 2019 en la base de Agost en Alicante a causa de un disparo en el pecho durante unos ejercicios militares. Tras lo sucedido, la Guardia Civil inició una exhaustiva investigación que puso de manifiesto numerosas irregularidades que provocaron la muerte del joven.

Inicialmente se aseguró que el legionario murió a causa de un accidente, siendo alcanzado por el rebote de un proyectil que le entró por la axila en el hueco del chaleco antibalas. Sin embargo, la prueba pericial determinó que fue un impacto directo en el pecho de un proyectil disparado por su propio sargento a 12,5 metros y que además, no llevaban las placas balísticas que le habría protegido del impacto.

Horas después de la muerte se limpió la zona que habría borrado todas las pruebas, sin embargo el proyectil que quedó en el cadáver ayudó a conocer las verdaderas causas de la muerte en la segunda autopsia.

Según el relato del juez, esa misma noche, el capitán de la compañía reunió a los mandos a sus órdenes y les dijo que debían declarar que él estaba presente cuando esto era falso. A la mañana siguiente, saltó el precinto policial del campo de tiro y hizo una reconstrucción ficticia de los hechos para que los legionarios la ensayaran antes de la llegada de la Guardia Civil. Haciendo creer a las autoridades que estaban a cuatro o cinco metros de su posición real, ocultando así que, a diferencia de lo que el capitán había ordenado, los dos pelotones asaltaron simultáneamente la loma disparando desde flancos opuestos, con el riesgo de fuego cruzado, que el sargento disparó cuando debía limitarse a supervisar el ejercicio o que un teniente y un cabo se sumaron al asalto sobre la marcha, sin informar a nadie.

Lo que ocurrió, según el auto, fue que con el ejercicio ya acabado, el sargento se inventó un nuevo enemigo y ordenó disparar hacia la falda de la loma. Cuando los legionarios estaban rodilla en suelo, comprobando sus cargadores se oyó a Alejandro Jiménez gritar que le habían dado.
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El juez militar procesa al sargento por homicidio imprudente, abuso de la autoridad y obstrucción a la justicia, pidiendo 330.000 euros de responsabilidad civil. Al capitán lo procesan por deslealtad, encubrimiento y desobediencia a agentes de la autoridad. A los dos tenientes, el cabo y los tres soldados, por encubrimiento, entre otros delitos.

Re: La Guardia Civil cerca a La Legión en sus mentiras

NotaPublicado: Vie, 28 Ago 2020, 13:43
por astartes
Al parecer encima, al legionario que trató de destapar el asunto, le acosaron en la unidad presionándole por diferentes medios para que no saltara la verdad a la luz por supuesto "compañerismo". Debe ser que el legionario fallecido no era compañero y no se merecía esclarecer los motivos de su muerte,vaya.

Re: La Guardia Civil cerca a La Legión en sus mentiras

NotaPublicado: Vie, 28 Ago 2020, 13:48
por astartes
aqui está mas detallada la noticia,bastante explicativo lo de "hijos de p*** picoletos de mierda":

https://elpais.com/espana/2020-08-27/pr ... ldado.html

Procesados cuatro mandos y cuatro legionarios por encubrir la muerte de un soldado
El juez militar desenmascara el plan para ocultar que el disparo de un sargento mató a Alejandro Jiménez
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MIGUEL GONZÁLEZ
Cádiz - 28 AGO 2020 - 08:29 CEST
La Brigada de la Legión en labores de vigilancia en Almería.La Brigada de la Legión en labores de vigilancia en Almería.CARLOS BARBA / EFE

Lo grave no fue solo el disparo que acabó con la vida del legionario Alejandro Jiménez Cruz el 25 de marzo de 2019 en el campo de maniobras de Agost (Alicante), sino la confabulación orquestada para intentar tapar lo sucedido. El juez togado militar número 23 de Almería ha procesado al sargento autor del disparo, pero también a un capitán, dos tenientes, un cabo y tres soldados de la Legión por delitos como encubrimiento, deslealtad, desobediencia y obstrucción a la Justicia.

Nunca se había llegado tan lejos en el desenmascaramiento de una arraigada concepción del corporativismo que, con la excusa de defender la imagen de la Legión o proteger a los subordinados, se desentiende de las víctimas y ampara a los culpables. En un demoledor auto de 150 folios, fechado el pasado miércoles, el juez militar desmenuza el cúmulo de irregularidades que rodearon el ejercicio en el que perdió la vida el legionario Alejandro Jiménez Cruz, mallorquín de 21 años, y las mentiras urdidas para obstruir la investigación.
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Inicialmente se aseguró que el legionario había sido alcanzado por el rebote de un proyectil que le entró por la axila, en el hueco dejado por el chaleco antibalas, mientras participaba en un ejercicio de su compañía, perteneciente al Tercio Don Juan de Austria, con base en Viator (Almería). Esa es la versión que los mandos de la Brigada de la Legión dieron al padre del fallecido y la que se intentó hacer creer a la Guardia Civil. “Ha sido un rebote, lo he visto miles de veces, no hay que ser un lince para darse cuenta”, le dijo el jefe del legionario a los investigadores.

Posteriormente se supo que, pese a tratarse de un ejercicio con fuego real en movimiento, uno de los más peligrosos, los participantes no llevaban las placas balísticas que les habrían protegido del impacto de un proyectil, aunque su unidad contaba con 30 de ellas desde 2012. El juez admite que estas placas no eran obligatorias entonces, pero recuerda que sí se emplearon en ejercicios posteriores a la muerte del legionario.

La prueba pericial determinó, además, que este no fue alcanzado por un rebote sino por el impacto directo en el pecho de un proyectil de calibre 5,56 disparado por el fusil HK de su propio sargento desde 12,5 metros de distancia. Para descubrir lo ocurrido, la Guardia Civil tuvo que romper el pacto de silencio que se impuso entre los legionarios.


Horas después de la muerte del soldado (en una ambulancia militar que carecía de médico o enfermero y cuyo conductor solo tenía conocimientos básicos de primeros auxilios, contra lo previsto para ese tipo de ejercicios), se limpió el campo de tiro de vainas y casquillos, lo que hubiera borrado las pruebas de no ser porque el proyectil quedó alojado en el cadáver. El juez paralizó una incineración que se quería hacer con premura y ordenó una segunda autopsia, lo que permitió reconstruir la trayectoria de la bala, que afectó a los pulmones y el corazón, y recuperar más restos de la misma.

Esa misma noche, el capitán de la compañía reunió a los mandos a sus órdenes y les dijo que debían declarar que él estaba presente cuando se produjo la muerte, lo que no era cierto. A la mañana siguiente, a primera hora, saltó el precinto policial del campo de tiro y preparó una reconstrucción falaz de los hechos, haciendo que los legionarios la ensayaran antes de la llegada de la Guardia Civil, para hacer creer a los investigadores que los soldados estaban a cuatro o cinco metros de su posición real cuando se produjo el fatal disparo.

Se trataba de ocultar que, en contra de lo que él mismo había ordenado, los dos pelotones asaltaron simultáneamente la loma haciendo uso de sus armas desde flancos opuestos, con el riesgo de fuego cruzado; que el sargento disparó cuando debía limitarse a supervisar el ejercicio; o que un teniente y un cabo se sumaron al mismo sobre la marcha, sin informar a nadie. Pero el detonante del desenlace fatal fue una improvisación del sargento: con el ejercicio ya acabado, se inventó un nuevo enemigo y ordenó disparar hacia la falda de la loma. Cuando los legionarios estaban rodilla en tierra, comprobando sus cargadores, se oyó a Alejandro Jiménez gritar: “¡Me han dado!”.

El juez procesa al sargento por homicidio imprudente, pero también por abuso de autoridad y obstrucción a la justicia, y le pide 330.000 euros de responsabilidad civil, además de mantener las medidas cautelares (retirada del pasaporte y comparecencia quincenal). Al capitán, al que atribuye la autoría del plan para ocultar que el sargento fue el autor del disparo, lo procesa por deslealtad, encubrimiento y desobediencia a agentes de la autoridad (los guardias civiles). A los dos tenientes por deslealtad (elevaron un informe falso a sus superiores), desobediencia, contra los deberes del mando y encubrimiento, delito que también se atribuye al cabo y los tres soldados, entre otros. Todos ellos han sido citados a declarar el 7 de septiembre.


EL VALOR DEL LEGIONARIO QUE DIJO LA VERDAD

“No llores como un maricón, que has venido a la Legión a morir”, le dijo el sargento a un soldado amigo de Alejandro momentos después de su muerte. El sargento era el mismo que había matado al legionario y quien lloraba el único soldado que tuvo valor suficiente para declarar la verdad de lo sucedido. Pagó un alto precio por ello: sus compañeros le hostigaron, lo trataron de “traidor”, le hicieron el vacío y le insultaron. Le forzaron la taquilla y se halló dentro munición de guerra, que él alega que alguien le colocó, pese a lo cual ha sido encausado por la jusrisdiccción militar.

Cuando uno de los investigadores le llamó al móvil, un legionario se lo quitó y lo arrojó al suelo. "¡Uy! Me está llamando el teniente de la Guardia Civil, ¡qué miedo!", se burló el capitán, quien prohibió a los soldados que colaboraran en la investigación sin autorización de sus jefes. “Estos hijos de p***, picoletos de mierda, como no pueden probar que fue un rebote, buscan decir que fue un fallo nuestro”, aleccionó el sargento a los legionarios cuando iban a declarar. El juez le ha procesado por vejar y humillar al legionario que lloró la muerte de su compañero.

Re: La Guardia Civil cerca a La Legión en sus mentiras

NotaPublicado: Dom, 25 Oct 2020, 12:21
por astartes
DEPOL Guardia Civil

Inicio curso: septiembre 2019
de-pol.es
La familia de un legionario tiroteado en unas maniobras califica su muerte de asesinato
La acusación particular pide que el caso en el que hay ocho militares procesados pase de la jurisdicción castrense a la ordinaria
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Miguel González
Madrid - 25 oct 2020 - 0:30 CEST
Legionarios en el desfile del pasado 12 de octubre en el Patio de la Armería del Palacio Real de Madrid.
Legionarios en el desfile del pasado 12 de octubre en el Patio de la Armería del Palacio Real de Madrid.Kiko Huesca / EFE

La familia de Alejandro Jiménez Cruz, el legionario de 21 años que murió el 25 de marzo de 2019 durante unas maniobras con fuego real en el campo de tiro de Agost (Alicante), ha pedido que la causa que instruye el juzgado togado militar de Almería pase a la jurisdicción civil.

El juez castrense procesó en agosto pasado al sargento autor del disparo como presunto autor de un delito contra la eficacia del servicio con resultado de muerte. Además, procesó a un capitán, dos tenientes, un cabo y tres soldados por los presuntos delitos de encubrimiento, deslealtad, desobediencia y obstrucción a la justicia, ya que intentaron tapar lo sucedido.

Sin embargo, la acusación particular considera que el sargento que mató a Alejandro Jiménez de un disparo de su fusil HK36, como han demostrado los informes periciales de la Guardia Civil, no cometió un delito de imprudencia grave, sino un delito de asesinato o, en su defecto, de homicidio doloso.

El escrito alega que, “dada la cualificación y amplísima experiencia en prácticas con fuego real” del sargento, no cabe pensar que no fuera consciente del gran riesgo que entrañaba su conducta (improvisó sobre la marcha un ejercicio cuando ya había concluido el planeado e hizo al menos siete disparos en abacanico hacia la zona donde se encontraba el fallecido a pesar de que no debía abrir fuego), por lo que no cabe hablar de mera imprudencia. El sargento negó que hubiera disparado y no entregó su arma a la Guardia Civil, pero el proyectil quedó alojado dentro del cadáver y ello permitió, tras una doble autópsia, determinar su origen.

La calificación de los hechos como asesinato o delito doloso lleva a la acusación particular a plantear un conflicto de jurisdicción y a reclamar al juez militar que se inhiba en favor de la justicia ordinaria. La Ley Procesal Militar establece que los tribunales castrenses solo pueden entender de aquellos delitos que sean exclusivos del Código Penal Militar (como deserción, desobediencia, etc) o que, figurando también en el común, tengan una pena más alta en el primero. Sin embargo, alega el abogado de la familia de la víctima, el Código Penal Militar solo contempla la muerte por imprudencia grave durante la ejecución de un servicio de armas. “La calificación de los hechos por la acusación pública o particular como homicidio doloso o asesinato lleva aparejada ineludiblemente la falta de competencia de la jurisdicción penal militar y la consecuente inhibición a favor de la jurisdicción penal ordinaria”, concluye el escrito.