El verano pasado, a principios de julio, el letrado desayuna en un bar, cuando sale se da cuenta de que no lleva su móvil, un HTC P3300. Regresa inmediatamente al local, pero no queda ni rastro del teléfono.
Los camareros no han visto nada y al llamar al número pasa lo más previsible: “El teléfono móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura en este momento. Por favor, inténtelo de nuevo más tarde”.
Algo iluso y apesadumbrado por el hurto, el abogado coloca unos carteles en el bar, ya que tenía especial interés en recuperar no sólo el teléfono, sino la tarjeta de memoria.
Como las posibilidades de que eso suceda tienen a cero, decide iniciar un vericueto legal de tales dimensiones como sólo alguien que conoce al dedillo la Justicia podría hacer.
Para comenzar prepara un escrito dirigido al Juzgado de Instrucción de guardia “requiriendo a las principales operadoras españolas Telefónica Móviles España S.A.U., Vodafone España S.A., France Telecom España S.A. y Euskaltel S.A. a fin de que, con carácter urgente, comuniquen al juzgado cualquier conexión que se realice desde su móvil” identificado con el correspondiente IMEI.
justicia
Solicita, además, que “se requiera en los mismos términos a las compañías que gestionen las estaciones de comunicación BTS”.
Y por si fuera poco, que también “se requiera a la operadora móvil que detecte cualquier conexión a que facilite al juzgado la identidad y datos de localización del titular de la SIM que se emplee, así como la localización exacta de la estación que le preste cobertura”.
El juez de guardia no tramitó las diligencias como urgentes, pero reiteró su petición al juzgado. ¡Con la iglesia hemos topado! El juzgado decreta el sobreseimiento provisional de las actuaciones. Vamos, que pasa olímpicamente de la insistencia del denunciante.
Erre que erre, interpone recurso de reforma y subsidiario de apelación contra el auto. A mediados de agosto le llaman porque el recurso no va acompañado de la representación de un procurador. El caballero explica que esto es un “clamoroso error del juzgado” porque no es necesario para este caso.
A mediados de septiembre el juzgado estima los argumentos y en octubre se recibe respuesta por parte del director de Seguridad de Orange: No ha habido ninguna conexión en esta red.
A finales de noviembre el responsable de Relaciones con la Administración de Telefónica asegura que “se ha detectado una conexión posterior a la fecha que se les había indicado a través de su red” y facilitan la localización de la estación BTS y el número de la tarjeta SIM utilizada.
De paso incluyen 70 páginas con la localización de las últimas conexiones que esa SIM ha tenido desde otros terminales.
Sin embargo… el número corresponde a una tarjeta prepago de las que aún no han facilitado sus datos personales.
La Policía consideró que lo que había que hacer era “analizar el tráfico de llamadas de la tarjeta SIM que se utilizó, seleccionar los números habituales, identificar a sus titulares, tomarles declaración y preguntarles sobre la identidad del titular del número investigado”.
El denunciante pidió que parasen durante unos días porque, “temeroso del garantista procedimiento penal, no puedo evitar imaginar decenas de alegaciones sobre irregularidades en la obtención de pruebas, vulneración de derechos constitucionales y todas esas cosas”.
Unas semanas después, la obsesión por esclarecer los hechos, le llevaron a recapitular un poco: “Empiezo a estudiar los posibles escenarios. Que haya sido algún ratero que en un descuido alargó su mano mientras yo leía ensimismado el periódico, que haya sido un chaval que, al salir yo de la cafetería, lo encontrase reluciente sobre la barra y dijese… ¡PREMIO!, que haya sido el camarero…”
Al poner las hipótesis sobre la mesa se da cuenta de algo: “El camarero que estaba aquel día me conoce desde hace tiempo. Fue muy amable al colgar los cartelitos con la desaparición. Se tiró meses y meses contándome historias sobre cosas valiosas que había encontrado en el bar y todos los esfuerzos que hizo para localizar a sus dueños. Se acordó muchas veces, en voz alta, de la familia de quien me lo haya robado. Me describió a personas que aquel día estaban en el bar y de las que sospechaba vehementemente. De vez en cuando, cinco meses después, todavía me recuerda aquello levantando las cejas y diciendo ‘¡hay que ver que gente mala!’”
Estudiando la documentación remitida por Telefónica la conexión desde el móvil desaparecido se hizo desde un barrio de Madrid. “Sin embargo, el resto de conexiones desde la misma SIM, llama la atención que varios fines de semana se hacen a través de una BTS situada en un pueblo de una provincia lejana. Busco en Internet el nombre del pueblo. Poco más de 100 habitantes. Poco después acudo al bar y hablo con el camarero: “Oye, ahora hablando contigo me estoy dando cuenta de que hablas igual igual que un amigo mío de [NOMBRE DE LA PROVINCIA], ¿no serás de allí? ¡Pues sí señor, de [NOMBRE DEL PUEBLO]!”.
Ya sabía quién era el delincuente. Preparó un escrito y unos días después la Policía se presentó de paisano en el bar y le preguntan al todavía presunto: “¿Usted recuerda que a principios de verano…?”
El profesional de la hostelería “se indigna hasta cotas indescriptibles ante las sospechas a pesar de las pruebas que hay en su contra”.
La Policía le pidió que marcara el número de teléfono que había se había registrado en el terminal hurtado y aparece el nombre de una mujer. La evidencia hace que confiese: “Hombre, ahora que me acuerdo, unos días después de que este señor perdiera su móvil yo me encontré uno en una papelera…”
Le preguntan dónde está el HTC P3300. “En mi casa, en un cajón…solo lo encendí una vez para ver si funcionaba. Desde entonces está guardado”. Al día siguiente tuvo que comparecer con una abogada de oficio para devolver el móvil.
“El tipo había reseteado todos los archivos de contactos y tareas. Pido que conste en el acta antes de la entrega. Cojo el móvil. Han pasado 8 meses y 9 días. Misión cumplida. Digamos que se hizo justicia sin ensañamiento. En cuanto al fulano, si algún día salen ustedes de una cafetería y aparece corriendo un camarero porque se han olvidado cinco céntimos, es muy probable que se trate de él”.
http://www.diariodeunmoviladicto.com/ac ... htc-p3300/