La Ertzaintza no ha vuelto a disparar pelotas de goma tras la muerte de Íñigo Cabacas
Ni siquiera saca ya a la calle las escopetas lanzapelotas después del suceso
No hay una prohibición de uso, pero sí una restricción
La Policía vasca prueba dos drones, útiles para el control aéreo de las masas
La muerte de un senegalés en Salou (Tarragona) durante un operativo de los Mossos d'Esquadra contra la piratería (y los posteriores disturbios) y la decisión del nuevo Gobierno de Navarra de prohibir las pelotas de goma en la Policía Foral ha reabierto la polémica sobre las técnicas de las unidades antidisturbios y sobre su contundencia. En abril, ciertos sectores políticos y sociales denunciaron que el Parlamento Vasco no aprobara una prohibición definitiva y total de unas bolas de caucho que se demostraron letales con el joven Íñigo Cabacas. Sin embargo, las restricciones impuestas a la Ertzaintza en aquella convulsa primavera de 2012 se han convertido en una prohibición de facto, ya que en tres años y medio ningún ertzaina en ninguna intervención de orden público ha vuelto a disparar una sola pelota de goma más, según confirman fuentes oficiales.
La decisión tomada respecto al material antidisturbios después de que una bola impactara en la cabeza de un joven que celebraba un éxito europeo del Athletic en el callejón de María Díaz de Haro de Bilbao fue la de restringir el uso de pelotas de goma, no la de prohibirlas. Se determinó que sólo la unidad antidisturbios (Brigada Móvil) y no los equipos de Seguridad Ciudadana portaran escopetas lanzapelotas, algo que había sido habitual en un territorio en el que durante años la Policía autonómica tuvo que multiplicarse para sofocar simultáneamente varios focos de kale borroka en distintos puntos geográficos.
Técnicamente, la Brigada Móvil sigue habilitada para emplear pelotas de goma. De hecho, el director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo, declaró recientemente que no había motivos para retirarlas definitivamente porque «cabe la posibilidad de que cualquier situación pueda generar una explosión de violencia y hay que estar preparados». Sin embargo, la realidad es que ni siquiera se sacan a la calle las viejas escopetas Benelli, sustituidas al 100% en la práctica por un nuevo lanzador más preciso que las erráticas bolas de caucho y aparentemente menos lesivo. Y si se sacasen, sólo se podrá realizar un disparo con la autorización de la más alta autoridad policial que se encuentre al frente del operativo.
Agentes de la Ertzaintza y sindicatos, tras altercados ocurridos sobre todo este año en Vitoria (en el campus de la Universidad del País Vasco y tras las manifestaciones en homenaje a las víctimas del 3 de marzo de 1976), han denunciado que el nuevo armamento no puede ser empleado con las mismas tácticas que antes las escopetas. Y es que, al disparar sin meter ruido, se ha perdido el elemento intimidatorio de las salvas, disparos tremendamente sonoros pero inofensivos que bastaban en muchas ocasiones para disolver un incidente con muy poco personal.
Cuando se trata de actuaciones más planificadas, la dirección de la Ertzaintza apuesta abiertamente por grandes despliegues humanos, como se vio en 2013 en Ondarroa o este mes de mayo en la Virgen Blanca de Vitoria, en ambos casos actuaciones para detener a condenados por pertendencia a banda terrorista o a su entorno y que estaban protegidos por «muros populares» con centenares de simpatizantes de la izquierda abertzale. Sólo en esos casos las operaciones se han realizado sin sobresaltos, ya que desde la muerte de Cabacas otros despliegues han recibido fuertes críticas de sindicatos y agentes al entender que, sin pelotas de goma, es necesario mucho más personal con el que poder entrar al cuerpo a cuerpo con los alborotadores. Es el modelo que emplean las Policías británica o alemana en los eventos deportivos de riesgo.
En general, la Ertzaintza está revisando todas sus tácticas operativas. Olvidados en el aparcamiento de la base de la Brigada Móvil, en Iurreta, hay vehículos como un cañón de agua para dispersar a grandes grupos de gente o incluso tanquetas y Hammer. El Departamento de Seguridad lleva también varios años intentando vender un helicóptero, aunque sin éxito.
El futuro pasa más por los drones, que se presentan como una oportunidad para el control de grandes masas desde el aire y también para su empleo en operaciones de rescate en el medio natural. A falta de que España cierre una regulación definitiva sobre estas aeronaves no tripuladas, especialistas de la Ertzaintza prueban desde hace unos meses un par de drones pequeños. Se espera que de aquí a final de año se puedan realizar maniobras sobre el terreno con estos aparatos y determinar su posible utilidad de cara a operativos policiales reales. Es el personal de la unidad de Helicópteros el que está recibiendo la formación para el manejo de unos vehículos con mucho más potencial que el de un simple juguete teledirigido o, en el otro extremo, un arma de guerra.
http://www.elmundo.es/pais-vasco/2015/0 ... b457a.html
Publicado: Lun, 17 Ago 2015, 19:08
