Página 1 de 1

Cae una red de radicalización en las carceles

NotaPublicado: Lun, 01 Oct 2018, 22:10
por rafa1
DEPOL Guardia Civil

Inicio curso: septiembre 2019
de-pol.es
Cae una red de radicalización en las cárceles con 25 presos yihadistas implicados

Prisiones y la Guardia Civil lanza la Operación Escribano en más de 15 centros penitenciarios. Entre los detenidos hay terroristas y reclusos comunes

La Guardia Civil y la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias han lanzado este lunes una amplia operación antiyihadista en una quincena de cárceles españoles. La Operación Escribano -bautizada así porque los implicados se transmitían por carta mensajes e instrucciones- ha permitido desmantelar una red de radicalización en la que participaban 25 reclusos musulmanes, la mayoría encarcelados por actividades terroristas, aunque también los hay presos por delitos comunes que habían adoptado posiciones extremistas dentro de la cárcel precisamente por la actividad del grupo.

La operación, dirigida por el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, ha sido posible después de que los Grupos de Seguimiento y Control de las cárceles, integrados por funcionarios penitenciarios destinados a controlar a los presos más peligrosos, detectase que reos de diferentes cárceles mantenían comunicaciones escritas en las que defendían las posiciones del Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés).

Estos funcionarios detectaron que un grupo de 25 presos musulmanes mantenían una fluida comunicación entre ellos mediante correo postal -dentro de prisión están prohibidos los teléfonos móviles y el acceso a internet- a pesar de estar repartidos en una quincena de cárceles. Entre ellos, había numerosos reclusos encarcelados por terrorismo yihadista y, por tanto, catalogados como presos FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento) que, en ocasiones, utilizaban a otros reclusos ajenos a la red para hacer llegar sus mensajes a otros presidios y, así, evitar el control al que se encuentran sometidas todas sus comunicaciones.

Los funcionarios de prisiones trasladaron la información recopilada a los expertos antiterroristas de la Guardia Civil que este lunes procedió al registro de las celdas de todos ellos en busca de documentación incriminatoria y a tomarlos declaración como investigados por actividades de radicalización. Fuentes de la lucha antiterrorista recalcan la importancia de este tipo de operaciones en lo ocurrido en otros países de nuestro interno y, en concreto, en Francia, donde una red de similares características propició que un preso musulmán común atentase aprovechando uno de los permisos penitenciarios.

El control estricto sobre los presos yihadistas se puso en marcha en julio de 2014 con un primer programa para “la prevención de la radicalización en los establecimientos penitenciarios”, seis meses después de que detectara que ya había 59 presos comunes que habían abrazado la yihad durante su estancia en la cárcel. Entonces, los expertos penitenciarios dividieron a los presos islamistas en tres grupos, bautizados con las letras A, B y C, en función de si habían sido encarcelados por actividades terroristas, si se dedicaban al proselitismo con otros reclusos musulmanes o si habían sido captados, respectivamente. El programa fue ampliado en octubre de 2016 con un plan en el que, además de detectar la radicalización, se fijaron instrumentos para intentar desvincular a los internos de los postulados yihadistas.

El pasado mes de febrero, Instituciones Penitenciarias puso en marcha un nuevo instrumento para frenar el fenómeno que denominó “instrumento de evaluación del riesgo de radicalismo violento”. Se trata de un programa que pretende analizar la información que los funcionarios de Prisiones recopilen en el día a día tanto de los internos encarcelados por delitos de terrorismos como de aquellos que han mostrado signos de estar dando pasos hacia la radicalización. Con esa información, Prisiones cuantifica semestralmente el riesgo de que el recluso islamista “reincida delictivamente o repita los comportamientos que le han llevado a prisión”.

El número de presos yihadistas ha registrado un fuerte aumento en los últimos años. Así, de los 51 yihadistas que estaban encarcelados a finales de 2014 (42 de Al Qaeda y el resto de otros grupos islamistas, pero ninguno del ISIS) se pasó al año siguiente a 93, tras el ingreso en prisión de 51 miembros de este último grupo terrorista. Una cifra que siguió creciendo en los años siguientes hasta alcanzar en octubre de 2017 los 151 reclusos. Sin embargo, los doce meses transcurridos desde entonces han supuesto un ligero descenso. Así, el pasado marzo eran 146, y a mediados del pasado mes de agosto, 134, última cifra disponible. De ellos, 93 (85 hombres y 8 mujeres) estaban vinculados de algún modo al Estado Islámico. Otros 40, todos ellos varones, pertenecían a Al Qaeda y uno más, al Grupo Islámico Armado (GIA), organización del origen argelino.

A ellos hay que sumar el número de presos comunes que se consideran radicalizados y a los que Instituciones Penitenciarias también ha puesto bajo estrecho control. Son otros 118 reclusos, de los cuales 35 realizan labores de proselitismo, mientras que los 83 restantes han mostrado signos de radicalización. El plan de reinserción puesto en marcha por Interior estos últimos años solo ha conseguido a 23 de estos presos.
https://elpais.com/politica/2018/10/01/ ... 84974.html

Re: Cae una red de radicalización en las carceles

NotaPublicado: Mié, 03 Oct 2018, 20:15
por rafa1
Boligrafo Kubotan

28?
materialpolicial.com
El «frente de cárceles» del Daesh utilizó pinchos para atentar contra funcionarios de prisiones

El grupo de yihadistas descargaba su odio contra los trabajadores de las cárceles llamándoles «perros carceleros», «enemigos» y «torturadores»

Jamal Zougam, condenado como autor material de la matanza de los trenes de Madrid, y Hassan El Haski, que también está en prisión por los atentados del 11-M son dos de los principales líderesdel incipiente «frente carcelario» de Daesh desmantelado por el Servicio de Información de la Guardia Civil con los datos aportados por funcionarios de Prisiones. Otro de los individuos que integraba el «núcleo» duro del grupo, formado por 27 individuos de 17 cárceles, era uno de los detenidos en la operación Caronte, realizada por los Mossos d’Esquadra y que desmanteló una célula yihadista que preparaba un gran atentado en Barcelona.

Otro de los principales implicados es Mohamed Achraf, que desde prisión lideraba una célula desactivada en 2004 que pretendía volar la Audiencia Nacional. El último de esta «dirección» era un arrestado en una operación contra el envío de muyahidines a la zona de yihad.

Aunque la mayor actividad del grupo detectado se desplegaba en el terreno de la captación de adeptosy el suministro de material de Daesh para su sustento ideológico, en los registros de las celdas se han encontrado dos pinchos carcelarios. El hallazgo es inquietante porque Estado Islámico ha hecho varios llamamientos para que se ataque en las cárceles –en la prisión francesa de Osny en 2016 ya hubo una agresión de un yihadista contra varios vigilantes–, pero sobre todo porque los internos habían focalizado buena parte de su odio hacia los funcionarios de prisiones, a los que tachaban de «perros carceleros», «enemigos» y «torturadores».

Los funcionarios, claves en la operación

No se han encontrado indicios de que fuera a producirse un ataque inminente ni se han detectado objetivos concretos, aunque la mera posesión de esas armas blancas caseras indica que el atentado podía producirse en cualquier momento. Además, en los registros se ha encontrado material original de Daesh ya distribuido, documentos de trabajo y cartas para ser enviadas a los presos captados.

La investigación comenzó hace año y medio en la cárcel de Estremera (Madrid VI), al detectarse una pintada de la bandera de Daesh en los patios. No era la primera vez que eso sucedía en un centro penitenciario, pero esta vez los funcionarios de la prisión consiguieron llegar hasta el autor: Mohamed Achraf. A partir de ese momento se monitorizaron sus actividades y ese fue el hilo de la madeja del que se pudo tirar. «El trabajo de la gente de Prisiones ha sido extraordinario; ellos son los que primero obtenían los datos que luego la Guardia Civil trabajaba», explican las fuentes.

El modus operandi del grupo variaba en función de las circunstancias. En algunos casos el proceso se hacía de forma personal – se promovían reuniones en los patiospara que el mensaje llegara a toda la gente posible– y en otros se enviaban cartas a internos del resto de cárceles. Unas veces se daban instrucciones de cómo captar nuevos candidatos otras se proporcionaba material yihadista a los que ya habían comenzado ese proceso de radicalización para acompañarlos.

Familiares y amigos

Los implicados eran conscientes de que Instituciones Penitenciarias tiene una estrategia contra la radicalización en las cárceles, por lo que en ocasiones recurrieron a vías alternativas que pretendían burlar los sistemas de control establecidos. Entre ellas estaba la utilización de otros internos no sujetos a especial vigilancia para hacer llegar sus mensajes a los internos que se pretendía captar, y también se empleaba a amigos y familiares que los iban a visitar para que fuesen ellos los que distribuyeran los mensajes a los reclusos de otros centros. Precisamente esta es una de las líneas de investigación que siguen abiertas y, de hecho, no se descartan más detenciones entre este último grupo.

Interior llama la atención sobre el hecho de que la propia existencia del grupo es ya un potencial riesgo para la seguridad tanto dentro como fuera de las cárceles, y advierte en este sentido de la próxima puesta en libertad de varios de los sujetos investigados.

Se trata de la primera operación de estas características llevada a cabo en Europa contra un entramado alineado con la estrategia de Daesh. Coincide además con el momento de máxima población reclusa por motivos de terrorismo yihadista.

https://www.abc.es/espana/abci-frente-c ... a_amp.html