Vamos a ver,
munere venator, que una denuncia y una ODAC son cosas muy serias. No empecemos a marear la perdiz con que si yo dije una cosa y se escribió otra. Que eso me toca un apéndice que no es la nariz y está debajo de la ingle. Al final de toda declaración viene esta coletilla, más o menos:
«Leída su declaración ante mí, y en prueba de conformidad, la firma.- CONSTE Y CERTIFICO.»
Luego si se firma, amén.
Si uno se fija, cuando va al notario pasa tres cuartos de los mismo.
Todas maneras, en sede judicial se te volverá a oír en declaración, y al término de preguntas siempre te dejan añadir lo que consideres. Por si te faltaba algo que se hubiera omitido. O sea que, ya. No puede ser cierto lo que nos dices.
El funcionario que toma la declaración, traslada
fielmente al escrito lo que el dicente manifieste, y si no queda claro algún aspecto éste, para clarificar, puede hacer las preguntas de rigor: PREGUNTADO para que diga si no es más cierto que […], DICE:…
Eso es así. Como digo. No sé las denuncias que habré tomado en mis años de ODAC, pero pasando de varios miles, ya supondrás que algo debo saber.
A veces ocurre que el declarante no sabe explicarse bien, pero para eso está el instructor. Para adecuar. Sin condicionarla, por supuesto. Digamos que la habilidad reside en llevarlo por lo segado. ¿Significa eso que se obviarán aspectos? No. Repito: La respuesta es no. Lo que interesa es la verdad objetiva, a la otra parte (la denunciada) y a los testigos, se les va a preguntar para confrontar y acercarse a la historia global y objetiva. Porque la historia, cuando es de dos, resulta que no es como la cuenta uno ni como la cuenta el otro, y en mi experiencia te digo que varía un poco. En agresiones, no he conocido nunca a nadie que tuviera la razón al completo, al ciento por ciento. Y en «agresiones gratuitas», pocos casos. Eso de, verá usted, yo pasaba por allí, no lo conozco de nada, y sin mediar provocación alguna por mi parte me dió la del pulpo; resulta que al final era que, bueno, que lo conocía un poco y lo insulté otro poco más y algún puñetazo sí que solté.
Se pueden obviar aspectos irrelevantes, claro. El instructor así se lo hará saber al denunciante y le indicará que se ciña a los hechos cuando se vaya por los cerros de Úbeda. No hace falta que ponga ejemplos, pero, por si acaso, que haya luna llena ese día no lo es, o que sople mucho sudeste tampoco. En una agresión lo más relevante es, precisamente, el motivo por el que que pudo darse: enemistad anterior, condición de autoridad del agresor, xenofobia, racismo, etnocentrismo vesánico, por ejemplo. Y, cómo no, odio exacerbado por los homosexuales. Claro. Faltaría
plus.
Hay compañeros que abren comillas y lo trasladan y lo ponen todo. Total. Será por falta de papel.
Me decía un gitano ayer mismo que los policías éramos todos ‘racistas’. Y los vecinos que le habían denunciado. Total por haber roto el ascensor de la comunidad, comunidad que él también pagaba. Religiosamente. Al parecer también debemos ser ‘homófobos’. Y nos quedamos con la droga para fumárnosla. Es un oficio bonito el nuestro: todos nos ponen etiquetas, sobre todo los que necesitan desviar la atención del verdadero problema. Pero resulta que no, que son prejuicios y que la polícia es un espejo convexo que devuelve reflejadas imágenes invertidas. Que igual que el nacionalista necesita retroalimentarse de otro nacionalismo de signo contrario para cimentar sus creencias, el gitano rompedor de ascensores necesita ser racista con los payos, para poder escudarse de sus actos injustificables. Ahora tenemos esto de las agresiones homofóbicas que tienen desbordadas a las asociaciones de todo el país, tanto, que suena a persecución organizada. Y si no se sabe es debido a que en las ODAC, los funcionarios no ponen el adjetivo a la agresión. Estos tíos, y tías, de la policía omiten, no quieren poner lo de que es 'agresión homófoba'. Y en el juzgado, menos. Por lo tanto, queremos una ley de violencia específica.
Todo se andará. De momento estamos como estamos. Y lo que hay. Fíate un poco más y desecha estereotipos y prejuicios,
munere. Me parece muy raro que no cogieran la denuncia tal cual la formulabas. Pero que muy raro.
Si se empeña el denunciante puede hacer significar esto o lo otro. Y así se hará constar:
--Que, no obstante haber sido advertido de su irrelevancia, el declarante quiere significar que…
También puede el instructor tener en cuenta el estado del declarante y hacerlo constar o sugerirle que vuelva más tarde, despejado, cuando se hayan puesto de nuevo las aceras. Por ejemplo, si viene con una borrachera del doce y a las cinco de la mañana, incapaz de vocalizar las palabras, pero diciendo muchas incoherencias. ¿Si a nadie se le ocurriría hacer una declaración de la renta en ese estado, por qué iba a poner una denuncia? Claro que como se empecine, pues nada: Se le recoge tal cual y luego que se explique ante el juez. Será por papeles.
Las víctimas, todas, merecen consideración por parte del funcionario de la ODAC, pero de ahí a que se tenga que comulgar con piedras de molino, no. No hay un protocolo especial para cada persona sino uno genérico para todos. El hombre o la mujer que está ahí, tras la mesa, sabe y conoce por su oficio de todo tipo de denuncias. Y lo hará mejor, bien o regular, pero no mal.
Es corriente que muchas personas se victimicen más de lo que realmente son. Que les gusta que se les escuche. Ocurre en muchos los aspectos de la vida, todos tenemos a un amigo cuya gripe es peor, cuya hipoteca es más sangrante, y cuyos huesos le duelen más que a nadie. Eso sí, cuando van al médico o al banco, son uno más, no se paraliza en curso de los ríos por ellos. No son diferentes, son iguales al resto.
Y aquí, en este punto, en la igualdad, es donde entran las asociaciones y los lobbies de presión esos. Con sus estadísticas y sus «estamos desbordados de casos», medias verdades que empañan la auténtica verdad, para exigir de las autoridades un protocolo especial y singular hacia su minoría, y, además, una sensibilidad y una empatía del funcionario receptor que, huelga decirlo, siempre se tuvo, pero que ahora vendría de la mano de un curso que, mira qué bien, impartirían ellos mismos previo pago del importe. Es decir, no solo revertir el curso de las aguas sino hacerlo a su favor, en favor de la causa. ¿Pero qué causa? Si es que parece que, tal y como hablas, estemos asistiendo a una persecución con crucifixiones y todo y no nos demos ni cuenta.
Vamos, esto de reinventar la policía cada año es tremendo. Como la de ponerle etiquetas.
Un saludo.
PD: ¿Qué diantre significa "epente"?