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Re: Nueve detenidos en una nueva operación contra el yihadis

NotaPublicado: Lun, 18 Sep 2017, 22:52
por Bávaro
Una reunión entre mossos y policías que acaba en fracaso


Manuel Cerdán 18/09/2017 02:22

Los mossos y los agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CPN) mantuvieron una reunión para coordinarse y limar asperezas el 23 de octubre de 2014, pero el encuentro fue todo un fracaso. Al cónclave asistieron 5 representantes de la Policía, entre ellos, el jefe de los Servicios Centrales de la Comisaría General de Información, que se desplazó a Barcelona desde Madrid, y el comisario jefe de la Brigada de Información de Barcelona y 5 de los mossos, entre quienes destacaba el jefe de Información.

Los agentes autonómicos informaron de la existencia de un agente encubierto entre los investigados y solicitaron que “no se realizara ninguna acción al margen de ellos que pudiera poner en riesgo la integridad física del mismo y el buen fin de la investigación”.

Los policías exigieron un mismo trato y también comentaron que tenían a varios confidentes infiltrados en una organización de mayor envergadura.

El encuentro no logró ningún acuerdo final , ya que cada Cuerpo siguió investigando por su cuenta. Sin embargo, los Mossos siguieron denunciando a la Policía mientras se instruía el sumario. Acusaban a los agentes de chivatos y de poner en riesgo la investigación.

https://okdiario.com/investigacion/2017 ... so-1330149

Re: Nueve detenidos en una nueva operación contra el yihadis

NotaPublicado: Mar, 19 Sep 2017, 22:04
por Bávaro
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desenfunda.com
Los Mossos lograron una causa secreta contra los policías pero Pedraz la archivó

Manuel Cerdán 19/09/2017 03:40

Los Mossos desmontaron una red de confidentes de la Policía en células yihadistas


Los Mossos d’Escuadra lograron abrir a finales de 2014 en la Audiencia Nacional una pieza separada secreta contra los policías que investigaban en Cataluña a una célula yihadista. Tras denunciar de manera reiterada ante el titular del Juzgado de Instrucción número 1 lo que ellos calificaban de chivatazo, los mossos pretendían que los agentes antiterroristas fueran expedientados y sancionados. El juez Pedraz, que instruía las diligencias de la operación Caronte, tras investigar el caso, decidió archivar las denuncias porque, para él, no existía ni dolo ni mala voluntad en el comportamiento de los agentes del Cuerpo Nacional de Policía.

El magistrado de la Audiencia Nacional, tras la comparecencia de dos policías en su despacho para informarle de sus actuaciones antiterroristas en Cataluña, con el conocimiento de sus superiores, pudo verificar que ni habían alertado a los islamistas ni pretendían reventar la operación contra la célula islamista salafista. Los inspectores señalaron a Pedraz que su único celo era controlar a unos colaboradores para desactivar una célula yihadista que la Comisaría General de Información seguía desde hacía tiempo.

OKDIARIO publicó ayer que con la Operación Caronte la policía autonómica pretendía desmontar una red de confidentes que tenía el CNP en Cataluña, infiltrada en células yihadistas. Oficialmente, ante la Audiencia Nacional, la misión de los Mossos estaba encaminada a desarticular un grupo de islamistas radicales que, supuestamente, reclutaba soldados para el Daesh, pero tras esa pantalla se pretendía también desenmascarar a los colaboradores policiales.

La Fiscalía quería deducir testimonio

Un alto cargo del Ministerio del Interior en aquellas fechas mantiene que “existía una decisión política para echar a la Policía de Estado de Cataluña”. Según la misma fuente los diseñadores del independentismo lo lograron como se puede comprobar tras el atentado del agosto pasado y en pleno proceso secesionista: “Los Mossos se han hecho con el control de la lucha antiterrorista en Cataluña pero, lo trágico para las investigaciones, es que ellos carecen de la experiencia de más de 30 años –desde el atentado del restaurante El Descanso de Madrid en 1985- y no pueden acceder de manera directa a información en países como Francia o Marruecos”.

Y la fuente pone un ejemplo: “En un momento determinado de las pesquisas, los Mossos detectan una llamada desde Marruecos de un tal Said a uno de los investigados, pero no pueden continuar tras la pista porque carecen de operatividad y de legalidad para actuar fuera de España. Esa competencia es del CNP, del CNI y de la Guardia Civil”.

Tal había sido el seguimiento de la policía autonómica contra los agentes policiales que la Fiscalía de la Audiencia Nacional barajó la posibilidad de deducir testimonio contra los inspectores que, supuestamente, se habían convertido en chivatos. Finalmente, el magistrado Pedraz dispuso de las pruebas necesarias para desmontar el acoso.

Cuando la policía catalana filtró al diario Público la existencia de un chivatazo bis -queriendo emular el escándalo del bar Faisán de Irún- el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, respondió con contundencia en defensa de los funcionarios de su departamento: “La lucha antiterrorista -aseguró- no se puede dejar en manos de los que no tienen el más mínimo sentido de Estado. Prefiero no hacer calificaciones de lo que me merece eso, que ya conocía y que no tiene ningún recorrido judicial ni fundamento”.

Algunos observadores consideraron que las palabras del ministro del Interior no iban dirigidas únicamente a los Mossos.

La obsesión de los Mossos

En el sumario de la Operación Caronte los Mossos dedican cientos de horas de investigación para desactivar a sus compañeros de la Seguridad del Estado. Las diligencias están plagadas de quejas e informes remitidos al juez Pedraz.

En un escrito del 17 de noviembre de 2017 informan al magistrado que han realizado un seguimiento a los policías durante los días 7, 21, 22 y 23 de octubre en Tarrasa. El 4 de noviembre los Mossos vuelven a la carga y señalan al juez la existencia de “un hombre calvo en actitud de espera delante del domicilio de uno de los investigados (Orellana)”. Y siguen: “Mira el portal del edificio y después de mirar el balcón del investigado el hombre se marcha”.

Según los Mossos, inmediatamente, aparece un Renault Megane, que pertenece por su matrícula a la Secretaría de Estado de Seguridad en el que “dentro hay un hombre de pelo moreno, vistiendo un polo de color blanco y pantalones tejanos, de entre 38 y 40 años y con una pistola de dotación en la cintura”. Según la nota policial, “a su lado viaja una mujer de pelo rubio que viste camisa azul cielo y pantalones tejanos”.

El 5 de noviembre uno de los mossos se queja al juez de que un policía, mostrándole la placa, le pide la documentación y que los miembros de la célula yihadista han tomado medidas de contravigilancia por el chivatazo de la Policía.

Los Mossos utilizan como prueba un libro de Maalouf

Los Mossos, tras el registro del domicilio de Antonio Sáez Martínez, a quien acusan de ser uno de los cerebros de la célula yihadista, destacan como elementos de sospecha dos libros encontrados en la biblioteca del detenido, junto a otros cientos. Señalan el libro escrito por el periodista Casimiro García Abadillo, 11-M, la venganza e Identidades asesinas, en el que el escritor Amín Maalouf denuncia la locura que incita a los hombres a matarse entre sí en nombre de una etnia.

Pero para los Mossos la obra del autor franco-libanés provoca otras consecuencias. Señalan que la temática del libro “encaja perfectamente en la figura del señor Sáez”. Y concluyen: “Se considera que algunos argumentos dados en este libro , convenientemente interpretados, podrían provocar el efecto contrario al buscado por su autor”.

El informe está fechado el 8 de octubre de 2014 por el sargento con número de placa 6131.

https://okdiario.com/investigacion/2017 ... vo-1332504

Re: Nueve detenidos en una nueva operación contra el yihadis

NotaPublicado: Jue, 21 Sep 2017, 20:26
por Bávaro
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La operación de los Mossos contra la Policía contó con la ayuda del CNI

Manuel Cerdán 21/09/2017 02:36

Los Mossos impidieron que la Policía desarticulara 3 años antes una red ligada al imán de Ripoll

Los Mossos lograron una causa secreta contra los policías pero Pedraz la archivó

Los Mossos desmontaron una red de confidentes de la Policía en células yihadistas


Los Mossos d’Escuadra no estuvieron solos en su campaña para bloquear la red de confidentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) en las investigaciones antiyihadistas en Cataluña. Los agentes autonómicos, que contaban entre bambalinas con la colaboración del CNI en la denominada operación Caronte, se sirvieron de su cobertura para denunciar a los inspectores de la Policía del Estado ante la Audiencia Nacional. Los informes reservados de los Mossos entregados al juez Santiago Pedraz acusaban a los agentes de haber avisado a los islamistas radicales de que iban tras ellos.

El propio departamento de Interior de la Generalitat aseguró a un medio de información catalán, tras la redada contra la célula del Daesh, que la relación entre Mossos y CNI había sido “fluida, puntual y eficaz”. Entre sus aportaciones, el espionaje español había facilitado a los Mossos la doble identidad del agente encubierto que se había infiltrado en la red yihadista. Se trataba de un joven de unos 30 años que había nacido en Bamako, Mali, y que trabajaba para la policía autonómica.

Lo que desconocía el colaborador de los Mossos es que algunos de los yihadistas con los que él trataba y espiaba eran confidentes de la Comisaría General de Información, que también habían sido introducidos en las mezquitas para desarticular a una red superior, que podría haber acabado dos años antes con el imán de Ripoll, como adelantó ayer
OKDIARIO.

El compromiso del CNI con los Mossos les permitía monitorizar la operación Caronte y conocer de primera mano los informes que la policía catalana entregaba al juez Pedraz contra el CNP, sobre quienes exigían que se dedujera testimonio en la Audiencia Nacional “por revelación de secretos y colaboración con banda terrorista”. En uno de sus informes aseguraban incluso que los inspectores mostraban “una clara voluntad de entorpecer y dificultar la investigación en curso”.

Los directivos del CNI, que contaban con la autorización política de La Moncloa para participar en la operación antiterrorista, no sólo no alertaron a la Dirección General de la Policía sino que contribuyeron a la elaboración del relato anti policial.

El ministro del Interior, Jorge Fernández, que estaba al tanto de las maniobras de los Mossos contra la Policía, cuando se produjeron las detenciones de los miembros de la célula catalana, manifestó con cierta ironía que “Caronte había sido un éxito, fundamentalmente, por la participación en la operación del CNI”.

El ministro sabía lo que decía porque en esas fechas, abril de 2015, tras el atentado de Charlie Hebdo en París, había tenido una agarrada con el director del CNI, Félix Sanz Roldán, por las discrepancias en el enfoque de la lucha antiterrorista y las interferencias de los espías en la labor de la Policía.

El ministro del Interior también estaba al corriente de la amenaza que el general había lanzado al secretario de Estado Francisco Vázquez. Cuando éste, meses atrás, se había negado a destituir a una serie de mandos policiales con quienes Sanz Roldán estaba enfrentado, el jefe de los servicios secretos le espetó: “Tú no has visto nunca a un general cabreado“.

En aquellas fechas ya había estallado la reyerta entre comisarios, sobre todo entre Villarejo y Martín Blas -el hombre del CNI en la Policía- y un sector de los servicios secretos emprendió una campaña de guerra sucia contra la Policía.

El CNI había interferido en dos casos muy mediáticos como la operación Gao Ping y el caso Nicolay, que afectaban directamente al CNP. El primero se tradujo en el cese del comisario del aeropuerto de Barajas, Carlos Salamanca y, el segundo, con la implicación del departamento policial de Asuntos Internos en una causa extrajudicial contra un joven de 19 años, conocido como el Pequeño Nicolás.

La guerra se acentuó con la filtración de dos grabaciones: la de una agente del CNI, que se hacía llamar María, mientras aleccionaba a un socio de Gao Ping para que actuara contra el comisario Salamanca, y la de una reunión secreta entre Martín Blas y su ayudante Rubén Eladio López Martínez con dos agentes de los servicios secretos.

Después llegó la respuesta de La Casa, como se conoce a la sede del espionaje español, con la filtración de la conversación del ministro del Interior Jorge Fernández que había mantenido con el jefe de la Oficina Antifraude catalana, Daniel de Alfonso, en octubre de 2014, casualmente mientras se desarrollaba la operación Caronte.

A partir de esa reunión los partidos independentistas y los medios periodísticos del magnate Jaume Roures lograron convertir las investigaciones sobre la corrupción de los políticos catalanes (Pujol, Palau, ITV, 3%….) en lo que ellos bautizaron como “operación Cataluña” y las “cloacas de Interior”. Todo estaba en la hoja de ruta de la secesión.

De ahí que la operación de los mossos contra los agentes antiterroristas del CNP también se enmarcara dentro de un plan de mayor envergadura, que el CNI no calculaba: los beneficios para el proceso independentista en el que el protagonismo de los Mossos de Escuadra era determinante para el Govern. Bloqueando las investigaciones policiales en Cataluña se perseguía la exclusividad para los Mossos, como se ha visto tras los atentados de Barcelona y Cambrils.

Las estrechas relaciones CNI-Mossos

Las estrechas relaciones entre los Mossos y el CNI se remontan a los inicios de la fuerza policial autonómica a comienzo de los 80. Los sistemas de inteligencia y los equipos tecnológicos de información y de transmisión de los Mossos han sido proporcionados en su mayor parte por el Centro Nacional de Inteligencia.

Desde su implantación como policía autonómica una de las obsesiones del Gobierno catalán ha sido siempre la de conocer a través de la inteligencia de los Mossos el contenido de las investigaciones sobre la corrupción de los Pujol y de Convergència y Unió (CiU). De ahí la insistencia de la Consejería de Interior para que la policía autonómica pudiera acceder a las redes informáticas del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO).

Hace cinco años, la Generalitat puso en marcha un sistema de inteligencia, conocido como PIC Xammar, que adoptaba el apellido de un ilustre personaje catalán. Se trataba de un programa de contrainteligencia diseñado para promocionar y expandir el proceso de independencia de Cataluña a escala internacional, en el que los Mossos también tenían una implicación importante. El montaje del proyecto fue realizado por los servicios secretos de Israel, con quienes la policía autonómica catalana y el CNI mantienen unas excelentes relaciones.

Así mismo, a través del CNI, los Mossos han logrado establecer una línea directa con la CIA norteamericana, que como sucede con Marruecos, mantiene abierta una estación de espionaje en Barcelona. Por todo ello, no sorprende que el National Counterterrorism Centre (NCTC) de Estados Unidos, un organismo que coordina a una veintena de agencias norteamericanas antiterroristas, informara a los Mossos en abril pasado de manera directa, sin pasar por Madrid, que una célula del Daesh tenía previsto cometer un atentado en agosto en Las Ramblas de Barcelona.

https://okdiario.com/investigacion/2017 ... ni-1340701

Re: Nueve detenidos en una nueva operación contra el yihadis

NotaPublicado: Jue, 21 Sep 2017, 20:38
por Bávaro
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Los Mossos impidieron que la Policía desarticulara 3 años antes una red ligada al imán de Ripoll

Manuel Cerdán 20/09/2017 01:53

Los Mossos lograron una causa secreta contra los policías pero Pedraz la archivó

Los Mossos desmontaron una red de confidentes de la Policía en células yihadistas


Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP), que fueron denunciados ante un juez de la Audiencia Nacional por los Mossos d’Escuadra durante la operación Caronte, investigaban a través de una red confidentes una célula yihadista de mayor envergadura que la de la policía autonómica. Los agentes de la Comisaria General de Información seguían a una trama terrorista con conexiones en Barcelona, Tarragona y Castellón y con tentáculos en Marruecos, pero fueron apartados de sus pesquisas acusados de chivatos.

Abdelbaki Es Satty, quien más tarde se convertiría en imán de Ripoll y en el cerebro del atentado de Barcelona, tras ser detenido por tráfico de hachís en Ceuta y pasar cuatro años en la cárcel, quedó en libertad y fijó su residencia a mitad de camino entre Tarragona y Castellón por donde también se movían los yihadistas investigados por la Policía en 2014 y 2015.

Para conseguir su residencia en España el abogado de Es Satty presentó un contrato de agricultor en Tarragona donde había trabajado 6 años y 6 meses. Estaba claro que esa era la zona por donde se movía después de ser detenido e investigado en 2005 en la conocida como operación Chacal, en Vilanova i la Geltrú. A partir de esa fecha su nombre y su foto ya figuraban en las fichas policiales de la Comisaría General de Información y de los Mossos d’Escuadra.

En las diligencias 188/2014, incoadas por el Juzgado Central de Instrucción número 1 en julio de 2014, aparecían una serie de elementos que relacionaban a los yihadistas de la operación Caronte con el círculo salafista de Abdelbaki Es Satty, quien hasta dos años después no se convertiría en imán de Ripoll.

Primero: todos los yihadistas de las células investigadas pertenecían a la doctrina más ortodoxa del salafismo, los conocidos como takfires (“Anatema y Exilio”), un grupo ultra radical que surgió en 1969 en el seno de los Hermanos Musulmanes en Egipto, que pronto se convirtió en la secta más radical del islamismo. En los registros del piso en Barcelona del converso Gonzalo Cabezas los Mossos encontraron fragmentos del libro La nueva yahiliya y el nuevo despertar islámico de Sayyid Qutb, uno de los precursores del movimiento takfir. También hallaron en el domicilio de Antonio Sáez el libro El monoteísmo Kitab At-Tawhid, escrito por un teólogo saudita inspirador del movimiento wahabita, otra corriente del Islam puro.

Segundo: algunos de los investigados de la operación Caronte guardaban relación con las mezquitas más violentas de Cataluña: en Salt, Vilanova i la Geltrú, Reus y Torredembarra. El imán de Ripoll, desde sus comienzos, se relacionaba con imanes de Tarragona y Castellón y tenía por costumbre visitar diversas mezquitas salafistas en las provincias castellonenses y tarraconenses, principalmente la de Torredembarra, según se desprende de las investigaciones sobre el atentado de Las Ramblas. Cien de los 500 litros de acetona que utilizaron para fabricar las bombas que estallaron en Alcanar fueron comprados en un almacén de Vinaroz, en Castellón.

En las diligencias 188/2014, los Mossos afirman que uno de los yihadistas, Mohamed El Gharbi, y un pasajero desconocido viajan a Torredembarra, “donde a modo de contravigilancia dan varias vueltas” y luego duermen en el automóvil. Una vez más aparece la ciudad de Torredembarra, unos de los puntos de influencia del imán de Ripoll.

En las diligencias de la Caronte los Mossos interceptaron una conversación telefónica entre dos yihadistas de la célula, el 15 de marzo de 2015, a las 22,50 horas. Un tal Zamzami, de nacionalidad marroquí, habla con su compatriota Adil:

-Zamzami: ¿Saldrás a las 5 si Dios quiere?

-Adil: Sí, de Castellón.

-Zamzami: Ah, de Castellón, está cerca, está cerca.

En esas fechas, el imán de Ripoll, acababa de salir de la cárcel de Castellón y se movía por la zona, tras recibir el permiso de residencia en abril de 2015.

En las diligencias de la operación Caronte los Mossos comunican al juez Santiago Pedraz que Antonio Sáez, converso al Islam, prepara un atentado contra intereses israelíes. Para ello había contactado con alguien de Valls, en Tarragona, con otro converso llamado Yakoub (Jacobo Orellana Casado). Se daba la circunstancia de que Orellana se había entrevistado con agentes del CNP, pero los Mossos dicen de él que “mantiene contactos con ciudadanos chechenos, los cuales habrían de facilitarles el acceso a medios para acometer el atentado, tratándose posiblemente de explosivos, aunque no cabe descartar el asesoramiento sobre cualquier otro tipo de información de naturaleza operativa”. Curiosamente, a lo largo del sumario no se hace mención a ningún potente “explosivo” ni a “ningún otro tipo de información de naturaleza operativa”.

Tercero: El paso por la cárcel de Castellón del cerebro del atentado de Las Ramblas, el imán marroquí Es Satty, fue definitivo para su radicalización. En la prisión castellonense conoció a Rachid Aglif, otro takfir condenado por el atentado del 11-M, y a colaboradores de la célula de Tarrasa.

Cuarto: Las dos células estaban motivadas por un mismo fin: el reclutamiento de soldados para luchar en Siria en las filas del Daesh. En la operación Caronte la Policía detuvo en Bulgaria a tres fundamentalistas que se dirigían al campo de batalla sirio. El imán de Ripoll, antes de los atentados de Barcelona y Cambrils, estaba en contacto con intermediarios del Daesh en Francia y Bélgica para reclutar foreing fighter.

Y quinto: La célula de Tarrasa y la de Ripoll/Alcanar mantenían contactos con imanes influyentes de las proximidades de Tetuán, en Marruecos, quienes marcaban la línea doctrinaria salafista. Uno de los yihadistas más influyentes, Abdellatif Chahmout, había nacido en el poblado marroquí de Bou Jedyane, en la región de Tánger-Tetuán, de donde procedían la mayoría de los integrantes de la célula del imán de Ripoll. Marruecos, como ha podido demostrar la investigación, no sólo era su país de nacimiento sino también su lugar de encuentro. Los pinchazos telefónicos y los movimientos de las cuentas bancarias demostraban que habían comprado de manera corriente billetes de avión al norte de Marruecos.

https://okdiario.com/investigacion/2017 ... ll-1336354