Página 27 de 31

Re: Atentado a la embajada de España en Kabul

NotaPublicado: Jue, 03 Nov 2016, 09:35
por vetpatrol
Botas Policiales Desde 52?

desenfunda.com
Espero que de verdad se depuren responsabilidades judicialmente, pero no se si a estos niveles de funcionariado endiosado en su cargo no habrá más justicia que la divina, espero equivocarme.

Re: Atentado a la embajada de España en Kabul

NotaPublicado: Jue, 03 Nov 2016, 19:09
por SEBASTIÁN
Formación Oficial H&K

Formación / tutoriales H&K
uspsuministros.com
Pues me alegro porque tengo entendido que el máximo responsable de la administración de bienes y dineros en la embajada es el embajador . Y además es el que tiene que informar y solicitar de Madrid las obras y gastos necesarios para mejorar entre otras la seguridad de todo el personal . Y creo recordar que el embajador no pernoctaba en la embajada ni estaba en el momento del ataque.

Conozco cónsules que por muchísimo menos han tenido que responder de sus gestiones y les ha salido muy caro. Y conozco embajadas y consulados que no gastan mucho en su mantenimiento en España, con escasez de personal .

Re: Atentado a la embajada de España en Kabul

NotaPublicado: Vie, 04 Nov 2016, 07:33
por LARRO
Camiseta Guardia Civil

militariapiel.es
Cómo es la embajada española. La legación española se ubica en uno de los barrios más concurridos de Kabul. La embajada la forman tres edificios conectados por un patio común y situados a sólo unos 10 metros del muro que los separa de la calle. Uno de los tres edificios se usa como embajada y consulado y el otro, como residencia del personal diplomático español.

La Unión Federal de Policía (UFP) denunciaba este sábado la seguridad defectuosa de la legación española: "La cercanía entre las casas y la calle es tal que algunas de sus terrazas tocan casi con el muro exterior del recinto, sin ningún tipo de distancia de seguridad. Eso hace que puedan ser fácilmente atacadas desde el exterior con un simple cóctel molotov".

Lo que solía ser la puerta principal está tapiada y se entra y se sale por una puerta lateral protegida por un portón de chapa sin ningún blindaje. "Esa puerta se abría por medio de un portón eléctrico", dice la UFP. "Pero al romperse, el policía tenía que bajarse del vehículo. Mientras lo empujaba, seguía apuntando con el arma. Dicha práctica se había hecho tan común que habían puesto una especie de tela en una parte del portón para evitar resbalarse al empujarlo".

A esa entrada se accedía por una calle lateral que no estaba asfaltada y en muy mal estado. Los vehículos no podían circular a más de 30 kilómetros por hora.

El embajador español reside en la llamada zona verde: el perímetro protegido junto a la embajada de Estados Unidos en Kabul. En la embajada residen 17 personas: ocho encargadas de la seguridad, seis funcionarios administrativos y tres intérpretes afganos. El perímetro lo controlaba personal de seguridad afgano contratado por el Gobierno español: entre 10 y 12 personas.
http://www.elespanol.com/mundo/20151211/85991421_0.html

La querella acusa a Pérez de Agreda de no atender "nunca" las recomendaciones y peticiones de mayor seguridad para la Embajada, que se remontan al inicio de su construcción, en 2008. Los denunciantes aseguran que las deficiencias también se comunicaron a Exteriores y que la mañana del día en el que se perpetró el atentado se alertó, por parte de los servicios secretos franceses, del riesgo de ataque. "Esto debería haber provocado la toma extraordinaria de medidas" que hubieran evitado la explosión de un coche bomba en los muros de la legación, dicen los familiares.
http://www.farodevigo.es/espana/2016/11 ... 62899.html

desde 2009 se venia reclamando mas seguridad

Re: Atentado a la embajada de España en Kabul

NotaPublicado: Vie, 04 Nov 2016, 16:24
por SEBASTIÁN
Psicotécnicos Joyfepol FERES

joyfepolferes.es
pues que cada palo aguante su vela

Re: Atentado a la embajada de España en Kabul

NotaPublicado: Vie, 04 Nov 2016, 21:14
por Empire

Re: Atentado a la embajada de España en Kabul

NotaPublicado: Dom, 06 Nov 2016, 16:36
por primer

foropolicia.es
Me gustaría que este procedimiento llegara a buen puerto y que vaya a la cárcel y pague lo que sea quien tiene que pagar. La legislación nacional e internacional es clara. La administración (los gobiernos) deben dotar a sus funcionarios de los medios necesarios para su protección y para las misiones encomendadas.
¿Cuántos Ministros de Interior han ido a la cárcel por no dotarnos de chalecos antibalas? En mi Unidad no hay ni uno y estamos todo el día en la calle...

Saludos Civiles

Re: Atentado a la embajada de España en Kabul

NotaPublicado: Lun, 14 Nov 2016, 01:23
por Bávaro
Cartera Porta Placa Ertzaintza

Fabricado en piel de vacuno
enpieldeubrique.com
Doce horas en el infierno de Kabul

13 NOV 2016
09:48 h

El relato es impresionante. Lo que tuvieron que pasar los nuestros durante las 12 horas que duró el asalto a la embajada de España de Kabul se debe acercar a lo que es el infierno. El ataque terrorista de los taliban en el que fueron asesinados dos policías españoles está perfectamente descrito por la fiscal Dolores Delgado en su último escrito. Por eso me permito reproducir íntegramente la reconstrucción basada en testimonios y documentos que ha realizado.

"El viernes 11 de diciembre de 2015 sobre las 17:45 (hora local) y durante las siguientes 12 horas, tuvo lugar un ataque terrorista contra la sede de la Embajada de España en Kabul (Afganistán) en el que resultaron muertas ocho personas: los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía D. Jorge García Tudela y D. Isidro Gabino San Martín Hernández; dos empleados de la Embajada de nacionalidad afgana; y, cuatro policías de aquel país que desempeñaban labores de seguridad. Así mismo, a consecuencia del referido atentado resultó con lesiones, pendientes de evaluar, el funcionario del Cuerpo Nacional de Policía con carnet profesional nº 93.594. Cuatro de los terroristas que participaron en el atentado fallecieron, uno a bordo del vehículo que él mismo explosionó y los otros tres en el curso del enfrentamiento con las fuerzas de seguridad desplazadas al lugar tras producirse la explosión del coche-bomba.

Unos días antes de producirse el ataque terrorista contra la Embajada española se realizaron unas obras de acondicionamiento en el edificio que iba a ser asaltado por los talibanes. Entre otras reformas se retiraron unas placas metálicas de las ventanas que obstaculizaban el control visual del recinto diplomático. El lugar donde estaban ubicadas era de residencia y no destinado a vigilancia. De las cinco personas que accedieron para realizar los trabajos dos permanecieron en actitud vigilante, observando el entorno y sin realizar trabajo alguno.

Dos días antes de producirse el ataque, el miércoles día 9 de diciembre de 2015, tuvo lugar un incidente con la seguridad dinámica de la delegación diplomática al ser seguido por un vehículo desconocido hasta las inmediaciones de la embajada española el coche del Embajador. El seguimiento fue constante y parece ser destinado a comprobar la accesibilidad de los vehículos al recinto y las medidas de control de los mismos.

La mañana del viernes 11 de diciembre de 2015, sobre las 9 (hora local), el asistente del Agregado de Defensa de la Embajada española en Afganistán recibió procedente de la Agregaduría francesa un correo electrónico en el que se alertaba de que había muchas posibilidades de que en las próximas horas o días se produjese un atentado terrorista contra alguna sede diplomática (pero no específicamente contra la Embajada de España como erróneamente se dice en el auto de admisión a trámite de la querella de 2-11-2016). Esta información fue reenviada en esa misma mañana al Jefe del Centro Nacional de Inteligencia en Kabul y al Segundo Embajador español. Los funcionarios policiales encargados de la seguridad de la embajada no tuvieron conocimiento de la referida alerta sino hasta el viaje de regreso a España tras el atentado terrorista.

Este tipo de comunicaciones se producen con una cierta frecuencia ante la situación de máxima alerta que se vive en Kabul. Ante este tipo de avisos se adoptan determinadas medidas de seguridad, activándose el Plan de Emergencia y Seguridad. Como ocurrió los días 4, 5 y 6 de marzo de 2015 ante la información recibida en la Embajada sobre un posible ataque terrorista a la misma en las siguientes horas.

La sede diplomática española en Afganistán que se encuentra situada en Sherpur Disctrict, Main Street, Third Lane ontheright se halla en un recinto que comprende tres edificios ubicados en un patio común y rodeado perimetralmente por una barrera que se encuentra aproximadamente a un metro del mismo y está conformada por dos tubos metálicos. El recinto cuenta con tres puertas de acceso, dos de ellas para vehículos (una de las cuales se halla inhabilitada para el tránsito) y una para las personas que acceden a pie a la Embajada. Estas puertas son de metal. El edificio situado frente a la puerta donde explosionó el coche-bomba fue el elegido por los talibanes para llevar a cabo el asalto y establecer en su azotea la base del ataque. Precisamente es el que se halla más alejado de los edificios colindantes no pertenecientes a la embajada y desde cuya terraza se controlaba las otras edificaciones y los movimientos que se produjeran en el patio interior.

En el momento de producirse la explosión del vehículo cargado con explosivos y conducido por un terrorista suicida se hallaban en el interior del edificio atacado los funcionarios de Policía con carnet profesional nº 101.031, 103.996, 122.977, 74.855 y el funcionario fallecido Sr. García Tudela; y, en el edificio contiguo el Segundo Jefe de la Misión, un funcionario de Exteriores, y los funcionarios del CNP con carnet profesional nº 90.870 y 87.656, junto al funcionario del cuerpo policial fallecido Sr. San Martín Hernández que después abandonó el edificio en busca de otros compañeros. El Funcionario con carnet profesional nº 93.594, en esos primeros momentos del ataque, no se encontraba en la sede diplomática puesto que había acudido al aeropuerto a recoger a la Canciller que regresaba a Kabul procedente de España.

La bomba contenida en el vehículo si bien se desconoce su composición era de una gran potencia atendiendo al cráter de unos 30 metros de diámetro que provocó así como a los destrozos tanto en la puerta metálica como en el muro perimetral, permitiendo el acceso de los terroristas al interior del recinto. Estos portaban armamento de asalto, una importante cantidad de municiones y granadas.

El ataque, por la forma en que se desarrolló, estaba minuciosamente preparado y planificado de manera que una vez en el patio tenían un objetivo preciso y se dirigieron al edificio desde el que accederían a la azotea, tras destruir el cuadro eléctrico que provocó el cese de energía eléctrica en el mismo. En el camino efectuaron disparos y lanzaron granadas contra todo lo que consideraron personal de la Embajada, ello es lo que ocurrió con el Subinspector García Tudela quien se hallaba en la habitación de la planta baja del edificio ocupado, este repelió el ataque disparando si bien fue alcanzado por proyectiles y finalmente falleció a consecuencia de las heridas provocadas tras una explosión posiblemente causada por una de las granadas arrojadas por los talibanes y los efectos de esta en los elementos del baño, donde fue hallado el cadáver.

Una vez los terroristas se hubieron ubicado en la parte superior del edificio comenzaron a efectuar disparos hacia el patio y a todo aquel que se movía.

Entre tanto, los funcionarios policiales que se hallaban en el edificio que había sido ocupado por los terroristas se ocultaron en el sótano del mismo que disponía de una puerta metálica que tuvieron que encajar puesto que a resultas de la explosión del coche bomba había sufrido desperfectos. E intentaron comunicar con el subinspector Jorge García sin conseguirlo.

El funcionario con carnet profesional nº 74.855 que se hallaba en el control de cámaras activó la alarma sin conseguir que esta funcionase por falta de corriente eléctrica, dejando, al parecer, de funcionar el sistema de grabación de las cámaras. Desde allí y tras atrancar la puerta principal de acceso al edificio de Cancillería se dirigió a comprobar los despachos y las personas de su interior. Después, al constatar que no había nadie en su interior se dirigió al edificio donde estaban sus compañeros siendo objeto de disparos mientras atravesaba el patio.

Mientras en el otro edificio el funcionario con carnet nº 90.870 bloqueó la puerta de acceso y subieron hasta la segunda planta donde tiene la residencia el Segundo Embajador, así mismo subió a la terraza para comprobar lo que estaba ocurriendo observando dos siluetas en la terraza del otro edificio. Los ocupantes de este edificio se trasladaron hasta las dependencias superiores donde permanecieron hasta la liberación, excepto el funcionario policial Isidro Gabino San Martín Hernández quien salió de allí en dirección primero a la garita buscando al compañero que podría encontrarse allí y después se dirigió hasta el sotano para incorporarse al grupo de compañeros que allí se encontraban. Ante la falta de respuesta de Jorge, Isidro Gabino junto al funcionario policial 122.977 y un agente contratado local de seguridad decidieron abandonar la zona segura y salir en busca del compañero, para lo cual rodearon el edificio intentando evitar los disparos de los terroristas desde la terraza. En un determinado momento arreció el fuego alcanzando al Sr. San Martín Hernández quien cayó herido junto a uno de los vehículos estacionados en el patio, el otro funcionario policial no pudo asistirle ante los disparos constantes de los talibanes debiendo retirarse para alertar de la situación. En ese momento oyó una fuerte explosión en la zona próxima al lugar en el que se encontraba el herido.

Una de las personas afganas contratadas de la Embajada acudió a apagar el fuego de uno de los vehículos estacionados en el patio siendo alcanzado por los constantes disparos de los talibanes falleciendo y resultando su cuerpo calcinado.

Cuando el funcionario policial con carnet nº 93.594 regresó del aeropuerto comprobó la situación que se estaba desarrollando, escuchó por el transmisor los comunicados que desde dentro se estaban realizando y pudo comunicar con Isidro Gabino San Martín. Trató en un primer intento de entrar en el recinto pero no pudo ante el intenso fuego enemigo sufrido. Volvió a comunicar con el herido desde la garita de guardia situada en la puerta no dañada. En ese momento decidió acceder al interior con uno de los vehículos blindados de las fuerzas afganas pero tuvo que retroceder ante el lanzamiento por los terroristas de una granada de mano o proyectil de RPG.

En su intento de asistir a su compañero herido el funcionario policial 93.594 se dirigió a un equipo de asalto de EEUU y dos equipos de asalto afgano explicándoles con un croquis la ubicación de los edificios y que dos compañeros no están en lugar seguro. Pasadas dos horas y ante la negativa a entrar en el recinto siguiendo los protocolos de actuación y ante la intermediación del ayudante del Agregado de Defensa en la Embajada se le permitió entrar para auxiliar al compañero que aún permanecía con vida en el suelo. El funcionario 93.594 logró alcanzar el lugar donde se encontraba Isidro Gabino, lo sujeto fuertemente y le desplazó arrastrándole hasta las proximidades de uno de los vehículos. Cayeron al suelo por una fuerte explosión, consiguieron ponerse en pie y lo pudo sacar fuera del recinto mientras era cubierto por las fuerzas afganas. Ya en el exterior tuvieron que esperar la llegada del transporte para trasladar al herido hasta el hospital y llevarle el policía 93.594 y el ayudante del agregado de interior hasta el vehículo que se encontraba a unos 50 metros. En el trayecto al hospital Isidro Gabino San Martin falleció a consecuencia de las heridas.

Finalmente, el ataque talibán concluyó cuando las fuerzas de EEUU y dos equipos noruegos accedieron al recinto manteniendo un fuego cruzado con los talibanes, siendo herido uno de los soldados noruegos, mientras que los francotiradores de los equipos de asalto disparaban. Los dos talibanes que se hallaban en la azotea resultaron muertos".


http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/baj ... kabul.html

Re: Atentado a la embajada de España en Kabul

NotaPublicado: Lun, 14 Nov 2016, 21:16
por SabineroCNP
Caiga quien tenga que caer; límpiese la memoria y el honor de estos dos HÉROES. El relato de los hechos es estremecedor, prueba de ello es la actuación heroica del agente 93.594 y del resto de sus compañeros. Por ellos, también, hágase justicia.
Bávaro escribió:Doce horas en el infierno de Kabul

13 NOV 2016
09:48 h

El relato es impresionante. Lo que tuvieron que pasar los nuestros durante las 12 horas que duró el asalto a la embajada de España de Kabul se debe acercar a lo que es el infierno. El ataque terrorista de los taliban en el que fueron asesinados dos policías españoles está perfectamente descrito por la fiscal Dolores Delgado en su último escrito. Por eso me permito reproducir íntegramente la reconstrucción basada en testimonios y documentos que ha realizado.

"El viernes 11 de diciembre de 2015 sobre las 17:45 (hora local) y durante las siguientes 12 horas, tuvo lugar un ataque terrorista contra la sede de la Embajada de España en Kabul (Afganistán) en el que resultaron muertas ocho personas: los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía D. Jorge García Tudela y D. Isidro Gabino San Martín Hernández; dos empleados de la Embajada de nacionalidad afgana; y, cuatro policías de aquel país que desempeñaban labores de seguridad. Así mismo, a consecuencia del referido atentado resultó con lesiones, pendientes de evaluar, el funcionario del Cuerpo Nacional de Policía con carnet profesional nº 93.594. Cuatro de los terroristas que participaron en el atentado fallecieron, uno a bordo del vehículo que él mismo explosionó y los otros tres en el curso del enfrentamiento con las fuerzas de seguridad desplazadas al lugar tras producirse la explosión del coche-bomba.

Unos días antes de producirse el ataque terrorista contra la Embajada española se realizaron unas obras de acondicionamiento en el edificio que iba a ser asaltado por los talibanes. Entre otras reformas se retiraron unas placas metálicas de las ventanas que obstaculizaban el control visual del recinto diplomático. El lugar donde estaban ubicadas era de residencia y no destinado a vigilancia. De las cinco personas que accedieron para realizar los trabajos dos permanecieron en actitud vigilante, observando el entorno y sin realizar trabajo alguno.

Dos días antes de producirse el ataque, el miércoles día 9 de diciembre de 2015, tuvo lugar un incidente con la seguridad dinámica de la delegación diplomática al ser seguido por un vehículo desconocido hasta las inmediaciones de la embajada española el coche del Embajador. El seguimiento fue constante y parece ser destinado a comprobar la accesibilidad de los vehículos al recinto y las medidas de control de los mismos.

La mañana del viernes 11 de diciembre de 2015, sobre las 9 (hora local), el asistente del Agregado de Defensa de la Embajada española en Afganistán recibió procedente de la Agregaduría francesa un correo electrónico en el que se alertaba de que había muchas posibilidades de que en las próximas horas o días se produjese un atentado terrorista contra alguna sede diplomática (pero no específicamente contra la Embajada de España como erróneamente se dice en el auto de admisión a trámite de la querella de 2-11-2016). Esta información fue reenviada en esa misma mañana al Jefe del Centro Nacional de Inteligencia en Kabul y al Segundo Embajador español. Los funcionarios policiales encargados de la seguridad de la embajada no tuvieron conocimiento de la referida alerta sino hasta el viaje de regreso a España tras el atentado terrorista.

Este tipo de comunicaciones se producen con una cierta frecuencia ante la situación de máxima alerta que se vive en Kabul. Ante este tipo de avisos se adoptan determinadas medidas de seguridad, activándose el Plan de Emergencia y Seguridad. Como ocurrió los días 4, 5 y 6 de marzo de 2015 ante la información recibida en la Embajada sobre un posible ataque terrorista a la misma en las siguientes horas.

La sede diplomática española en Afganistán que se encuentra situada en Sherpur Disctrict, Main Street, Third Lane ontheright se halla en un recinto que comprende tres edificios ubicados en un patio común y rodeado perimetralmente por una barrera que se encuentra aproximadamente a un metro del mismo y está conformada por dos tubos metálicos. El recinto cuenta con tres puertas de acceso, dos de ellas para vehículos (una de las cuales se halla inhabilitada para el tránsito) y una para las personas que acceden a pie a la Embajada. Estas puertas son de metal. El edificio situado frente a la puerta donde explosionó el coche-bomba fue el elegido por los talibanes para llevar a cabo el asalto y establecer en su azotea la base del ataque. Precisamente es el que se halla más alejado de los edificios colindantes no pertenecientes a la embajada y desde cuya terraza se controlaba las otras edificaciones y los movimientos que se produjeran en el patio interior.

En el momento de producirse la explosión del vehículo cargado con explosivos y conducido por un terrorista suicida se hallaban en el interior del edificio atacado los funcionarios de Policía con carnet profesional nº 101.031, 103.996, 122.977, 74.855 y el funcionario fallecido Sr. García Tudela; y, en el edificio contiguo el Segundo Jefe de la Misión, un funcionario de Exteriores, y los funcionarios del CNP con carnet profesional nº 90.870 y 87.656, junto al funcionario del cuerpo policial fallecido Sr. San Martín Hernández que después abandonó el edificio en busca de otros compañeros. El Funcionario con carnet profesional nº 93.594, en esos primeros momentos del ataque, no se encontraba en la sede diplomática puesto que había acudido al aeropuerto a recoger a la Canciller que regresaba a Kabul procedente de España.

La bomba contenida en el vehículo si bien se desconoce su composición era de una gran potencia atendiendo al cráter de unos 30 metros de diámetro que provocó así como a los destrozos tanto en la puerta metálica como en el muro perimetral, permitiendo el acceso de los terroristas al interior del recinto. Estos portaban armamento de asalto, una importante cantidad de municiones y granadas.

El ataque, por la forma en que se desarrolló, estaba minuciosamente preparado y planificado de manera que una vez en el patio tenían un objetivo preciso y se dirigieron al edificio desde el que accederían a la azotea, tras destruir el cuadro eléctrico que provocó el cese de energía eléctrica en el mismo. En el camino efectuaron disparos y lanzaron granadas contra todo lo que consideraron personal de la Embajada, ello es lo que ocurrió con el Subinspector García Tudela quien se hallaba en la habitación de la planta baja del edificio ocupado, este repelió el ataque disparando si bien fue alcanzado por proyectiles y finalmente falleció a consecuencia de las heridas provocadas tras una explosión posiblemente causada por una de las granadas arrojadas por los talibanes y los efectos de esta en los elementos del baño, donde fue hallado el cadáver.

Una vez los terroristas se hubieron ubicado en la parte superior del edificio comenzaron a efectuar disparos hacia el patio y a todo aquel que se movía.

Entre tanto, los funcionarios policiales que se hallaban en el edificio que había sido ocupado por los terroristas se ocultaron en el sótano del mismo que disponía de una puerta metálica que tuvieron que encajar puesto que a resultas de la explosión del coche bomba había sufrido desperfectos. E intentaron comunicar con el subinspector Jorge García sin conseguirlo.

El funcionario con carnet profesional nº 74.855 que se hallaba en el control de cámaras activó la alarma sin conseguir que esta funcionase por falta de corriente eléctrica, dejando, al parecer, de funcionar el sistema de grabación de las cámaras. Desde allí y tras atrancar la puerta principal de acceso al edificio de Cancillería se dirigió a comprobar los despachos y las personas de su interior. Después, al constatar que no había nadie en su interior se dirigió al edificio donde estaban sus compañeros siendo objeto de disparos mientras atravesaba el patio.

Mientras en el otro edificio el funcionario con carnet nº 90.870 bloqueó la puerta de acceso y subieron hasta la segunda planta donde tiene la residencia el Segundo Embajador, así mismo subió a la terraza para comprobar lo que estaba ocurriendo observando dos siluetas en la terraza del otro edificio. Los ocupantes de este edificio se trasladaron hasta las dependencias superiores donde permanecieron hasta la liberación, excepto el funcionario policial Isidro Gabino San Martín Hernández quien salió de allí en dirección primero a la garita buscando al compañero que podría encontrarse allí y después se dirigió hasta el sotano para incorporarse al grupo de compañeros que allí se encontraban. Ante la falta de respuesta de Jorge, Isidro Gabino junto al funcionario policial 122.977 y un agente contratado local de seguridad decidieron abandonar la zona segura y salir en busca del compañero, para lo cual rodearon el edificio intentando evitar los disparos de los terroristas desde la terraza. En un determinado momento arreció el fuego alcanzando al Sr. San Martín Hernández quien cayó herido junto a uno de los vehículos estacionados en el patio, el otro funcionario policial no pudo asistirle ante los disparos constantes de los talibanes debiendo retirarse para alertar de la situación. En ese momento oyó una fuerte explosión en la zona próxima al lugar en el que se encontraba el herido.

Una de las personas afganas contratadas de la Embajada acudió a apagar el fuego de uno de los vehículos estacionados en el patio siendo alcanzado por los constantes disparos de los talibanes falleciendo y resultando su cuerpo calcinado.

Cuando el funcionario policial con carnet nº 93.594 regresó del aeropuerto comprobó la situación que se estaba desarrollando, escuchó por el transmisor los comunicados que desde dentro se estaban realizando y pudo comunicar con Isidro Gabino San Martín. Trató en un primer intento de entrar en el recinto pero no pudo ante el intenso fuego enemigo sufrido. Volvió a comunicar con el herido desde la garita de guardia situada en la puerta no dañada. En ese momento decidió acceder al interior con uno de los vehículos blindados de las fuerzas afganas pero tuvo que retroceder ante el lanzamiento por los terroristas de una granada de mano o proyectil de RPG.

En su intento de asistir a su compañero herido el funcionario policial 93.594 se dirigió a un equipo de asalto de EEUU y dos equipos de asalto afgano explicándoles con un croquis la ubicación de los edificios y que dos compañeros no están en lugar seguro. Pasadas dos horas y ante la negativa a entrar en el recinto siguiendo los protocolos de actuación y ante la intermediación del ayudante del Agregado de Defensa en la Embajada se le permitió entrar para auxiliar al compañero que aún permanecía con vida en el suelo. El funcionario 93.594 logró alcanzar el lugar donde se encontraba Isidro Gabino, lo sujeto fuertemente y le desplazó arrastrándole hasta las proximidades de uno de los vehículos. Cayeron al suelo por una fuerte explosión, consiguieron ponerse en pie y lo pudo sacar fuera del recinto mientras era cubierto por las fuerzas afganas. Ya en el exterior tuvieron que esperar la llegada del transporte para trasladar al herido hasta el hospital y llevarle el policía 93.594 y el ayudante del agregado de interior hasta el vehículo que se encontraba a unos 50 metros. En el trayecto al hospital Isidro Gabino San Martin falleció a consecuencia de las heridas.

Finalmente, el ataque talibán concluyó cuando las fuerzas de EEUU y dos equipos noruegos accedieron al recinto manteniendo un fuego cruzado con los talibanes, siendo herido uno de los soldados noruegos, mientras que los francotiradores de los equipos de asalto disparaban. Los dos talibanes que se hallaban en la azotea resultaron muertos".


http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/baj ... kabul.html

Re: Atentado a la embajada de España en Kabul

NotaPublicado: Lun, 19 Dic 2016, 17:32
por Sigma35
Gabi, ¿dónde estás?


-Estoy en el suelo, me han dado, estoy herido, venid a recogerme.

-¿Pero dónde estás?

-Estoy en la rueda delantera izquierda del vehículo. Néstor, venid a recogerme, me han dado, me estoy desangrando. Me voy a desmayar.

En el momento en el que se produce esta agónica conversación, poco más de las seis de la tarde del 11 de diciembre de 2015, es noche cerrada en la embajada española en Kabul. Minutos antes, un coche bomba conducido por un talibán suicida ha superado el perímetro exterior de la legación diplomática que custodiaban agentes de seguridad afganos (panshir), ha destrozado la endeble barra de seguridad de la entrada y ha estallado convirtiendo los tres edificios en unos guiñapos a merced de los terroristas en zona de guerra. En el servidor del ordenador de la segunda autoridad del edificio, Oriol Solá Pardell -el embajador, Emilio Pérez de Agreda, está de vacaciones-, hace más de dos horas que un mensaje avisa de que ese día puede producirse un atentado. Nadie lo ha leído y nadie lo leerá hasta meses más tarde.

Se trataba de un ataque minuciosamente preparado contra la embajada de España con información obtenida desde dentro: los terroristas se movían con precisión milimétrica en un lugar que habían dejado a oscuras y fueron dejando pistas. Durante 12 horas y media, los supervivientes se convirtieron muy a su pesar en los protagonistas de una historia aterradora de la que pensaron que no saldrían jamás. Aun así, nueve de ellos, policías, tuvieron un comportamiento ejemplar muy por encima de las autoridades de un país que los enviaron a una embajada trampa denunciada en múltiples ocasiones por su vulnerable ubicación y por la clamorosa falta de medidas de seguridad.

Un mes después de ver morir a Jorge García Tudela e Isidro Gabino (Gabi) San Martín Hernández, dos de sus compañeros, el resto de los agentes -también un funcionario y Solá Pardell- explicaron a la Fiscalía de la Audiencia Nacional una historia heroica e indignante en unas comparecencias grabadas a las que ha tenido acceso este periódico. Así lo contaron.

Funcionario de policía 74.855. catorce meses en Kabul

"Yo estaba en la planta cero, en la sala de control de las seis o siete cámaras que graban el perímetro y no noté nada raro... Tuvo que ser muy rápido. Simplemente sentí la explosión. Me tiró al suelo y quedó todo destrozado. Aturdido, miré las pantallas porque no sabía si se había producido en la embajada o en el exterior. La entrada... Desde allí no se ve si no es a través de las cámaras. Tenemos un arco de detección de metales y una máquina de rayos X pero cada cuatro meses pasa un subinspector encargado de la seguridad de la embajada y el último, que era del TEDAX, dijo que el material no servía para nada, no detectaba lo que tenía que detectar, que se veía si había cables y poco más.

Las cámaras se apagaron. Pulsé la alarma que ha de saltar en los tres edificios de la cancillería y no funcionó. Se apagó todo y quedamos totalmente a oscuras.

Iba con mi arma y con el chaleco. Quise coger más munición porque con dos cargadores no llegas a nada -si das una ráfaga aunque sea sólo para asustar, gastas un cargador-, pero mi compañero, que había ido a por la canciller al aeropuerto, se había llevado dos, y yo no vi más.

En cuanto se produjo la explosión yo cerré la puerta del control, que es de metal, no blindada, y atranqué la principal de la cancillería, que había quedado abierta de par en par. Revisé el edificio porque el protocolo indicaba que si había alguien tenía que llevarlo a zona segura. Pero no llegué a bajar al sótano porque escuchaba tiros y me encontré con el chaval de mantenimiento, que se llamaba Amin, y que me dijo que no había nadie. Le dije: "Vente conmigo" y apareció uno de los agentes afganos de fuera.

Empezaron a llovernos tiros, con la suerte de que estaba el coche del embajador. Nos parapetamos y llegamos al sótano del otro edificio. Allí estaban Néstor, Salva y apareció Gabi. Estábamos preguntando por Jorge y no sabemos cómo ni por qué, el chaval de mantenimiento, cuando le veo, está rociando con un extintor el coche que estaba aparcado frente al primer edificio. Era muy buena persona pero no era muy espabilado. Y fue apagar el vehículo y le mataron a tiros".

Funcionario de policía 122.977. tres meses y 10 días en kabul

"Me acababa de despertar y siento un estruendo... Me doy cuenta de que era una bomba y de que nos ha dado muy de cerca. Salgo a la puerta de mi habitación tal cual estaba, en calzoncillos y me doy cuenta de que todo está lleno de humo y cascotes. Vuelvo a entrar y me pongo ropa como puedo, unas zapatillas sin calcetines, y [cojo] las armas reglamentarias, un [fusil] G36 HK, pistola Star de 9 mm Parabellum y un chaleco antibalas que no hubiera parado las balas de un kalashnikov. El chaleco que yo llevaba era un remiendo de muchos compañeros que habíamos tenido que comprar los propios policías para poder portar las placas, que son las que paran realmente las balas.

En el momento de salir de la habitación escucho el fusil del subinspector [Jorge García Tudela]. Él estaba en la planta superior y los compañeros lo hablamos: era Jorge pegando tiros. Desde que se oye el estruendo no habían pasado más de 30 segundos. Nos damos cuenta de que están entrando, de que el subinspector está disparando y yo mismo cierro la puerta de seguridad, que no es una puerta blindada para nada, es una puerta reforzada con hierro.

Dos días antes, había acompañado al embajador a ver una película a la embajada francesa y de vuelta, cuando quedaban 150 metros para llegar a la embajada, un Toyota marrón nos fue tanteando para ver cuál era mi reacción como conductor. Eso no había pasado jamás. En la misma puerta de la embajada se paró. Le dije a mi compañero José Luis que me quitaran ese vehículo de ahí porque yo no pasaba junto a ese vehículo con el embajador. El señor que lo conducía dijo que no se podía mover porque estaba estropeado, pero hasta el embajador se asustó muchísimo.

Allí no teníamos un protocolo oficial, teníamos un protocolo oficioso. Nuestro tema de conversación todos los días era: "Cualquier día nos pasa esto". Lo que pasó. "Si pasa, ¿qué podemos hacer para no sufrir bajas?". Pues agruparnos en la zona más segura de la embajada. (Eran dos: el sótano donde se juntó uno de los grupos y la casa de la segunda autoridad donde se refugiaron Solá Pardell e, inicialmente, cinco personas más, incluido el jefe de seguridad). Pero no era un búnker, era una sala con dos puertas de hierro y una se descuadró. Me reúno con mis compañeros y nos damos cuenta de que Jorge no está. Le llamamos al móvil y por el equipo de comunicaciones. No daba señales de vida. Al poco aparecen Isidro Gabino y el compañero Santiago con personal de seguridad y un chaval que se dedicaba a hacer obras en la embajada. Oíamos perfectamente cómo subían los talibanes a la terraza.

Isidro Gabino en un alarde de arrojo decidió ir a por Jorge. "Hay que ir a por el subi. No sabemos si está vivo o muerto", decía. Me lié la manta a la cabeza y le dije: "Tú solo no te vas". Intentábamos solventar la situación. Nos acompañaba el panshir pero desapareció y nos dejó solos.

Salimos por la puerta que había quedado descuadrada a un patio, dimos la vuelta al edificio de la cancillería. Nos íbamos parapetando y dando cobertura, primero en la pared, luego tras el vehículo del señor embajador y luego tras un vehículo de tracción que estaba a seis o siete metros de la entrada. Era noche cerrada y no podíamos ver más allá de un metro. Ahí Gabi me dice: "Néstor, cúbreme que voy a salir". Anduvo tres o cuatro metros y empezó a recibir fuego del fondo, de la puerta de la embajada, desde el suelo. Vi dos fogonazos. Lo oí caer. Oí cómo algún impacto le daba, no sé exactamente dónde. Empezamos a recibir tiros de todos los sitios y salí corriendo de allí como alma que lleva el diablo porque si me quedaba allí me mataban.

Me dio por salir corriendo por supervivencia. Entonces escuché la explosión de una granada. Me refugio en el subterráneo, cuento a mis compañeros lo que ha pasado y hablo con Gabi a través del equipo. Todavía estaba vivo.

"Gabi, ¿dónde estás?...". Me respondió con una total calma y tranquilidad, como si estuviéramos tomándonos una cerveza. Me llegó a decir en tono de amistad: "Venid por mí, c*******, venid por mí".

Las dos veces que intenté que los compañeros salieran a por él, lo intenté, al final dilucidamos que, como saliéramos, nos mataban. El compañero se quedó allí, con toda la impotencia y la rabia que se puede sentir por una persona a la que quieres y aprecias como compañero y no puedes hacer nada.

Nos metimos en el búnker, por llamarlo de alguna forma, y empezamos a vivir 12 horas y media de angustia total. De oírlos moverse por todo el edificio, de tirar con lanzagranadas, de repeler hasta cinco intentos de asalto que hubo de tropas especializadas que no podían hacerse con ellos. Los oímos bajar e intentar cruzar la puerta en la que nosotros estábamos. Veíamos la luz de sus linternas perfectamente. Fueron doce horas y media en las que los pensamientos... Yo únicamente atinaba a mirar el teléfono, en el que tengo una foto de mi mujer y mi hija pequeña, que tenía tres meses cuando me fui de España y que tenía la certeza que no iba a volver a ver.

Desde mi experiencia profesional le digo que fue un ataque totalmente premeditado contra la embajada de España... Esta gente se movía con una facilidad tremenda por el edificio, sabía perfectamente dónde estaba, las cotas a tomar. Hubo habitaciones de compañeros en las que no entraron porque sabían que no estaban. Uno no entra en un edificio a oscuras y se mueve con tanta soltura si no sabe dónde está todo al milímetro.

(...) Que no digan que la embajada había pasado los protocolos de seguridad. Lo único que se había hecho era cambiar las pilas de las cámaras y cambiarlas de sitio. La puerta de seguridad era un tubo soldado. Los alemanes y americanos llevan 20 personas de seguridad. Italia, que económicamente es un país parecido a España, 16. Nosotros éramos cuatro trabajando de 12 a 14 horas sin librar ni un día. En esa situación, la concentración es imposible de mantener. Teníamos la sensación de que estábamos totalmente vendidos en una zona en la que no teníamos que estar [la mayor parte de las embajadas está en la zona verde o junto a los bien protegidos ministerios afganos] y en un sitio del que no se podía esperar nada bueno.

Cuando Gabi dijo: "Venid por mí", vimos que Juan Luis quería entrar con un equipo de seguridad afgano".

Alejandro Pimentel. Funcionario. Secretario del embajador

"Era relativamente frecuente ver entrar a alguien para hacer alguna obra de mantenimiento en la cancillería. A veces venían de una empresa pero estos concretamente, me pareció que no habían venido nunca. Yo les vi trabajar y el embajador me acompañó porque tenía que dar el visto bueno a que me cambiara de apartamento. Había cinco personas. Una estaba rezando. Otras dos no sabíamos qué hacían. Trabajando había uno. Santi, el policía, al verlos entrar dijo: "¿Quién es esta gente?". Pero habían sido registrados por los nuestros de fuera. A última hora de la tarde Gabi, que venía de ver qué estaban haciendo dijo: "No me gusta un pelo la gente que está ahí arriba. Hay dos trabajando y tres que no sé lo que están haciendo. Han quitado uno de los paneles de protección visual y están viendo cómo salimos y cómo entra el coche del embajador".

Funcionario de policía 103.996. Tres meses en kabul

"Ellos tenían granadas, chalecos bomba, armas largas, RPGs [lanzagranadas], lanzacohetes y pistolas... En la planta cero había un cuadro con los fusibles [el primero de los policías había declarado que los fusibles no estaban y la caja estaba abierta, prueba de que sabían de sobra cómo estaba todo]. Es visible siempre que sepas dónde están y lo que es. Yo no sabía lo que era hasta que me lo enseñaron... En 15 segundos fueron directos desde la explosión hacia el edificio. Estaban arriba, estaban colocadísimos de forma estratégica y habían quitado tres planchas. Yo, que estoy en el grupo de operaciones, si hubiera sido uno de los malos habría quitado esas planchas porque así tenían visibilidad y cubrían todas las zonas".

Funcionario de policía 90.870. Veintún meses en Kabul

"En esa zona se han producido varias explosiones pero esta fue muy fuerte. Yo estaba sentado ante mi ordenador y los cristales me dieron en la espalda. Me giré, cogí el G36 y el chaleco táctico y bajé con el arma encañonada por si me los encontraba para cerrar la puerta mientras daba tiempo a mis compañeros a equiparse. Subí a ver a Oriol. Salía mareado. Le pregunté: "¿Se encuentra bien?" y me dijo que sí.

Salí a la terraza y subí a la otra por la escalera de caracol. Me tiré al suelo porque la barandilla es de 50 centímetros y vi unas sombras que se movían en la terraza del edificio de al lado. Pensé que podían ser los compañeros que habían decidido ganar altura y fui a preguntarles: "¿Estáis bien?". Pero tuve un momento de lucidez y me quedé pensando: ¿y si no son? Aguanté 20 segundos por si les oía hablar en español y nada. Retrocedí. Encaré el arma pero no disparé. Bajé y se lo comuniqué al oficial. Preguntó a los compañeros si estaban en la azotea y respondieron que no. Me quedé dando cobertura a la ventana de la terraza, que es un matadero. Si tiran una granada dentro, estábamos todos muertos. Me quedé por si les daba por saltar.

Apagué las luces y a esperar. Al final les comunicamos a los guardias de asalto que no asaltaran por la terraza. Se les abrió la escalera, subieron y desde ahí abatieron al último. Me encargué de comprobar que lo habían abatido. [Los soldados americanos invitaron a todos los policías a subir a la terraza para comprobar que sus agresores habían muerto, pero el resto de los agentes españoles declinó hacerlo].

Quiero decir que yo me encargué de buscar a Jorge para asegurarme de que no cambiaran ni desvirtuaran nada, ni los afganos ni nadie. Encontré a Jorge en el baño. Tenía un corte en el cuello y la rodilla abierta. Estaba tumbado con la cabeza hacia la pared. Cogí la linterna para verle, para que no nos engañasen y para poder contárselo a las familias. Fui buscando si mi compañero tuvo tiempo de responder o no. Y llegué a contar al menos seis cartuchos del G36, de nuestra arma. Jorge hizo fuego, no murió escondido [otros compañeros también insistieron en esa actitud valerosa de hacer frente a los terroristas]. Le intenté cerrar los ojos al compañero pero no se podía. Estaba demasiado tenso. Le cubrí con un pañuelo".

Funcionario de policía 93.594. Veintitrés meses en Afganistán

"Volvía del aeropuerto con la señora canciller. Llamé al control y el compañero Santiago me dijo: "Nos atacan, nos atacan", y colgó. Dejé a la canciller a 200 metros de la embajada, le dije al conductor que la llevase a la agregaduría militar y salí corriendo. Cien metros antes de llegar me pararon los soldados afganos. Me encañonaron y me tiraron al suelo. Me identifico como español y consigo entrar. Quería entrar porque escuchaba a Gabi por el equipo pedir ayuda. Me pide que vayamos a por él y me da su ubicación. Veo que en una de las esquinas de la azotea hay una persona que me invita a entrar. En un primer momento no sabía quién podía ser y le hablo en español. Digo: "Soy Juanlu, no me disparéis" y me empezaron a disparar dos personas, una con un AK 47 [fusil kalashnikov]. Me quedé solo, los soldados afganos se replegaron.

Intenté aguantar un poco más porque vi a Gabi y cada vez que asomaba la cabeza era un continuo disparar. Me repliego a un vehículo blindado y les pido por favor que entremos porque hay un compañero herido. Dudan, pero acabamos intentando entrar. Unos explosivos impactan en el vehículo. Les pido a los militares que me crucen con el vehículo blindado y me lleven a la otra puerta para recoger a Gabi. Gabi seguía hablándome. Pero no lo consigo.

Aparece un equipo de asalto americano. Les digo que tengo llaves y les enseño un plano. Sigo escuchando a Gabi que me llamaba. Les pido que se queden conmigo pero cada vez que intentaba entrar, abren fuego. Me prohibieron entrar porque la coalición les había dicho que no debía haber más bajas. Los americanos, que eran quienes tenían las cámaras y la tecnología, detectaron en el edificio de enfrente de la embajada a una persona que les pasa información a los afganos por teléfono. Ahí fue cuando cortaron las comunicaciones porque no querían que este individuo las usara para avisar a los terroristas cada vez que nos acercábamos.

Cuando intenté entrar por la puerta dos, Gabi estaba junto a la rueda de un coche. Cuando accedo por la puerta uno, a Gabi lo habían movido a la mitad del patio. Por las heridas que le vi, antes de jugármela, intenté que viniera hacia mí, pero no podía moverse. Luego, con la luz del día, el arma de Gabi apareció en la azotea. Creo que bajaron y movieron el cuerpo y se llevaron su arma. Lo dejaron ahí para que fuéramos a por él.

Una vez me dejaron entrar por la puerta uno, llegué a tres metros de Gabi. Le llamo, abro fuego con una mano y cojo a Gabi con la otra mano. En ese momento escuché una explosión que me tiró hacia atrás. Cuando volví a ser consciente, había retrocedido tres metros y estaba dentro de la cobertura del coche del embajador. Llegué hasta él y lo arrastré. Tuve que cortarle el chaleco y la mochila porque era demasiado peso. Al salir fuera, las tropas afganas que me habían estado dando cobertura, y a las que no dejaban entrar, entonces sí me ayudaron.

Le trasladamos al hospital. Estaba con vida. Antes de subir a la ambulancia -aunque aquello no era una ambulancia- los paramédicos americanos le atendieron para que dejara de sangrar.

Quiero decir [y aquí este policía joven, grande como un armario, está muy emocionado] una de las cosas que me dijo Gabi en la ambulancia. Le pregunté: "Tío ¿por qué, por qué?". Y me respondió: "Había que salir a buscar a Jorge". Él no salió a pelearse con nadie, no intentó hacer ninguna guerra por su cuenta, intentó salir a buscar a su compañero, que era lo que había que hacer".

Funcionario de policía 10.031. Tres meses en Kabul

"No dábamos crédito. Veíamos los mensajes que nos mandaban los conocidos interesándose desde España y no dábamos crédito. ¿Al lado de la embajada? Pero si ha sido un ataque contra nosotros.

Al principio piensas: están dentro y vienen a rematarnos. Mi instinto de supervivencia fue coger la pistola, ponerme detrás de la cama y esperar a que me matasen matando yo... Ellos tenían muy clara su actuación: explotar el coche bomba, entrar, disparar a todo el que vean y tomar altura; llegar a la azotea, disparar desde allí y esperar a que venga el equipo de asalto para ellos morir por su causa. Ellos no piensan que van a salir de allí.

Pensé que no podíamos ir a por Jorge porque no sabíamos cuántos son, el nivel de armamento y si van a colocar bombas, pero Gabi decidió ir y Néstor fue con él.

Contamos con una pistola Star 28 PK, que es la antigua que tenía la Policía. Es una pistola desfasada porque allí, por problemas de burocracia, no se consigue que se envíe armamento de una forma legal. Esas pistolas llevaban allí muchos años. Y contamos con un fusil G36. Un arma decente, pero no hay para todos. Gabi llevaba un [subfusil] MP5 con munición de pistola que, para enfrentarse a los AK-47, es muy inferior. Llevaba un MP5 porque no hay armas de calibre alto para todos...

[Cuando hieren a Gabi] Comunico con un militar de la NSA española y consigo decirle que hay un atentado y que manden a quien sea. Juanlu, que viene del aeropuerto, nos dice: "No salgáis del búnker" y se comunica con Gabi, pero hay mucho retraso, un gran desfase de tiempo y es una situación límite. Los americanos preguntan: "Hay tres personas en la azotea, ¿puede ser uno de ellos Jorge?", porque no podían arriesgarse a matar a un español. Hay unos cinco asaltos, uno cada dos horas. Buscaban la forma de entrar pero los terroristas estaban muy bien protegidos porque se habían estudiado perfectamente la embajada.

Mientras, leíamos noticias diciendo: "El presidente del Gobierno dice que los funcionarios han sido liberados" y nosotros pensábamos: ¿cómo puede decir eso? Pensábamos que igual habían liberado a los otros y que en cualquier momento...

Nos dieron una palabra clave: "Os dirán Madrid, contestad Madrid; os dirán la palabra blister [ampolla], contestad blister". Pero seguían pasando las horas y seguía habiendo tiroteos. Al final, David, un brigada de Defensa que entró con las fuerzas noruegas, nos llamó por nuestros nombres. Fuimos a la habitación de Jorge y reconocimos su cadáver en el cuarto de baño.

Nos explicaron cómo había sido todo y el general de los americanos nos preguntó cuál era el protocolo de actuación. Le respondimos que es el que habíamos aplicado. "¿Cuál es vuestra forma de salir de aquí?", nos dijo. El plan de evacuación es top secret, está bajo llave. Sólo lo sabe el embajador; el personal de seguridad no sé por qué no lo sabemos. Así que le dijimos que no teníamos forma de ir a ninguna parte. Prepararon vehículos acorazados y nos evacuaron a la base militar del norte de Kabul.

Me gustaría añadir: cuando llegamos a la base sentimos alivio y pensamos: ahora sí estamos a salvo. Pero el día siguiente, viene el embajador de España a Kabul y exige su equipo de seguridad y ser trasladado a la embajada. Nosotros, que estábamos en shock después de 12 horas a oscuras con semejante pánico en el cuerpo, nos vemos de nuevo con el chaleco conduciendo por las calles de Kabul y de nuevo a la embajada. No estábamos preparados para trabajar pero nos obligan a trabajar. El embajador nos dio cinco minutos de apoyo pero después: "Somos profesionales y a trabajar".

No dábamos crédito pero estábamos conduciendo por Kabul, yo con efecto túnel cuando el tráfico allí es una locura. Estábamos todos al 5%. Y después en la embajada, reviviéndolo todo.

Al día siguiente insistió en que había que volver allí -tenía una reunión- y le dijimos que no estábamos para trabajar, que no había puertas ni seguridad ninguna. Por la noche teníamos que volver a España con los cadáveres de los compañeros. Y él respondió: "Me buscaré un chófer".

¿Asistencia psicológica? En el avión de vuelta, con el director general de la Policía venía también un psicólogo. Le pregunté: "¿Por qué está usted aquí?". Dijo: "Porque han vivido una situación tensa". "Pero ¿se sabe en Madrid lo que hemos vivido?", porque por las noticias parecía que no había pasado nada... Habló cinco minutos conmigo, con otro compañero, no sé si con alguien más. No se nos ha proporcionado médico forense ni nada".

Los informes y el correo electrónico

Los dos asuntos más delicados del interrogatorio realizado por la fiscal Dolores Delgado fueron la seguridad de la embajada y el correo electrónico enviado al número dos de la legación diplomática en el que se avisaba de que podía producirse un atentado en una embajada.

En varias ocasiones los supervivientes del ataque recordaron que no era la primera vez que recibían una amenaza. Que en todo momento hay explosiones en Kabul y que unos meses atrás, cuando dos ciudadanos americanos se personaron en la legación para avisar de que alguien les había comentado la posibilidad de un atentado, se reforzó la seguridad, se mandó a los civiles a sus casas y los funcionarios estuvieron 24 horas en el llamado búnker para conjurar el peligro. Entonces fue una falsa alarma.

A lo largo de la declaración, los policías se refirieron en varias ocasiones a la elaboración de informes que advertían de la precaria situación del lugar donde prestaban servicio. Concretó más el jefe de seguridad, el funcionario 87.656, quien estuvo durante todo el tiempo en la vivienda de la terraza, en contacto con el CNI y los militares españoles y estadounidenses. Cuando la fiscal le preguntó si tenía algo que añadir, sacó una carpeta y entregó los informes elaborados en 2014 y 2015 [la representante del ministerio público encontraría después varios más] y aseguró: "Todos los equipos que han pasado por allí, todos los jefes de seguridad, informamos de cuál era la situación. No pueden alegar desconocimiento". Y añadió que sus informes iban a parar al número dos de la embajada, Oriol Solá, con quien él compartió tan amargas horas.

Solá reconoció haber recibido dichos informes e incluso aseguró haber pedido expresamente alguno de ellos. Añadió que los había enviado al Ministerio de Exteriores en Madrid, del mismo modo que otros responsables hacían llegar informes al Ministerio del Interior. "¿En algún momento usted o el embajador habían comunicado al Ministerio de Exteriores que la embajada no era segura y no estaba en zona segura?", preguntó la fiscal. "Sí, lo comunicamos varias veces. Ésta era una situación que el Ministerio en Madrid conocía perfectamente; de la ubicación, las necesidades y las debilidades que presentaba. Le corresponde al embajador hacer ese tipo de gestión pero en su ausencia yo comuniqué lo que estaba sucediendo. Estas comunicaciones están por escrito en correos electrónicos y mediante telegramas", respondió el número dos.

Respecto al correo electrónico de advertencia, se supo que llegó a las cuatro de la tarde al ordenador de la segunda autoridad de la embajada y al CNI en la capital afgana, procedente de la agregaduría española de Defensa en Kabul. "Era domingo por la tarde", explicaba Solá [el jueves y el viernes en Afganistán corresponden al fin de semana español]. "A las cuatro de la tarde yo no estaba en mi despacho". "Lo recibí en mi cuenta, a la que sólo tengo acceso si voy a mi despacho porque en mi móvil no tengo configurado el correo electrónico por motivos de seguridad". "Lo suyo hubiera sido una llamada de acompañamiento al correo", añadió.

David Gilarranz, el ayudante del agregado militar, explicó que la comunicación genérica le había llegado por una vía no oficial. Un correo remitido por el agregado francés a todas las embajadas avisaba de que había posibilidades de un atentado en las horas siguientes, sin más concreción. "Quizá fue un fallo mío; a lo mejor tenía que haber contactado con ellos telefónicamente para avisarles de que les había enviado el mensaje. Pero no lo hice", admitió en sede judicial.

Oriol Solá Pardell se enteró en el mes de mayo de que ese correo había quedado en el servidor de su ordenador de la embajada.

Una fatídica cadena de despropósitos.

[La Audiencia Nacional investiga al ex embajador de Kabul, Emilio Pérez de Agreda, y a su entonces número dos, Oriol Solá, por un posible delito de homicidio imprudente, tras una querella presentada por la familia de uno de los policías fallecidos].

http://www.elmundo.es/cronica/2016/12/1 ... b4573.html

Re: Atentado a la embajada de España en Kabul

NotaPublicado: Lun, 19 Dic 2016, 18:14
por Zød
DEPOL Guardia Civil

Inicio curso: septiembre 2019
de-pol.es
Cuanto más lee uno del tema, más indignación va criando... y por si toda la cadena de despropósitos tan típicos de este país de pandereta fueran pocos, al día siguiente al señorito se le antoja ir allí con gente en shock y que se ha librado de la muerte de puro milagro; hay que ser muy ...