La GUB en estrés por la falta de refuerzos
Publicado: Mar, 23 Jun 2015, 19:03La Guardia Urbana entra en estrés por la falta de refuerzos
La plantilla da muestras de desorientación tras otro fin de semana de expansión del 'top manta'
Los agentes dicen que ahora carecen de fuerza suficiente para ciertos servicios
Los sindicatos del cuerpo se reúnen hoy de urgencia para pedir diálogo a Ada Colau
Barcelona | 23/06/2015 - 02:00h | Última actualización: 23/06/2015 - 12:37h
El cuerpo de la Guardia Urbana de Barcelona está entrando en una fase de estrés después de semanas sin horas extras y por tanto sin refuerzos en los servicios, algo que está provocando, entre otras cosas, que se extienda a gran velocidad la venta ambulante a lugares donde ahora se consideraban zonas libres de este comercio sin licencia. Esa bajada de presión está incidiendo directamente en la venta callejera de productos falsificados –top manta– y de latas de refrescos, principalmente cervezas. Los sindicatos consideran que la situación se está acercando al límite y por ello mantendrán hoy mismo un cumbre a la que acudirán las centrales Sapol, CC.OO. y UGT. Fuentes municipales aseguran que el dispositivo contra la venta ambulante "está funcionando y está garantizado". Sin embargo, añadieron estas fuentes, "no es un fenómeno que pueda combatirse unicamente desde el punto de vista policial, sino que requiere una respuesta social y económica que el gobierno municipal está dispuesto a buscar".
La falta de definición que hasta el momento está demostrando el nuevo equipo de BComú, según los sindicatos, está haciendo que se prolongue más de las cuenta la congelación de servicios extras que decretó el gobierno de CiU, algo más de una semana antes de hacer el relevo. Fuentes nacionalistas reconocen que fueron ellos quienes decretaron dicha suspensión pero en cumplimiento del mandato del equipo entrante que pidió "la paralización de todas las decisiones económicas que no fueran esenciales". Sin embargo, el equipo de Colau asegura que el 5 de mayo, el anterior gobierno acordó incrementar el precio de las horas extra para equipararlo al de los bomberos, pasando de 12 euros a 22. Pero este incremento no estaba previsto en el presupuesto del 2015. "Ahora se está buscando la manera de eliminar esta disfunción", dijeron fuentes municipales. Sin embargo, el equipo de BComú no ha dado todavía respuesta a ese problema. Mantiene la congelación de las prolongaciones de jornada y lanza a la plantilla mensajes con sus directrices que parecen ir en dirección justamente contraria: el pasado viernes retiraron a todos los equipos de paisano del festival musical Sónar sin que se sepa todavía a qué respondió. El rechazo de la alcaldía a la mera presencia de los equipos antidisturbios en escena –Colau no quiso que estuvieran en Sant Jaume el día de su investidura– es otro de esos síntomas.
Los sindicatos piden diálogo al Ayuntamiento de Barcelona en cumplimiento de los prometido por Colau en su reunión con los trabajadores de la corporación municipal. "La seguridad de la ciudad está comprometida", asegura Marcos González, secretario general del Sapol, sindicato mayoritario en la Guardia Urbana. González ve al equipo de gobierno "movido por una voluntad de revancha". "Lo que no ganaron en los tribunales en el caso 4-F quieren ahora ganarlo con su acción política", proclamó González. Se estaba refiriendo a unas denuncias de malos tratos en la comisaría de Ciutat Vella que fueron archivadas por la justicia en varias ocasiones.
Para los sindicatos que hoy se reúnen para pedir una reunión de urgencia, "la gestión municipal de la Guardia Urbana está comprometiendo la seguridad de los ciudadanos", remarcó el secretario general del Sapol. Son varios los episodios que vendrían a demostrar que desde que no hay equipos de refuerzo las actuaciones policiales se están haciendo de forma diferente. Sin ir más lejos, ayer al mediodía hubo una manifestación de personal del Liceu frente al Ayuntamiento. Según fuentes de la Urbana, hubo algún intento de los concentrados por penetrar en el edificio, lo que obligó a los agentes a impedirlo. Según las fuentes consultadas, tras una primera intentona rechazada de forma improvisada por los dos agentes de la puerta, dos miembros del servicio canino que pasaban por allí y uno de paisano del servicio de escoltas, se ordenó la presencia de personal de servicio ordinario de Ciutat Vella, cuyos agentes se cubrieron la cabeza con un casco y sacaron escudos. Esta vez sí se trasladó una furgoneta de los antidisturbios de la Guardia Urbana, pero se quedó fuera del alcance visual, refugiada en la vecina plaza de Sant Miquel, sin que finalmente fuera necesaria la intervención de la media docena de agentes que componían la dotación.
Agentes de ese perfil hubieran hecho falta el pasado fin de semana cuando se declararon molestias y problemas de civismo sobre las siete de la mañana en la calle Pere IV a la salida de un after hour. La nota de servicio habla de unas 400 personas. Acudieron al lugar dos patrullas de servicio ordinario que, tras hacer un diagnóstico de la situación pidieron refuerzos. Ante la comunicación de que dichos refuerzos no existían y por el peligro de la actuación los agentes no pudieron intervenir. "Les estamos recomendando a los afiliados que si no hay refuerzos que anulen el servicio. Así de claro", remarca el secretario general del Sapol.
Ayer se produjo la primera reunión del comisionado de Seguridad, Amadeu Recasens, con los mandos del cuerpo. Después, se desplazó hasta la comisaría de Ciutat Vella, en la Rambla, precisamente una de las vías donde actualmente se registra una mayor presencia de venta ambulante. Allí, Recasens y el intendente mayor, Evelio Vázquez, pidieron "calma y tranquilidad" a la plantilla y que siguiera trabajando "igual de bien que hasta ahora".
A diferencia de lo que hizo la concejal de Ciutat Vella, Gala Pin, cuando visitó la comisaría, durante la visita de Recasens y Vázquez, no hubo opción a preguntas. Pin acudió por sorpresa el martes de las semana pasada por la noche –el jefe de la dependencia sí fue avisado– y ofreció a los agentes la posibilidad de que le hicieran preguntaras. Pin se despidió de los agentes con una petición: "Me gustaría salir una noche con vosotros a patrullar". La fecha de esta cita se desconoce.
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La plantilla da muestras de desorientación tras otro fin de semana de expansión del 'top manta'
Los agentes dicen que ahora carecen de fuerza suficiente para ciertos servicios
Los sindicatos del cuerpo se reúnen hoy de urgencia para pedir diálogo a Ada Colau
Barcelona | 23/06/2015 - 02:00h | Última actualización: 23/06/2015 - 12:37h
El cuerpo de la Guardia Urbana de Barcelona está entrando en una fase de estrés después de semanas sin horas extras y por tanto sin refuerzos en los servicios, algo que está provocando, entre otras cosas, que se extienda a gran velocidad la venta ambulante a lugares donde ahora se consideraban zonas libres de este comercio sin licencia. Esa bajada de presión está incidiendo directamente en la venta callejera de productos falsificados –top manta– y de latas de refrescos, principalmente cervezas. Los sindicatos consideran que la situación se está acercando al límite y por ello mantendrán hoy mismo un cumbre a la que acudirán las centrales Sapol, CC.OO. y UGT. Fuentes municipales aseguran que el dispositivo contra la venta ambulante "está funcionando y está garantizado". Sin embargo, añadieron estas fuentes, "no es un fenómeno que pueda combatirse unicamente desde el punto de vista policial, sino que requiere una respuesta social y económica que el gobierno municipal está dispuesto a buscar".
La falta de definición que hasta el momento está demostrando el nuevo equipo de BComú, según los sindicatos, está haciendo que se prolongue más de las cuenta la congelación de servicios extras que decretó el gobierno de CiU, algo más de una semana antes de hacer el relevo. Fuentes nacionalistas reconocen que fueron ellos quienes decretaron dicha suspensión pero en cumplimiento del mandato del equipo entrante que pidió "la paralización de todas las decisiones económicas que no fueran esenciales". Sin embargo, el equipo de Colau asegura que el 5 de mayo, el anterior gobierno acordó incrementar el precio de las horas extra para equipararlo al de los bomberos, pasando de 12 euros a 22. Pero este incremento no estaba previsto en el presupuesto del 2015. "Ahora se está buscando la manera de eliminar esta disfunción", dijeron fuentes municipales. Sin embargo, el equipo de BComú no ha dado todavía respuesta a ese problema. Mantiene la congelación de las prolongaciones de jornada y lanza a la plantilla mensajes con sus directrices que parecen ir en dirección justamente contraria: el pasado viernes retiraron a todos los equipos de paisano del festival musical Sónar sin que se sepa todavía a qué respondió. El rechazo de la alcaldía a la mera presencia de los equipos antidisturbios en escena –Colau no quiso que estuvieran en Sant Jaume el día de su investidura– es otro de esos síntomas.
Los sindicatos piden diálogo al Ayuntamiento de Barcelona en cumplimiento de los prometido por Colau en su reunión con los trabajadores de la corporación municipal. "La seguridad de la ciudad está comprometida", asegura Marcos González, secretario general del Sapol, sindicato mayoritario en la Guardia Urbana. González ve al equipo de gobierno "movido por una voluntad de revancha". "Lo que no ganaron en los tribunales en el caso 4-F quieren ahora ganarlo con su acción política", proclamó González. Se estaba refiriendo a unas denuncias de malos tratos en la comisaría de Ciutat Vella que fueron archivadas por la justicia en varias ocasiones.
Para los sindicatos que hoy se reúnen para pedir una reunión de urgencia, "la gestión municipal de la Guardia Urbana está comprometiendo la seguridad de los ciudadanos", remarcó el secretario general del Sapol. Son varios los episodios que vendrían a demostrar que desde que no hay equipos de refuerzo las actuaciones policiales se están haciendo de forma diferente. Sin ir más lejos, ayer al mediodía hubo una manifestación de personal del Liceu frente al Ayuntamiento. Según fuentes de la Urbana, hubo algún intento de los concentrados por penetrar en el edificio, lo que obligó a los agentes a impedirlo. Según las fuentes consultadas, tras una primera intentona rechazada de forma improvisada por los dos agentes de la puerta, dos miembros del servicio canino que pasaban por allí y uno de paisano del servicio de escoltas, se ordenó la presencia de personal de servicio ordinario de Ciutat Vella, cuyos agentes se cubrieron la cabeza con un casco y sacaron escudos. Esta vez sí se trasladó una furgoneta de los antidisturbios de la Guardia Urbana, pero se quedó fuera del alcance visual, refugiada en la vecina plaza de Sant Miquel, sin que finalmente fuera necesaria la intervención de la media docena de agentes que componían la dotación.
Agentes de ese perfil hubieran hecho falta el pasado fin de semana cuando se declararon molestias y problemas de civismo sobre las siete de la mañana en la calle Pere IV a la salida de un after hour. La nota de servicio habla de unas 400 personas. Acudieron al lugar dos patrullas de servicio ordinario que, tras hacer un diagnóstico de la situación pidieron refuerzos. Ante la comunicación de que dichos refuerzos no existían y por el peligro de la actuación los agentes no pudieron intervenir. "Les estamos recomendando a los afiliados que si no hay refuerzos que anulen el servicio. Así de claro", remarca el secretario general del Sapol.
Ayer se produjo la primera reunión del comisionado de Seguridad, Amadeu Recasens, con los mandos del cuerpo. Después, se desplazó hasta la comisaría de Ciutat Vella, en la Rambla, precisamente una de las vías donde actualmente se registra una mayor presencia de venta ambulante. Allí, Recasens y el intendente mayor, Evelio Vázquez, pidieron "calma y tranquilidad" a la plantilla y que siguiera trabajando "igual de bien que hasta ahora".
A diferencia de lo que hizo la concejal de Ciutat Vella, Gala Pin, cuando visitó la comisaría, durante la visita de Recasens y Vázquez, no hubo opción a preguntas. Pin acudió por sorpresa el martes de las semana pasada por la noche –el jefe de la dependencia sí fue avisado– y ofreció a los agentes la posibilidad de que le hicieran preguntaras. Pin se despidió de los agentes con una petición: "Me gustaría salir una noche con vosotros a patrullar". La fecha de esta cita se desconoce.
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