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Hogueras con sidra escribió:La selección del personal de seguridad privada, como es el vigilante de seguridad, es competencia exclusiva del cliente que paga por prestar el servicio y la empresa de SP contratada para cumplir ese cometido. Estas dos partes son la que deciden el perfil de sus empleados, teniendo como límite las disposiciones legales vinculantes.
Todos tenemos nuestra opinión sobre el perfil ideal en nuestro puesto de trabajo, incluso en otro que no hemos desempeñado, pero querer imponer nuestra opinión sobre leyes que marcan requisitos, clientes que pagan y empresas que dan el servicio, ambos cumpliendo la ley, se excede de nuestras posibilidades.
Yo no he trabajado de v.s en Metro, tampoco como policía nacional en Metro, por lo que no pretendo decir cuales son las cualidades óptimas para trabajar ahí, pero sí que he impuesto el cumplimiento de la ley en otros escenarios, incluso en inferioridad numérica y con el "ciudadano" en actitud poco colaboradora, como muchos vv.s y policías, por lo que me limito a decir que yo, si me dejaran elegir compañero, entre los que conozco, lo haría valorando lo bueno y malo de cada uno, según mi criterio, pues cada persona es diferente y no siempre actúa según lo que yo creo que es lo correcto, que para muchos no será la mejor forma de trabajar.
Por desgracia no siempre me dejan elegir compañero. Incluso muchos han trabajado conmigo por obligación, pues no represento el perfil deseado. Pero todos mis compañeros, incluso yo, cumplimos los requisitos legales para desempeñar el puesto de trabajo, por lo que hay que "fastidiarse" o convencer al jefe para que nos deje elegir compañeros.
En primer lugar un Policía Nacional ha superado unas pruebas físicas exigentes, ha superado una entrevista en la que se valora sus capacidades para ser policía, un curso de meses en una academia en donde se le forma en todo aspecto y puedes añadirle la experiencia que te otorga pasear por la calle día a día como policía.
Un vigilante lo único que ha demostrado es superar unas pruebas físicas que sólo las suspenderia una persona con un problema de obesidad. Pero incluso hasta te diría que alguna persona de esa condición si se pone a entrenar y es alguien con cierta habilidad deportiva las supera.
Y ya.
Eso es todo. Y pal metro o pa la RENFE.
En efecto, como bien dices, aquí hablamos de un negocio. Ya lo sabemos. A lo mejor esta respuesta que das es precisamente parte del problema.
Imagina que son las 6 de la mañana de un domingo. El tren va lleno de garrulos fiesteros. Barcelona o Madrid están llenas de colectivos y bandas que las encontrarás activas en ese contexto. Han bebido, se han drogado, son gente inmadura que no sabe gestionar su ocio y que va a usar el tren para llamar la atención. Cubatas, cigarros, gritos, ir molestando a la gente...
En el primer vagón hay dos grupos grandes. En el segundo hay tres. En el tercero lo mismo hay uno más reducido...
Como bien me dijo una compañera un día si no te linchan es porque ellos no quieren, no porque tú lo hayas impedido. Se puede decir que los malos todavía tienen piedad y poco pasa para lo que podría pasar. Las gafas de madera ayudan a que pase menos de lo que debería pasar.
Pero ahora imaginate esa situación con un compañero de un aspecto absolutamente frágil. Es bajito, es esquelético, tiene una cara muy parecida a Mortadelo. Es que no quiero faltar al respeto, de veras. No estoy despreciando a nadie, estoy relatando una situación verídica y no tengo nada en contra de nadie por su aspecto físico, pero no puede ser.
Yo me he encontrado en esta situación.
Ahora debemos regresar a nuestra infancia y preadolescencia. Eres policía, tienes psicología, sabes cómo funciona la mente de un joven vándalo o de un grupo de ellos. Quien era la diana de este tipo de machitos malotes en el patio del colegio? Pues alguien del aspecto frágil que te estoy comentando. La leona acosa al ciervo, nunca al tigre macho alfa de la selva.
Pero además qué supone el vigilante? La autoridad. Es una presa de caza mayor. Hay más medalla si pudiste con el vigilante que si pudiste con un pobre chavalin que estaba sentado en el tren.
Junta estos dos elementos y te darás cuenta que tener a un compañero con una presencia física incompatible con el servicio es peor que no tenerlo. Es incluso hasta provocar a esos descerebrados que van a ver a ese compañero endeble como un imán para atacar y para más inri van a sentir que han podido con el jefe del cotarro que lleva la chapa colgada en su pecho.
Todo es una cuestión de psicología básica y evidente. La manera de que la leona no se coma al ciervo no es dispararle cuando se dispone a hacerlo sino no meterlos a ambos en la misma jaula. Y además el ciervo no está para ser el portero de la discoteca a la que acuden las leonas.
Seguro que habrás tenido compañeros con los que no hubo feeling, pero como policía esos compañeros te habrán dado unas garantías mínimas y elementales porque han sido seleccionados de forma minuciosa.
Luego está el factor del peso de la chapa. La de un policía pesa y la de un vigilante no. Hay gente que ha montado unos pollos terribles ante los vigilantes y es aparecer un policía y ya. Ya se calma, como si fuera otra persona. Eso pasa mucho también.