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Operación en Estepona.No es intención del autor, como ya he manifestado en otras ocasiones, la de llevar un control exhaustivo de todas las intervenciones realizadas por el Servicio de Vigilancia Aduanera, si no la de profundizar en el conocimiento de la, tan larga como olvidada, historia del Resguardo de Hacienda.
Afortunadamente tengo la ayuda de algunos compañeros sensibilizados en dar a conocer su trabajo del día a día. Ellos son en realidad los que con su entrega escriben también jornada a jornada, página a página, la historia del SVA.
Por esto me complace dar cuenta de una operación llevada a cabo en las playas de la localidad malagueña de Estepona, y publicar unas fotos que me ha enviado mi estimado amigo Fernando. La intervención se llevó a cabo con los compañeros del Cuerpo Nacional de Policía, con los que siempre es un placer trabajar.
Se incautó una pequeña embarcación neumática, numerosos fardos de resina de hachís y se detuvo una organización dedicada a esta lacra cual es el tráfico de drogas.
Tomo como excusa esta operación para explicar al gran público como se llevan a cabo este tipo de actuaciones, para que a la hora ejercitar ese deporte nacional que es el acoso y derribo del funcionario, conozcan mejor las dehesas en las que nos movemos.
Es por esto que, si ustedes me dejan, les quiero servir de guía a las personas que solo ven una bella imagen en la fotografía anterior.
El Dauphin del Servicio de Vigilancia Aduanera (para nosotros “Argos”) que se ha posado en la orilla del mar, ha llegado allí tras el seguimiento de una embarcación neumática, que Dios sabe qué tiempo venía siguiendo. A veces si la cosa se prolonga debe ir a repostar y volver a toda prisa para localizar de nuevo una embarcación sospechosa.
Detectar por radar una neumática no es tarea fácil. Localizarla visualmente tampoco, pues obviamente estas embarcaciones navegan generalmente de noche y a oscuras. El FLIR es una gran ayuda, pero te acaba quemando la vista.
En el momento en que la embarcación contrabandista llega a costa, toca a intervenir. Y con la máxima rapidez, para evitar que la lancha y sus tripulantes se den a la fuga.
Se imaginan ustedes que aterrizar en una playa de noche no está al alcance de todos, si no reservado a personal experto. Cualquier poste, cable, etc. que pase desapercibido en la zona, puede tener consecuencias fatales.
Es obvio que luego no debemos meter nuestro aparato en el agua, tampoco muy hacia tierra: más probabilidad de postes, árboles, y cables. También cuanto más al interior la arena está más seca, y existe el peligro de que esta acabe en nuestras turbinas, y nuestro helicóptero destrozado.
Pregunten a los americanos lo que es una ingestión de arena en la turbina de un helicóptero. Este simple hecho dio al traste hace años con una costosa operación de rescate de los rehenes de la embajada de los EEUU en Teherán.
Observen la rueda de estribor del aparato semi-hundida en la arena. El Dauphin pesa lo suyo, y en estos casos creo que se echa de menos un pequeño “volquete” BO-105 con patines.
Noten además que uno de los pilotos permanece a bordo, y el rotor está girando. En esa estrecha franja de terreno la aeronave está expuesta a recibir una ola que le entierre la rueda de babor, o se le hunda la de estribor en el cascajo. Ni que decir tiene que una escora excesiva del helicóptero traería muchos problemas. Entre el fuego y la sartén.
Mi amigo Fernando, observador de vuelo, y una persona enamorada de su trabajo como nadie. Los observadores de vuelo, coordinados íntimamente con los pilotos, se encargan de localizar y seguir los blancos, aconsejar rumbos y coordinar las operaciones navales. A la hora de la intervención, detienen a los contrabandistas, recuperan fardos, y con frecuencia como podemos ver en las fotografías que siguen, incluso deben reflotar las embarcaciones. Esto es España, mientras los Pujoles y demás políticos y sindicalistas nos roban, hay funcionarios que se dejan la salud por un modesto sueldo. Y encima aman su trabajo, y lucen con orgullo en su uniforme la bandera roja y gualda.
Esta vez la embarcación es pequeña, y la cantidad de droga intervenida no es muy importante, esta operación apenas saldrá en las noticias. Pero el trabajo que ocasiona es el mismo.
Los fardos de droga suelen pesar sobre 30 kilos. Fernando ha cargado ya con miles de ellos. Su espalda se lo recordará algún día.
Reflotar una embarcación cuesta lo suyo. En esta ocasión es pequeña, el estado de la mar es bueno. No les quiero decir nada cuando la neumática es de las grandes, rompe la mar en la playa y reina el invierno. Mi reconocimiento compañeros.
Fuente: svahistoria.blogspot.com