Policías las 24 horas
Publicado: Dom, 10 Ago 2014, 23:09Guante Corte-trauma |
 Excelente oferta solo **25?** |
materialpolicial.com |
VIOLENCIA MACHISTA Los agentes protegen a Julia todos los días desde enero Siete ángeles de la guarda para mujeres maltratadas...
Esta semana la ONU condena a España por negligencia en un caso de violencia de género
Encontramos a siete policías que protegen a amenazadas hasta en su tiempo libre
Ocurre en Plasencia
A la izquierda, los agentes con uniforme; a la derecha sin él continúan con su protección a Julia. DAVID PALMA
ANA MARÍA ORTIZ Actualizado: 10/08/2014 01:43 horas
11
Julia se calza la gorra y se gira para preservar su rostro de la cámara mientras los policías se colocan a su alrededor formando una especie de escudo defensor. La foto es una representación explícita de por qué puede decirse, sin temor a equivocarse, que esta mujer de 35 años es la víctima de la violencia de género más protegida de España.
Hace unos meses, el intendente Enrique Celamor, al frente de la policía local de Plasencia (Cáceres), donde ella reside, hizo a su personal una petición inédita. Buscaba agentes que se prestaran a participar en la cobertura a Julia en su tiempo libre y sin contraprestación alguna. La respuesta fue igual de sorprendente: «¡Cuente conmigo!», «¡y conmigo!», «¡yo también!»... Podían haber sido muchos más, pero el intendente dejó de anotar voluntarios al llegar al siete, cifra que le pareció más que suficiente. Siete agentes dispuestos a dejar la paella del sábado o el partido del domingo si Julia necesita salir de casa a una hora intempestiva. Porque en su rutina diaria ya la protegen la Unidad de Proximidad, también de la policía local. Este es otro hecho poco habitual: una víctima de la violencia de género escoltada oficialmente por una fuerza policial.
Los agentes la recogen por la mañana en su casa, comprueban la cafetería donde desayuna, la acompañan al trabajo, la recogen de vuelta... Hasta que Julia no echa los tres cerrojos de su puerta, traba las dos cadenas y le da dos vueltas a la llave no se van. La semana en la que la ONU ha condenado a España por la negligencia en el caso del asesinato de una niña por su padre en un régimen de visitas [Andrea, 7 años, asesinada 2003] y Orihuela despide a la víctima mortal número 34 de la violencia de género en 2014, Crónica ha visitado esta localidad donde la protección de las maltratadas es un asunto tan prioritario para su policía que hasta las protegen en su tiempo libre.
«Hacemos esto porque pensamos que la policía debe anticiparse a los hechos, debe ser proactiva y no reactiva como suele ser habitual», dice el intendente, Enrique Celamor. «Nuestra misión debería ser lograr que ninguna mujer sea asesinada y no intervenir cuando ya sólo se puede recoger el cadáver. No queremos que en Plasencia pase lo que en Béjar [Mari Carmen, 41 años, degollada el 2 de agosto]. A esa mujer el agresor le había pegado y vejado antes, ¿por qué no estaba protegida?».
Para entender tanta solidaridad quizás habría que evocar otra estampa: la de los agentes llorando al final de las charlas que Julia ha dado en academias de policía. Fueron 12 años de golpes pero mejor que ella misma relate la última paliza como muestra. «Comenzó a pegarme a las 20.30 y dejó a las 23.45 para que le hiciera la cena a los niños [tres, de 12, 11 y 7 años]. Después de la cena siguió pegándome hasta la madrugada. Hasta dos días después no pude ir al hospital. Tenía el tabique de la nariz y la mandíbula desviados, un hueso roto en la rodilla, una bolsa de líquido en el cerebro que chorreaba por la nariz...».
Leído esto no extrañará su llamada angustiada a la policía local al enterarse de que, tras seis meses en prisión preventiva, el agresor salía de la cárcel en espera de juicio. Dos días después de la puesta en libertad, el 13 de mayo de 2012, sus hijos mayores hacían la Comunión. «No te preocupes», le dijeron Enrique Celamor y Marcial Flores [éste, agente de la Sección de Familia y Menores], «nosotros te acompañamos aunque sea domingo y no trabajemos». Y así, espontáneamente, se inauguró el servicio voluntario de protección a víctimas de la violencia de género de Plasencia. Marcial, delante de la comitiva, en moto. Enrique, detrás, guardando las espaldas de Julia. Comprobaron que el agresor no estaba en la Iglesia, acompañaron a la familia al banquete y no se marcharon hasta que Julia echó los tres cerrojos, trabó las dos cadenas y le dio dos vueltas a la llave.
Hoy son siete voluntarios (seis hombres y una mujer) de entre 27 y 50 años, desde agentes del servicio de tráfico al de seguridad ciudadana, la mayoría casados.
«Me he implicado tanto porque no hay derecho a que a una mujer le hagan esto y no quiero que maten a nadie aquí», dice Marcial, entre los agentes que más servicios voluntarios han hecho. La pasada noche de Reyes, por ejemplo. El dispositivo que avisa si el agresor quebranta el alejamiento [él ha sido condenado a prisión, pero ha recurrido la sentencia, por eso sigue en libertad], la alertaba de que él estaba a menos de 50 metros. Marcial lo dejó todo y se fue a la puerta de Julia hasta que la señal se alejó. Lo mismo pasó en Nochebuena.
«Estoy tan agradecida por lo que están haciendo conmigo...», alaba la protegida de sus ángeles de la guarda, quienes están dispuestos a ampliar este servicio voluntario si se presenta otro caso de riesgo alto, como han catalogado el de Julia, el más grave de la localidad.
«Nos gustaría hacer más, pero tenemos las manos atadas», dice Celamor. «Llevamos años pidiendo que nos permitan, como sucede con otras policías locales, tener acceso al VIOGEN [sistema de seguimiento integral de casos de violencia de género]. Las mujeres llegan contándonos que han sufrido una agresión pero no podemos admitir su denuncia. Tenemos que desviarlas a la Policía Nacional, donde tienen que volver a contarlo todo, sufriendo así una doble victimización. Lo hemos pedido varias veces a la Mesa Local de Seguridad de Extremadura, pero el comisario provincial siempre se ha negado».
parece que hay vocación .
el enlace por favor
