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reportaje Sección Canina PMM

NotaPublicado: Dom, 02 Abr 2017, 22:22
por SEBASTIÁN
Camiseta Guardia Civil

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Formada por 24 perros y 43 policías
Así es la Sección Canina de la Policía Municipal de Madrid
La Sección Canina de la Policía Municipal de Madrid nace en el año 1983, convirtiéndose en la primera de España. Aquella pionera sección contaba con seis perros y seis guías en sus filas, dedicados a dos especialidades, en las que la mitad eran de explosivos y la otra mitad de drogas
Actualidad27-03-20170 Comentarios

Rafael de la Gándara, sargento de la sección canina de la policía con Black, perro con doble especialidad
La Sección Canina de la Policía Municipal de Madrid depende de la unidad de apoyo a la Seguridad Ciudadana, y cuenta con veinticuatro perros y cuarenta y tres policías que trabajan las 24 horas del día, todos los días de la semana. Todos ellos se dividen en sectores de trabajo en los que están especializados, drogas y billete de curso legal, rescate y explosivos.
Fotografía: Blanca García Rodrigo
De estos veinticuatro perros, 11 de ellos pertenecen a la especialidad de drogas, 9 a la de explosivos y 2 a la de rescate, a lo que hay que sumarle dos perros que cuentan con doble especialidad, en rescate y explosivo. Un gran logro ya que es complicado enseñarle a un perro a diferenciar que si se trata de un explosivo debe quedarse quieto, y si se trata de una persona ladrar.
Fotografía: Blanca García Rodrigo
En esta sección, cuentan con razas de todo tipo, desde Pastor Alemán, Pastor Belga Malinois, Labradores, hasta Cocker Spaniel, Border Collie o cruces. Estos perros llegan a través de tres vías, la compra, las donaciones o las adopciones.
Fotografía: Blanca García Rodrigo
Los perros no están exentos de sacarse las oposiciones como hacen todos los policías, ya que deben cumplir unas características y requisitos que no son nada fáciles de superar, ya que buscan que tengan carácter e instintos. Por ello se les hace una evaluación y si superan esta primera fase, se les pone a prueba durante un mes, en el que pasan por varios guías, quienes tienen que hacer un informe para ver si es apto o no. Si superan este proceso, serán examinados por el veterinario, para comprobar que no tengan ningún problema de salud para incorporarse al equipo.
DSC_0536Fotografía: Blanca García Rodrigo
Estos perros al llegar, suelen tener un mínimo de diez meses de edad y un máximo de dos años, ya que es lo que se considera como perro joven, franja de edad en la que se puede ver la carga instintiva. Los instintos naturales que se buscan son el de caza, el de presa y el de juego.
Fotografía: Blanca García Rodrigo
Desde que llegan a la sección, son asignados a un guía, ese guía es el encargado de cuidar, entrenar y formar al perro durante toda su vida laboral, además cuentan con un sistema de padrinos, por si el guía está enfermo o de vacaciones que el perro siga trabajando.
Fotografía: Blanca García Rodrigo
Los perros están en constante formación, ya que continuamente aparecen nuevos tipos explosivos y drogas o métodos de entrenamiento, y para estar operativos, tardan entre seis meses y un año, dependiendo de cómo sea el perro y la especialidad.
Fotografía: Blanca García Rodrigo
A pesar de las múltiples leyendas y rumores que hay sobre cómo estos perros son capaces de identificar los olores, todo se basa en una sola cosa, el juego, instrumento principal mediante el cual los guías enseñan a su perro, asociando el olor, por ejemplo, de una droga a su juguete, por lo tanto, lo que el animal busca en todo momento es su pelota o rascador, ya que sabe que donde esté ese olor, va a estar su bola.
Fotografía: Blanca García Rodrigo
Los animales, están muy bien cuidados y atendidos, ya que su guía se encarga de cepillarlos, lavarlos, darles de comer… Y cuentan con un veterinario propio. Todos viven en una perrera, con una zona exterior y una zona interior con una cama calefactable, una mosquitera, y un bebedero automático.
Fotografía: Blanca García Rodrigo
Su sistema de trabajo en un turno normal es de 8 horas, de las que cuatro son patrullando por la calle y las restantes entrenado, ya sea en un circuito al aire libre, o en la cinta de correr de la que disponen.
Fotografía: Blanca García Rodrigo
Comen dos veces al día y únicamente consumen pienso, el cual varía dos veces al año, dependiendo del frío ya que en invierno sus necesidades calóricas aumentan . Como nada más terminar de comer no pueden ponerse a trabajar, se distribuyen en turnos para que así siempre haya perros operativos.
Fotografía: Blanca García Rodrigo
Estos trabajadores se jubilan con ocho o nueve años. Actualmente, es el turno de tres de sus perros, los cuales pueden ser adoptados, por su guía el que tiene prioridad, y si este no se queda con él, puede ser acogido por una nueva familia, seleccionada a través de ‘’adopta a un compañero’’ iniciativa que en 48h recibió tal número de solicitudes que tuvieron que cerrar lista y todavía continúa así después de 3 años.
Fotografía: Blanca García Rodrigo






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