FORO POLICIA

El Mosso más poderoso
Puigdemont asciende Trapero al rango de mayor y blinda su cargo en la policía catalana

REBECA CARRANCO
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Barcelona 18 ABR 2017 - 20:14 CEST
Josep Lluís Trapero toma posesión como Mayor de los Mossos.
Josep Lluís Trapero toma posesión como Mayor de los Mossos. ALBERT GARCIA
"Él mandaba incluso cuando no mandaba", asegura una fuente que conoce Josep Lluís Trapero, de 51 años, desde la juventud. De casi cuando dejó los estudios de biología, y después de un tiempo como administrativo, se sumó a los Mossos . De esto ya hace 26 años. En la actualidad es el mozo más poderoso del cuerpo. De facto y de iure . El hombre al que pocos se atreven a discutirle algo, a riesgo de salir trasquilados del enfrentamiento. Este martes el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, lo ha nombrado mayor , un rango que hacía 10 años que estaba en desuso y que blinda sus funciones. O se jubila o lo echan.

Testarudo y llevar de trato. Obstinado. Inteligente y trabajador. Ambicioso. Desconfiado. Los que lo conocen coinciden en que Trapero es un hombre con carisma, que ha dado un sello personal a la dirección de los Mossos. Lo que se manifestó públicamente el 25 de abril de 2015, cuando tomó la guitarra, la cena de gala de los Mossos, y vestido de comisario, delante de todos, cantó "Palabras de amor", de Serrat. Un año después se le volvió a ver con la guitarra , en una imagen menos deseada por el jefe del cuerpo, en Cadaqués, acompañado de diversas personalidades, entre ellas el presidente de la Generalitat. Lucía sombrero de paja, camisa hawaiana y tocaba la misma canción. "No le tuvo que hacer ninguna gracia" que la escritora Pilar Rahola publicara este vídeo a Twitter, asegura que el conoce.

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Trapero llegó a ser el jefe del cuerpo de manera algo inesperada. Precisamente su independencia política, sin haberse significado más a favor de nadie, le dejaba fuera de las principales travesías. El consejero de Unión Ramon Espadaler lo nombró en 2013. "Fue un valiente, donde manda Trapero no manda nadie más", asegura otra fuente policial. Espadaler intentó que el comisario jefe mantuviera un perfil bajo en los medios y sólo le dejaba conceder entrevistas una vez al año, explican fuentes de Interior.

Ahora con el actual consejero Jordi Jané ha prodigado más, aunque el jefe del cuerpo no ha ocultado sus críticas a la prensa. Al igual que con los sindicatos policiales, con los que se ha enfrentado cuando ha considerado que no procuraban por el bien generalizado del cuerpo.

Hijo de un taxista de Valladolid, y criado en el barrio de Singuerlín de Santa Coloma de Gramanet, Trapero se forjó desde abajo en el mundo de la investigación. "Esto le da una forma de gestionar muy escrupulosa, basada en las pruebas, en el que se puede demostrar", loa otra fuente policial. Pero a su vez, puede conllevar cierta "rigidez" si se aplica a todo. También destaca la "seguridad en sí mismo, su autoestima" como un arma de doble filo que puede llevarle a trabajar "más solo de lo que sería recomendable". "Tiene una forma de ver el mundo muy clara y de poco matiz".

A Trapero también se le atribuye visión, adelantarse a lo que está por venir. Él centrar el foco en los furtadors multirreincidentes en Barcelona desde la investigación, logrando órdenes de alejamiento ( "También tenía el don que le dieran los recursos materiales que pedía", señalan otras fuentes). O quien tras el desalojo de la plaza de Cataluña, en 2011, dijo que la sociedad ya no tolera la imagen de un policía golpeando a un manifestante.

Y cambió la manera de actuar de los antidisturbios, que pasaron a aguantar más, recopilar pruebas y cargar menos. También pidió perdón a Ester Quintana, la mujer herida por una pelota de goma en el ojo. "Se debería haber hecho mucho antes", asegura que dijo a los que le conocen. O no se levantó a aplaudir el discurso del comisario Piqué, ya fallecido, cuando en 2012 comparó con ratas los antisistema, de los que dijo que se escondían detrás de una silla de universidad.

Sobre el papel de los Mossos en el proceso ha sido tajante: los Mossos son policía judicial y deben hacer cumplir la legalidad vigente. Así lo hizo saber a los parlamentarios de la CUP cuando estos le pidieron que dejaran en manos de la Guardia Civil y la Policía Nacional las órdenes de la Audiencia Nacional.

"Estos cinco minutos son los más difíciles a los que me he enfrentado. Doy gracias a los amigos del inicio ya los que llegaron más tarde ", dijo Trapero en el discurso de agradecimiento de su nombramiento como mayor. Entre el público le miraba su guardia pretoriana. Estas personas que han estado a su lado, en las buenas épocas y en las malas, y siempre han reconocido en él un líder natural. "Cuesta mucho entrar en su círculo de confianza, ha incorporado muy poca gente", lamentan otras fuentes. "Era el único que podía ser comisario jefe al cuerpo. O como mucho, uno de los dos posibles ", concluye un mando policial, a cierta distancia de detractores y partidarios.

http://cat.elpais.com/cat/2017/04/18/ca ... 29792.html