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NotaPublicado: Lun, 03 Jun 2019, 12:55
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Acceso al cuerpo de policía autonómica del País Vasco

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El asesinato de Sheila Barrero de un tiro en la nuca resuelto 15 años después: la pista clave

Borja Vidal, el principal sospecho y el exnovio de Sheila Barrero, fue quien mató a esta joven asturiana hace más de 15 años. O al menos eso asegura ahora la Guardia Civil, que ya da el crimen por resuelto. Según informa El Confidencial, los químicos que trabajaban en el caso han podido aislar una partícula de una de las muestras de la mano derecha de Vidal. Esta coincide, de forma completa, con la muestra de un casquillo que se encontraba en el lugar del crimen. La investigación sobre el asesinato de la joven llevaba reactivada desde el septiembre del año pasado, tal y como informa el diario El Levante-El Mercantil Valenciano.

Como apunta La Nueva España, Delia Losa, la Delegada del Gobierno en Asturias, señaló que el documento presentado por la Guardia Civil "ya está en el juzgado de Cangas del Narcea", además de ser "muy concluyente". La Delegada del Gobierno advirtió que, con independencia del avance del proceso en este caso concreto, "quien comete un delito debe tener claro que la Guardia Civil y la Policía Nacional nunca abandonan una investigación. Pueden pasar meses o años, pero los crímenes se acaban resolviendo".

Sheila Barrero, de 22 años, residía en la localidad asturiana de Degaña, junto a sus padres. Era la menor de cuatro hermanos y había estudiado Turismo. La joven había encontrado trabajo en una agencia de viajes, que compaginaba como camarera en un bar de copas en un pueblo cercano. El fin de semana del 24 y 25 de enero de 2004 fue muy frío; la niebla se extendía por toda la comarca y la lluvia era la protagonista durante esos días.

La joven conducía un Peugeot 206, que había dejado en un taller cercano para una revisión. Por ello, fueron unos amigos quienes le acercaron a su puesto de trabajo en un pub de Villablino, donde también vivía uno de sus hermanos. Durante su jornada laboral, se encontró con varios amigos, con los que cenó una hamburguesa y se tomó una coca-cola. Además, durante la noche, el hijo del dueño del taller le acercó su coche -ya reparado- al bar de copas, para que pudiera volver a su casa sin complicaciones.

Pasadas las siete de la mañana -con el cansancio propio de esas horas- Sheila decidió coger su Peugeot y dirigirse a su casa. Parte del camino, que ella conocía al dedillo, fue acompañada por sus amigos. Los dos vehículos se separaron en el alto de La Collada, a diez minutos del cruce de Caboalles. Un tramo que Sheila conocía perfectamente. A partir de ese momento, poco se sabe de lo que le ocurrió a la joven asturiana.

A la mañana siguiente, su madre llamó a varios de sus familiares, ya que Sheila no había llegado a casa. Su hermano le dijo que no había dormido en su casa y sus amigos informaron que la habían despedido pasadas las 7 de la mañana. Su familia, que como todos los domingos se reunía en Degaña para comer, comenzaron a preocuparse por el paradero de la joven.

Su hermano, de camino a la comida familiar, observó un coche parecido al de Sheila, en una zona recreativa en La Collada. Muy extrañado, dejó a su mujer y a su hijo en el pueblo vecino y volvió al lugar. Sheila podía estar indispuesta. Pero cuando se acercó al coche, vio como la joven se encontraba en el asiento del piloto. Abrió la puerta y observó como el cuerpo de la chica se caía. Estaba muerta.

Corriendo, salió a la carretera más cercana y paró al primer coche que pasaba. La Guardia Civil llegó al lugar de los hechos y pudo observar como el cadáver de Sheila había sido perfectamente colocado, al igual que su coche. Tenía una mano encima de la otra y los pies en una posición extraña.

La investigación reveló que la joven había fallecido debido a un disparo en la nuca a 'cañón tocante' y desde el asiento de atrás. No había huellas en el coche ni le habían quitado nada. Por tanto, el robo quedaba totalmente descartado. Sheila tenía la cartera y el móvil junto a ella. Lo único llamativo que encontraron los agentes fue una bufanda negra con un escudo bordado que aún nadie ha reconocido como suya.

La Guardia Civil realizó diversas entrevistas a todos los jóvenes de Villablino. Pero no se encontró nada. La principal hipótesis que trabajaban, y en la que hoy en día siguen creyendo, es que el móvil fue la venganza. Se amplió el círculo a su entorno laboral, a todo aquel que pasaba por el bar de copas, ya fueran mineros o empleados de mantenimiento de la carretera.

Unos cazadores declararon que habían observado dos coches, que habían estacionado, uno detrás de otro, en medio de la carretera. Uno de ellos era similar al de Sheila. Por tanto, los agentes no tenían dudas. Alguien había increpado a la joven mientras conducía, la había hecho frenar y se había montado en la parte trasera de Peugeot. En ese momento, le había disparaba por al espalda -y sin que ella tuviera sospecha alguna de que eso iba a suceder-. Aun así, nadie vio nada. Probablemente porque era fin de semana, porque era fiesta o porque era una carretera poco transitada.

A partir de ese momento -y gracias a las pistas que había recabado la Guardia Civil- todas las sospechas se centraron en su exnovio, Borja Vidal. El joven, que no tenía carnet, sí que conducía con frecuencia. Sus padres afirmaron que Borja se encontraba en su casa, junto a ellos. Una versión no muy fiable, ya que ellos aprovechaban los fines de semana para jugar al golf. El chico conocía la rutina de Sheila, conocía su coche y sus movimientos.

Horas después del crimen, se le realizó una prueba de detección de sustancias a Borja. El objetivo era saber si había disparado un arma en las últimas horas. Se encontraron algunos restos en una mano que así lo indicaban, aunque el análisis no llegó a ser concluyente. El juez ordenó su detención, pero debido a la falta de pruebas, fue puesto en libertad.

Ahora, el informe de la Guardia Civil sí que es concluyente y acusa directamente a Borja de haber acabado con la vida de Sheila. Los agentes no tienen ninguna duda, están seguros que fue él quien paró a la joven a la carretera y la mató a sangre fría. A pesar de todas las pruebas, la Fiscalía no se atreve a acusar a Borja de asesinato.


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