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Re: Los ojos de la Benemérita bajo el agua (GEAS)

NotaPublicado: Dom, 15 Mar 2020, 19:45
por un@ entre más

Re: Los ojos de la Benemérita bajo el agua (GEAS)

NotaPublicado: Lun, 06 Abr 2020, 19:47
por un@ entre más
DEPOL Guardia Civil

Inicio curso: septiembre 2019
de-pol.es
un@ entre más escribió:Diario de un guardia civil que sobrevivió al Covid-19: "Te falta el aire, te ahogas. Creí que me moría"

El buzo de la Benemérita Manuel Roque relata a EL ESPAÑOL su lucha contra el coronavirus. Durante tres días estuvo al borde de la muerte.


Al regresar a casa, quince días después de que le ingresaran en el hospital, Manuel se percató del modo en que le estaba afectando la enfermedad. Había perdido 18 kilos de los 92 que pesaba.

"Es una locura, un kilo y medio al día. No me entraba nada, no era capaz de comer. Y a eso le tienes que sumar la diarrea, la fiebre, las pulsaciones altas y el no poder respirar. Te va consumiendo". Es el precio de haber estado al borde de la muerte.

Planta 17, habitación 1703. Dos de las cifras que nunca podrá olvidar. Fue el refugio donde este agente permaneció ingresado durante dos semanas, aislado del resto de enfermos del Hospital Gómez Ulla. Sin ver a nadie más que a lo sanitarios que le atendieron. Es donde plantó cara y venció al coronavirus.

Manuel Roque Mora tiene 47 años, y es guardia civil. Es también una de las más 34.000 personas que han logrado curarse y sobrevivir a la pandemia en España. Entró en 1991 en el Cuerpo. Su primer destino fue tras la academia, para las Olimpiadas, en el grupo de Antidisturbios de Barcelona. Lleva ocho años en Madrid, después de pasar por Valladolid y Mallorca. Tras su ascenso en Baleares, lo mandaron a la capital. Es cabo primero, del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) que está situado en la localidad madrileña de Valdemoro.

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Su trabajo es muchas veces comprometedor. Los GEAS, sumergidos muchas veces entre fango y aguas turbias, desempeñan uno de los trabajos menos agradecidos de todas las esferas de la Benemérita. Zambullirse en el agua para encontrar vehículos, armas o cadáveres.

Su dilatada experiencia como buzo y submarinista le ha hecho, precisamente, acostumbrarse a situaciones de presión extrema. En ellas el aire escasea, y muchos como él se entrenan para ello durante muchos años. Hay que aprender a sobrevivir con lo justo. Eso -cuenta a EL ESPAÑOL- es lo que le ha hecho aguantar estos días, cuando la Covid-19 iba menguando la fortaleza de su sistema respiratorio, doblegándolo una jornada tras otra.

El día del contagio

Manuel resistió. "Tengo todos los títulos, todos los cursos de buceo. He estado en rescates a 90 metros de profundidad, incursiones de espeleología a 700 metros. Entonces te puedo decir 300.000 cosas que son para poner los pelos de punta. Yo me considero una persona estable, jamás he perdido la calma. De hecho, creo que estoy aquí por eso, porque fui capaz de controlar el pánico, que ha habido momentos así, que sentía que me ahogaba. Sobre todo durante tres días seguidos. Ahí llegué a pensar lo peor. Pero fui capaz de controlarlo".

Ahora, desde su casa, todavía tiene rota la voz, la tos no le da tregua, y respira profundo para mantener una larga conversación. Pero va estando mejor. Quiere contar su historia porque quiere que cunda su ejemplo, y para que se sepa que hay esperanza: "Casi me cuesta la vida, pero aquí estoy".

Roque todavía no sabe cómo se contagió "Llegué al Gómez Ulla el 10, con síntomas. Me ingresaron esa noche". Lo llevaron al hospital hacia las 20:15 horas. Antes de ingresarle pasan varias horas haciéndole unas placas en los pulmones. Es cuando le detectan una potente neumonía. A las tres de la mañana ya estaba internado, aislado en una habitación. Aún no se había decretado el estado de alarma.

-¿Cómo se encontraba?

-Malísimo, claro. Dolor de pecho, sobre todo. Sensación de asfixia. Me costaba respirar. Cuando la gente se note así, que llame rápidamente al hospital para que les atiendan cuanto antes.

Para entonces su condición era lamentable. Era dar diez o quince pasos seguidos y comenzar a fatigarse. "Después de las primeras pruebas ya me dijeron que mi estado era grave. Tenía una neumonía en estado muy avanzado".

Lo aislaron en una habitación. Solo los sanitarios iban para suministrarle el tratamiento necesario en cada momento. Durante días estuvo con fiebre de más de 39 grados. Llegó el cansancio en las piernas. La pérdida del olfato y del gusto. Las cosas que normalmente hacía con facilidad le empezaron a costar horrores.

Durante esas primeras jornadas, Manuel iba empeorando. Las únicas noticias que le llegaban de lo que sucedía le llegaban a través de las paredes, por las que se colaban los quejidos de los pacientes moribundos, confinados en la misma planta. "Murieron muchas personas allá arriba, a mi lado. Había una misma frase siempre que se iba repitiendo: 'No puedo respirar, no puedo respirar'".

Sin comer ni dormir

Los peores días llegaron el fin de semana en que el Gobierno decretó el confinamiento general de la población. La tos ya era constante. El pecho, fatigado. Incluso a él, acostumbrado por su trabajo a situaciones de falta de oxígeno, empezó a faltarle el aire.

"Es lo más jodido de todo. Ese agobio de no poder respirar. Cada vez más, cada vez más... Fueron días de verdadera lucha. No hay muerte más agónica que la de morir ahogado, y es importante mantener la calma en esos momentos", recuerda.

Aquellos días apenas durmió más de dos horas seguidas. No era capaz. Tampoco lograba comer nada sólido. No le bajaba por la garganta. Y pese a todo, no dejaba de atacarle una importante diarrea. Eso lo agrababa todo.

No podía evitar tener que levantarse de la cama, para ir al baño, varias veces al día. Ello provocaba más cansancio, más tensión en los pulmones. Pese al tratamiento, el virus avanzó de tal forma aquellos días, que Manuel estuvo a punto de claudicar: "Pensaba que me moría".

Llama la directora

Fueron los días 13, 14 y 15 de marzo los más críticos de todos. No los olvidará nunca porque él sabía que tenía que preparase para lo peor. Pero cada vez le costaba más respirar, hacer el más mínimo esfuerzo para obtener algo de oxígeno. La sensación es agónica. Pero entonces puso en práctica las enseñanzas de más de 20 años como buzo especialista de la Benemérita.

El Grupo Especial de Actividades Subacuática de Valdemoro es la élite de España en la materia. Se recurre a ellos en operaciones de alto riesgo. Y Manuel es uno de los más destacados de la unidad.

Estuvieron en Mallorca en las dramáticas inundaciones del año pasado. También se desplazaron a principios de 2019 a Totalán, un pueblo perdido en las montañas malagueñas. Centenares de especialistas removieron la tierra para encontrar el cuerpo del pequeño Julen Roselló, que falleció al caerse en el interior de un pozo abierto en la superficie.

El día 16 salió adelante. Llegó una enfermera, le auscultó, comprobó su estado, le tomó la temperatura y sonrió: "Aquí ha habido un cambio brutal".

Fue precisamente en Totalán, un año antes, donde Manuel conoció a María Gámez, la que hoy es directora general de la Guardia Civil. Entonces era la delegada del gobierno. Ya más recuperado, una llamada entraba de forma insistente en su teléfono. Al fin, cogió el teléfono. Era ella. La directora le transmitió ánimos para superar el último escalón.

Vuelta a casa

Los días siguientes empezó a comer. Y a encontrarse mucho mejor. La sensación de pesadez extrema en los pulmones comenzó a desaparecer. "Me iban controlando a cada momento la saturación de oxígeno, la tensión y el pulso. También la temperatura. Ya no me asfixiaba. Ya tenía menos tos. Nosotros trabajamos mucho con la respiración. Y claro, he sido capaz de controlar esa parte. Yo suelo ser una persona con la cabeza muy fría, pero te digo que esos días fueron los peores que yo he pasado nunca. Nunca he tenido tanto miedo como en esos tres días".

El tratamiento había comenzado a funcionar. "Solo tengo buenas palabras para los médicos y los enfermeros. Un trato exquisito, con delicadeza, con cariño. Solo puedo agradecerle a Dios cómo se han portado conmigo". Fue aquella semana, la del 16 al 22 de marzo, cuando las cosas comenzaron a evolucionar de manera favorable.

Mientras tanto, en las estancias contiguas, la muerte visitaba a los pacientes. "He escuchado perfectamente, por la noche, ya que apenas podía dormir, cómo la gente se estaba muriendo. Por la forma de gritar, lo vas notando. A mí no me da vergüenza decir que lloré en aquella habitación lo que no había llorado en mi vida".

-¿Y qué pensaba en los peores momentos?

-Pensaba: 'Tengo que seguir luchando, j****, tengo que seguir luchando'. Sobre todo por mi mujer, mis niños y el resto de mi familia, mi madre y mis hermanos. Con ellos no podía hablar porque no tenía fuerza para ponerme al teléfono, pero por Whatsapp sí.

Manuel llegó al hospital en coche. El jueves 26 dejaron que su mujer se lo llevara en el suyo bajo mil y una precauciones. Ambos cubiertos y protegidos por completo.

Ha transcurrido una semana desde que salió del hospital. Está contento porque ha podido dormir, por fin, tras muchas madrugadas. Ahora está confinado en una habitación, y al otro lado de la pared está su mujer. A veces abren la puerta y hablan, a cinco o seis metros de distancia. Su hijo estudia en Barcelona. Está deseando ir a verle. "Mucho mejor aquí que en el hospital". La pesadilla ya ha quedado atrás.

https://www.google.com/amp/s/www.elespa ... 0.amp.html

Re: Los ojos de la Benemérita bajo el agua (GEAS)

NotaPublicado: Lun, 13 Abr 2020, 12:36
por un@ entre más

Materiales de alta calidad
materialpolicial.com
La Guardia Civil investiga la muerte de un hombre hallado en Cala Llenya

Segundo cadáver recuperado en el mar en cuestión de 24 horas. El último: el cuerpo de un hombre que fue hallado a primera hora de ayer a los pies de una zona acantilada en el entorno de Cala Llenya, en Santa Eulària. La Policía Judicial de la Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación de este caso y mantiene abierto el del cuerpo localizado el sábado flotando a unos quince metros de la orilla en Platja des Pinet, en Cala de Bou.

Según informaron fuentes de la Guardia Civil, el cuerpo recuperado ayer ya llevaría varias jornadas en el agua.

El cadáver fue trasladado por los efectivos del GEAS hasta el puerto de Ibiza después de recuperarlo de la zona de difícil acceso donde fue avistado por un vecino que alertó a la Policía Local de Santa Eulària.

En el muelle esperaba una comitiva judicial que decretó el alzamiento del cadáver, así como agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que se ha hecho cargo de la investigación.
La autopsia determinará las causas de la muerte y podrá ayudar a identificar el cuerpo.

Identificación

Por otra parte, fuentes judiciales indicaron que el cuerpo localizado a primera hora del sábado en Cala de Bou corresponde a un hombre de 40 años, de nacionalidad española y vecino de Sant Antoni.

Fue un vecino de la zona el que alertó a la Policía Local de Sant Josep sobre el avistamiento de un cuerpo flotando cerca de la costa. Tras recibir el aviso, hasta la zona se desplazaron dos patrullas de la Policía Local de Sant Josep. Según informaron fuentes municipales, ante el riesgo de que el cuerpo fuese arrastrado por la corriente, uno de los agentes se lanzó al agua y lo llevó hasta la orilla.

El cuerpo no presentaba signos de violencia. Hasta el escenario del hallazgo también llegaron varias unidades de la Guardia Civil, que se hizo cargo de la investigación.

https://amp.periodicodeibiza.es/pitiusa ... lenya.html

Re: Los ojos de la Benemérita bajo el agua (GEAS)

NotaPublicado: Dom, 03 May 2020, 10:34
por un@ entre más

intervencionpolicial.com
La Guardia Civil recupera más de 50 kilos hachís en la ‘playa de los GEAS’, en San Amaro

Agentes de la Guardia Civil de Ceuta han rastreado la conocida como ‘playa de los GEAS’, en San Amaro, después de que hayan aparecido varios paquetes de hachís flotando en el agua o entre las rocas, bien en forma de tabletas o fardo. Ciudadanos que paseaban por la playa fueron los que se toparon con la droga, avisando a la Benemérita, cuyos agentes del Grupo Especialista de Actividades Subacuáticas (GEAS) se han encargado de rastrear la zona para verificar la existencia de más cantidad.

Se apunta a que la mercancía procede de alguna de las semirrígidas encargadas de cruzar el Estrecho y que en plena travesía, al verse sorprendida por las fuerzas de seguridad, arrojaron al agua lo que constituye una prueba si son detenidos. Las mareas habrán terminado por acercar hasta la orilla de la playa algunos restos de este pase que ha resultado en un fardo y nueve bloques de esta sustancia.

Siguiendo el protocolo establecido, los agentes de la Benemérita participantes en este dispositivo se han encargado de rastrear la zona de la playa para verificar la existencia de más bultos con hachís, procediendo así a la retirada de un fardo y tabletas sueltas que han sido trasladadas hasta la base del Servicio Marítimo, en el puerto deportivo, para su pesaje y posterior entrega al área de Sanidad. El peso de la droga encontrada ha sido finalmente superior a los 50 kilos, en concreto, 51,9 kilos. Las inspecciones y rastreos han continuado en alta mar, revisando la zona ante la posibilidad de que hubiera más bultos.

El servicio se salda como una interceptación de droga, toda vez que no hay detenidos ni investigación, terminando solo con la aprehensión de la mercancía. En el aire quedará el origen de esta droga, aunque tal y como ha apuntado el Instituto Armado por experiencia procede de esos pases frustrados de mercancía que siguen llevándose a cabo con tal de sacar el género que nace en las plantaciones de hachís de Marruecos para su introducción en el mercado europeo.

Sigue el rastreo en la zona sin resultados
Se ha continuado con el reconocimiento de las zonas de hallazgo por si pudiera aparecer algún bloque o fardo más, sin que hasta el momento haya dado resultado positivo.

Del hecho se instruyen las oportunas diligencias para su disposición al Juzgado de Instrucción de Guardia de los de esta Ciudad, quedando la sustancia intervenida depositada en el Área de Sanidad de la Delegación del Gobierno.

A las 14:10 horas de este viernes se tuvo conocimiento por llamada recibida en el 062, en la que un ciudadano informaba de la existencia de un fardo y varios bloques sueltos flotando en el mar.

Una vez recuperado y confirmado el contenido de la sustancia estupefaciente, se trasladó hasta dependencias oficiales de la Guardia Civil, arrojando el fardo intervenido un peso de 43.700 gramos de hachís y otros 8.200 gramos de la misma sustancia repartidos en los 9 bloques localizados.

En pleno estado de alarma, la Benemérita sigue trabajando en el control de las costas. Esta misma semana componentes del Servicio Marítimo procedían a la detención de cuatro personas a bordo de una narcolancha en la que no se halló mercancía ilícita a pesar de que sus ocupantes intentaron fugarse de los agentes, arrojando en el camino petacas con combustible.

https://elfarodeceuta.es/guardia-civil- ... san-amaro/

Re: Los ojos de la Benemérita bajo el agua (GEAS)

NotaPublicado: Vie, 30 Jul 2021, 10:21
por un@ entre más
Academia Acceso CNP

sector115.es
un@ entre más escribió:A años luz...


Re: Los ojos de la Benemérita bajo el agua (GEAS)

NotaPublicado: Sab, 16 Oct 2021, 10:57
por un@ entre más
Colosos de las profundidades

El pasado domingo un helicóptero del Servicio de Vigilancia Aduanera se precipitó al mar con sus tres ocupantes en el transcurso de una persecución a una goma que intentaba introducir un alijo de hachís por la costa gaditana. El piloto y el copiloto pudieron ser rescatados, pero el tercer miembro de la tripulación, José Luis Domínguez Yborra (63 años), observador aéreo del aparato y técnico del SVA con más de 40 años de servicio, falleció. Tras el suceso llegó otro momento delicado: rescatar la aeronave del fondo del mar, y para eso fue necesario que entraran en acción los miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil. Esta semana Diario de Cádiz ha hablado con Julio, sargento jefe del GEAS de Algeciras, para que nos cuente cómo es el día a día de una unidad de elite formada por auténticos colosos de las profundidades, gente curtida y valiente capaz de desenvolverse con soltura en situaciones de riesgo en medios acuáticos, ya sea en el mar, ríos, pantanos o pozos.

“El helicóptero cayó a 30 millas al este de Punta Europa. Nosotros llegamos al lugar y realizamos una primera inspección ocular. Somos policía judicial subacuática. Debemos tomar imágenes para enseñarle al juez cómo se encontraba el aparato, los daños producidos… grabamos toda la inmersión. Antes ya nos habíamos documentado con mecánicos de helicópteros de la Guardia Civil para ver por qué sitio podíamos engancharlo para conseguir reflotarlo y que los compañeros de policía judicial de tierra pudieran hacer su trabajo”.

Finalmente los GEAS engancharon el helicóptero por la zona del rotor principal con una grúa y se hizó por medio del barco de Salvamar. “Es un trabajo más atípico pero había que hacerlo. No se podía dejar el aparato allí”, indicaba.

Los GEAS están a las órdenes de suboficiales o cabos. Hay 23 grupos en todo el territorio nacional, más un grupo especial que se encuentra incluido en la Unidad Especial de Intervención (UEI) —un grupo de elite de la Guardia Civil— y otro que tiene la Casa Real.

El de Algeciras, con cuyo jefe dialogamos, se ocupa de toda la provincia de Cádiz y aparte está coordinado con la Comandancia de Sevilla. “Los GEAS —nos explica Julio— son unidades pequeñas. En mi grupo somos ocho. Un sargento, un cabo y siete guardias, aunque actualmente la vacante de cabo no está cubierta. Yo entré en 2015 y el año pasado ascendí a sargento”, dice.

Para cualquiera de las situaciones extremas a las que se enfrentan son necesarios cuatro componentes. Uno es el patrón de la embarcación, también hay un miembro de seguridad y dos buceadores. “Hay que tener en cuenta que Cádiz es una zona de gran incidencia, los deportes náuticos gustan mucho, o el submarinismo claro, hay competiciones en las que hacemos inspecciones antes de su desarrollo; aparte la provincia cuenta con zonas de interior con pantanos que tenemos que cubrir. Somos un equipo más de reacción que de prevención. Cuando nos llaman es porque ya ha ocurrido algo, ha desaparecido alguien… Realizamos trabajos preventivos pero no es lo habitual”, comenta.

Otra de las misiones que tienen los GEAS es velar por el patrimonio cultural subacuático. “Hacemos una labor de prevención para que no sea expoliado. Hay zonas catalogadas donde existe ese patrimonio y vamos a prevenir que ocurra esto”.

La instrucción

Pero para llegar a ser integrante de uno de estos grupos de elite el camino no es fácil. Primero hay que ser guardia civil. Una vez acabado el periodo de práctica hay que inscribirse en los cursos para GEAS que se convocan anualmente. Suelen salir 15 plaza para la que se presentan entre 170 y 180 candidatos. Julio relata el proceso. “Primero tienes un examen previo de conocimientos, que está relacionado con la especilidad, lleva preguntas sobre anatomía, leyes física de los gases, matemáticas, navegación… tienes un temario, te lo preparas y haces una oposición. Si pasas ese corte de conocimientos, que es eliminatorio y puntuable, pues te enfrentas a unas pruebas físicas. Son las más duras que te pueden pedir en la Guardia Civil. Pruebas eliminatorias que en principio parecen que puede pasarla un buen número de personas deportistas, pero que son clasificables y duras”.

Entre estas pruebas físicas se encuentra buceo a pulmón un mínimo de 20 metros en piscina. “La mayoría lo hace, entonces se va puntuando hasta el máximo. Igual que hacer 50 metros en apnea dinámica. También apnea estática, mínimo un minuto y máximo de tres minutos. La mayoría hace esos tres minutos. Todo el mundo completa los 50 metros, así como los 200 de natación libre. El tiempo exigido es de cuatro minutos pero la mayoría lo hace en 3:20 o 3:30”. También hay que hacer flexiones en tierra: mínimo, 25 y máximo, 50; dominadas, mínimo cinco y máximo 30. “O llegas a las 30 o lo normal es que te quedes fuera”. Salto en altura, correr mil metros en pista... “Una vez que pasas estas pruebas hay otras con carácter clasificatorio en el que los instructores de buceo, gente que forma parte ya de la especialidad y con experiencia que te da el curso. Esos van un paso más allá. Por ejemplo, hay que nadar 500 metros braza y la puntuación la pone el que mejor lo haga; 800 metros aletas, 1.000 metros aletas y 1.500 metros aletas, en todo eso la puntuación la pone el que va más preparado. Y en tierra otra prueba que son ocho kilómetros corriendo”.

En esas pruebas los examinadores también miran la soltura que poseas en el agua, detectar que los nuevos miembros van a ser resolutivo en cualquier problema, y por último, una vez pasado todo esto, hay que superar una entrevista personal en la cual estudian cómo actuarán los aspirantes ante una situación de riesgo. “Quieren ver cómo te desenvuelves bajo presión”, recuerda Julio.

Y pone un ejemplo: “Como jefe de grupo voy a un lugar donde ha fallecido una persona. La familia ya está allí. Lo primero que tienes que hacer es preguntar si ha habido testigos de cómo se ha ahogado, si se supone que el cuerpo está en esa zona, tratar de hablar con ellos y decirles que si está ahí vamos a sacarlo y le vamos a llevar el cuerpo para que descansen, porque hasta que no hay cuerpo siempre van a tener la inquietud de saber qué ha pasado”. Pero “si van pasando los días y no aparece la familia se pone nerviosa, empieza a buscar medios de fuera, llega la prensa y vas sintiendo más presión, es una situación complicada porque ejerces tu trabajo pero mirado por mucha gente a ver cómo lo estás haciendo. No es fácil”.

La negrura del pantano

Los GEAS actúan en el mar, en ríos, pantanos, pozos, balsas de riego, en cualquier medio acuático. “Cuando te metes en un pantano no se ve nada. Es como si te metes en una habitación, bajas las persianas, lo dejas todo a oscuras y sólo alumbras con una pequeña linterna, no entra un rayo de luz, es como si hubiera niebla, el foco te da un reflejo. Tienes que aplicar un medio de búsqueda en el que vas a ciegas y vas abarcando el campo de búsqueda para localizar ese cuerpo, ese objeto, porque lo mismo también hay que encontrar un arma que ha desaparecido y con la que se ha cometido un delito. Para cada situación tenemos unos métodos de búsqueda. Si es una zona de, por ejemplo, 200 metros para buscar un arma, pues usamos una cuadrícula progresiva en la que se van haciendo pequeños cuadrantes y se va pasando por él. Cuando es un pantano más grande, no sabemos qué nos vamos a encontrar, y lo que hacemos es utilizar unas cuerda plomadas que van al fondo y tienen hasta 100 metros, las vamos colocando paralelas y el buceador lo que hace es recorrer esa cuerda plomada como guía en la mano y otro buceador, agarrado a su compañero, va detrás, arrastrándose por el lodo para golpearse con el objeto o la persona que busca”.

El sargento de los GEAS reconoce que en el mar hay veces que está el agua clara, “pero en esta zona del Estrecho es difícil. Por eso es importante conocer las mareas, las corrientes. En el momento que me informan que una persona ha desaparecido en la zona del Faro de Trafalgar, donde hay mucha corriente y mucha afición a la pesca submarina, pues rápidamente tengo que coger mi tabla de mareas, mi coeficiente de mareas, mirar si cuando ha desaparecido la marea estaba de bajante o creciente, hacia dónde tira la corriente, porque el Estrecho es muy cambiante. Es importante la rapidez y saber el punto exacto en que a esa persona la vieron por última vez. Ahí el sistema que aplicamos es mediante un buceador remolcado. Esto quiere decir que tenemos un sistema de anclaje a la embarcación, el buzo se agarra a una pequeña plataforma y así, a remolque bajo agua va abarcando toda la zona donde ha podido ocurrir la desaparición”.

El peligro de los pozos

Para un rescate en un pozo el sistema que utilizan es el de cuerdas “para lo que nos apoyamos con el grupo de montaña, ellos nos hacen la instalación del sistema de poleas, y una vez estamos en contacto con el agua empezamos la búsqueda. Trabajamos en coordinación con el servicio de montaña en lo que es el acceder a pozos, barrancos y demás, porque en todo lo que haya medio acuático vamos a ir nosotros, pero para el sistema de descenso hay que apoyarse con otras unidades de especilistas”.

Julio ha tenido experiencias complicada. Por ejemplo, en Melilla, donde estuvo de comisión de servicio. “Llegó una patera y sus ocupantes se pusieron nerviosos, cayeron al agua y ellos mismos se iban agarrando, hundiéndose unos a otros. Al final tienes que tirarte al agua para intentar salvarlos, con el riesgo que conlleva de que te agarren y demás, para poder ir sacando a la gente del mar”.

Pero, como se ha dicho ya, el GEAS también se encarga de recuperar armas con las que se han cometido delitos. Una de ellas se había utilizado en un tiroteo en la cola del pantano de Bornos, cuando unos compañeros guardias llegaron para intentar desmantelar una importante plantación de marihuana en el Coto de Bornos y los recibieron a balazos. “No teníamos nada y fuimos a buscar las armas con que habían disparado a los compañeros. Nos guiamos por la intuición y fuimos acotando hasta hacer una búsqueda a rastras por el pantano, por el río, y encontramos las armas. Fue una satisfacción conseguirlas porque con ellas habían intentado matar a compañeros”.

https://www.diariodecadiz.es/noticias-p ... 41089.html

Re: Los ojos de la Benemérita bajo el agua (GEAS)

NotaPublicado: Sab, 16 Oct 2021, 11:37
por estafermo
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Excelente artículo. Siempre me ha parecido curioso que las pruebas de acceso a este tipo de unidades sean más duras que para otras "especiales".

Eso sí, las 30 dominadas habría que verlas ):'(

Re: Los ojos de la Benemérita bajo el agua (GEAS)

NotaPublicado: Sab, 16 Oct 2021, 19:14
por un@ entre más
estafermo escribió:Excelente artículo. Siempre me ha parecido curioso que las pruebas de acceso a este tipo de unidades sean más duras que para otras "especiales".

Eso sí, las 30 dominadas habría que verlas ):'(


30 dominadas les piden!?


Localizan el cuerpo del sargento desaparecido en Huesca

Agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (Geas) de la Guardia Civil han localizado el cuerpo del sargento del Ejército de Tierra, Mario Quirós Ruiz, desaparecido el pasado martes cuando realizaba una práctica de inmersión en el pantano de El Grado, en Huesca.

Fuentes cercanas a la investigación han indicado que el cuerpo del militar ha sido hallado a las 13.50 horas de este sábado por efectivos del Geas de la zona de Aragón con la ayuda de un robot a una profundidad de 65 metros.

El sargento despareció el pasado día 12 de octubre cuando participaba en una práctica de inmersión nocturna con su unidad del Regimiento de Ingenieros número 8 de la Comandancia General Militar de Melilla.

El Ejército de Tierra ha comunicado su fallecimiento este sábado a través de su perfil de Twitter, al mismo tiempo que la ha dado "nuestro sentido pésame a familia y compañeros". "Ha dado su vida por España", han indicado.

https://www.20minutos.es/noticia/485760 ... toref=true

DEP :lazonegro:

Re: Los ojos de la Benemérita bajo el agua (GEAS)

NotaPublicado: Mar, 30 Nov 2021, 14:48
por un@ entre más

Re: Los ojos de la Benemérita bajo el agua (GEAS)

NotaPublicado: Sab, 18 Dic 2021, 23:04
por un@ entre más