un@ entre más escribió:La última noche de patrulla del guardia civil asesinado en GranadaLa dimensión delictiva de Juan Antonio M. G. la puede medir el subfusil -un arma de guerra- que portaba después del presunto robo cometido la madrugada de ese mismo lunes en un bar de Las Gabias, dos horas antes del homicidio del guardia civil José Manuel Arcos. ¿Para qué quiere un delincuente común un arma de ese calibre? ¿Para robar un bar? Durante su declaración judicial optó por no aclarar nada sobre la posesión de este artefacto que abandonó en su huida antes de, presuntamente, acabar con la vida del guardia. El subfusil lo llevaba guardado en una mochila, junto al dinero robado en el bar de Las Gabias sobre las 2.45 horas, un teléfono móvil y su tarjeta sanitaria. La mochila iba en uno de los asientos del Ford Scort de color blanco, matrícula GR-2**7-I, sustraído en Cájar poco antes del robo en Las Gabias.
«El guardia civil estaba en nuestra gasolinera tomando café con su compañera de patrulla, pasaron el aviso por radio del robo de Las Gabias y dijeron que se iban a ver si encontraban al malo. Serían más de las tres y media de la madrugada», señala Antonio, el propietario de la gasolinera BP de Huétor Vega. Arcos solía tomar café en esta estación las noches de servicio, no había otro lugar abierto por la zona. La víctima y la guardia se encontraban haciendo otro servicio por la zona antes de darse una tregua. Les habían encomendado patrullar el entorno de Monachil, Cájar y Huétor esa noche en busca de los autores de un delito, cuya causa se encuentra bajo secreto de sumario.
El guardia y su compañera vieron un Ford Scort blanco que aceleró tras hacer un extraño quiebro al advertir a la patrulla de la Guardia Civil, cerca del cruce de Cájar con Monachil y Huétor Vega. El 'Kiki' no respetó el alto de los agentes y pisó el pedal a fondo para poner rumbo por la avenida de Doña Juana a la zona alta de Huétor Vega. El coche patrulla iba detrás, pisándole los talones. El 'Kiki' llegó a una calle sin salida y ahí abandonó el vehículo, comenzando una huida a pie. Lograron darle alcance, intercambiaron algunas palabras, pero volvió a escapar dejando atrás la mochila que portaba con el subfusil, el botín del robo en Las Gabias y su tarjeta sanitaria.
La compañera de Arcos se quedó un poco atrás, mientras el guardia desenfundó el arma que llevaba en la mano e hizo algún disparo intimidatorio al aire. El 'Kiki' lo esperó escondido en un parque y, cuando lo vio aparecer, se abalanzó sobre él y allí presuntamente le disparó en la ingle tras arrebatarle la pistola.
La compañera del guardia abrió fuego contra el 'Kiki' y todo apunta a que este contestó con al menos dos disparos, pese a que su letrado lo niega.
«Mi mujer me avisó de que había escuchado un ruido extraño, me levanté y escuché a la guardia civil que estaba atendiendo a su compañero y decía: 'Mi compañero tiene un disparo en el costado'. Entonces bajé rápidamente, le intenté taponar la herida pero perdía muchísima sangre. En cuestión de un minuto, no más, vino un vehículo de la Guardia Civil, lo montamos en el coche y se lo llevaron al hospital. Cuando yo lo vi estaba ya inconsciente». Estas son las palabras del único vecino que salió el lunes a las 4.15 horas a prestar auxilio al guardia fallecido. Prefiere mantenerse en el anonimato.
El 'Kiki' huyó hacia Monachil, seguramente a través de una zona de campo que une Huétor Vega con la localidad monachilera, y, a primera hora de la mañana, robó una furgoneta en la calle las Huertas de Montoya, una zona ubicada a espaldas de la carretera que conduce al pueblo de Monachil. El 'Kiki' huyó con el arma reglamentaria del fallecido. A las cinco y cuarto de la madrugada estaban movilizadas todas las patrullas de la Guardia Civil de la provincia y policías locales de los pueblos cercanos a Huétor Vega. A esa hora ya sabían quién era el malhechor gracias a la tarjeta sanitaria que se dejó en la mochila arrojada en su huida. La compañera de la víctima también facilitó una descripción en el hospital a sus compañeros que permitió ratificar lo que ya se sabía. Los controles establecidos resultaron muy incómodos, pero muy eficaces. Los guardias miraban maleteros y el interior de autobuses de línea. Sabían que el 'Kiki' aún andaba por la zona. A las 9.25 horas pararon una furgoneta Nissan Kubistar y cuando le dijeron que se bajara del vehículo y abriera la puerta trasera, no supo hacerlo. Él solo se delató. A esa hora José Manuel Arcos ya había fallecido.
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El COS: la cara oculta de la Guardia CivilNo tienen el trabajo más vistoso: ni se encargan directamente de desactivar explosivos ni pilotan el helicóptero ni sacan a los perros guía en busca de un desaparecido en el monte. No dan la cara ante los medios de comunicación día a día ni son jaleados como héroes. Pero son el pegamento que une todo, los encargados de coordinar y de pensar, en apenas segundos, qué hacer ante una emergencia. Y así 24 horas.
En la primera planta de la Comandancia de la Guardia Civil de Murcia se ubica el denominado Centro Operativo Complejo, integrado por tres unidades. La primera es el Centro Operativo de Servicio (COS). Luego está el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) y, por último, el Centro Operativo de Tráfico (COTA).
Se trata del núcleo neurálgico del que depende toda la seguridad ciudadana de la Región, explica el responsable del COS, el brigada Juan Francisco Molina. Los agentes que se sientan delante de los ordenadores (están ahí durante todo el día, haciendo turnos) son «los encargados de, ante cualquier aviso que afecte a seguridad ciudadana, derivar, de manera inmediata, a las unidades que estén de servicio, para atender cualquier incidencia», señala el brigada al respecto.
Incidencias que, recuerda, pueden entrar, vía telefónica, tanto por el 062 (el número de la Benemérita) como por el 112, el Teléfono Único de Emergencias. Es lo más cómun. «Mucha gente desconoce que existe el 062», apunta Molina. El 112, no obstante, deriva al Instituto Armado (y también a la Policía Nacional) todas las emergencias que son de su competencia.
«Aquí entra todo lo que es seguridad ciudadana», comenta Molina, al tiempo que señala uno de los monitores que los agentes del COS no pierden de vista. La mayoría de los sucesos, con diferencia, son robos. Aunque también aparecen bastante episodios de violencia de género y agresiones sexuales. Los guardias civiles los van recibiendo en pantalla y están «en permanente disposición de atender la incidencia y derivar los recursos necesarios», destaca el brigada. «Derivamos a patrullas de servicio que van a hacer la actuación», manifiesta.
«Lo normal es que siempre acudamos Policía Local y nosotros. Luego, vista la incidencia, podemos requerir el apoyo de Bomberos o Guardia Forestal», dice el encargado del COS.
La emergencia no se cierra nada más mandar a agentes al lugar. La Benemérita dispone del Sistema Integral de Gestión Operativa (SIGO), una manera de hacer un seguimiento a cada caso. En una violencia machista, por ejemplo, desde que se denuncia (o se presencia) hasta que se procede al arresto del sospechoso.
El COS existe desde que se creó el Cuerpo. «Al principio estaban las estaciones de radio», rememora Juan Francisco Molina, «luego ya vino el uso del teléfono como tal».
Este departamento es, en la Comandancia, «el corazón a nivel de recepción de novedades», recalca su responsable. Están en permanente contacto con los jefes. Junto al COS, además, hay una sala de crisis, donde, en situaciones muy puntuales (una alerta de meteorología adversa grave, por ejemplo), se reúnen para planificar y coordinar actuaciones. El día a día en el COS implica, admiten quienes lo viven, «tensión», aunque «es muy gratificante», dejan claro sobre su trabajo.
En este sentido, Molina pone el acento en los días «en que atiendes a personas y les solventas el problema», que es cuando reciben «el reconocimiento anónimo de esa misma persona, el que recibes a través de la gente». «Me siento útil, aunque sea a distancia», afirma al respecto.
Los agentes son conscientes de la enorme responsabilidad que tienen y reciben una formación constante: la legislación cambia y las nuevas tecnologías avanzan.
«Intentamos dar el mejor servicio a la ciudadanía y a los compañeros que están en la calle», precisa el responsable de un departamento que recibe al día unas 200 llamadas. En verano, más todavía, «porque se multiplica la población en la costa», especifican en el COS.
También valoran la importancia de la aplicación de telefonía móvil AlertCops, un servicio de alertas de seguridad ciudadanas que permite comunicarse de manera rápida, gratuita y precisa con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La App te localiza por GPS y permite la ubicación exacta del delito e incidencia.
Junto a los responsables del COS se sientan los de Tráfico, afanados en «gestionar y controlar todas las incidencias de las carreteras», explica Ángel Hernández, cabo primero encargado del COTA.
Desde un obstáculo que aparezca en la vía a un accidente grave. Desde allí se coordina qué patrulla (en moto o en coche) ha de acudir a cada incidencia. En un ordenador viene detallado dónde para en cada momento cada pareja de guardias civiles.
Una red de estaciones instaladas a lo largo de la costa española rastrea permanentemente el mar. Aquí, la Benemérita controla los 208 kilómetros de costa que tiene la Región de Murcia tanto con su presencia física como a distancia, valiéndose de la tecnología. Hay cámaras convenientemente repartidas por las playas. En las oficinas del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) las miran todo el rato.
La idea no es solamente detectar cuándo llega una patera, que también, sino que sirven para ver si hay alijos de droga por alta mal o si se ha producido un accidente: un velero ardiendo, por ejemplo. También controlan la pesca irregular.
En el SIVE están en comunicación constante con el Servicio Marítimo.
Hace años, para la puesta en funcionamiento del SIVE en el Cuerpo se implantó un Centro Prototipo en la zona del Estrecho de Gibraltar, compuesto por tres estaciones sensoras transportables.
https://www.laopiniondemurcia.es/comuni ... 64752.html