un@ entre más escribió:La batalla naval entre Mossos y Guardia Civil se endurece
La Unidad Marítima y una reestructuración del CNP aumentan la tensión histórica en este ámbito«Nos hemos encontrado imágenes surrealistas, como por ejemplo localizar un cadáver flotante en el mar y que la Guardia Civil llegue y reclame que es competencia suya, con la persona de cuerpo presente». Esta es una de las anécdotas que explican fuentes de los Mossos d’Esquadra después de más de tres años de funcionamiento de la Unidad de Intervención Marítima de la policía de la Generalitat, los conocidos como Popeyes de la policía catalana. Una unidad que despertó fuertes recelos del instituto armado, que la veía como una amenaza en una competencia, la seguridad marítima, que históricamente ha gestionado por una decisión gubernamental, aprovechando el margen que otorga la ley de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Desde la creación de esta unidad de los Mossos, en 2020, las tensiones entre los dos cuerpos policiales, la consellería de Interior y el ministerio y los mandos policiales se han incrementado en el ámbito de la seguridad marítima. Curiosamente, el malestar por las unidades del mar ha llegado a su punto de máxima ebullición cuando los Mossos y las policías españolas viven una verdadera luna de miel en otros ámbitos de la seguridad, con varias operaciones conjuntas. Ahora bien, el mar y las instalaciones que le afectan, como los puertos o las bases, son infraestructuras críticas y a Madrid muchos desconfían de dejarlas en manos de los Mossos.
Decisiones por dos bandasDecisiones que vienen tanto de Madrid como de Barcelona han elevado la tensión. Por un lado, la Jefatura de la policía de la Generalitat no deja de agrandar la unidad con más recursos, y desde el ministerio han ido cediendo espacio en los Mossos hasta el punto que la Moncloa admite que el cuerpo catalán tiene que tener comisarías a los puertos. De hecho, el Departamento de Interior ha comenzado las negociaciones con el Puerto de Barcelona para construir una comisaría nueva adentro los muelles. Y, por otro lado, también el mismo argumento legal serviría para los aeropuertos. En este sentido, Interior también está preparando la renovación de la base de los Mossos al aeropuerto del Prat y una nueva base por el Área Regional de Recursos Operativos (ARRO) en el edificio aeroportuario.
A finales de julio, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en una batalla ya eterna con el instituto armado, dictaba una orden (INT/859/2023) de reestructuración del Cuerpo Nacional de Policía que ha sido considerada un ataque a las competencias de la Guardia Civil y que, a la vez, permitiría a los Mossos establecerse con más seguridad jurídica en el mar. Incluso, ven peligrar campos como las aduanas o el control tributario. Otro golpe de efecto ha estado que los Mossos han marcado la dirección de la seguridad de la Copa América, que se celebrará en Barcelona el próximo año, un hecho que ya ha provocado ciertas fricciones en las pruebas clasificatorias de Vilanova i la Geltrú, por cierto, uno de los lugares donde la Unidad Marítima, como l’Ametlla de Mar, tiene una base operativa.
Por tierra, aire y… marEra el mediodía del 27 de julio del 2020. Un día caluroso que se había elegido para presentar la nueva Unidad de Intervención Marítima de los Mossos d’Esquadra y su nueva lancha cepilladora. La nueva joya de la corona de la Jefatura del cuerpo, entonces también comandada por el comisario Eduard Sallent –durante su primera etapa como comisario en jefe–, se vestía de largo en el Puerto de Palamós. La importancia del acto lo constataba la presencia de dos consejeros, el entonces consejero de Interior, Miquel Buch, y el de Territorio, Damià Calvet, y el entonces y todavía ahora director de la Policía, Pere Ferrer.
Era una presentación con toda la pompa y llegaba 15 días después de la presentación de la reformulación de defensa y prevención de la unidad de drones. La decisión de la creación de la Unidad Marítima parecía que solo interesara una parte del departamento y de la Jefatura. Dentro del cuerpo de Mossos d’Esquadra, varios mandos desgarraban desacomplejadamente contra el que bautizaron como los «barquitos de Sallent«. Una opinión compartida por miembros de la tropa que veían como se invertían recursos en una unidad especializada a cual le veían un futuro dudoso. En cambio, desde la Jefatura veían, y ven, una oportunidad idéntica que la del 1996, cuando los Mossos consiguieron hacerse cargo del tráfico y echar de las carreteras catalanas la emblemática Guardia Civil de Tráfico.
De aquí que los que más levantaron las orejas por esta nueva unidad fue la Guardia Civil. El instituto armado vio que se ponía en riesgo a una competencia que ejercía históricamente, la seguridad marítima y el salvamento marítimo. La noticia generó una fuerte presión política por parte de los partidos unionistas, que se posicionaban a favor de las tesis de la Guardia Civil y de sus asociaciones, sindicatos encubiertos, puesto que oficialmente, como cuerpo militar, no los tienen permitidos.
Más de tres años después, la desconfianza se ha incrementado. Los Mossos han hecho crecer su unidad del mar y la Guardia Civil ha visto como la Moncloa les daba campo para correr, apuntando ya al establecimiento de la policía de la Generalitat como policía integral de los Puertos. A finales de julio, en la batalla entre Mossos y Guardia Civil en el mar se añadía la nueva Brigada de Acción Exterior del Cuerpo Nacional de Policía. En definitiva, el instituto armado veía por todas bandas una ofensiva que les iba reduciendo en un cuerpo policial rural, identificado con la España vaciada.
Alarmas en Madrid en 2020La inquietud por la posibilidad que los Mossos d’Esquadra haga estorbo a la Guardia Civil a las aguas españolas de la costa catalana alborotó el gallinero de los partidos unionistas, siempre muy próximos a los parasindicats del instituto armado. Tanto es así que el 12 de agosto del 2020, quince días después de la presentación pública de la unidad, el ministro Marlaska tuvo que presentar un informe en el Congreso de Diputados sobre las competencias marítimas de los Mossos. Todo a petición de la diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo. El informe, en formato de respuesta parlamentaria, admitía que, atendido el Estatuto de Autonomía, los Mossos «tenían el ámbito de su actuación al conjunto de territorio de Cataluña». Por lo tanto, legalmente tenían la opción de ejercer sus competencias en el mar, sin especificar qué.
Ahora bien, el ministro salvaguardaba este ejercicio para la Guardia Civil en un ejercicio de interpretación política y se amparaba en la Comisión de Policías Judiciales de marzo del 2019, que otorgó al instituto armado la competencia de policía judicial del mar, en una decisión que Interior calificaba de «jurídicamente dudosa». En todo caso, Marlaska se curaba en salud y aseguraba que los cuerpos policiales que trabajaban en sus ámbitos en el mar de Cataluña tenían que «colaborar». El informe evidenciaba el reconocimiento de los Mossos como policía del mar, puesto que como policía integral de Cataluña se habían cogido a una rendija o un vacío legal para poder desafiar el poder de la Guardia Civil a la costa.
Más de un año después, Marlaska fue algo más osado y todavía molestó más la Guardia Civil. En un nuevo documento, esta vez a petición de la entonces de Ciutadans, Inés Arrimadas, firmado el 26 de julio del 2021, reconocía que el ministerio de Política Territorial había formado agentes de los Mossos d’Esquadra y bomberos de la Generalitat para que pudieran capitanear sus embarcaciones policiales a través de un convenio entre la Dirección General de la Marina Mercante y el Instituto de Seguridad Pública de Cataluña. Es más, el ministro recordaba que, si había «voluntad», a través de modificaciones legales se podían ampliar o clarificar competencias. De hecho, los Mossos querían aclarar por escrito sus competencias en las aguas marítimas, pero, de momento, su crecimiento se basa en la potestad que tienen como policía integral.
La adenda de MarlaskaLas explicaciones de Marlaska continuaban entre dos aguas, pero el andamio legal se ha ido forjando y la preocupación de la Guardia Civil, creciente. Uno de los puntos claves es una adenda a la Ley de Puertos del Estado del 3 de marzo del 2021. Un complemento publicado al BOE que aplica un acuerdo de la comisión bilateral entre Estado y Generalitat y deja claro que los Mossos pueden estar en el mar porque esto no excluye otras cosas. Y no solo esto, sino que el acuerdo razonaba que, «atendiendo sus competencias en materia de seguridad pública» y dadas sus «funciones de policía integral», se abría la puerta a la posibilidad que haya comisarías de los Mossos a los puertos del Estado. Una imagen que va neguitejar la Guardia Civil que veía como al Puerto de València el Cuerpo Nacional de Policía ya empezaba a coger más terreno.
El anexo advertía que los Mossos tenían que formar parte de la «protección del Puerto» y participar en todos los comités y organismos de seguridad de los Puertos del Estado en Cataluña. La preocupación todavía aumentó cuando el pasado 21 de julio Marlaska reestructuraba el Cuerpo Nacional de Policía. La orden otorgaba la seguridad interior de puertos y aeropuertos en este cuerpo, en el cual creaba una gran brigada exterior, competencias que hasta ahora gestionaba zelosament la Guardia Civil. Esta decisión permitirá que los Mossos entren de manera fija al Puerto de Barcelona y Tarragona, como hace tiempo que el equipo del consejero Joan Ignasi Elena tiene en mente. A todo esto, solo faltaba la decisión unilateral de gestionar la seguridad de la Copa América por parte de los Mossos. Y en la batalla del mar entre Mossos y Guardia Civil se ha añadido ahora como invitado de piedra lo CNP. «Las estructuras policiales históricas hacen aguas», comenta con ironía en El Món un veterano funcionario de Interior.
https://elmon.cat/es/sociedad/policial- ... ce-748441/