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CHAGALL escribió:Me cansa y me aburre este tema.
Ya se ha debatido antes,pero no tengo ganas de resucitar viejos temas.
¿ Somos gente rara para que nos planteen esta cuestión ?
¿ Somos diferentes a otra profesión ?
Un supuesto opositor nos interroga si somos felices en nuestro trabajo ??.
¿ Y de que le vale si unos estamos bien y otros no ,se va a decidir a opositar según el mejor resultado que le vaya bien ?
Para su conocimiento, actualmente : ni soy ,ni nunca he dejado de ser POLICÍA, pero veo las cosas desde las dos fronteras ,y no me pregunte el como puede ser el sentirse Policía .
Es algo que solo sienten ciertos elegidos , y se sienten mas que felices .
Una salida de tono en toda regla.
Si algo cansa, no gusta o simplemente me aburre, pues no participo.
No veo para nada carente de sentido la pregunta que hace el opositor, es más, muchos se la deberían de haber hecho antes de ingresar.
Somos felices como policías? Nos gusta ser policías?, son dos interrogantes que van de la mano.
La pregunta es, quién modera al moderador?
Debemos controlar un poco más nuestros impulsos antes de apretar las teclas que, no es que sean el disparador de un arma pero, pueden hacer daño igualmente.
Dicho ésto, yo sí soy feliz en mi profesion, me gusta ser policía.
Éste trabajo, me ha dado la posibilidad de hacerme comprender que uno puede alcanzar aquello que persigue y esa, es la primera satisfacción.
Posteriormente me ha permitido preparar la maleta y volar en una edad muy propicia para ello.
Buenos momentos tanto en lo profesional como en lo personal ya que lo uno, es consecuencia directa de lo otro, a mi modo de ver.
He conocido ciudades, personas maravillosas, he vivido tantas cosas que jamás habría soñado poder vivir, me he ido del pueblo, tengo amigos y hasta un hermano, no de sangre aunque yo, lo siento como tal. (Me consta que él opina lo mismo).
También he sufrido lo malo de ésta profesión aunque gracias a Dios, siempre rodeado de esa segunda familia que es el cuerpo al cuál perteneces, nunca me he sentido solo.
En la balanza, pesa más lo bueno que lo malo. Mucho más.
Soy felíz en mi trabajo, orgulloso de mi profesión doy gracias todos los días por haber sentido la necesidad de querer ser lo que soy, por haberse despertado en mí la vocación que hizo el resto junto al esfuerzo personal para darme un sitio en ésta empresa.
Que sí, hay cosas que funcionan mal y dignas de reforma y que nunca llueve a gusto de tod@s pero, siempre me quedo con la satisfacción del trabajo bien hecho cuando vuelvo a casa después de cada jornada sintiendo que lo que hago, mi pequeña aportación dentro del todo que representa el colectivo al cual pertenezco, merece la pena.