Un héroe del 1-O abandona la Policía por sus lesiones en plena concesión de los indultos a los golpistas
Ángel, un agente de la Unidad de Intervención Policial, fue agredido con un adoquín en las protestas tras hacerse pública la sentencia contra los independentistas catalanes.
18 meses, 2 operaciones y 8 tornillos quirúrgicos después, este policía ha tenido que abandonar el cuerpo entre los aplausos de sus compañeros por las secuelas que padece desde entonces.
ALFONSO EGEA 28/05/2021 06:46
El 18 de octubre de 2019 las calles del centro de Barcelona se convirtieron en un infierno. Miles de violentos se lanzaron a las calles tras haberse conocido la sentencia de la Audiencia Nacional contra los políticos golpistas catalanes que promovieron el movimiento que acabó en la brevísima declaración unilateral de independencia. Frente a los violentos, que quemaban contenedores y tiraban adoquines, estaban los de siempre: los policías de las Unidades de Intervención Policial. Uno de ellos, Ángel, ha abandonado este jueves la Policía entre los aplausos de sus compañeros. Se marcha por las secuelas de las graves lesiones sufridas aquel día en Barcelona mientras se habla de conceder indultos a los que originaron aquella situación.
“Estábamos situados en la calle Junquera esquina con calle Trafalgar. En frente teníamos la Plaza Urquinaona. Allí los violentos se hicieron fuertes y tenían varias barricadas con contenedores ardiendo. Tomamos las esquinas con el fin de evitar el avance de esos grupos. Utilizamos el material antidisturbios que tenemos designado, pero nos caían piedras de todos lados”.
Ha pasado más de año y medio desde que Ángel se encontraba literalmente en medio de un infierno de fuegos y adoquines. Su unidad policial fue una de las elegidas para controlar los disturbios tras hacerse pública la sentencia por el Procés.
Lo recuerda como si fuera ayer y lo hace de una manera que demuestra muy a las claras que las imágenes, pese a su evidencia, no consiguen reflejar lo que siente un policía al otro lado de la visera de su casco en medio de una lluvia de objetos. “Nos tiraban de todo. Cócteles molotov, petardos, botellas con líquido corrosivo, rodamientos”. Pero la consigna era aguantar, aguantar y aguantar. Y ahí estaban Ángel y uno de sus compañeros de la VIII UIP de A Coruña, con indicativo Raya 53, aguantando detrás de unos contenedores la caída constante de adoquines lanzados desde la plaza Urquinaona.
«Sentí un fortísimo dolor»
“En un momento dado, mientras estábamos aguantando la posición ante el ataque de los violentos, una piedra del tamaño de media baldosa cayó verticalmente dándome en mi antebrazo derecho, brazo en el que llevaba la bocacha (la escopeta detonadora usada para dispersar multitudes). La piedra me impactó en la zona del velcro, donde la codera no me protege, y en aquel instante sentí un fortísimo dolor. De repente noté como perdía toda la fuerza del brazo y dejaba de tener sensibilidad hasta la mano. Ahí supe que me habían fastidiado bien”. El relato de Ángel estremece y para entenderlo mejor conviene revisar el vídeo de la agresión de la que fue víctima y que acompaña a esta información.
Ángel acertó de pleno. Le habían fastidiado bien, pero aún no tenía idea de cuánto. Inmediatamente después de la primera pedrada llegó otra, que le impactó en la espalda mientras estaba encogido de dolor sujetándose el brazo. “En ese momento le dije a mis compañeros que estaba bien jodido. Dejé la bocacha y la canana mientras me ayudan a llegar a la furgoneta de mi equipo. Me trasladaron a Jefatura donde, mientras me atendían los sanitarios, también llegó mi compañero Iván. Estaba gravemente herido por un impacto en la cabeza. Los médicos se pusieron con él de inmediato porque empezó a convulsionar mientras decían que no podía respirar”.
Desde aquel día Ángel comenzó una dura batalla para volver al Cuerpo. Fue intervenido quirúrgicamente en Barcelona y luego tuvo otra intervención en La Coruña. Desde su cama en el hospital veía los incidentes y las agresiones que sus compañeros seguían sufriendo en Barcelona. “Se veía claramente que habían perdido todo respeto a la autoridad y lo que nadie entiende es que debajo de los uniformes y las protecciones somos gente corriente”.
Este jueves Ángel ha puesto punto final a su carrera como Policía mientras el Gobierno prepara a la población para encajar los indultos a los separatistas. Ha acudido la comisaría de Policía de Lonzas en La Coruña donde ha firmado el final de su carrera. Le era imposible seguir desempeñando su labor policial. “Tengo muchos problemas de pérdida de fuerza en la mano y una enorme limitación de movimientos. Me medico para sentir menos dolor. Es lo que tiene llevar una placa y ocho tornillos en el antebrazo”, se lamenta.
Ángel quiere acordarse de Iván, el compañero que convulsionaba mientras a él lo atendían. También abandonó el cuerpo por las secuelas del golpe en la cabeza.
Ambos ven el futuro de una manera inesperada, sin uniforme de Policía de manera involuntaria y viendo desde sus casas cómo el mismo Gobierno que los mandó a sofocar las consecuencias de un lamentable proceso anuncian ahora que aquel castigo fue como firmar en el agua. ¿Qué opina Ángel sobre esos posibles indultos?
“¿Los indultos?, (dice con media sonrisa) Mis lesiones son para toda la vida. Eso es lo que opino».
https://okdiario.com/espana/heroe-del-1 ... 286978/amp
ÁNGEL HERNÁNDEZ
Antidisturbios jubilado a los 45 años por sus heridas en Barcelona en 2019
“Cuando era noticia y salía en las televisiones, te llamaban y se hacían fotos conmigo. Luego los que llamaban solo eran mis compañeros”
“Mi carrera policial se acabó aquella noche fatídica”
M. O. M.
A Coruña | 28·05·21 | 21:00 | Actualizado a las 20:01
El policía nacional Ángel Hernández fue homenajeado por sus compañeros en el cuartel coruñés de Lonzas este jueves, el día que acudió a firmar su jubilación. Con solo 45 años, Hernández deja el cuerpo como consecuencia de las lesiones sufridas durante los disturbios ocurridos en Barcelona en 2019, al hacerse pública la sentencia condenatoria a los líderes del Procés.
Sus compañeros le hicieron este jueves un pequeño homenaje. Se emocionó mucho. ¿Se lo esperaba?
Sí, mis compañeros de grupo y el personal de Seguridad Ciudadana de Lonzas. Me sorprendió mucho. Solo había hablado con un compañero para decirle que si trabajaba, tomábamos un café, que tenía que ir a firmar los papeles de la jubilación. Cuando me di cuenta, me tenían montado ese emotivo homenaje. Me emocioné muchísimo.
Se jubila con 45 años. ¿Imaginó así alguna vez su último día en la Policía Nacional?
No, yo iba a incorporarme en julio a la comisaría de Viveiro. Pensé que me jubilaría a la edad que me tocaba, y no. Aquella noche fatídica, se acabó mi carrera policial.
"Al final te das cuenta de que la cosa no evoluciona después de 40 sesiones de fisioterapia, te afecta psicológicamente y cuando te quieres dar cuenta, empiezas a asumir que no vas a poder ejercer al 100% como policía"
Tenía, dice, un destino asignado. ¿Esperaba la notificación de que debía jubilarse? ¿Qué ocurrió?
Después de la primera operación en Barcelona, el hueso no soldó. Además, me habían metido una placa y seis tornillos y se produjo una pseudo artrosis. En noviembre del año pasado me tuvieron que volver a operar, me cambiaron la placa, me pusieron ocho tornillos y una malla. Desde el primer momento, los nervios del radio estaban afectados, en el antebrazo y en parte de la mano tengo la sensación de que están dormidos. Luego, los problemas que conlleva tener todo ese material metido en el antebrazo: poca movilidad de muñeca, movilidad reducida en el antebrazo, no puedo hacer la prono supinación, dolores, molestia...Al final te das cuenta de que la cosa no evoluciona después de 40 sesiones de fisioterapia, te afecta psicológicamente y cuando te quieres dar cuenta, empiezas a asumir que no vas a poder ejercer al 100% como policía.
¿Cómo han sido estos dos años a nivel psicológico?
Han sido un calvario. Al principio no le das importancia, tienes pesadillas, tienes ansiedad, piensas que es algo normal y te lo comes tú solo. Cuando me comunicaron que tenía que operarme otra vez, volvieron las pesadillas, la ansiedad, y, al final, decides ponerte en manos de un experto. Es un proceso lento, vas mejorando, pero hay cosas que te hacen ir marcha atrás. Esto tampoco ayuda, porque te hace volver a revivir esos momentos que pasaste.
Le han concedido la baja por enfermedad común, pero quiere que le reconozcan que cursa baja por un problema en acto de servicio.
Es complicado de explicar, nadie lo tiene claro. Cuando vine de Barcelona, se abre una investigación para esclarecer las causas de mis lesiones. Se determinó que esas lesiones eran como consecuencia de un acto de servicio. En diciembre, tuve que ir al tribunal médico. Se había iniciado un expediente de paso a segunda actividad, pero el tribunal médico resolvió que no existía esa posibilidad y que había que iniciar un expediente de jubilación por incapacidad permanente para desempeñar las funciones policiales por merma de las capacidades psicofísicas. Cuando fui a firmar la baja del cuerpo, me encuentro con que es como si lo que me ha pasado hubiese sido una enfermedad. En base a los años de antigüedad en el cuerpo de policía, hay unas tablas. Si no llegas a los 15 te quitan una parte de la pensión. Me faltaban cuatro meses para llegar a los 15, con lo que me encuentro con un detrimento considerable de la pensión. Ahora tengo que solicitar al director general que se me reconozca esa incapacidad como acto de servicio. Si no me lo reconocen, tendré que ir al contencioso administrativo, y eso puede tardar años.
¿Se ha sentido poco apoyado por la Policía y el Ministerio del Interior?
A partir de que en enero nos entregan las medallas, a mí no me volvió a llamar nadie. Cuando era noticia y salía en todas las televisiones, te llamaban y se hacían fotos contigo. Los que me llamaban a diario eran mis compañeros de furgoneta, mi subinspector, mi jefe de grupo.
"A mí me tocó el accidente de Angrois, fue un servicio durísimo, pero tienes la gratificación de saber que has podido salvar vidas. Te tocan otros servicios que no son agradables: desahucios, disturbios..."
¿Y por parte de la opinión pública? La imagen de los antidisturbios es una de las más cuestionadas.
Sí, la verdad es que el trabajo desagradable le toca a las unidades de intervención. Hay otros servicios que hacemos que son más gratificantes. A mí me tocó el accidente de Angrois, fue un servicio durísimo, pero tienes la gratificación de saber que has podido salvar vidas. Te tocan otros servicios que no son agradables: desahucios, disturbios...
Aquellos días se habló de casos de brutalidad policial en Barcelona.
No sé, yo tuve una fractura abierta en un brazo, y tengo otro compañero que se tuvo que jubilar por las lesiones. No sé las lesiones que tuvo la gente de los CDR, pero 280 heridos en una noche en la Policía, creo que no es precisamente porque fuésemos brutos. La brutalidad dónde está, ¿en una pelota de goma, o en un adoquín de 20 kilos?
¿Qué momentos recordará de su carrera, además de ese y Angrois?
También me tocó el 1 de octubre. Luego hay servicios como los partidos de fútbol o las finales de Champions, que son experiencias que no vives en otras especialidades de la policía con esa intensidad.
¿Qué se lleva del cuerpo?
Muchos amigos y recuerdos. He vivido muy buenos momentos, pero también muy malos. Prefiero quedarme con los buenos y las experiencias con mis compañeros, con la sensación de unidad y la familiaridad. Al final, pasas más días con tus compañeros de furgoneta que con tu familia. Acaban siendo tu otra familia, he pasado Nocheviejas y Nochebuenas con ellos, todo une.
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