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Spade escribió:Amigo, acabas de descubrir la mejor serie que se ha hecho jamás. Es pletórica, con unos personajes inolvidables, desde Bubbles a Omar o McNulty. Tremendo!
Lo único malo que tiene es que, una vez la has visto, no vas a encontrar nada mejor...
The Shield y Southland son series policiales muy buenas, pero The Wire está tres peldaños por encima de cualquier serie o película. Al menos esa es mi opinión.
Pues más deacuerdo no puedo estar. Había oido hablar de The Wire muchas veces pero la verdad que tardé en meterme en el ajo. Y vaya que si la disfruté. Como dices es posiblemente la mejor serie de televisión por muchas cosas.
Primero, los actores. Fueron cogidos gente desconocida y en varios casos incluso gente de la calle, metida en el mundillo (me viene a la cabeza por ejemplo 'Snoop' la matarife de Marlo Stanfield). Los personajes que consiguen dibujar son sencillamente la leche. A mi a parte de 'Oumar' (con la U ahí para que suene bien jeje) me gustaron muchos personajes, Proposition Joe, Frank Sobotka, Avon, Bodie, Stringer... empezar y no parar.
Y luego el argumento y como está todo cuidado al detalle.
Encontré un artículo muy bueno de El País que lo resume genial:
Estamos acostumbrados a aceptar la elipsis en casi todas las series policiales. Incluso en 24, donde por regla no debiera haber baches en el tiempo.
La elipsis es la forma habitual de hacer más veloz una historia. El caso más exagerado de síntesis argumental se da en CSI, donde todo ocurre de un modo perfecto: los testigos hablan rápido, los acusados se desmoronan enseguida, los forenses llegan a tiempo a la escena, los jueces dictaminan pronto, los resultados de balística ocurren en un tris, etcétera. Esto no habla mal de un guión policial: al contrario. Es un pacto de suspensión de realidad entre el espectador y la narración. El objetivo es tener una trama cerrada en 45 minutos.
García Márquez decía que admiraba a los compositores de boleros porque podían contar una historia de amor en tres minutos mientras que a él le llevaba seiscientas páginas. Bien. CSI es un bolero. The Wire es El amor en los tiempos del cólera.
Quizá por esto The Wire ('La Escucha') es la obra más revolucionaria que ha ofrecido HBO después de The Sopranos. Sus guiones no sintetizan la acción, sino que desmenuzan la inercia. The Wire es lo contrario a las series policiales deductivas de hoy. Es la otra cara de la moneda, la cruz, en cada uno de sus lineamientos.
Si CSI es velocidad —pim, pum, a la bolsa—, The Wire está basada en el detalle: un solo caso puede durar una temporada completa. Si en CSI los protagonistas hablan demasiado, nunca duermen, lo explican todo en voz alta, verbalizan sin necesidad para integrar al espectador; los policías de The Wire trabajan en silencio, se quedan dormidos cuando tienen sueño. Fallan. Les importa un pito que más allá haya una teleplatea neófita.
The Wire comenzó a emitirse en junio de 2002 y la cuarta temporada acabó en diciembre del año pasado. La quinta, por gracia de Dios, viene en camino para 2008. Cada temporada está compuesta por doce (a veces trece) capítulos de una hora de duración. Las actuaciones son, en todos los casos, excepcionales.
En la primera temporada (la que recomendamos hoy en Espoiler) un grupo de policías de Baltimore intenta desbaratar una red de tráfico de drogas común y corriente. Nada del otro mundo. El obstáculo, en este caso, es que los testigos no hablan, los acusados no se desmoronan, los policías tienen familia y problemas para llegar a la escena del delito a tiempo, los jueces están más interesados en sus carreras que en la Justicia, balística no funciona siempre bien, la burocracia es agotadora, los micrófonos escondidos acoplan, los sargentos se emborrachan, el café está frío y los malos, muchas veces, son más nobles y mejores que los buenos.
The Wire es la verdad, lo real, lo que pasa en los arrabales de este mundo, en los verdaderos submundos norteamericanos. La grandeza del guión (asentado en un humor sutil, como el delineador invisible en una mujer que no parece maquillada) nos va llevando de la mano a una composición de lugar que bebemos de a sorbitos, sin prisas. No hay síntesis en esta trama, no hay finales apresurados. Es una larga y maravillosa película de trece horas de duración, repartida en una docena de capítulos magistrales.
Hay que tener un sillón muy grande. Hay que tener doce noches libres y cerveza fría. Porque estamos ante otra serie de HBO de ésas que, después de verlas por descarga, nos dan ganas de comprar los DVD originales para sentirnos seres humanos completos.
Me quise comprar un poster todavía cuando no había acabado la serie (la tuve que ver muy despacio, porque cuando estaba en la tercera temporada ya sabía que 'esto se acaba' y había que paladearlo jeje) pero es curioso que a pesar de ser una serie de culto es bastante complicado conseguir cosas de ella. Al final como no encontré ninguno, me lo tuve que hacer yo buscandome una buena foto promocional y mandandola a una web de impresiones digitales. La verdad que no me gusta mucho como quedó porque se ve "resolución" o pixeles.. y si lo miras de cerca es una chapuza, pero bueno en cuanto encuentre uno decente por ahí me lo pillo y mientras va bien...
fragmento mítico: "Fuck!"
Por cierto, esta serie pide a gritos verse con subtítulos. Yo pensaba que más o menos podía defenderme en inglés, pero vaya, no entiendo ni papa de lo que hablan si no pongo los subtítulos. Aún así, como será que prefiero mil veces oir la jerga de las voces originales que es la leche...