¿Qué hacemos con la tanqueta de agua de la Ertzaintza?
La Policía autónoma lleva sin utilizar este polémico vehículo antidisturbios desde 2002, cuando lo empleó para disolver una manifestación no autorizada en Bilbao contra la ilegalización de Batasuna
En uno de los garajes de la base de la Ertzaintza de Iurreta, sede de unidades especiales como la Brigada Móvil, permanece aparcada una tanqueta de agua. Es un viejo vehículo antidisturbios que no ha sido utilizado desde septiembre de 2002, cuando se sacó a las calles de Bilbao para disolver una manifestación no autorizada para protestar por la ilegalización de Batasuna, pero que ha recobrado cierta actualidad a raíz de la reciente decisión del Ministerio del Interior de adquirir una tanqueta de estas características para dispersar manifestaciones de gran violencia. También los Mossos d’Esquadra dieron luz verde a su utilización en 2013 después de que una vecina de Barcelona perdiese un ojo por el impacto de una pelota de goma.
Estos vehículos antidisturbios también están sujetos, en todo caso, a polémicas en torno a su capacidad lesiva. Organizaciones no gubernamentales y diversos expertos en seguridad mantienen que los chorros de agua son capaces de causar graves heridas, incluso mayores de las que pueden provocar las pelotas de goma si se activan a escasa distancia, y censuran su «escasa capacidad» para actuar de forma selectiva con los manifestantes. De hecho, un estudiante chileno de 28 años está en coma desde el pasado 21 de mayo. Rodrigo Avilés participaba en una manifestación que reclamaba educación gratuita y de calidad cuando se golpeó la cabeza contra el suelo después de recibir el impacto directo de un chorro de agua lanzado a escasa distancia por una de estas tanquetas, conocidas en Chile como ‘guanacos’. Su caso ha provocado protestas multitudinarias en el país latinoamericano, ha trascendido al ámbito político y ha abierto un debate en Chile sobre el uso de la fuerza en el control de manifestaciones.
La Policía Nacional adquirió el pasado mayo por 288.000 euros una tanqueta de agua, con capacidad para disparar 7.000 litros de agua y equipada con una pala para poder derribar barricadas. La compra se autorizó a pesar de que la Policía no ha utilizado un arma similar desde hace casi 25 años. La última vez fue en Valencia en 1991. Otras fuentes señalan, además, que estos equipamientos tampoco son «especialmente prácticos» en cuanto a movilidad.
En el caso de la Ertzaintza, la última vez que se usó fue en septiembre de 2002. La Policía vasca cortó la marcha, que había sido prohibida en por el juez Baltasar Garzón, en la calle autonomía cuando apenas había recorrido unos 800 metros. Apenas había unos 200 agentes para intentar dispersar a miles de manifestantes. Y se utilizaron cargas, lanzamiento de pelotas de goma y agua a presión. Algunos de los chorros de agua que se lanzaron eran de color azul para, en el caso de que fuese necesario, poder identificar mejor a los radicales. Según los convocantes, las cargas causaron decenas de heridos.
Fuentes de la Policía vasca aseguran que es probable que esta fuese la única vez que se utilizó la tanqueta de agua. Sin embargo, el Departamento vasco de Seguridad no ha querido hasta ahora deshacerse de este vehículo antidisturbios. Después del fallecimiento de Iñigo Cabacas, en abril de 2012, como consecuencia del impacto de una pelota de goma en la cabeza, entre los anteriores responsables de la Ertzaintza y del Departamento de Interior ya se debatió la posibilidad de rescatar esta tanqueta como un método antidisturbios alternativo. El actual Departamento de Seguridad también rechazó a finales de 2013 -según publicó Naiz- la sugerencia de un ciudadano que, a través del portal Irekia, propuso al Ejecutivo que vendiese la tanqueta al Gobierno central, que acababa de hacer público su interés por adquirir un equipamiento de estas características. Otro debate es si, después de tanto tiempo en el garaje, estaría en condiciones de ser utilizada sin un buen arreglo previo.
http://www.elcorreo.com/bizkaia/socieda ... 02525.html