Qué gran verdad. Una unificación sería lo deseable para que fluyera la colaboración sin complejos. El problema es que aquí cada uno tiene su cortijo, sea local, autonómico o estatal, y es difícil renunciar a eso. Este sistema beneficia, no nos engañemos, a políticos y altos mandos.
En un mundo ideal, donde mis jefes tuvieran los estudios que se exigen para los puestos que ocupan, o no estuvieran habilitados a cargos superiores al suyo indefinidamente, o no salieran con galones de la Academia, o se equipararan los cursos de ascenso en tiempo y materias respecto a las FFCCSE, o no ascendieran por su capacidad culinaria tortillera, o se controlaran sus gastos, o se persiguieran sus delitos como a cualquier agente, o dieran la cara por los agentes (con honrosas excepciones), o supieran escribir sin la ayuda del Word (a veces ni con eso), en esa situación hipotética muchos no serían mandos, o ni siquiera policías. Pero para que su cortijo funcione, así debe ser.