Ni siquiera te conocía, pero casi no hay día en el que no pase por el lugar en el que ETA te asesinó hace ya doce años. Hoy volveré a pasar por allí y sé que alguien habrá vuelto a dejar flores en el mismo sitio, y que se me volverá a encoger el corazón cuando las vea.
Caíste como un héroe para protegernos a todos, y nada de lo que digamos puede expresar el agradecimiento y la admiración que te debemos.
Antonio, descansa en paz: no te olvidamos.