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Cuestiones internas y técnicas aparte, el nuevo sistema sacará a la calle a los agentes con un dispositivo móvil de la mano. Facilitará el trabajo hasta el punto, por ejemplo, de que este programa podrá servir como lector de matrículas de vehículos y ahorrar tiempo en consultas. Precisamente, toda la información, como la redacción de atestados o intervenciones, hojas de novedades, partes... se reflejarán sobre un mismo sistema para apartar un poco más el papel y el bolígrafo de la actividad diaria.
En todas las vertientes
De esta forma, la Policía Municipal de Valladolid deja a un lado la obsolescencia para abrirse a la modernización y dar continuidad a la idea de modernizar el servicio desde todas las vertientes. Claro es el avance que se ha palpado en los últimos meses con la adquisición de nuevas herramientas o la renovación de las mismas. Si de vital importancia se considera este avance en las entrañas de la Policía, de igual forma lo fueron los nuevos vehículos estrenados hace menos de un año o la reactivación de las patrullas en bicicletas eléctricas tras la pandemia.
Los coches llegaron después de la renovación de las pistolas de fuego, a mediados de 2022. Una partida de 175.000 euros que ha continuado en este inicio de 2024 con la compra de seis pistolas Taser. Es la última herramienta física de la que podrán echar mano los policías en los próximos meses. Con la fecha aún por determinar, las Taser se emplearán como arma disuasoria y con la clara finalidad de reducir la utilidad de las de fuego.
Hasta la fecha ochenta agentes ya se han formado para saber emplear un dispositivo paralizante que se turnará por cada turno para estar siempre en la calle. A falta de la autorización definitiva, las Taser, al igual que el nuevo sistema de digitalización, ya son una realidad para el agente.
Entre esa apuesta fuerte de modernización también destaca la adquisición de drones. Uno de los últimos llegó en Navidad en forma de regalos de Reyes y ya se ha puesto de manifiesto su empleabilidad.
Fueron necesarios y vitales en los terribles días de las explosiones de gas, tanto en la calle Goya como en la de Juan de Valladolid, además de en cada evento multitudinario en la ciudad.
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