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El pasado año acabó con 513 personas muertas en las carreteras, la cifra más alta desde 2013 y un 13% superior a la de 2016. La operación policial del primer puente navideño se llamaba Navidad Tranquila y acabó con el doble de muertos que el año anterior (15), el peor dato de la década. Ni siquiera la advertencia del presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, surtió efecto: “Si beben no conduzcan y pidan a alguien, a un familiar que conduzca, que beba un poco menos”.
La cifra absoluta puede no parecer escandalosa, pero proporcionalmente son 60 muertos por millón de habitantes cuando en muchos países europeos la media está entre 20-30 muertos, según señala el presidente de Prevención Rodoviaria, José Miguel Trigoso.
El aumento de accidentes mortales coincide con la implantación del carné por puntos, en julio de 2016. Lejos de provocar un efecto positivo en los conductores, dos años después, ha empeorado la seguridad vial. A diferencia de otros países, la aplicación de esa ley es un fracaso. En dos años, apenas 57 personas perdieron el carné (ninguna en el primer año). En España, solo en su primer año de implantación perdieron el carné 1.376 personas, una cifra muy superior aun considerando que el parque móvil español sea seis veces mayor.
Paradójicamente, aunque aumentan los accidentes desde 2012, las multas disminuyen, un 20% en 2017 frente al año anterior, según las últimas cifras anuales del Informe Anual de Seguridad Interna. No solo eso, sino que las multas ni siquiera se cobran. En ese mismo año, el Estado dejó de cobrar 60.000 multas, un 94% más que el año anterior.
Los expertos en seguridad vial de diversas asociaciones coinciden en las causas: escasa inversión en el mantenimiento de las carreteras, falta de educación vial en los colegios, falta de campañas públicas sobre los riesgos de la carretera, pero sobre todo la eliminación de la policía de tráfico y la “impunidad” que siente el conductor.
En 2009, el Gobierno eliminó la sección de la Guardia Nacional Republicana dedicada al tráfico y desde entonces no hay una especialización, los policías un día pueden vigilar un bosque y al día siguiente una autopista. En el caso, de la aplicación de la ley por puntos, el conductor raramente es multado, aun menos veces paga y, finalmente, solo el 13% de las denuncias judiciales por infracciones muy graves llegan a ser sentenciadas.
https://elpais.com/internacional/2019/0 ... 90241.html