Sin plantilla, llega el caos a la seguridad pública en Euskadi
Roberto Seijo
13/07/2019 - 20:00h
El próximo martes 16 de julio se incorporarán a las comisarías de la Ertzaintza 325 nuevos agentes pertenecientes a la 27 promoción. Desde el sindicato Er.N.E. no es que les demos la bienvenida, es que directamente les agradecemos que hayan querido venir a trabajar
La Ertzaintza vive un mal momento. Lo hace por no tener la plantilla acordada, 8.000 efectivos. Y no son 8.000 por gusto. Somos un servicio publico y, como tal, nuestra dimensión corresponde a una necesidad de asegurar el servicio que damos. No estamos sobredimensionados en previsión de cualquier suceso puntual.
Debemos ser 8.000 porque cuando hay un accidente en nuestras carreteras todos queremos que se auxilie a las víctimas y se resuelva con rapidez para que las retenciones no nos hagan llegar dos horas tarde al trabajo.
Debemos ser 8.000 porque, si nos rompemos una pierna dando un paseo por nuestros montes, queremos que alguien vaya a rescatarnos. Debemos ser 8.000 porque queremos que alguien vigile nuestras calles cuando dormimos; o nuestras casas cuando nos vamos de vacaciones.
Debemos ser 8.000 porque, si nos roban algo de nuestras de nuestras lonjas, trasteros, comercios, domicilios o donde sea, queremos que inmediatamente alguien se haga cargo de investigar, hallar nuestras cosas y llevar al culpable ante la Justicia.
Debemos ser 8.000 porque queremos que cuando nuestros hijos e hijas vuelven a casa después de una noche de fiesta haya alguien vigilando las calles.
Debemos ser 8.000 porque las víctimas de violencia de género necesitan que estemos ahí.
En fin, tenemos que ser 8.000 porque los malos deben saber que estamos ahí en todo momento y porque los buenos también han de saberlo
Ahora mismo, con la incorporación de los nuevos compañeros, nos situaremos en torno a los 7.200 agentes. La falta de previsión del Gobierno vasco para hacer frente a las jubilaciones de la Ertzaintza es la única causa del deterioro del servicio que podemos llegar a ofrecer a los ciudadanos, quienes con sus impuestos, por cierto, pagan el sueldo de 8.000 ertzainas, no de 7.200. Estos 7.200 tienen que multiplicarse y sacrificarse con llamamientos en jornadas de libre, denegaciones continuas de permisos o estando sin otros compañeros que les apoyen en las actuaciones.
Las jubilaciones, en el período 2019-2029, supondrán todavía 4.850 agentes menos, sin contar las incapacidades permanentes que se produzcan y que ahora rondan las 100 anuales. Este agujero de agentes va a ser muy difícil de tapar y no vale escudarse en las tasas de reposición impuestas desde Madrid, que, además, desde marzo de 2018 pueden ser del 115%. Nuestra regulación permite que desde la entrada en la academia hasta la finalización de las prácticas y posterior publicación como funcionario de carrera puedan pasar 30 meses, con lo que siempre ha sido posible que un agente en practicas entre a la academia para sustituir a un agente que se jubila dos años y seis meses después. Es voluntad lo que ha faltado.
Arkaute ningunea a los nuevos alumnos
Otro problema, y muy grave, es que la Ertzaintza no está resultando atractiva como opción laboral. La Policía nunca ha gozado del prestigio y admiración de otros servicios públicos, como puedan ser los Bomberos, y nadie se ha preocupado de que lo tenga. Pero es que, además, hay mucha más oferta que la nuestra para trabajar de policía. Hoy en día, la mayoría de las Policías locales del País Vasco tienen mejores condiciones laborales que la Ertzaintza.
Éste es uno de los motivos por el que ni siquiera se ha llegado a completar las plazas ofertadas en la última OPE. Y veremos, seguro, que muchos de los aspirantes que están admitidos en el curso de acceso se irán a trabajar a alguna Policía local antes de acabarlo.
Hay más motivos por los que no somos atractivos, pero sin duda las políticas de la Academia Vasca de Policía y Emergencias de Arkaute son del todo determinantes. Hasta la 27 promoción se ha estado en régimen de internado de lunes a viernes, lo que suponía un único desplazamiento a la academia el lunes a primera hora y la vuelta a casa el viernes después de comer. Al finalizar las clases disponías de tiempo para hacer el obligatorio ejercicio físico y para estudiar lo impartido en clase o practicar las técnicas de defensa o las tácticas policiales del las que luego te examinabas. Y con ello, una retribución insuficiente de 580 euros al mes.
Ahora, sin aumentar la retribución, se fuerzan desplazamientos diarios, lo que supone un nuevo freno a la opción laboral de ser ertzaina. Se pierde un tiempo que se debería dedicar a estudiar o practicar y acarrea un cambio de modelo que genera también la perdida de contacto con los compañeros para comentar lo tratado en clase o poder practicar las técnicas.
Vamos de mal en peor. Nos jubilamos sin que se nos sustituya y, además, ponemos piedras para que los jóvenes quieran hacerlo. Esto es lo que como ciudadanos nos proporciona el Departamento de seguridad. Esto es lo que les preocupamos.
Eurocopa 2020
Desde Er.N.E. estamos preocupados por la seguridad de este evento tanto para la ciudadanía como para los ertzainas actuantes. Nos ha demostrado este Departamento de Seguridad su falta de previsión y parálisis ante eventos de características parecidas pero menos importantes, falta formar a un número importante de agentes de seguridad ciudadana y completar la plantilla de Brigada Móvil (antidisturbios) para poder garantizar con un mínimo de rigor la seguridad de este evento y el de los ciudadanos .
Nuevo jefe, misma parálisis
Siete meses sin jefe de la Ertzaintza nos hemos pasado desde la dimisión tardía del anterior. Todo por la desconfianza de los responsables políticos en la escala de mando. Tenemos unos mandos desmotivados por la falta de participación en el funcionamiento de la Ertzaintza ante las políticas impositivas del director político, Gervasio Gabilondo. Y esa desmotivación es trasladada a todas las escalas de la Ertzaintza.
Ante ello, el nuevo jefe, Josu Bujanda, posiblemente hará el avestruz, algo a lo que estamos acostumbrados. No confiamos en que cuente ni con la participación ni con la opinión de los sindicatos de la Ertzaintza y, de ser así, continuaremos con el deterioro actual.
Por otro lado, la viceconsejera de Administración y Servicios, Ana Aguirre, ha posibilitado que una deuda que tenia el Gobierno vasco con los ertzainas como era la carrera profesional horizontal llegue a su fin con el acuerdo sindical, aunque, eso sí, sin la compensación de ocho años sin aplicarse con millones de euros de pérdida salarial para los ertzainas ante la falta de voluntad política.
Ahora se está esforzando en renovar el acuerdo regulador y desde Er.N.E. le pedimos un mayor esfuerzo y atender a las demandas de los ertzainas y así poder relajar y mejorar el deterioro laboral existente. La demanda de posibilitar una participación en la organización y en sus políticas para mejorar la seguridad de la ciudadanía es más necesaria que nunca junto acabar con los llamamientos forzosos de los ertzainas en sus jornadas de libranza. Y eso es una responsabilidad del viceconsejero de Seguridad, Josu Zubiaga .
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