Edición 175 Aniversario Gc |
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Los policías que resultaron heridos de mayor gravedad han contado al juez su versión de aquellas horas. Así, un agente relata lo sufrido por él y las sensaciones que tuvo: "Ordené un avance y me vi rodeado por un grupo de personas y una de ellas me golpea, me placa, me tira al suelo, en ese momento, debido a los golpes, perdí el casco y oí: 'vamos a matarle, que no tiene casco'. Me levanté para huir y ponerme a salvo y recibí el impacto de una piedra. Pensé que me querían matar. No pude comunicar cuando fui atacado a patadas porque rompieron el walkie".
Miguel Milián, una de las dos personas que ha estado en prisión, acusado de lanzar una piedra a la cabeza de uno de los agentes, fue arrestado la misma noche del 22M. Un agente de la Brigada de Información, que estaba infiltrado en la manifestación, relata al juez la agresión y cómo identificó al autor del ataque: "Vi a mi compañero en el suelo, tendido, mirando hacia la manifestación, el SAMUR intentó atenderle, pero los manifestantes fueron hacia ellos. Miguel cogió una piedra que estaba allí mismo y la lanzó hacia mi compañero". Minutos después, "oí a Miguel cómo iba contando la hazaña con el policía herido, incluso le vi hacer el gesto de tirar la piedra". Este mismo policía de la Brigada de Información, empotrado entre los manifestantes más violentos, narró al juez los momentos más duros del 22M. "Cuando empezaron los disturbios en Colón aparecieron mazos con los que rompieron piedras, adoquines e incluso alcantarillas". El agente pudo hablar con los policías heridos y con los que les ayudaron en el traslado para ser atendidos por los puestos del SAMUR: "Me contaron que oían cómo algunos decían 'déjale morir'".
El policía herido por Miguel Milián contó así al juez el tormento sufrido por él: "Estábamos recibiendo muchas pedradas, no vi cómo me dieron con la piedra, no sé cómo me dio, no sé como perdí el casco porque perdí el conocimiento en tres ocasiones durante la intervención. Estaba aturdido cuando me dio Miguel con la piedra. Noté el golpe en la cabeza, estaba boca abajo y del golpe me di en la barbilla y me han dado puntos. Cuando me dieron con la piedra ya no llevaba casco, no sé cómo me lo quitaron o cómo lo perdí".
Otros policías contaron en el juzgado los intentos de ayudar a sus compañeros y las escenas que vivieron, más propias de una batalla que de una manifestación en el centro de Madrid. "Vi a un compañero herido y le auxilié echándome encima de él. El compañero recibió una pedrada en el casco y cayó hacia delante al suelo. Junto con mi grupo le rodeamos y le protegimos. El compañero estaba sin conocimiento, le di la vuelta porque cayó de bruces. Le tomé las constantes, estaba sin sentido, no llevaba casco. Le puse mi casco a mi compañero..."
Los incidentes del 22M le costaron el puesto a uno de los responsable de la UIP. Ha sido uno de los pocos cambios que la unidad ha sufrido tras su noche más larga. Dos mil de sus agentes intervinieron en el dispositivo de seguridad de la proclamación del rey Felipe VI: "Hay menos tolerancia -me revela un veterano de la UIP-, ya no aguantamos tanto. Se identifica al que se esté pasando y se le detiene si hay base para ello".
El inspector que resultó herido de mayor gravedad, responsable de un grupo, ha vuelto al trabajo, pero no a la calle. Está destinado a labores administrativas y burocráticas, algo que no entienden muchos de sus compañeros. "Él precisamente fue el menos culpable de todo lo que pasó aquella noche. Dio la cara y por eso se la partieron", dice un agente de la UIP.
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