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Los especialistas en desactivación de artefactos de la Guardia Civil, en alerta por riesgo de atentado yihadista.
«El terrorismo islamista es más complicado de evitar que el que hemos sufrido en España las décadas pasadas por ser acciones de inmolación».
El nivel 4 de seguridad en el que se encuentra España por riesgo de ataque terrorista les obliga a estar en «especial alerta». No quieren caer en el alarmismo, pero saben que los últimos atentados yihadistas en Europa les obligan a extremar las precauciones y a estar preparados para «actuar en cualquier momento». El Grupo de Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos (Gedex) de la comandancia de la Guardia Civil de Gijón cuenta con cinco efectivos. En los últimos tiempos han recibido formación especializada para poder enfrentarse al terrorismo islamista, muy diferente de la violencia de ETA con la que estos experimentados guardias han lidiado durante décadas.
«La principal diferencia de los yihadistas es que la mayoría de las acciones son por inmolación, por lo que nuestro trabajo no sería desactivar los artefactos como en otros tipos de terrorismo, sino actuar a posteriori para reconocer la zona y detectar restos de explosivos. Es mucho más complicado a la hora de evitarlo y de intervenir», lamenta el sargento 1º Plácido Pérez López, jefe del grupo. Los Gedex de Gijón conocen a la perfección la barbarie terrorista. No en vano, intervinieron en los atentados con los que ETA y el Grapo dejaron su trágica impronta en las décadas pasadas en la región, como el de 1989 en Hacienda -en el que fallecieron dos compañeros-; el del Grapo en 1991 contra la oficina de Tráfico de Sanz Crespo, y la más reciente colocación de explosivos en El Rinconín, Ribadesella y Llanes, entre otros.
Desde 'Naranjito' hasta hoy
La unidad se creó en la comandancia de Gijón -aunque tiene una cobertura regional- en 1982 para dar respuesta a los partidos del mundial de fútbol de 'Naranjito' que se celebraron en el Principado. La labor que más tiempo les ocupa es la recogida y desactivación de artefactos de la Guerra Civil que aparecen en la zona rural. De media, realizan unos 80 servicios de estas características al año.
Pese a que han transcurso siete décadas desde las batallas, todavía son muchos los proyectiles que aparecen cuando se ejecutan obras en viviendas antiguas o se realizan excavaciones. A lo que se suman los explosivos «que guarda algún pariente como recuerdo y que cuando falta, sus familiares no saben qué hacer con ello», explican.
«Hay que concienciar a la gente de que es muy peligroso tocar y manipular los artefactos, ya que, además, el paso del tiempo puede hacer que el material esté defectuoso y sea incluso más dañino», añade el guardia civil Benjamín Martínez González.
En lo que va de año han tenido 64 intervenciones por emergencias y han realizado 1.170 reconocimientos preventivos a objetos de interés. Además, han prestado servicio en dos amenazas de bomba y han recogido y destruido explosivos, detonadores, granadas de mano, cartuchería y efectos de señalización pirotécnicos.
Trabajan con técnicas avanzadas, como el robot teledirigido capaz de desarmar bombas y neutralizar material incendiario. Sin embargo, de poco serviría la tecnología si no estuviese respaldada por la profesionalidad y pericia de los agentes. Que en este caso es mucha.
http://www.elcomercio.es/gijon/201511/22/cuerpo-cuerpo-explosivos-20151122005707-v.html