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Pero, ¿alguien quiere saber quién fue la X del Faisán?
No hace tanto tiempo, en este mismo blog, ya alerté de que se podía producir, que alguien podía tener la tentación de utilizar viejas armas legales de la Policía para tratar de poner el punto y final a un mal cerrado 'caso Faisán'. Recordé cómo se había utilizado no hacía tanto tiempo y por anteriores responsables de Interior, las jubilaciones anticipadas de policías condenados para pagar silencios, para amortiguar incendios políticos, para acabar con escándalos...
Pero cuando lo escribía no terminaba de creerme que esa herramienta que tanto fue criticada por el PP cuando el anterior Ejecutivo de Zapatero la utilizó, iba a ser desempolvada por los 'populares' con la misma finalidad.
Apuntan desde Interior que en este caso se han atendido los criterios profesionales, que se ha seguido la ruta prevista en el reglamento del funcionario público, que se le ha concedido la jubilación anticipada al inspector condenado por el chivatazo porque se cumplían todos los requisitos y así lo avaló un tribunal médico, que es una decisión profesional, de la División de Personal de la Policía... Faltaría más. También en el caso del anterior Ejecutivo se cumplían las normas... Pero no dejan de ser triquiñuelas, atajos, que aguantan la ley, si, pero atajos. Porque, para cumplir esas normas, tanto antes como ahora, se daba trato preferencial al 'cliente', al solicitante.
Las voces de policías y guardias civiles que llevan años, AÑOS esperando a que se resuelvan también sus solicitudes de jubilación, se están quedando mudas en este muro de silencio que es agosto. Pero son muchos, demasiados, los que se tiran de los pelos viendo cómo en el caso de Ballesteros se ha resuelto en días... desde que pidió la baja hasta que el tribunal le pasó el examen y dio el visto bueno a su petición. El blindaje de su situación laboral fue tremendamente rápido... y en pleno verano.
A Ballesteros, solucionada la papeleta. En el caso del otro condenado, el que fuera jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamies, la bola está en otro tejado. Pese a que le han llovido las ofertas para que se acogiera al 'plan Ballesteros', el comisario no ha querido abrazarse a esta solución. Ha solicitado el indulto y ha pedido la suspensión de la aplicación de la condena hasta que se resuelva. Si se concede este aplazamiento, seguiría vinculado a la Policía Nacional.
No es descabellado pensar en que si los funcionarios (tanto Pamies como Ballesteros) han solicitado el indulto es que han podido escuchar también cantos de sirena de que su petición puede llegar a término.
¡Las vueltas que da la vida en política! Recordaba David Gistau en su columna de Abc cuál era y cuál es la actitud del PP en este caso. Recordaba cuando estaba en la oposición y hacía bandera del chivatazo, y cuando comenzó a oler poder y decidió dejar en segundo plano y no dar pedal alguno para esclarecer quien fue la X del caso Faisán. Recordaba cómo algunos de los que más acorralaron en el Congreso a Rubalcaba a base de preguntas sobre este escándalo, se dejaban las manos aplaudiéndole cuando anunció su marcha. Recordaba como el PP pasó de tachar a Rubalcaba del peor de los enemigos, a defenderle como gran hombre de Estado. Cuanto nos quedará de saber aún de aquella peculiar entrevista de Jorge Fernández con Zapatero nada más llegar al Ministerio del Interior...
Por añadir más datos, para que a nadie se le olvide. El PP se personó como acusación en el caso. Y sigue estando como parte. Tras un arranque potente, pasó a un silencio absoluto. Incluso, durante el juicio. Mientras se mantiene como acusación, da el visto bueno a una clara ventaja profesional para uno de los condenados.
Por cierto, como me recordaba también el otro día otra de las acusaciones, Dignidad y Justicia, son muchas las voces de las víctimas que protestan... también en un silencio soporífero de agosto. Me explicaba Daniel Portero que estas voces reclaman, no sin razón, por la diferencia de criterio a la hora de aplicar sentencias. ¿Por qué? El supremo dictó sentencia firme del caso el 10 de julio. La sentencia no ha sido notificada aún a la Policía y por eso ha podido seguir adelante con el procedimiento de jubilación... Pues estas víctimas recuerdan cómo los tribunales aplicaron la sentencia de Estrasburgo sobre la doctrina Parot antes de que fuera siquiera notificada oficialmente a España, sin que llegara el documento oficial al Ministerio de Justicia. Las excarcelaciones de etarras, asesinos en serie o violadores fueron inmediatas... Parecía que había mucha prisa en liberarlos, recuerdan. Decenas de los más graves criminales salieron de prisión antes de que la comunicación europea fuera oficial. ¿Y en el caso del chivatazo?
Un paso más... un clavo más en la puerta del silencio, en el camino que nos lleva al infinito y a la melancolía... Aún hay, incluso, silencios atronadores de periodistas que hicieron bandera del caso y que ahora solo se acuerdan de Pujol.
Pero ¿alguien quiere saber quien fue la X del Faisán? Yo, si.
Fernando Lázaro
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/baj ... -la-x.html
Se va el faisán
Ya en Moncloa, el PP nada hizo por aclarar las ramificaciones políticas del Faisán. Al revés. Procuró enterrarlo.
Hubo un largo periodo, cuando gobernaba Zapatero, en que los cronistas parlamentarios sabíamos que el Faisán nos dejaría resuelto un par de párrafos cada miércoles de sesión de control. Como velociraptores spenglerianos empeñados en salvar el honor de la civilización occidental, los diputados populares Gil Lázaro y Cosidó apretaban a Rubalcaba por delante y por detrás para que ahí mismo se desmoronara y confesara la infamia, qué digo, ¡la traición a la patria! de un chivatazo debido a una orden política que desbarató una operación antiterrorista en Irún relacionada con la financiación etarra.
Haber asistido a aquellos debates contribuye a mi estupefacción por la mutación en estadista ejemplar que el PP dispensó a Rubalcaba cuando éste anunció su retirada. Le dijeron estadista ejemplar después de haberlo llamado traidor, golpista, portavoz del GAL, agitador del 11-M y espía orwelliano de todas las intimidades. Sólo les faltó atribuirle la capacidad, que se aprende en el reverso tenebroso, del estrangulamiento telepático.
La indignación del PP por el chivatazo traidor fue remitiendo cuando en el partido comprendieron que iban a ganar las elecciones por la economía. Es decir, cuando Rajoy dejó de fotografiarse con las víctimas del terrorismo en las manifestaciones y empezó a hacerlo con los parados en la cola del INEM. Tanto se apaciguó el ambiente que, cuando Fernández Díaz sustituyó a Rubalcaba en Interior, pudo decir que recibía la cartera de un extraordinario ministro.
Ojalá hubiera tosido en ese instante plumas de Faisán, como el gato Silvestre cuando se traga a Piolín. Ya en Moncloa, y con el anteriormente escandalizado Cosidó colocado como director general de la Policía, el PP nada hizo por aclarar las ramificaciones políticas del Faisán. Al revés. Procuró enterrarlo porque ya no lo necesitaba para hacer oposición y tampoco era cuestión de levantarle las faldas al Estado cuya gestión acababa de serle encomendada. Hasta el concepto de traición a la patria es instrumental. Tampoco la opinión pública insistió demasiado, pues también ella estaba imbuida de economía.
El siguiente paso de la disolución del Faisán emprendida por el PP ha sido este apaño para dar, con sentencia firme, una salida pensionada, que no lo convierta en un juguete roto rencoroso, al policía Ballesteros, que fue el que introdujo en el bar Faisán el teléfono con el que se cometió el chivatazo. En estos casos, no veo necesidad de que la carga de culpa recaiga con excesiva crueldad sobre un funcionario de seguridad obligado a obedecer al que arruina la carrera un político que se va de rositas. Con la excepción de la puerta de la cárcel de Guadalajara, el político que trabaja para Mr. X suele irse de rositas, dejando atrás peones sacrificados. Lo escandaloso –suponiendo que escándalo y Faisán sean términos que aún congenian– es la revelación última de que todos los gritos de «¡Traición!» proferidos por el PP, todos los interrogatorios parlamentarios a los que fue sometido Rubalcaba, fueron un ejercicio de cinismo e hipocresía política como ha habido pocos en la dilatada historia del cinismo y la hipocresía en política.
Nada les importaba salvo ganar las elecciones, y ese regalo se lo hizo la economía: los parados del INEM en los que Rajoy atisbó el atrezo humano de su gloria. De saberlo, cuántos párrafos habríamos dejado de escribir, todos esos miércoles de sesión de control en el que también los cronistas, espero que sin saberlo, fuimos instrumentales.
DAVID GISTAU, ABC – 16/08/14
intervencionpolicial.com |
ferru sanma escribió:Tenía entendido que no se podía dar un caso así por pura lógica. ¿De ser condenado ese señor iría a prisión y después seguiría cobrando su jubilación normalmente?
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