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Duelsinth escribió:Fíjate Sebastián, que habría tentativa punible de homicidio incluso en el caso de un arma no apta para hacer fuego real, siempre que el autor creyera (en una suerte de error de tipo inverso) que sí que era apta, y que dicha aptitud también pudiera ser intuida y fácilmente reconocible para un espectador objetivo externo en una valoración "ex ante" de los hechos...
La verdad es que es un tema interesante éste el de las tentativas inidóneas. Para comprenderlo bien, hay que diferenciar primero dos conceptos básicos en derecho penal: la valoración "ex ante" y la valoración "ex post" de una determinada situación (lógicamente, siempre que analizamos penalmente unos hechos, éstos ya han ocurrido, o sea, pertenecen al pasado). Pero aquí nos referimos a otra cosa. Es sencillo:
- Valoración "ex ante": es la que se hace teniendo en cuenta, únicamente, la información disponible para el autor y para un espectador objetivo externo con anterioridad a la producción del hecho. O sea, la que se haría en tiempo real.
- Valoración "ex post": es la que se hace con toda la información que conocemos después de producirse el hecho y una vez esclarecidas todas las circunstancias del mismo.
Pues bien, si lo pensamos, todas las tentativas serían inidóneas (no aptas/idóneas para producir el resultado típico apetecido por el autor) desde una valoración "ex post", ya que, de haber sido idóneas, el resultado se habría producido (consumación). Por eso, solo tiene sentido sentido plantearse el tema de la idoneidad de la tentativa desde una perspectiva "ex ante". Es decir, valorando la situación sólo con la información que manejan el autor y el espectador objetivo externo, en tiempo real, cuando se están produciendo los hechos.
Pongamos el ejemplo del arma descargada: el autor piensa que está cargada y aprieta el gatillo apuntando a un órgano vital. Bien, ya ha realizado todos los actos que dependen de él para producir objetivamente el resultado muerte, pero éste, lógicamente, no se produce. No obstante, en la mente (idea o plan criminal) del autor, así como en la percepción de los hechos por parte de un espectador objetivo externo, el intento es perfectamente idóneo para producir el resultado muerte. Si queremos podemos llamar a esta tentativa como "inidónea" desde un punto de vista "ex post" (cuando se analiza el arma se comprueba que estaba descargada y que era imposible matar con ella), pero es evidente que en una valoración "ex ante" era perfectamente "idónea". Y ésto es lo que verdaderamente importa para que el derecho penal reaccione y considere la conducta merecedora de sanción. Si bien es cierto que, al no haberse puesto en peligro real el bien jurídico protegido (la vida en este caso), la pena a imponer será menor (seguramente se rebajará la pena en dos grados, que es la máxima rebaja que permite el CP para las tentativas).
Las únicas tentativas "inidóneas" que son impunes, serían las llamadas tentativas "irreales", que son aquellas que, desde un punto de vista "ex ante", sólo son aptas para producir el resultado en la mente (normalmente perturbada) del autor. Pero que nunca lo van a ser para un espectador objetivo externo. Por ejemplo, alguien que intenta envenenar a alguien con azúcar, o que intenta matar disparando con una pistola de agua, o que intenta derribar un edificio a patadas...
En definitiva, que estoy firmemente convencido de que la tiparraca ésta, salvo obstáculos materiales o procesales de otra índole, será acusada y condenada por tentativa de homicidio.
Salvo mejor opinión. Un saludo.
No sería la primera persona condenada por hechos parecidos, arma encasquillada que no consigue disparar etc aunque se mirarán más cosas como el elemento volitivo y la capacidad de la persona, en el entendido de que no encajan otras excusas absolutorias. Sin tener en cuenta el trabajo que puedan hacer tanto el ministerio fiscal y abogado defensor sobre aspectos meramente procesales.
El ejemplo para una tentativa inidonea de homicidio o imposible es matar al que ya estaba muerto, por no encontrarse el elemento típico "matar", aunque algunos autores (pocos) quieren situar este último ejemplo en una tentativa inidonea incompleta.
Independiente del proceso penal que se lleve lo que si queda claro es que la intervención diaria en la calle debe ajustarse a unos protocolos y aumentar la seguridad propia hasta todo punto posible.