Reyes de España y personalidades del Ejército Español

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Reyes de España y personalidades del Ejército Español

Notapor ninordi » Dom Abr 08, 2012 4:49 pm


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Blas de Lezo y Olavarrieta

Pasajes, Guipúzcoa, España, 3 de febrero de 1689 – Cartagena de Indias, Nueva Granada, 7 de septiembre de 1741), primer marqués de Ovieco (a título póstumo), almirante español conocido como Patapalo, o más tarde como Mediohombre, por las muchas heridas sufridas a lo largo de su vida militar,2 fue uno de los mejores estrategas de la historia de la Armada Española.

Blas de Lezo y Olavarrieta nació en Pasajes (Guipúzcoa) el 3 de febrero de 1689. Pertenecía a una familia con ilustres marinos entre sus antepasados, en un pueblo dedicado, prácticamente en exclusiva, a la mar. Se educó en un colegio de Francia y salió de él en 1701, para embarcar en la escuadra francesa. Luis XIV había ordenado que hubiese el mayor intercambio posible de oficiales entre los ejércitos y las escuadras de España y Francia.

Con apenas 12 años (1701), se enrola como guardiamarina al servicio del conde de Toulouse, Luis Alejandro de Borbón, hijo de Luis XIV. Se integró en la armada francesa, en ese momento aliada de España en la Guerra de Sucesión, que acaba de empezar, al morir Carlos II sin descendencia.

La guerra enfrenta a Felipe de Anjou, apoyado por Francia y nombrado heredero por el rey español, con el Archiduque Carlos de Austria, apoyado por Inglaterra, ya que esta última temía el poderío que alcanzarían los Borbones en el continente. La escuadra francesa había salido de Tolón y en Málaga se habían unido algunas galeras españolas mandadas por el conde de Fuencalada. Frente a Vélez-Málaga se produjo el 24 de agosto de 1704 la batalla naval más importante del conflicto. En dicho combate se enfrentaron 96 naves de guerra franco-españolas (51 navíos de línea, 6 fragatas, 8 brulotes y 12 galeras, sumando un total de 3.577 cañones y 24.277 hombres) y la flota anglo-holandesa, mandada por el almirante Rooke y compuesta por 53 navíos de línea, 6 fragatas, pataches y brulotes con un total de 3.614 cañones y 22.543 hombres, dando como resultado al final de la contienda 1.500 y 2.700 bajas, respectivamente.

Blas de Lezo participó en aquella batalla batiéndose de manera ejemplar, hasta que una bala de cañón le destrozó la pierna izquierda, teniéndosela que amputar, sin anestesia, por debajo de la rodilla. Cuentan las crónicas que el muchacho no profirió un lamento durante la operación. Debido al valor demostrado tanto en aquel trance como en el propio combate, es ascendido en 1704 a Alférez de Bajel de Alto Bordo por Luis XIV. Se le ofrece ser asistente de cámara de la Corte de Felipe V. Siguió su servicio a bordo de diferentes buques, tomando parte en las operaciones que tuvieron lugar para socorrer las plazas de Peñíscola y Palermo; en el ataque al navío inglés Resolution de 70 cañones, que terminó con la quema de éste, así como en el apresamiento de dos navíos enemigos que fueron conducidos a Pasajes y Bayona. Evidentemente necesitó una larga recuperación y rechazó estar en la Corte, pues ambicionaba conocer las artes marineras y convertirse en un gran comandante. En 1705 vuelve a bordo y aprovisiona la asediada Peñíscola.

Continúa patrullando el Mediterráneo, apresando numerosos barcos ingleses y realizando valientes maniobras con un arrojo inusitado. Tanto es así que se le premia permitiendo que lleve sus presas a Pasajes, su pueblo natal. Pero enseguida es requerido por sus superiores y en 1706 se le ordena abastecer a los sitiados de Barcelona al mando de una pequeña flotilla. Sirviéndose de su aguda inteligencia, realiza brillantemente su cometido, escapa una y otra vez del cerco que establecen los ingleses para evitar el aprovisionamiento. Para ello deja flotando y ardiendo paja húmeda con el fin de crear un densa nube de humo que ocultase los navíos españoles, pero además carga «sus cañones con unos casquetes de armazón delgada con material incendiario dentro, que, al ser disparados, prenden fuego a los buques británicos»[cita requerida]. Los británicos se ven impotentes ante tal despliegue de ingenio. Posteriormente se le destaca a la fortaleza de Santa Catalina de Tolón, donde toma contacto con la defensa desde tierra firme en combate contra las tropas del príncipe Eugenio de Saboya. En esta acción y tras el impacto de un cañonazo en la fortificación, una esquirla se le aloja en el ojo izquierdo, que explota en el acto, perdiendo así para siempre la vista del mismo.

Tras una breve convalecencia es destinado al puerto de Rochefort, donde lo ascienden a Teniente de Guardacostas en 1707. Allí realizará otra gran gesta rindiendo en 1710 una decena de barcos enemigos, el menor de 20 piezas. Por estas fechas tiene lugar el referido combate con el Stanhope (70) mandado por John Combs, que lo triplicaba en fuerzas. Se mantuvo un cañoneo mutuo hasta que las maniobras de Lezo dejaron al barco enemigo a distancia de abordaje, momento en el que ordenó lanzaran los garfios para llevarlo a cabo: «Cuando los ingleses vieron aquello, entraron en pánico»[cita requerida].

El abordaje de los españoles era una temible maniobra ofensiva, que los ingleses temían particularmente: los navíos españoles cañoneaban de cerca, tras lo cual lanzaban garfios y abordaban el navío contrario, buscando el cuerpo a cuerpo, hasta la rendición del enemigo. De este modo, con tripulaciones muy inferiores en número, los navíos españoles lograban apresar otros con mucha mayor dotación y porte. Blas de Lezo se cubrió de gloria en tan fenomenal enfrentamiento, en el que incluso es herido, siendo ascendido a Capitán de Fragata.

En 1712 pasa a servir bajo las órdenes de Andrés de Pes. Este afamado almirante quedó maravillado ante la valía de Lezo y emitió varios escritos que le valieron su ascenso a Capitán de Navío un año más tarde. Posteriormente participó en el asedio de Barcelona al mando del Campanella (70), en el que el 11 de septiembre de 1714, al acercarse con demasiado ímpetu a sus defensas, recibe un balazo de mosquete en el antebrazo derecho, quedando la extremidad sin apenas movilidad hasta el fin de sus días. De esta manera con sólo 25 años tenemos al joven Blas de Lezo tuerto, manco y cojo. En esa época, y al mando de una fragata, apresó once navíos británicos, entre ellos el emblemático Stanhope, navío de gran poder ofensivo.

En 1715, al mando de Nuestra Señora de Begoña (54), y ya repuesto de sus heridas, se dirige con una gran flota a reconquistar Mallorca, que se rinde sin un solo disparo.

Terminada la Guerra de Sucesión, se le confió el buque insignia Lanfranco. Un año después parte hacia La Habana escoltando a una flota de galeones en el Lanfranco (60), barco que será retirado del servicio debido a su calamitoso estado, a su regreso a Cádiz.

Allí se queda hasta 1720, cuando se le asigna un nuevo navío bautizado también como Lanfranco (62), conocido asimismo como León Franco y Nuestra Señora del Pilar, y es integrado dentro de una escuadra hispano-francesa al mando de Bartolomé de Urdizu con el cometido de limpiar de corsarios y piratas los llamados Mares del Sur, o lo que es lo mismo, las costas del Perú. La escuadra estaba compuesta por parte española de cuatro buques de guerra y una fragata, y por parte francesa por dos navíos de línea. Sus primeras operaciones fueron contra los dos barcos, el Success (70) y el Speed Well (70) del corsario inglés John Clipperton, que logró evitarlos y tras hacer algunas capturas huyó a Asia, donde fue capturado y ejecutado.

En 1725 contrajo matrimonio en Lima, Perú, con Josefa Pacheco.

En 1730 regresó a España y fue ascendido a jefe de la escuadra naval del Mediterráneo. Habiendo surgido diferencias con la república de Génova, España estaba resentida por la conducta observada por aquel Estado, y no de acuerdo con sus procedimientos, el general Lezo, por orden superior, se personó en aquel puerto con seis navíos y exigió, como satisfacción, el pago de los dos millones de pesos pertenecientes a España que se hallaban retenidos en el Banco de San Jorge, además de un homenaje a la bandera real de España. Mostrando el reloj a los comisionados de la ciudad, que buscaban el modo de eludir la cuestión del pago, fijó un plazo, transcurrido el cual la escuadra rompería el fuego contra la ciudad. Los dos millones de pesos recibidos fueron enviados, por orden del rey, medio millón para el infante don Carlos y el resto fue remitido a Alicante para sufragar los gastos de la expedición que se alistaba para la conquista de Orán.

En reconocimiento de sus servicios al Rey, éste le concede en 1731 como estandarte para su capitana la bandera morada con el escudo de armas de Felipe V, las órdenes del Espíritu Santo y el Toisón de Oro alrededor y cuatro anclas en sus extremos.3

En 1732, a bordo del Santiago mandó una expedición a Orán con 54 buques y 30.000 hombres, y rindió la ciudad, si bien cuando se marchó, Bay Hassan logró reunir tropas y sitiarla. Lezo retornó en su socorro con seis navíos y 5.000 hombres, logrando ahuyentar al pirata argelino tras reñida lucha. No contento con esto, persiguió su nave capitana de 60 cañones, que se refugió en la bahía de Mostagán, baluarte defendido por dos castillos fortificados y 4.000 hombres. Ello no arredró a Lezo, que entró tras la nave argelina despreciando el fuego de los fuertes, incendiándola y causando además grave ruina a los castillos. Patrulló después durante meses por aquellos mares, impidiendo que los argelinos recibieran refuerzos de Estambul, hasta que una epidemia lo forzó a regresar a la ciudad de Cádiz.

El rey lo ascendió en 1734 a teniente general de la Armada. Regresó a América con los navíos Fuerte y Conquistador en 1737 como comandante general de Cartagena de Indias, plaza que tuvo que defender de un sitio (1741) al que la había sometido el ataque del almirante inglés Edward Vernon. La excusa de los ingleses para iniciar un conflicto con España fue el apresamiento de un barco corsario comandado por Robert Jenkins cerca de la costa de Florida. El capitán de navío Julio León Fandiño apresó el barco corsario y cortó la oreja de su capitán al tiempo que le decía (según el testimonio del inglés): «Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve.» A la sazón, el tráfico de ultramar español se veía constantemente entorpecido e interrumpido por los piratas ingleses. En su comparecencia ante la Cámara de los Lores, Jenkins denunció el caso con la oreja en la mano, de ahí que los ingleses conozcan el conflicto como «Guerra de la oreja de Jenkins».

La flota inglesa, la agrupación de buques de guerra más grande que hasta entonces había surcado los mares (2.000 cañones dispuestos en 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes y buques de transporte, y 23.600 combatientes entre marinos, soldados y esclavos negros macheteros de Jamaica, más 4.000 reclutas de Virginia bajo las órdenes de Lawrence Washington, medio hermano del futuro libertador George Washington), superaba en más de 60 navíos a la Gran Armada de Felipe II. Para hacerse idea del mérito estratégico de la victoria, baste decir que las defensas de Cartagena no pasaban de 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior, más la marinería y tropa de desembarco de los seis únicos navíos de guerra de los que disponía la ciudad: Galicia, que era la nave Capitana, San Felipe, San Carlos, África, Dragón y Conquistador. Blas de Lezo, sin embargo, contaba con la experiencia de 22 batallas. El sitio de Cartagena de Indias fue una gran victoria con una enorme desproporción entre los dos bandos.

La estancia de los Lezo en El Puerto de Santa María tuvo varias fechas. El almirante ya había estado en 1719-20 y en 1730 en Cádiz. De allí partió, ya viviendo en El Puerto de Santa María, el 3 de febrero de 1737 hacia Cartagena dirigiendo la que sería la última carrera de Indias y donde encontraría, como ya se ha reflejado, su fatal destino.

Tras las investigaciones realizadas en los padrones de la época de la Iglesia Mayor Prioral portuense, se ha constatado que Blas de Lezo, su mujer, Josefa Pacheco Bustos -una criolla peruana con la que se había casado el 5 de mayo de 1725 en Lima- sus hijos y un criado afroamericano llamado Antonio Lezo, vivieron desde 1736 en una casa de la calle Larga, para ser más exactos en Larga, 70, hoy reconvertida en apartamentos de alquiler. Tras su muerte, su viuda -conocida en la localidad como 'La Gobernaora'- y sus hijos permanecieron en ella hasta la muerte de ésta el 31 de marzo de 1743.

La Excelentísima Señora Doña Josefa Pacheco fue enterrada en el Convento de Santo Domingo, sito en la calle del mismo nombre. A partir de esta fecha, los descendientes de Blas de Lezo desaparecen de los padrones portuenses.

Durante su residencia en la ciudad, el Cabildo Municipal, siendo conocedor del prestigio del almirante, hizo a su familia diferentes concesiones, entre las que destacó una toma de agua para la casa.

Hasta hace pocos años, la ciudadanía portuense siguió llamando a la mansión casa de «La Gobernaora».

Su memoria es honrada por la Armada Española, donde su nombre se recuerda con el mayor honor que puede rendirse a un marino español, siendo costumbre que exista siempre un navío de la Armada bautizado con su nombre. El último es una fragata de la clase Álvaro de Bazán, la Blas de Lezo (F103). Otro barco con este nombre, el crucero Blas de Lezo se perdió en 1932 al tocar un bajío frente a las costas de Finisterre.

La Armada de Colombia, también tuvo un buque con el nombre del almirante, el ARC Blas de Lezo (BT-62), un petrolero de clase Mettawee, ex USS Kalamazoo (AOG-30) adquirido a la Armada de los Estados Unidos el 26 de noviembre de 1947, y dado de baja en enero de 1965.

Existe una placa en su honor en el Panteón de Marinos Ilustres en San Fernando (Cádiz) donde reposan héroes de la Real Armada Española. También existe una maqueta de la Batalla de Cartagena de Indias en la Academia de Ingenieros de Hoyo de Manzanares (Madrid).

Sin embargo, aunque las proezas de Blas de Lezo estén a la altura de los más grandes héroes de la historia, es un personaje prácticamente olvidado. Actualmente, la empresa española DL-Multimedia está preparando un documental sobre su vida para los canales Historia y Odisea. Aunque cuenta con calles en Valencia, Málaga, Fuengirola, Alicante, Las Palmas de Gran Canaria, Huelva, San Sebastián, Pasajes —su localidad natal—, y finalmente, tras una recogida de firmas,5 el 28 de abril de 2010 se aprobó dedicarle una avenida en la capital de España, Madrid.6

Blas de Lezo es un reconocido héroe en la ciudad de Cartagena de Indias, la cual le rinde grandes honores y reconocimientos: conmemorando su valentía existen barrios en dicha ciudad, lo mismo que avenidas y plazas. Su estatua frente al baluarte de San Felipe de Barajas es otra muestra del respeto y admiración a este gran personaje.

Su defensa de Cartagena de Indias ha sido recientemente llevada al terreno de la novela histórica de la mano del escritor Alber Vázquez y otra suscrita por el colombiano Pablo Victoria Wilches.



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Re: Personalidades del ejército Español.

Notapor toxxo » Dom Abr 08, 2012 8:27 pm


El "medio hombre" como le conocían los "perros ingleses" :lol: :lol: "God damn you Blas de Lezo" (condenado Blas de Lezo) palabra de del almirante Vernon después de fracasar en Cartagena y el Rey de piratas o rey ingles Jorge II, le odio tanto que prohibió a los historiadores ingleses ni tan solo mencionarlo, la mayor armada jamas formada hasta Normandia :lol: :lol: los británicos tuvieron entre 8.000 y 10.000 muertos y unos 7.500 heridos, muchos de los cuales murieron en el trayecto a Jamaica. En Cartagena había sucumbido la flor y nata de la oficialidad imperial británica. Además perdieron 1.500 cañones e innumerables morteros, tiendas y todo tipo de pertrechos. 17 buques de guerra resultaron seriamente dañados,4 aunque no se perdió ninguno.5 Esto suponía un serio revés para la flota de guerra británica, que quedó prácticamente desmantelada y tardó mucho en reponerse.
Mientras tanto, en Gran Bretaña se estuvo celebrando la "victoria" sin conocerse aún el desastroso final. Se acuñaron hasta 11 tipos diferentes6 de medallas y monedas conmemorativas ensalzando la toma de Cartagena por parte de las fuerzas angloamericanas. Una de ellas mostraba a Lezo arrodillado ante Vernon, entregándole su espada y con la inscripción «El orgullo de España humillado por Vernon».7 Éstas llegaron a circular por España para la burla de los españoles. En 1742, Vernon, enterado de la muerte de Lezo, rondó de nuevo Cartagena, pero no se atrevió a atacar.
Los británicos empezaron a preguntarse cuándo volverían los navíos y hombres que faltaban, y se descubrió la verdad, por lo que el rey Jorge II, avergonzado, prohibió a sus cronistas que hicieran mención alguna de tal suceso. Vernon murió en 1757.hasta un hermano de George Washinton mordio el polvo en Cartagena de Indias a manos de un puñado de españoles con mala leche :lol: :lol: 3.000 soldados, 600 arqueros indios y 6 naves contra 27.400 ingleses y jamaicanos, 4.000 reclutas de Virginia y 186 naves :caballo: :caballo: que demostraron al mundo de lo que es capaz un español orgulloso y cabreado :espana: de hecho en los EEUU hay una hacienda que construyo Lawrence Washington, quien había participado en el sitio, Lawrence dio a su hacienda en Virginia (hoy Estados Unidos), el nombre de Mount Vernon, en honor a su almirante. Esa hacienda quedó posteriormente en manos del medio-hermano de Lawrence, George Washington, líder revolucionario norteamericano y primer Presidente de los Estados Unidos de América. Mount Vernon es hoy una venerada reliquia.que fue propiedad de Washinton, hoy lugar de culto y peregrinaje, como envidio a aquellos que honran a sus héroes :pucheros: :pucheros: :pucheros: precisamente hoy hace 271 años un puñado de nuestros compatriotas estaban humillando a los ingleses y a los americanos, el sitio duro todo el mes de Abril.

:lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: "The pride of Spain humbled by Ad. Vernon", es decir, "El orgullo de España humillado por el almirante Vernon" :espana: :espana: :espana:

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Como dato curioso, decir que la Armada Española acudió a la conmemoración de la batalla de Trafalgar en Inglaterra en el 2005, donde la familia de Nelson, quería conmemorar nuestra humillación :lengua: :lengua: "porque fue así" palabras textuales de los familiares, enviando al Principe de Asturias y a la fragata Blas de Lezo :lol: :lol: todo marino del mundo sabe quien era Blas de Lezo, a los ingleses se les atraganto la conmemoración, grande la Armada Española :lol: :lol: siempre orgullosa y con la "mala baba" que caracteriza a los españoles cuando nos pisan el callo .

Y ahora una frase de los infantes de marina españoles que va muy bien al caso "con los pocos que somos, la que hemos liado" :lol: :lol:
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Re: Personalidades del Ejército Español

Notapor astartes » Dom Abr 08, 2012 10:37 pm


Que se puede uno esperar de esos albionitas, sobre todo en lo que se refiere en temas marítimos??

VALIENTES POR TIERRA Y POR MAR!! :wink: :wink:
7º mandamiento : Como infante de marina mi misión será sagrada, en su cumplimiento venceré o moriré
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Re: Personalidades del Ejército Español

Notapor ninordi » Lun Abr 09, 2012 12:46 pm


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Francisco Franco Bahamonde

(Ferrol, La Coruña, 4 de diciembre de 1892 – Madrid, 20 de noviembre de 1975) , conocido como Francisco Franco, el Caudillo, el Generalísimo o simplemente Franco, fue un militar español que lidero el pronunciamiento militar una vez empezada la guerra civil española.

Fue investido como jefe supremo del bando sublevado el 1 de octubre de 1936, ejerciendo como jefe de Estado de España desde el término del conflicto hasta su fallecimiento en 1975, y como jefe de Gobierno entre 1938 y 1973.

Testamento de Franco
«Españoles: Al llegar para mí la hora de rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable juicio pido a Dios que me acoja benigno a su presencia, pues quise vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me honro, y ha sido mi voluntad constante ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo seno voy a morir. Pido perdón a todos, como de todo corazón perdono a cuantos se declararon mis enemigos, sin que yo los tuviera como tales. Creo y deseo no haber tenido otros que aquellos que lo fueron de España, a la que amo hasta el último momento y a la que prometí servir hasta el último aliento de mi vida, que ya sé próximo.

Quiero agradecer a cuantos han colaborado con entusiasmo, entrega y abnegación, en la gran empresa de hacer una España unida, grande y libre. Por el amor que siento por nuestra patria os pido que perseveréis en la unidad y en la paz y que rodeéis al futuro Rey de España, don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido. No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta. Velad también vosotros y para ello deponed frente a los supremos intereses de la patria y del pueblo español toda mira personal. No cejéis en alcanzar la justicia social y la cultura para todos los hombres de España y haced de ello vuestro primordial objetivo. Mantened la unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la patria.
Quisiera, en mi último momento, unir los nombres de Dios y de España y abrazaros a todos para gritar juntos, por última vez, en los umbrales de mi muerte,

"¡Arriba España! ¡Viva España!".»


Nacido en una familia de clase media de tradición marinera, Francisco Franco eligió la carrera militar, terminando en 1910 sus estudios en la Academia de Infantería de Toledo.

Ascendió rápidamente por méritos de guerra, aprovechando la situación bélica de Marruecos, en donde permaneció destinado entre 1912 y 1926, con breves interrupciones: en 1923 era ya jefe de la Legión, y en 1926 se convirtió en el general más joven de Europa.

La brillante carrera de Francisco Franco continuó bajo distintos regímenes políticos: con la dictadura de Primo de Rivera llegó a dirigir la Academia General Militar de Zaragoza (1928); con la Segunda República participó en la represión de la Revolución de Asturias (1934), fue comandante en jefe del ejército español en Marruecos (1935) y jefe del Estado Mayor Central (1936). El gobierno del Frente Popular le alejó a la Comandancia de Canarias, puesto que ocupaba al estallar la guerra civil.

De ideas conservadoras, Franco valoraba sobre todo el orden y la autoridad. Desconfiaba del régimen parlamentario, del liberalismo y de la democracia, a los que creía causantes de la «decadencia» de España en el siglo xx; su postura era representativa del grupo de militares «africanistas» que veían en el ejército la quintaesencia del patriotismo y la garantía de la unidad nacional.

Por tales razones Franco se sumó, aunque a última hora, a la conspiración preparada por varios militares para sublevarse contra la República en julio de 1936 (el día 17 en la Península y el 18 en África, donde estaba Franco, razón por la que el régimen identificó más tarde esta última fecha -el Alzamiento- como su momento fundacional).

Fracasado el golpe de Estado, se abrió una guerra civil que duraría tres años y que llevaría a Franco al poder. Tras pasar el estrecho de Gibraltar al frente del ejército de África, Franco avanzó por la Península hacia el norte. El 1 de octubre de 1936, sus compañeros de armas, reunidos en una Junta de Defensa Nacional en Burgos, le eligieron jefe político y militar del bando sublevado.

Franco dirigió la guerra con criterios conservadores, muy alejados de la guerra rápida que propugnaban las doctrinas estratégicas modernas. La unidad impuesta en su bando contrastaba con los enfrentamientos que desangraban al bando leal a la República; la disciplina y la profesionalidad de sus fuerzas, con la politización y el voluntarismo de sus enemigos; si a esto se une la ayuda militar que le prestaron la Alemania nazi y la Italia fascista, puede explicarse la victoria que Franco consiguió en 1939 (1 de abril).

Terminada la guerra civil, Franco impuso en toda España un régimen de nuevo cuño, inicialmente alineado con los fascismos de Hitler y Mussolini, que eran sus aliados e inspiradores. A pesar de ello, no comprometió del todo a España en la Segunda Guerra Mundial (1939-45), pues, dada la debilidad en que se encontraba el país, no consiguió de Hitler las desmesuradas compensaciones que pretendía por su apoyo (entrevista de Hendaya); tan sólo envió tropas voluntarias a combatir junto a los alemanes contra la Unión Soviética (la División Azul). Terminada la guerra con la derrota de las fuerzas del Eje, aliadas de Franco, su régimen sufrió un cierto aislamiento diplomático, pero consiguió mantenerse, rentabilizando su anticomunismo radical en el contexto de la «guerra fría».

En lo político, Franco instauró desde el principio una dictadura personal de carácter autoritario, sin una ideología definida más allá de su carácter confesional (católico integrista), unitario y centralista (contra toda autonomía regional o reconocimiento de peculiaridades culturales), reaccionario y conservador (los partidos y los sindicatos de clase fueron prohibidos). Copió de sus modelos fascistas la idea de una jefatura carismática unipersonal (con el apelativo de Caudillo), de un partido único (el Movimiento Nacional) y de un vago corporativismo (sindicato vertical). La represión de la oposición fue feroz (con unos 60.000 ejecutados sólo entre 1939 y 1945, continuando las ejecuciones políticas hasta 1975).

En lo económico, optó por una política de autarquía que hundió a España en el estancamiento y el atraso, en contraste con la recuperación que vivía el resto de Europa; sin embargo, la necesidad de homologarse con los países occidentales y de reforzar la alianza con Estados Unidos le llevó a una progresiva liberalización económica a partir del Plan de Estabilización de 1959.

Los años sesenta -con los «planes de desarrollo» y la influencia política del Opus Dei- fueron de rápido crecimiento económico, industrialización, apertura y urbanización: las mejoras materiales facilitaron el mantenimiento de Franco en el poder, a pesar del creciente anacronismo de su régimen; pero también produjeron cambios sociales que hicieron inviable su continuidad una vez muerto el general.

Desde 1969 Francisco Franco había institucionalizado como sucesor al príncipe Juan Carlos, nieto del último rey de España (Alfonso XIII); tal previsión sucesoria se cumplió tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, pero no fue acompañada de una continuidad política, ya que, sin romper con la legalidad vigente, el nuevo rey promovió una transición pacífica a la democracia.
Última edición por ninordi el Lun Abr 09, 2012 12:54 pm, editado 1 vez en total
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Re: Personalidades del Ejército Español

Notapor ninordi » Lun Abr 09, 2012 1:07 pm


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José Millán-Astray y Terreros

Nace en La Coruña el 5 de julio de 1879, hijo de José Millán Astray (de quien tomará, uniéndolos, ambos apellidos) y de Pilar Terreros Segade. El padre, abogado de profesión y con aficiones literarias, obliga al joven José a estudiar Derecho, si bien éste aspiraba a ser militar, lo que finalmente hará.

Ingresa el 30 de agosto de 1894 en la Academia de Infantería de Toledo donde sigue el programa de estudios abreviado dispuesto por el Gobierno para atender las necesidades de oficiales de los conflictos de Ultramar (Cuba y Filipinas), graduándose con apenas diecisiete años como teniente segundo y sirviendo después en el regimiento de infateria ASTURIAS Nº31 Madrid. El 1 de septiembre de 1896 ingresa en la Escuela Superior de Guerra, en la que interrumpe sus estudios para incorporarse voluntario a un batallón expedicionario que zarpa para Filipinas. Durante su estancia en la isla se distingue por su valor, especialmente por su actuación en la defensa, con apenas diecisiete años, de la población de San Rafael con treinta hombres contra un número muy superior de rebeldes tagalos, hecho que le vale la Cruz de María Cristina.

A su regreso a España reingresa en la Escuela de Guerra obteniendo el Diploma del Estado Mayor. El 2 de marzo de 1906 se casa con Elvira Gutiérrez de la Torre, hija del general Gutiérrez Cámara. Se dice que después de la boda, ésta le informó de que había jurado mantener su castidad de por vida. A partir de entonces, en palabras del propio Millán-Astray, mantendrían una "relación fraternal". Por su parte, ella se encargaría de cuidar del general con verdadera devoción. Aunque si eso hubiera sido así, el matrimonio católico podría haber sido anulable.

Interesado en crear un cuerpo de voluntarios extranjeros a semejanza de la Legión Extranjera Francesa, va a Argelia a estudiar in situ el funcionamiento de dicho cuerpo del ejército francés. El ministro de la Guerra general José Villalba Riquelme manda fundar la Legión por orden del día 28 de enero de 1920 y le encomienda crear después el llamado Tercio de Extranjeros, siendo su primer teniente coronel jefe y contando con la colaboración de Franco. Haría famosos los lemas "¡Viva la muerte!" y "¡A mí la Legión!". También actúa como director de la Oficina de Radio, Prensa y Propaganda del Cuerpo de Mutilados de Guerra.

Durante la Guerra de Marruecos sufrió cuatro graves heridas:
  • La primera se produjo el 17 de septiembre de 1921, en el barranco de Amadí es herido en el pecho cuando estaba dando órdenes para la toma de Nador.
  • La segunda el 10 de enero de 1922 después del combate de Draa-el Asef, se estableció el bloqueo “Gómez Arteche”. Al ser relevado por el Teniente Coronel González Tablas, fue herido en una pierna mientras se retiraba.
  • La tercera fue el 26 de octubre de 1924, cuando, ascendido a Coronel y camino del Fondak de Ain Yedida para tomar el mando de la columna R´gaiga, encontró la carretera cortada por el fuego enemigo. Cuando se aproximó a primera línea para arengar a los soldados del Batallón de Burgos, recibió un disparo que le destrozó el brazo izquierdo. Dicho brazo le fue amputado al habérsele diagnosticado gangrena.
  • La cuarta herida la sufrió el 4 de marzo de 1926, cuando se encontraba al mando de una columna, entabló combate con el enemigo y consiguió tomar Loma Redonda, dando orden de fortificarla. Mientras examinaba los primeros puestos, recibió un disparo en el rostro que le destrozó el ojo derecho y le produjo desgarros en el maxilar y en la mejilla izquierda. A causa de esta herida perdió dicho ojo y sufriría de vértigo cada vez que girase la cabeza durante el resto de su vida.

Guerra Civil y enfrentamiento con Unamuno

Durante la Guerra Civil Española tuvo un papel secundario en el ejército sublevado contra la II República Española. Siendo célebre el altercado que mantuvo con Miguel de Unamuno el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, al que habían asistido diversas personalidades franquistas con motivo de la celebración de la Fiesta de la Raza (lo que hoy es el Día de la Hispanidad, el aniversario del descubrimiento de América): el obispo de Salamanca, Enrique Plá y Deniel, el gobernador civil, Carmen Polo Martínez-Valdés (esposa de Francisco Franco) y el propio Millán-Astray.

Lo que sucedió, según cuenta en su magna obra La guerra civil española el hispanista inglés Hugh Thomas, es lo siguiente: el profesor Francisco Maldonado, tras las formalidades iniciales y un apasionado discurso de José María Pemán, pronuncia un discurso en que ataca violentamente a Cataluña y las Vascongadas, calificando a estas regiones como "cánceres en el cuerpo de la nación. El fascismo, que es el sanador de España, sabrá como exterminarlas, cortando en la carne viva, como un decidido cirujano libre de falsos sentimentalismos. "

Alguien grita entonces, desde algún lugar del paraninfo, el famoso lema "¡Viva la muerte!". Millán-Astray responde con los gritos con que habitualmente se excitaba al pueblo: "¡España ..."; ".. una!", responden los asistentes.

(Algunos jóvenes estudiantes falangistas (según otros carlistas) intentan enmendar el viva la muerte con vivas a Cristo Rey y a la paz misericordiosa (...) pero son apagados por los ensordecedores gritos de ritual pseudorracionales y acaban siguiéndolos).

- "¡España ...", vuelve a exclamar Millán-Astray; ".. grande!", replica el auditorio.

- "¡España ...", finaliza el general; "... libre!", concluyen los congregados.

Después un grupo de falangistas ataviados con la camisa azul de la Falange hacen el saludo fascista, brazo derecho en alto, al retrato de Francisco Franco que colgaba en la pared. Se intenta así enmendar el incidente aunando esfuerzos de hermandad y moral (algo quebrada por el incidente) al unísono.

Miguel de Unamuno, que presidía la mesa, se levanta lentamente y dice: "Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso -por llamarlo de algún modo- del profesor Maldonado, que se encuentra entre nosotros. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo , dice Unamuno señalando al obispo de Salamanca-, lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en Barcelona. Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito "¡Viva la muerte!" y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán-Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán-Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor."

En ese momento Millán-Astray exclama irritado "Muera la intelectualidad traidora" "Viva la muerte" aunque por el gran alboroto del público no se percibió esa frase, que fue solo oída por la gente que estaba más cerca del general, naciendo así la leyenda de que realmente dijo:"¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!"(leyenda que nace de las declaraciones de Serrano Suñer el cual no se encontraba en la universidad), aclamado por los asistentes. El escritor José María Pemán, en un intento de calmar los ánimos, aclara: "¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!".

Miguel de Unamuno, sin amedrentarse, continúa: "Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho."

A continuación, con el público asistente encolerizado contra Unamuno y lanzándole todo tipo de insultos, algunos oficiales echaron mano de las pistolas... pero se libró gracias a la intervención de Carmen Polo de Franco, quien agarrándose a su brazo lo acompañó hasta su domicilio.

Final de la Guerra y últimos años

Tras el final de la contienda, Millán-Astray actuará como jefe de Prensa y Propaganda de la dictadura militar. Se dice que dirigiría la oficina de prensa como un cuartel militar, obligando a los periodistas a cuadrarse y alinearse al tocar el silbato. En 1941 conoce y se enamora, durante una partida de bridge, de Rita Gasset, hija de Rafael Gasset, antiguo ministro de Fomento, y prima del filósofo José Ortega y Gasset. Cuando ésta queda embarazada, decide separarse de su esposa Elvira y marchar a Lisboa ante el temor de Francisco Franco de que se produjera un escándalo, naciendo allí, el 23 de enero de 1942, su hija Peregrina.

Muerte

Fallece, enfermo del corazón , el 1 de enero de 1954, en Madrid, siendo director general del llamado "Cuerpo de Caballeros Mutilados de Guerra por la Patria. Su médico, el Dr. Mauro-José Rodríguez Rey, amigo personal y pupilo de Millán-Astray en la legión, se encargó de comunicárselo al mismo Franco. Fue enterrado en el cementerio de la Almudena.

Condecoraciones

A lo largo de su dilatada carrera militar, el general fue condecorado, entre otras, con las siguientes condecoraciones:

  • Medalla Militar Individual
  • Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo
  • Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco
  • Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco
  • Cruz de 1ª clase del Mérito Militar con distintivo rojo
  • Cruz de 2ª clase del Mérito Militar con distintivo rojo
  • Cruz de María Cristina de 1ª clase
  • Gran Cruz de la guerra italiana
  • Cruz de Guerra francesa con palmas de oro.
  • Gran Cruz de San Benito de Abis de Portugal
  • Gran Cruz de la Medhauía
  • Gran Cruz de San Lázaro
  • Cruz del águila alemana.
  • Medalla de la campaña de Filipinas, con pasador de Luzón.
  • Medalla de Alfonso XIII
  • Medalla de la campaña de Marruecos, con pasadores de Larache, Tetuán y Melilla.
  • Medalla de la Paz de Marruecos, con pasadores de Tula y Marruecos
  • Gran Cruz, Cruz y Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo
  • Medalla de Sufrimientos por la Patria
ninordi
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Re: Personalidades del Ejército Español

Notapor ninordi » Lun Abr 09, 2012 10:53 pm


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Pedro Agustín Girón

Pedro Agustín Girón Las Casas, IV Marqués de las Amarillas y I Duque de Ahumada (San Sebastián, Guipúzcoa, 1778 - Madrid, 1842), militar y político español.

Como oficial de la Guardia Real participó en la Campaña del Rosellón y en la Guerra de Independencia. Se distinguió en la Batalla de Bailén y también tomó parte en los enfrentamientos con las tropas napoleónicas en Tudela, Uclés, la Albuera y Vélez.

Liberal moderado en el plano político, permaneció en un discreto segundo plano retirado en sus tierras durante la restauración de Fernando VII en el trono. Tras la revolución liberal de 1820 fue nombrado en marzo Ministro de la Guerra del Gobierno dirigido por Evaristo Pérez de Castro, pero dimitió a los pocos meses (agosto de 1820) a causa de la oposición de los sectores liberales más radicales. A partir de entonces, se mantuvo durante unos años al margen de la política.

En 1832, en las postrimerías del reinado de Fernando VII, fue designado Capitán General de Granada. Al año siguiente, tras la muerte de Fernando fue incluido por disposición testamentaria de este en el Consejo de Regencia de Isabel II y recibió el título de Duque de Ahumada de manos de la reina regente María Cristina . En 1835 de nuevo fue nombrado Ministro de la Guerra en el gabinete del Conde de Toreno, pero se vio obligado a dimitir acusado de nepotismo al año siguiente, marchando a un exilio voluntario en Burdeos.

Retornó a España estableciéndose en Madrid donde vivió hasta su fallecimiento en 1842. Durante los últimos años de su vida residió largas temporadas en el extranjero, dedicándose al estudio y a las letras. Su libro de memorias Recuerdos 1778-1837 constituye un interesante documento sobre la época.
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Re: Personalidades del Ejército Español

Notapor ninordi » Mar Abr 10, 2012 1:14 pm


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Francisco Javier Girón

Francisco Javier María de la Paz Bernardo Eulogio Juan Nepomuceno Girón y Ezpeleta Las Casas y Enrile, II duque de Ahumada y V marqués de las Amarillas (Pamplona, 1803 - Madrid, 1869) fue un militar español.

Hijo de Pedro Agustín Girón de las Casas, I duque de Ahumada y marqués de las Amarillas. El levantamiento español contra la invasión francesa llevó a su padre al campo de batalla, donde alcanzaría honores y fama combatiendo a las tropas de Napoleón. Quedó el niño en la casa de su abuelo paterno, Jerónimo Girón Moctezuma II y Ahumada (aquél que fuera paje de Fernando VI y alcanzara, desde el empleo de teniente de la Guardia Real, el rango de capitán general y el título de virrey de Navarra).

Con tales antecedentes familiares no es de extrañar que el joven sentara plaza en la milicia con tan sólo 12 años. El pronunciamiento del teniente coronel Rafael de Riego le sorprende en Villamartín y, poco después, ya con las estrellas de capitán, participa en las acciones del castillo de Torregorda en los sucesos de Cádiz. Su apoyo a la monarquía absolutista le supuso, junto a su padre, un corto exilio en Gibraltar durante el llamado “trienio liberal”, regresando a la Corte con la restauración de Fernando VII tras el triunfo de los cien mil hijos de San Luis.

En 1829 es ascendido al empleo de teniente coronel y destinado a Sevilla.

En 1831 alcanza el grado de coronel -lo cual supuso una doble alegría familiar, pues dicho ascenso coincide con el de su padre, el de éste, a capitán general- y en 1834 se le impone la faja de brigadier.

A las órdenes del general Narváez, “el espadón de Loja”, toma parte en casi todos los enfrentamientos que tienen lugar en Castilla y Andalucía entre el ejército gubernamental y los partidarios de Carlos María Isidro de Borbón, hermano de Fernando VII y tío, por tanto, de Isabel II. Finalizada la primera guerra carlista, se le reconocen sus méritos en campaña y lealtad a la reina con el ascenso a mariscal de campo y el nombramiento de Inspector General Militar.

En 1842, al fallecimiento de su progenitor, sumará al título de marqués, heredado de su abuelo, el de duque de Ahumada, concedido a su padre por la Reina Gobernadora, María Cristina de Borbón Dos Sicilias.

El 15 de abril de 1844 cesa en sus cometidos al designarle el gobierno presidido por Luis González Bravo para la organización del primer cuerpo de seguridad pública que pretende implantarse en España a nivel nacional: la Guardia Civil. Militar de los tipificados como ordenancistas y persona dotada de una extraordinaria capacidad de trabajo y meticulosidad, el duque de Ahumada se dedicó en cuerpo y alma a la tarea de formar a sus hombres en los conceptos de valor, disciplina, rígida instrucción, entrega a los demás y subordinación al poder establecido, dando origen a una institución que gozó, desde prácticamente su nacimiento, con el aprecio de todos los ciudadanos de orden.

En noviembre de 1846 alcanzó los entorchados de teniente general y fue nombrado Comandante General del Cuerpo de Alabarderos. En posesión de las más importantes condecoraciones, conseguidas a lo largo de una carrera militar de más de medio siglo, Francisco Javier Girón Ezpeleta Las Casas y Enrile, marqués de las Amarillas y duque de Ahumada, falleció en Madrid el 18 de diciembre de 1869.

Fue senador por la provincia de Córdoba entre 1844-46 y 1861-62.
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Re: Personalidades del Ejército Español

Notapor Ale5 » Mar Jun 26, 2012 1:54 pm


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Fernando II de Aragón, el Católico

Fernando II de Aragón, el Católico (Sos del Rey Católico, 10 de marzo de 1452 – Madrigalejo, 23 de enero de 1516), fue rey de Aragón y de Castilla (como Fernando V).

Hijo de Juan II el Grande y de su segunda esposa Juana Enríquez. Fue rey de Aragón entre los años 1479 y 1516. Rey de Castilla entre 1474 y 1504 y también regente de la corona castellana entre 1507 y 1516 debido a la inhabilitación de su hija Juana, tras la muerte de Felipe el Hermoso. Rey de Sicilia (1468-1516) y de Nápoles (1504-1516).

Nació por deseo de su madre en territorio aragonés, ya que se encontraba en Navarra (en las disputas de sucesión entre su hijastro Carlos y su esposo Juan II) y se desplazó hasta el caserón de la familia Sada, en la villa de Sos, junto a la frontera.

Con solo seis años de edad recibió de su padre Juan II el título de duque de Montblanc y conde de Ribagorza con el señorío de la ciudad de Balaguer, el 25 de julio de 1458

Reconocido heredero de la corona aragonesa a la muerte de su medio hermano, Carlos, príncipe de Viana (1461), fue coronado como Rey heredero de Aragón en Calatayud; fue nombrado lugarteniente general de Cataluña (1462) y, en 1468, rey de Sicilia. Durante la guerra civil catalana (1462 - 1472), en la que tomó parte activa, se familiarizó con la administración del estado a instancias de su padre.

Al morir su primo, el infante Alfonso de Castilla (1468), y ser reconocida por la mayor parte de la nobleza la infanta Isabel, su prima y medio hermana de Enrique IV de Castilla, como heredera de Castilla, su padre Juan II puso su empeño en conseguir el matrimonio de Fernando con la princesa castellana, que se produjo en octubre de 1469, en Valladolid. Sin embargo, a la muerte de Enrique IV (1474) empezó una guerra civil entre los partidarios de Isabel y los de la hija de Enrique, Juana de Trastamara, apodada la Beltraneja, apoyada por el rey de Portugal, Alfonso V el Africano, que pretendía casarse con ella, uniendo las coronas de Castilla y Portugal.

Fernando, tras arduas discusiones con la recelosa nobleza castellana, consiguió ser proclamado corregente de Castilla con los mismos derechos que Isabel mediante la Concordia de Segovia (1475). Fernando participó activamente en la dirección militar de esta guerra, a cuyo resultado contribuyó de una manera definitiva, sobre todo con la victoria en la primera batalla de Toro (1476). De 1476 a 1477 fue administrador de la Orden de Santiago

La guerra terminó con la derrota de Juana. Por el Tratado de Alcáçovas (1479), Juana renunció al trono en favor de Isabel y se recluyó en un convento de Coímbra, convirtiéndose Isabel I en reina indiscutida de Castilla. Ese mismo año, (20 de enero de 1479) Fernando sucedió a su padre como rey de Aragón. Pero fue en el año 1475 cuando puede fijarse la unión de ambas coronas según los términos de la Concordia de Segovia (corroborada más tarde en el Concordia de Calatayud del año 1481) por los cuales Fernando fue nombrado rey de Castilla como Fernando V, reinando junto con su mujer la reina Isabel I, uniendo así ambas coronas. Sin embargo, la reina Isabel I de Castilla no pudo ser nombrada de iure reina de Aragón, pues la ley sálica de dicho reino se lo impedía. Por ello, Isabel fue reina consorte de Aragón.

Tras dictar las primeras medidas de ordenamiento interno de sus reinos (a partir de 1480 extendió la figura del corregidor; en 1481 se crea la Inquisición en Castilla; se sanciona a los nobles rebeldes y se reorganiza la hacienda real), los reyes emprendieron en 1481 la conquista del Reino nazarí de Granada. A través de las dificultades de esta guerra (1481 - 1492), fundamentalmente de asedio, el rey Fernando fue revelando sus dotes diplomáticas y militares. La guerra terminó con la capitulación de Granada el 2 de enero de 1492. La conquista del último reducto musulmán en la península otorgó a los reyes un prestigio que ayudó a consolidar la autoridad real. En los reinos de la Corona de Aragón, Fernando no modificó el sistema político tradicional (que dificultaba la concentración de poder en manos del rey), y puso fin en sus Estados al problema de los remensas catalanes mediante la abolición de los malos usos y la consolidación de los contratos de enfiteusis (sentencia arbitral de Guadalupe, 1486). Introdujo en Castilla las instituciones aragonesas de los consulados (como el Consulado del Mar, de Burgos) y los gremios, favoreciendo de este modo el desarrollo económico castellano, especialmente el comercio de la lana.

En el aspecto religioso, creó la Inquisición Española en 1478 (no directamente heredera de la que existió en la Corona de Aragón desde 1249), decretó la expulsión de los judíos el 3 de marzo de 1492 (salvo bautismo) y la Pragmática de 14 de febrero de 1502 que ordenaba la conversión o expulsión de todos los musulmanes del reino de Granada. Esta Pragmática supuso un quebrantamiento de los compromisos firmados por los Reyes Católicos con el rey Boabdil en las Capitulaciones para la entrega de Granada, en las que los vencedores garantizaban a los musulmanes granadinos la preservación de su lengua, religión y costumbres.
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Re: Personalidades del Ejército Español

Notapor Ale5 » Mar Jun 26, 2012 2:49 pm



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Isabel I de Castilla, la Católica

Isabel I de Castilla (Madrigal de las Altas Torres, 22 de abril de 1451 — Medina del Campo, 26 de noviembre de 1504) fue reina titular de Castilla desde 1474 hasta 1504 y reina consorte de Sicilia desde 1469 y de Aragón desde 1479.

Es conocida como Isabel la Católica, título que les otorgó a ella y a su marido Fernando el papa Alejandro VI mediante la bula Si convenit, el 19 de diciembre de 1496. Es por lo que se conoce a la pareja real con el nombre de Reyes Católicos, título que usarían en adelante prácticamente todos los reyes de España.

Se casó con su primo, el príncipe Fernando de Aragón y, por el cercano parentesco que los unía, tuvieron que pedir la aprobación del Papa. Sin embargo, con la ayuda de Rodrigo Borgia (quien se convertiría en el futuro papa Alejandro VI), el pontífice Sixto IV acabó aceptando el casamiento, ya que consideró que la unión resultaba muy conveniente a los intereses de la Iglesia. Ella y su esposo Fernando establecieron las bases para la unificación política de España en virtud de su nieto, Carlos V, quien se convertiría en emperador del Sacro Imperio Romano.

Después de una lucha para reclamar su derecho al trono Isabel reorganizó el sistema de gobierno y la administración, centralizando competencias que antes detentaban los nobles; reformó el sistema de seguridad ciudadana, de modo que la tasa de criminalidad se cayó drásticamente, y llevó a cabo una reforma económica para reducir la deuda que el reino había heredado de su hermano Alfonso. Sus reformas y las que hizo con su marido, tuvieron una gran influencia, llegando a extenderse más allá de las fronteras de sus reinos. Junto con su esposo, participó en la guerra de Granada con la cual lograron la reconquista y expulsión de los musulmanes de la Península Ibérica. Después, decretaron la expulsión de los judíos de la región por medio del edicto de Granada. Por estas medidas, tanto Isabel como su esposo fueron reconocidos por la Santa Sede como «defensores o protectores de la fe», recibiendo el título de Reyes Católicos.

Sin embargo Isabel es recordada sobre todo por el apoyo incondicional que concedió a Cristobal Colón en la búsqueda de las Indias occidentales, lo que llevó al Descubrimiento de América. Dicho acontecimiento provocaría en el futuro, la conquista de las tierras descubiertas y la creación del Imperio español.

Isabel vivió 53 años, de los cuales gobernó 30 como reina titular de Castilla y 26 como reina consorte de Aragón al lado de Fernando II.

Llegó al trono tras vencer en la Guerra de Sucesión Castellana (1475-1480), enfrentándose con los partidarios de su sobrina Juana.

Isabel se proclama Reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474 en Segovia, tomando como base el Tratado de los Toros de Guisando. Desde el Alcázar de Segovia se dirigió a la Iglesia de San Miguel, contigua a la plaza mayor. Tras jurar por Dios, por la Cruz y por los Evangelios que sería obediente a los mandamientos de la Santa Iglesia, le juraron lealtad. Luego, entró en el interior del templo, portando el pendón de Castilla y abrazada a sus pliegues.

Fue una mujer de mucho carácter y con mucha decisión propia. Con sus hijos fue severa, pero buena madre, haciéndoles entender que tenían unas obligaciones por su rango de hijos de reyes, y que debían sacrificarse mucho por ese motivo.

Creyó en los proyectos de Cristóbal Colón, a pesar de las muchas críticas y reacciones políticas adversas de la Corte y los científicos; una leyenda dice que financió con sus joyas el viaje que llevaría al descubrimiento de América. Realmente fue un grupo de mercaderes, los mismos que financiaron la visita de Fernando de Aragón para casarla. Durante el reinado común con Fernando se produjeron hechos de gran trascendencia para el futuro del reino, como el establecimiento de la Santa Inquisición (1480), la creación de la Santa Hermandad, la incorporación del Reino nazarí de Granada, así como la unificación religiosa de la Corona Hispánica, basada en la conversión obligada de los judíos, so pena de expulsión (Edicto de Granada, 1492) y más tarde de los musulmanes. Por último, la anexión de Navarra (1512), (ya muerta la reina) significó el origen del futuro «Reino de las Españas».

Tras el descubrimiento de América en 1492 comenzó el proceso de evangelización de los indígenas nativos confiándole esta tarea a los monjes paulinos húngaros que se marcharon a las nuevas tierras en los próximos viajes de Colón. Isabel asesorada por estos monjes firmó con Portugal el Tratado de Tordesillas (1494), un tratado de objetivos modestos (se trataba de repartirse zonas de pesca y navegación con los portugueses: aún no se conocía la importancia del viaje de Colón) pero que, en años posteriores, tuvo como resultado que Castilla y Portugal se repartieran el mundo. Por deseo de los comerciantes urbanos creó la Santa Hermandad, cuerpo de policía para la represión del bandidaje, creando unas condiciones mucho más seguras para el comercio y la economía.

Para sus campañas militares contó con el servicio de Gonzalo Fernández de Córdoba (El Gran Capitán), que intervino en la conquista de Granada (1492), en las dos primeras Guerras de Italia y en la toma de Cefalonia (1500).

Estos hechos, movidos tanto por interés político como religioso, fueron muy importantes y dieron un giro a lo que había sido hasta entonces una parte de la península dividida en varios reinos (por entonces, los portugueses se consideraban también parte de España; al cabo la península completa era la Hispania romana, de modo que los Reyes Católicos nunca tomaron el título de reyes de España) y cambiaron el curso de la historia en toda Europa.

Dada la histórica implicación de la Corona de Aragón en Italia y por otra serie de razones (sus virtudes cristianas, la conquista de Granada, la expulsión de los judíos y la cruzada contra los musulmanes), Fernando e Isabel recibieron el título de Reyes Católicos otorgado por el Papa Alejandro VI, mediante la bula Si convenit, de 19 de diciembre de 1496. Dicho título fue heredado por los descendientes en el trono (tanto austrias como borbones), poseyéndolo actualmente el rey Juan Carlos I de España.

Al final de sus días, las desgracias familiares se cebaron con ella, lo que valió que algunos cronistas de la época realizaran una similitud entre la virtuosa reina y la Virgen María en sus Dolores. La muerte de su único hijo varón y el aborto de la esposa de éste, la muerte de su primogénita y de su nieto Miguel (que iba a unificar los Reinos de los Reyes Católicos con el de Portugal), la locura de su hija Juana (que desafió abiertamente a su madre en Medina del Campo) y los desaires de Felipe el Hermoso, y la incertidumbre de su hija Catalina tras la muerte de su esposo inglés, la sumieron en una profunda depresión que hizo que vistiera de luto íntegro. Su espiritualidad recia deja constancia en lo que dijo al conocer la triste noticia del fallecimiento de su hijo: "El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea su santo nombre."
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Reyes de España

Notapor Ale5 » Mar Jun 26, 2012 3:00 pm


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Juana I de Castilla, la Loca

Juana I de Castilla, conocida como "Juana la Loca" (Toledo, 6 de noviembre de 1479 – Tordesillas, 12 de abril de 1555), fue reina de Castilla de 1504 a 1555 si bien desde 1506 no ejerció ningún poder efectivo y a partir de 1509 vivió encerrada en Tordesillas primero por orden de su padre Fernando el Católico y después por orden de su hijo el emperador Carlos V. Fue primero infanta de Castilla y Aragón, luego archiduquesa de Austria, duquesa de Borgoña y Brabante y condesa de Flandes. Finalmente, reina propietaria de Castilla, de León, de Galicia, de Granada, de Sevilla, de Murcia, de Jaén, de Gibraltar, de las Islas Canarias y de las Indias Occidentales (1504 – 1555), de Navarra (1515 – 1555) y de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Nápoles y Sicilia (1516 – 1555), además de otros títulos como condesa de Barcelona y señora de Vizcaya, títulos heredados tras la muerte de sus padres, con lo que, al convertirse el 25 de enero de 1516 en la primera reina (junto con su hijo Carlos I) de las coronas que conformaron la actual España, unió estas definitivamente.

Desde pequeña, recibió una esmerada educación propia de una infanta e improbable heredera de Castilla basada en la obediencia más que en el gobierno, a diferencia de la exposición pública y las enseñanzas del gobierno requeridos en la instrucción de un príncipe. En el estricto e itinerante ambiente de la Corte Castellana de su época, Juana fue alumna aventajada en comportamiento religioso, urbanidad, buenas maneras y manejo propios de la corte, sin desestimar artes como la danza y la música, entrenamiento como amazona y el conocimiento de lenguas romances propias de la península Ibérica además del francés y del latín. Entre sus principales preceptores se encontraban el sacerdote dominico Andrés de Miranda, la amiga y tutora de la reina Isabel, Beatriz Galindo, apodada «la Latina», y, por supuesto, su madre. Aunque Isabel la Católica procuró vigilar la educación de sus hijos, sus deberes de gobierno no pudieron dejar mucho tiempo para ocuparse de una hija a la que, según T. de Azcona, «nunca llegó a entender y dirigir».

El manejo de la casa de la infanta y, por ende, de su ambiente inmediato estaba totalmente dominado por sus padres. La casa incluía personal religioso (confesor, sacristán, limosnero y capellanes), oficiales administrativos (mayordomos, camareros, caballerizos, todos estos con distinta graduación, además de un contador, un tesorero y un secretario), personal encargado de la alimentación (cocineros, ballesteros de maza, maestresala, panadero, repostero, coperos y catadores), personal preocupado de la salud y protección y personal de servicio (criadas y esclavas canarias), meticulosamente seleccionados por sus padres sin intervención de ella misma. A diferencia de Juana, su hermano, don Juan de Aragón, Príncipe de Asturias y de Gerona, comenzó a hacerse cargo de su casa y de posesiones territoriales como entrenamiento en el dominio de su futuro Reino.

Como ya era costumbre en la Europa de esos siglos, Isabel y Fernando negociaron los matrimonios de todos sus hijos con el fin de asegurar sus objetivos diplomáticos y estratégicos. Conscientes de las aptitudes de Juana y de su posible desempeño en otra corte, así como la necesidad de reforzar los lazos con el Sacro Emperador Romano Germánico, Maximiliano I de Habsburgo, contra los cada vez más hegemónicos monarcas franceses de la dinastía Valois, ofrecieron a Juana para su hijo, Felipe, archiduque de Austria, duque de Borgoña, Brabante, Limburgo y Luxemburgo, conde de Flandes, de Habsburgo, de Hainaut, de Holanda, de Zelanda, Tirol y Artois, y señor de Amberes y Malinas entre otras ciudades. A cambio de este enlace, los Reyes Católicos pedían la mano de la hija de Maximiliano, Margarita de Austria, como esposa para el príncipe Juan. Anecdóticamente, Juana ya había sido considerada por el Delfín Carlos, heredero del trono francés, de la Dinastía Valois, y en 1489 pedida en matrimonio por el rey de los escoceses, Jacobo IV, de la Dinastía Estuardo.

En agosto de 1496, la futura archiduquesa partió desde la playa de Laredo (actual Cantabria) en una de las carracas genovesas al mando del capitán Juan Pérez. Pero la flota también incluía, para demostrar el esplendor de la Corona Castellana a las tierras del norte y su poderío al hostil rey francés, otros 19 buques, desde naos a carabelas, con una tripulación de 3.500 hombres. Juana fue despedida por su madre y hermanos, e inició su rumbo hacia la lejana y desconocida tierra flamenca, hogar de su futuro esposo. La travesía tuvo algunos contratiempos que, en primer lugar, la obligaron a tomar refugio en Portland, Inglaterra, el 31 de agosto. Cuando finalmente la flota pudo acercarse a Middelburg, Zelanda, una carraca genovesa que transportaba a 700 hombres, las vestimentas de Juana y muchos de sus efectos personales, chocó contra un banco de piedras y arena y se hundió.

Juana, por fin en las tierras del norte, no fue recibida por su prometido. Ello se debía a la oposición de los consejeros francófilos de Felipe a las alianzas de matrimonio pactadas por su padre el Emperador. Aún en 1496, los consejeros albergaban la posibilidad de convencer a Maximiliano de la inconveniencia de una alianza con Castilla y las virtudes de una alianza con Francia. El ambiente de la corte con el que se encontró Juana era radicalmente opuesto al que ella vivió en su Castilla natal. Por un lado, la sobria, religiosa y familiar corte castellana contrastaba con la desinhibida y muy individualista corte borgoñona-flamenca muy festiva y opulenta gracias al comercio de tejidos que sus mercados dominaban desde hacia un siglo y medio. En efecto, a la muerte de María de Borgoña, la casa de Felipe, de 4 años, había sido rápidamente dominada por los grandes nobles borgoñones, principalmente a través de consejeros adeptos y fieles a sus intereses. A diferencia de Castilla, las grandes decisiones eran tomadas de acuerdo con los fines de estos importantes nobles a través del influenciable Felipe.

Aunque los futuros esposos no se conocían, se enamoraron locamente al verse. No obstante, Felipe pronto perdió el interés en la relación, lo cual hizo nacer en Juana unos celos patológicos. Al poco tiempo llegaron los hijos, que agudizaron los celos de Juana. El 24 de noviembre de 1498, en la ciudad de Lovaina (cerca de Bruselas) nació su primogénita, Leonor, llamada así en honor de la abuela paterna de Felipe, Leonor de Portugal. Juana vigilaba a su esposo todo el tiempo, y pese al avanzado estado de gestación de su segundo embarazo, del que nacería Carlos (llamado así en honor al abuelo materno de Felipe, Carlos el Temerario), el 24 de febrero de 1500, asistió a una fiesta en el palacio de Gante. Aquel mismo día tuvo a su hijo, según se dice, en los lavabos del palacio. Al año siguiente, el 18 de julio de 1501, en Bruselas, nació la tercera hija del matrimonio, llamada Isabel en honor de Isabel la Católica, madre de Juana.
Última edición por Ale5 el Mié Jun 27, 2012 11:47 am, editado 2 veces en total
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Re: Reyes de España

Notapor Ale5 » Mié Jun 27, 2012 10:34 am


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Felipe I de Castilla, el Hermoso

Felipe I de Habsburgo, El Hermoso (Brujas, Flandes, 22 de julio de 1478 – Burgos, Castilla; 25 de septiembre de 1506). Duque de Borgoña, Brabante, Limburgo y Luxemburgo, Conde de Flandes, Habsburgo, Henao, Holanda y Zelanda, Tirol y Artois, y señor de Amberes y Malinas, entre otras ciudades (1482–1506), y rey de Castilla y de León (1506) por su matrimonio con Juana, hija y heredera de los Reyes Católicos.

Era hijo de Maximiliano I, Sacro Emperador Romano y de María de Borgoña.

Felipe nació en Brujas, en el condado de Flandes (hoy Bélgica), su bisabuelo fue Felipe el Bueno. En 1482, tras la muerte de su madre María de Borgoña, le sucedió en sus posesiones de Borgoña bajo la tutela de su padre. Un período de agitación se produjo, fue testigo de las hostilidades esporádicas entre, principalmente, las grandes ciudades de Flandes (especialmente Gante y Brujas) y los partidarios de Maximiliano.

Durante este interregno, Felipe se vio envuelto en los acontecimientos e incluso fue brevemente secuestrado en Brujas, como parte de la campaña de Flandes para apoyar sus demandas de mayor autonomía, que habían arrebatado a María de Borgoña, en un acuerdo conocido como el Blijde Inkomst o alegre entrada de 1477. A principios de la década de 1490, la crisis del interregno dio paso a un incómodo enfrentamiento, donde ni el apoyo de Francia para las ciudades de la Franc (Flandes), ni el apoyo del padre de Maximiliano Federico III resultaron decisivos. Ambas partes llegaron a un acuerdo en el Tratado de Senlis en 1493, lo que mitigó la lucha de poder interna al aceptar ambas partes reconocer el siguiente año como príncipe a Felipe (de 15 años de edad).

Su padre pactó su matrimonio con Juana I de Castilla, la hija de los Reyes Católicos, en el marco de la Liga Santa que unió a la monarquía castellano-aragonesa con el Imperio, Inglaterra, Nápoles, la república de Génova y el ducado de Milán contra las pretensiones hegemónicas de Francia en Italia (1495). Fue quien introdujo la casa de los Habsburgo en territorios de la actual España. El apelativo el hermoso, se lo dio el rey Luis XII de Francia. En 1501, Felipe y Juana viajaban hacía Castilla para ser coronados y se detuvieron en Blois. Allí el rey los recibió, al verle exclamó: «He aquí un hermoso príncipe».

En 1494, Maximiliano renunció a su regencia en los términos del Tratado de Senlis y Felipe, de 16 años, se hizo cargo de la regla de las tierras de Borgoña el mismo, aunque en la práctica la autoridad se deriva de un consejo de notables de Borgoña. El 20 de octubre de 1496, se casó con la Infanta Juana, hija del rey Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, en Lier, Bélgica.

El matrimonio fue parte de una serie de alianzas familiares entre los Habsburgo y Trastámara, los destinados a fortalecer contra el creciente poder de Francia, que había aumentado considerablemente gracias a las políticas de Luis XI y la afirmación de éxito de poder real después de la guerra con la Liga del bien público. El asunto se hizo más urgente después de la invasión de Carlos VIII (conocida como la Primera Guerra de la Independencia).

La hermana de Felipe, Margarita, se casó con Juan, Príncipe de Asturias, el único hijo de Isabel y Fernando y su sucesor a la corona unificada de Castilla y Aragón.[1] La doble alianza no fue diseñada para permitir que los reinos españoles cayeran bajo el control de los Habsburgo. En el momento de su matrimonio con Felipe, Juana fue tercera en la línea al trono, con Juan y su hermana Isabel se casó con la esperanza del prógenitor.
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Re: Reyes de España y personalidades del Ejército Español

Notapor Juanete » Lun Ago 20, 2012 1:24 pm


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Carlos I, el César Carlos

Carlos de Austria, o Habsburgo (Gante, 24 de febrero de 1500 – Monasterio de Yuste, 21 de septiembre de 1558) fue rey de España con el nombre de Carlos I (1516 -1556), el primero que unió en su persona las coronas de Castilla, Aragón y Navarra, y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V (1520-1558), llamado César, el César Carlos o Su Majestad Cesárea.

Hijo de Juana I de Castilla y Felipe el Hermoso, y nieto por vía paterna de Maximiliano I de Austria (Habsburgo) y María de Borgoña (de quienes heredó los Países Bajos, los territorios austríacos y derecho al trono imperial) y por vía materna de los Reyes Católicos, de quienes heredó Castilla, Navarra, las Islas Canarias, las Indias, Nápoles, Sicilia y Aragón.

El 22 de enero de 1516, su abuelo Fernando II de Aragón redactaba su último testamento. En él, nombraba a Carlos Gobernador y Administrador de los Reinos de Castilla y León, en nombre de la reina Juana I, incapacitada por su enfermedad. En lo concerniente a la Corona de Aragón, el rey Fernando dejaba todos sus estados a su hija Juana, nombrando, también en este caso, Gobernador General a Carlos en nombre de su madre. Hasta que Carlos llegara, en Castilla gobernaría el cardenal Cisneros y en Aragón el arzobispo Alonso de Aragón.

El 23 de enero moría el rey Fernando en Madrigalejo (actual provincia de Cáceres). A partir de entonces, Carlos comenzó a pensar en tomar el título de "Rey", aconsejado por sus consejeros flamencos. Esta decisión no era bien vista en la Península. El Consejo de Castilla le envió una carta el 4 de marzo en la que le pedía que respetase los títulos de su madre, ya que «aquello sería quitar el hijo al padre en vida el honor». Pero, diez días después las honras fúnebres por el rey Fernando terminaron con gritos de:

"Vivan los católicos reyes doña Juana y don Carlos su hijo. Vivo es el rey, vivo es el rey, vivo es el rey".

El 21 de marzo Carlos envió una carta a Castilla en la que informaba de su decisión de titularse Rey. Tras largas deliberaciones del Consejo, el 3 de abril el cardenal Cisneros informó al Reino de la decisión de Carlos. El 13 del mismo mes se informó de la nueva intitulación real:

Doña Juana y don Carlos su hijo, reina y rey de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las islas de Canaria, de las Islas, Indias y Tierra Firme del mar Océano, condes de Barcelona, señores de Vizcaya y de Molina, duques de Atenas y Neopatria, condes de Ruisellón y de Cerdaña, marqueses de Oristán y de Gociano, archiduques de Austria, duques de Borgoña y de Brabante, condes de Flandes, de Tirol, etc.

En mayo, los tres estamentos del Reino de Navarra, reunidos a petición del virrey Antonio Manrique de Lara, juraron fidelidad a Carlos como su rey y señor natural.

Mientras tanto, en la Corona de Aragón la situación era caótica. El Justicia de Aragón impidió gobernar al arzobispo Alonso de Aragón alegando que, según las leyes aragonesas, el cargo de gobernador sólo podía ser ejercido por el heredero al Trono. La Audiencia Real de Aragón dio la razón al Justicia, pero sentenció que el arzobispo podía gobernar en calidad de curador de la reina Juana. Pero el Justicia tampoco lo permitió entonces, alegando que Juana ya no era la heredera, ya que cuando se la juró como tal, se incluyó que si el rey tenía un hijo varón, éste pasaría a convertirse en el heredero. Y, por tanto, como en 1509 Fernando había tenido un hijo con Germana de Foix, el juramento de Juana quedaba anulado (a pesar de que el niño había muerto a las pocas horas). El 13 de mayo Carlos reconoció los poderes del arzobispo, como curador de la reina Juana, pero, aun así, se rechazó prestarle juramento. Por otro lado, la Diputación del Reino de Aragón reconoció a Juana como heredera de la Corona, pero como por su enfermedad no podía reinar, debía ser apartada del gobierno para que reinara su hijo. A todo ello se añadía el que ninguna institución de la Corona de Aragón le reconocía a Carlos el título de Rey hasta que no jurara los fueros y libertades de los Reinos.

Entre el verano de 1516 y principios de 1517, Carlos aseguró su posición gracias a la firma de una serie de acuerdos diplomáticos, como el Tratado de Noyón con Francia. Además, los Estados Generales acordaron concederle 800.000 coronas para los gastos del viaje. Tras los preparativos para la travesía, el 8 de septiembre de 1517 Carlos embarcó hacia España. Aunque estaba previsto que desembarcara en Santander, la armada llegó a Tazones, en Asturias, por el mal tiempo, lo que retrasó aún más el viaje.

La siguiente etapa del viaje termina en Tordesillas, donde visito el 4 de noviembre de 1517 y muy brevemente a su madre, la reina Juana la Loca, alli recluida. Ya en Valladolid, recibio la noticia del fallecimiento del cardenal Cisneros, lo que le dejaba completamente allanado el gobierno de Castilla.

El 9 de febrero de 1518 las Cortes de Castilla, reunidas en Valladolid, juraron como Rey a Carlos. También le concedieron 600.000 ducados. Además, las Cortes hicieron una serie de peticiones al rey, entre ellas:

  • Aprender a hablar castellano.
  • El cese de nombramientos a extranjeros.
  • La prohibición de la salida de metales preciosos y caballos de Castilla.
  • Trato más respetuoso a su madre Juana, recluida en Tordesillas.
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Re: Reyes de España y personalidades del Ejército Español

Notapor Juanete » Lun Ago 20, 2012 1:34 pm


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Vicente Rojo Lluch

(n. Fuente la Higuera, Valencia, 8 de octubre de 1894 - f. Madrid, 14 de octubre de 1966) fue un militar español jefe del Estado Mayor del Ejército republicano durante la Guerra Civil Española. Es conocido por su participación al frente de las fuerzas del bando republicano durante la Guerra Civil Española en la defensa de Madrid, así como en la planificación operativa de la Batalla del Ebro, (ocupando ya el puesto de General del Estado Mayor), la Brunete, y finalmente el Plan P. A pesar de estar en el bando republicano, él mismo se definió como católico, apostólico y romano. Al finalizar la Guerra estuvo exiliado en diversos países: Francia, Argentina y Bolivia. En el año 1957 logra regresar de nuevo a España y es juzgado por "Auxilio a la rebelión" y perdió el cargo militar. Fue autor de diversos libros relativos a la narración histórica de la Guerra Civil Española, así como del entorno social que rodeó al conflicto. Durante su vida, pre y post bélica, ejerció de profesor y publicó diversos libros especializados en diversos campos de la ciencia militar.

Su madre murió cuando Vicente tenía trece años de edad, y él no tuvo opción, fue asignado de inmediato a la institución en representación de internado denominada los Huérfanos de Infantería. Se puede decir que Rojo no eligió la carrera militar, ingresó en esta institución en calidad de huérfano de militar. Agravado por la situación económica de su familia en el año 1911, ingresa en la Academia de Infantería de Toledo. Una enfermedad en el ojo izquierdo retrasa sus estudios, tras tres años de convalecencia aprende a disimular el problema de su reducción de visibilidad. Vicente pudo pasar estos primeros años gracias a las aportaciones económicas solidarias de sus hermanos mayores. En esta su primera estancia en el Alcazar de Toledo estudiando hizo grandes amistades con algunos de sus compañeros. Su coronel José Villalba Riquelme lo recordaría como un aplicado alumno, del que finaliza sus estudios en el año 1914 con el grado de subteniente, habiendo obtenido el número dos en una promoción de 390 cadetes alumnos de la academia. Franco había acabado años antes, en 1911, los estudios en la misma academia.

Su primer destino se realiza en Barcelona, en junio de 1914 siendo asignado al Regimiento Vergara 57. Era una época complicada de conflictos sociales en las calles barcelonesas. Estuvo conviviendo en la misma casa con su hermano Fernando Rojo, tres años mayor que él. Su hermano trabajaba en la Catalana de Gas y Electricidad y logró mantener su empleo hasta después de la Guerra Civil. Al igual que Vicente se había educado en un orfanato militar de Toledo (María Cristina), sólo que al final no eligió la carrera militar. Este periodo barcelonés de Vicente fortaleció el vínculo de ambos hermanos. Durante esta época tuvo que enfrentarse como represor a las huelgas catalanas, y por otra parte tenía que oír las versiones de su hermano (que se encontraba en el otro bando). Fernando durante la Guerra se afilió a la UGT, aunque esta actitud era normal durante la guerra por motivos de supervivencia. La penuria económica y el bajo sueldo de Vicente en Barcelona (que correspondía a 35 duros) le obligan a solicitar el destino de Marruecos a la campaña africana de España. El destino de Marruecos era prometedor, el rey Alfonso XIII había concedido ventajas de ascenso en el escalafón a los militares destinados allí. Es muy probable que Vicente quisiera probar suerte.

El 10 de enero de 1915 se incorpora al Regimiento de Infantería de Córdoba nº 10, este destino se encuentra en la mitad de camino entre las posiciones de Ceuta y Melilla en el denominado protectorado español de Marruecos. Este era un lugar en que los militares españoles ambiciosos lograban en un corto periodo de tiempo posiciones altas en el escalafón. Tras pasar un periodo de aclimatación en Córdoba el 18 de febrero se incorpora al Batallón de Cazadores Arapiles nº 9, situado en Tetuán. Su bautismo de fuego lo tuvo en la ciudad de Laucién, y fue una escaramuza. El 29 de junio de 1916 tuvo lugar una importante operación en la cabila de Anyera, el Batallón de Cazadores de Arapiles tuvo participación en dicha operación. Durante este periodo tuvo que realizar diversas operaciones militares, alternó posiciones avanzadas con las de retaguardia, a finales de 1916 fue condecorado con Cruz Roja al Mérito Militar. En junio de 1918 ascendió a Capitán. Participó en la misión de Alcazarseguir en el norte de Marruecos.

En este ambiente militar, Vicente participó en numerosas Juntas de Defensa, dichas juntas eran una especie de tribunales de justicia encargadas de imponer moralidad. La aventura africana no parece lograr en Vicente las satisfacciones deseadas, y tras solicitar cambio de destino el 12 de julio de 1919 se incorpora al Regimiento de Infantería Vergara número 57 ubicado en Barcelona. En sus periodos de permiso que disfrutó en Ceuta conoció a Teresa Fernández, ambos contraen matrimonio en Madrid el 13 de marzo de 1920. Tras casarse es destinado al Batallón de Cazadores de Montaña Alfonso XII número 1 ubicado en Vich, en 1922 tiene su segundo hijo y logra ser destinado como profesor en la Academia de Infantería de Toledo, algo que llevaba deseando desde varios años. La Academia de Infantería era la única institución de enseñanza para los oficiales de la época.

Ascendido a comandante el 25 de febrero de 1936, al estallar la guerra civil, en julio de 1936, se mantuvo leal al gobierno de la República, y fue uno de los militares profesionales que participó en la reorganización de las fuerzas republicanas durante los instantes posteriores al pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936. La intención recelosa del gobierno de Giral fue el de desmantelar el ejército, finalmente en agosto de este mismo año se reactivan los escalafones militares. No es de suponer que se cuestionase la lealtad de Vicente Rojo ya que desde los primeros instantes fue trasladado a las oficinas del Estado Mayor del Ministerio al mando de Hernández Saravia. Debido a las operaciones de acoso a la Capital desde el norte, el 24 de julio partía a Somosierra para incoporarse a una columna que estaba bajo las órdenes de Enrique Jurado, estuvo destinado hasta el 28 de agosto en Lozoyuela, tras este primer punto de contacto regresó al Estado Mayor. El primer contacto con los milicianos fue muy bien entendido y fue considerado a partir de ese primer destino. Durante esos meses de gran actividad tuvieron que reorganizar un nuevo ejército capaz de enfrentarse con las tropas nacionales que avanzaban por Extremadura hacia la capital, en ese intento se creó la Inspección General de Milicias con el objeto de controlar los batallones de voluntarios. El 18 de agosto llegan las noticias de la toma de Badajoz y de las brutales represiones posteriores por parte del General Yagüe.

Una de las primeras misiones asignadas a Vicente Rojo (en compañía de un miliciano al que denomina simplemente M. en sus papeles ) fue la de pactar una rendición al asediado Alcázar de Toledo el 9 de septiembre de 1936, esta misión (propuesta por Largo Caballero) fue ciertamente dura para él, ya que suponía volver a la academia en la que estuvo destinado como profesor durante casi una década. El 8 de septiembre la Junta de Defensa de Toledo (ubicado en la casa de Correos) redacta el mensaje que debe aceptar Moscardó. Vicente sabe de antemano que Moscardó no aceptará las condiciones. Ese 9 de septiembre a las diez de la mañana entra por Puerta de los Carros con los ojos vendados a entrevistarse con Moscardó. Muchos de sus viejos camaradas se encontraban en su interior (entre ellos su antiguo colaborador Emilio Alamán Ortega). La recepción en el Alcázar por el General Moscardó fue fría y protocolaria, escuchó las condiciones y posteriormente permitió que Vicente saludara a sus antiguos colegas. Solicitó la entrada al recinto de un sacerdote para que pudiera hacer sus servicios religiosos en el Interior del Alcázar. Regresó a Madrid e informó en persona a Largo Caballero de lo sucedido.

En octubre de 1936 fue ascendido a teniente coronel siendo designado Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa, mandadas por el general Miaja, jefe de la Junta de Defensa de Madrid, creada para defender la capital a toda costa después del traslado del gobierno de la República a Valencia. En este puesto preparó un eficaz plan de protección de la ciudad, que evitó su caída. A partir de entonces, su fama como organizador no hizo sino aumentar. Su trabajo se fundamentó en organizar las milicias y que pudieran ofrecer un frente disciplinado ante el avance nacional. Evitar la improvisación y promover en la medida de lo posible la organización en el frente.

El 18 de octubre se crean las seis primeras Brigadas Mixtas. El avance de las tropas nacionales hacia Madrid parecía imparable tras la toma de Toledo por el ejército nacional el 28 de septiembre, tras este incidente en la primera semana de octubre se producen las primeras escaramuzas en Illescas. Vicente Rojo fue designado para detener el avance en esa localidad. El General José Asensio Torrado fue designado para planificar esta operación. Los combates comenzaron el día 20 de octubre y duraron hasta el 24 del mismo mes. Durante el acercamiento Vicente pudo comprobar el caos de la defensa republicana, intentó mejorar las comunicaciones en la localidad de Seseña con el objeto de establecer la logística. Pronto pudo comprobar que las baterías artilleras eran de calibres muy dispares (del 7.5 y 6.5) y que no estaban bien abastecidas, en la mayoría de los casos las recibidas eran del 6.5. Espontáneos brotes de pánico en los frentes, mala preparación de los milicianos, etc. Rojo se da cuenta al estar en la línea de fuego que había muchas cosas que mejorar, es en esta época cuando conoce a Juan Modesto Guilloto el que será su estrecho colaborador. El día 2 de noviembre se le nombra responsable de la sección de Organización y Movilización en el Estado Mayor.
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Re: Reyes de España y personalidades del Ejército Español

Notapor Juanete » Mar Ago 21, 2012 3:54 am


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Sebastián Pozas

Sebastián Pozas Perea (Zaragoza, 1876 – México D.F., 1946), fue un militar español que luchó en la Guerra Civil Española al servicio de la República. Fue uno de los participantes de la defensa de Madrid en sus inicios y estuvo a cargo de la Guardia Civil.

Nacido en una familia de tradición monárquica y conservadora, a los dieciséis años ingresó en la Academia Militar de Zaragoza. Perteneciente al arma de caballería, participó en la guerra de Marruecos, en donde tuvo una destacada actuación, consiguiendo ascensos por méritos de guerra y siendo condecorado con una Medalla Militar Individual. Ascendió al grado de general en 1926 durante la Dictadura de Primo de Rivera.

Nombrado por Portela Valladares (ministro de la Gobernación) inspector general de la Guardia Civil tenía en su poder el mando de más de 35.000 profesionales. En la noche del domingo 16 de febrero de 1936, después de anunciarse la victoria del Frente Popular en las elecciones, el general Franco, jefe del Estado Mayor del ejército, se comunica telefónicamente con Pozas. Franco advierte al general de los posibles desórdenes que se puedan producir en las calles después de la victoria del Frente Popular. Éste le tranquiliza; el objétivo de Franco es claro: sondear al general de la benemérita para que, una vez llegado el momento, ésta estuviera al lado del ejército para anular los resultados electorales.

Con la sublevación del 18 de julio de 1936 que daría lugar a la guerra civil, Pozas se situó en defensa de la legalidad constitucional y consiguió que un gran número de unidades del cuerpo de la Guardia Civil se mantuviesen leales a la República, exhortando a las fuerzas a sus órdenes a que cumpliesen «con absoluta lealtad el precepto reglamentario de permanecer fieles a su deber por el honor de la Institución».

El 19 de julio es nombrado Ministro de Gobernación en el gobierno de José Giral, y procede entonces a la distribución de armamento entre los civiles. Durante su mandato, cambió el nombre de la Guardia Civil, que pasó a llamarse Guardia Nacional Republicana (decreto del 29 de agosto). El 6 de septiembre es sustituido en el Ministerio de Gobernación por Ángel Galarza Gago.

El 5 de octubre se hace cargo de la 1ª División Orgánica y es nombrado presidente de la Junta de Defensa de Madrid. El 23 de octubre deja el mando de la 1ª División al general Miaja y toma el del Teatro de Operaciones del Centro. Organiza el ataque de Seseña (3 y 4 de noviembre). El 6 de noviembre, con la salida del Gobierno de Madrid, Pozas entrega el mando de la defensa de la capital y de la Junta de Defensa a Miaja. A partir del 31 de diciembre de 1936 pasa a dirigir el Ejército del Centro (antiguo Teatro de Operaciones del Centro), organizando la defensa alrededor de Madrid. Desde la jefatura del Ejército del Centro tomó parte en la batalla del Jarama, donde él y el Miaja tuvieron serias diferencias en cuanto a la dirección de las operaciones. El 27 de febrero de 1937 fue sustituido por enfermedad por el General Miaja.

Al producirse los sucesos de Mayo en Barcelona, el Gobierno republicano le nombra el 6 de mayo de 1937 jefe de la 4ª División Orgánica (Cataluña) en sustitución del general José Aranguren Roldán para restaurar el orden público y jefe del Ejército de Cataluña para recuperar el control militar de la zona. Una de sus primeras medidas fue denominar al Ejército de Cataluña como Ejército del Este (el mismo 6 de mayo) con lo que pasaba a depender directamente del Gobierno central y no de la Generalidad de Cataluña. Por estas fechas estaba ya afiliado al Partido Comunista de España y fue entonces cuando se encargó de la liquidación del sistema anarquista implantado en Aragón desde julio de 1936 y disuelve el Consejo Regional de Defensa de Aragón. Planea el ataque sobre Huesca (segunda mitad de junio del 37), que resultó un fracaso, y más tarde participó en la Ofensiva de Zaragoza, que acabó siendo otro fracaso excepto por la conquista de Belchite.
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Re: Reyes de España y personalidades del Ejército Español

Notapor Juanete » Mar Ago 21, 2012 3:59 am



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Felipe II, el Prudente

Felipe II de Austria (o Habsburgo), llamado El Prudente (Valladolid, 21 de mayo de 1527 – San Lorenzo de El Escorial, 13 de septiembre de 1598), fue rey de España[7] desde el 15 de enero de 1556 hasta su muerte, de Nápoles y Sicilia desde 1554 y de Portugal y los Algarves (como Felipe I) desde 1580, realizando una ansiada unión dinástica con Portugal, que duró sesenta años. Fue asimismo rey de Inglaterra, por su matrimonio con María I, entre 1554 y 1558.

Hijo y heredero de Carlos I de España e Isabel de Portugal, hermano de María de Austria y Juana de Austria, nieto por vía paterna de Juana I de Castilla y Felipe I y de Manuel I de Portugal y María de Aragón por vía materna; murió el 13 de septiembre de 1598 a los 71 años de edad, en el monasterio de San Lorenzo del Escorial, para lo cual fue traído desde Madrid en una silla-tumbona fabricada para tal fin.

Desde su muerte fue presentado por sus defensores como arquetipo de virtudes, y como un monstruo fanático y despótico por sus enemigos. Esta dicotomía entre la Leyenda Negra y la Leyenda Blanca o Rosa fue favorecida por el propio Rey Prudente, que se negó a que se publicaran biografías suyas en vida y ordenó la destrucción de su correspondencia. Aún hoy en día, la historiografía anglosajona y protestante representa a Felipe II como un ser fanático, despótico, criminal, imperialista y genocida. Sus victorias fueron minimizadas hasta lo anecdótico (salvo unos pocos ejemplos como la Batalla de Lepanto) y sus derrotas magnificadas en exceso, a pesar de que no supusieron grandes cambios políticos o militares, como la pérdida de una parte de la Grande y Felicísima Armada debido a un fuerte temporal, que además los historiadores anglosajones "transformaron" en una victoria inglesa.

Durante su gobierno, el Imperio español dirigió la exploración global y la extensión colonial a través del Atlántico y Océano Pacífico, convirtiéndose durante mucho tiempo en el principal país y potencia europea en todo el mundo. Su imperio, el Imperio español se convirtió bajo su gobierno en el primer imperio global, porque por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes, las cuales, a diferencia de lo que ocurría en el Imperio romano o en el Carolingio, no se comunicaban por tierra las unas con las otras.

En 1555 Carlos I, anciano y cansado, decidió renunciar a más territorios en favor de su hijo Felipe. El 22 de octubre del mismo año, Carlos abdicó en Bruselas como Soberano Gran Maestre de la Orden del Toisón de Oro. Tres días después, en una grandiosa y ostentosa ceremonia ante decenas de invitados, se produjo la abdicación como Soberano de la Países Bajos. La renuncia al Condado de Borgoña tuvo lugar el 10 de junio de 1556.

Carlos pensó que España defendiese desde esos territorios al Sacro Imperio Romano Germánico, más débil que Francia. A diferencia de Castilla, Aragón, Nápoles y Sicilia, los Países Bajos no eran parte de la herencia de los Reyes Católicos, y veían al monarca como un rey extranjero y lejano.

Los estados del norte pronto se convirtieron en un gran campo de batalla, ayudados por Francia e Inglaterra, que explotaron la situación de rebelión constante de Flandes para debilitar a la Corona.

El 16 de enero de 1556 Carlos I, en sus habitaciones privadas y sin ninguna ceremonia, cedió a Felipe la Corona de los Reinos Hispánicos, Sicilia y las Indias. Felipe ya desempeñaba funciones de gobierno desde 1544, después de que Carlos I escribiera en 1543, a su regreso a España, las Instrucciones de Palamós, que preparaban a Felipe para la regencia de los reinos peninsulares hasta 1550 cuando éste aún tenía dieciséis años.

Aunque durante su juventud vivió 12 años fuera de España en Suiza, Inglaterra, Flandes, Portugal, etc., una vez convertido en Rey de España fijó su residencia en Madrid y potenció el papel de esta ciudad como capital de todos sus reinos.

Felipe II heredó una deuda de su padre de unos veinte millones de ducados, y dejó a su sucesor una cantidad que quintuplicaba esta deuda. En 1557, al poco de entrar al poder el rey, la Corona hubo de suspender los pagos de sus deudas declarando la primera bancarrota. Pero los ingresos de la Corona se doblaron al poco de llegar Felipe II al poder, y al final de su reinado eran cuatro veces mayor que cuando comenzó a reinar, pues la carga fiscal sobre Castilla se cuadruplicó y la riqueza procedente de América alcanzó valores históricos. Al igual que con su predecesor, la riqueza del Imperio recaía principalmente en Castilla, y dependía de los avances a gran interés de banqueros holandeses y genoveses. Por otra parte, también eran importantes los ingresos procedentes de América, los cuales suponían entre un 10% y un 20% anual de la riqueza de la Corona. Los mayores consumidores de ingresos fueron los problemas en los Países Bajos y la política en el Mediterráneo, juntos, unos seis millones de ducados al año.

El estado de las finanzas dependía totalmente de la situación económica castellana. Los Países Bajos eran los principales receptores de la lana castellana, y debido al ya abierto conflicto de los Países Bajos, la ruta lanera se interrumpió, lo que produjo una recesión en la economía castellana en 1575. Como consecuencia, en ese mismo año se produjo una segunda suspensión de pagos al declararse la segunda bancarrota. En 1577 se llegó un acuerdo con banqueros genoveses para seguir adelantando dinero a la Corona, pero a un precio muy alto para Castilla, que agravó su recesión. Esto se conoce como El Remedio General de 1577, que consistió en una consolidación de la deuda a largo plazo, pudiendo llegar a 70 u 80 años. Se entregaron así juros (bonos) a los acreedores como compromiso de la Corona de la devolución del dinero con un interés del 7%. Dicho dinero se iría devolviendo a medida que se volviera a tener de nuevo liquidez y con el aval de los metales americanos. Paralelamente, entre 1576 y 1588, Felipe usó la intermediación financiera de Simón Ruiz, que le facilitaba pagos, cobros y préstamos a través de letras de cambio.
Juanete
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