Psicología de las emergencias

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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Juanete » Sab Dic 18, 2010 10:01 pm



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Recepción y gestión de la demanda

Es la actividad fundamental en la sala, aunque no la única. Como se mencionó en el apartado del llamante, uno de los factores desencadenantes de estrés viene originado por el modo en que se produce una llamada, por la disponibilidad de un recurso específico para dar respuesta a la demanda y por la eficacia de los medios técnicos utilizados (ordenador, radio, telefonía, etc.).

Otro aspecto viene marcado por la relación que hay entre el personal integrante de la sala en un turno concreto. Relación que va en todas direcciones, operador-sanitario, sanitario-operador, operador-operador y sanitario-sanitario. No es infrecuente la pregunta de cualquiera de nosotros, al incorporarnos al turno, sobre quién está de responsable de sala o sobre qué operadores hay de turno.

Si hemos tratado aspectos cualitativos de la recepción y gestión de la demanda, no podemos obviar los aspectos cuantitativos, es decir, el número de llamadas que se pueden producir en un momento dado; dicho de forma genérica, la sobrecarga de trabajo, la cual supone otro factor generador de estrés. Tenemos delimitada la sobrecarga cualitativa, o lo que es igual, las excesivas demandas en relación con las competencias, conocimientos y recursos. Por otro lado hemos delimitado las demandas cuantitativas, es decir, el exceso de trabajo. También habría que mencionar que la asignación de tareas rutinarias, simples y aburridas pueden ser causa de estrés laboral, la paradoja se comprende al analizarla desde el punto de vista del sujeto, que vive esa situación, aburrida o poco útil, como estresante. Ya comentábamos párrafos atrás que una sala de coordinación sin situaciones emergentes sería muy aburrida.

Telemedicina

Comprende este apartado a una actividad un tanto novedosa que se presta en un servicio de las características del nuestro. En este tipo de Centros de coordinación, es frecuente tener que dar a través del teléfono un consejo sanitario (colocar en posición de seguridad, realizar maniobra de desobstrucción de vía aérea, etc.). En otro nivel de telemedicina estaría la recepción de un EKG que nos remiten desde un Centro de Atención primaria. Todo esto supone el uso de una tecnología con un grado de sofisticación más alto. Nosotros trataremos de analizar la relación entre estrés y el uso de la tecnología que requiere la telemedicina.

La incorporación de las nuevas tecnologías al ambiente laboral, en nuestro caso al entorno sanitario de la emergencia, suele ser motivo de transformaciones , necesidad de adaptación por parte de los profesionales y por parte de la propia organización de las tareas. Esto va a ser determinante para aportar nuevos elementos de estrés laboral. De su estudio y detección trataremos de ocuparnos, con la idea de no atacar frontalmente a la tecnología, a no ser que haya un motivo justificado, sino por el contrario, sacar el mayor rendimiento tanto a las máquinas como a nuestro potencial más delicado y sofisticado, el humano.

¿Quién no se ha enredado con el ordenador aunque sólo sea tratando de sacar un pequeño artículo sobre estrés? ¿Quién no ha renegado, a veces en tres o cuatro idiomas distintos, de las nuevas tecnologías? y ha jurado y prometido no caer en la bajeza de sucumbir ante los ordenadores y aparatos similares y sin embargo no puede pasar sin un mando a distancia en su casa para ver la televisión. ¿Es coherente renegar de la tecnología? Realmente estamos, queramos o no, rodeados de tecnología, y en nuestro caso, de tecnología de la información (ordenadores, telecomunicaciones, etc.). Esto supone un entorno estresante en tanto que lo percibamos como tal. Siguiendo con el ejemplo anterior, el mando a distancia seguro que no es estresante, luego habría que preguntarse sobre el origen del estrés en relación con el uso de la tecnología.

Desde nuestro punto de partida, se trata de un problema adaptativo por parte del profesional. Además de nuestra actividad tenemos que dar una respuesta utilizando un instrumento tecnológico y ese instrumento es por sí mismo un factor de estrés potencial. Tenemos por tanto una evaluación primaria sobre la situación que se nos plantea, además de esta evaluación existe, como hemos señalado antes, una evaluación secundaria en función de las habilidades que posee el profesional respecto a dicha situación. En esta evaluación puede influir el hecho de que se perciba como negativa la dependencia de instrumentos que no controlamos y que pueden poner en peligro nuestra actividad. Imaginemos, a título de ejemplo, una situación que en sí misma no es estresante y que llega a frustrarnos y a estresarnos. Tenemos por tanto las mismas variables que señalábamos al principio (adaptación e incertidumbre). Esta adaptación viene dada básicamente por la demanda cognitiva que se le exige de forma suplementaria al profesional.
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Juanete » Lun Dic 20, 2010 12:17 am


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Coordinación de recursos

Esta sería la actividad “estrella” de la sala de coordinación, es decir, la coordinación de los recursos disponibles, básicamente compuestos por las UVI-móviles, helicóptero y ambulancias básicas. En un segundo nivel de coordinación estarían los diferentes dispositivos de urgencia en centros de salud y puertas de hospitales. Todo este entramado tiene una disponibilidad que va a ser variable en función de la hora, el lugar y la naturaleza del suceso a atender. Además, de estos recursos van a ser coordinados directamente, las UVI-móviles, helicóptero y, en algunos casos, las ambulancias básicas. Los centros de salud y las puertas de urgencia hospitalarias forman parte del Sistema Integral de Emergencias Sanitarias en nuestra comunidad, con un mismo fin: Atender la emergencia sanitaria con los recursos disponibles. La cuestión está en que los recursos coordinados directamente están en permanente contacto con nosotros, conocemos sus capacidades en tiempo real, es decir, su disponibilidad, equipamiento, estatus; además existe una clara dependencia funcional del Centro Coordinador, aspectos que no se dan con los recursos coordinados indirectamente.

Con estas premisas podemos extraer algunos factores que van a generar estrés en el contexto delimitado que ocupa la sala de coordinación. Estos factores que, de forma genérica, señalábamos antes como incertidumbre, adaptación y desinformación, aquí no podemos permitírnoslos. Un profesional de la sala de coordinación debe contar, y de hecho cuenta, con los elementos necesarios para evitar estos factores. Lo que ocurre es que ante determinada magnitud de un suceso, que se perciba como desbordante, o ante un tipo de suceso no habitual, o ante cualquier otra situación en la que exista una desproporción entre los recursos y la demanda, sí se van a dar estos factores. Aquí hemos de incluir entre los recursos, no sólo a los recursos materiales sino a los recursos cognitivos, experiencias previas del coordinador y recursos de afrontamiento ante estas situaciones.

Para ilustrar las cuestiones planteadas en el párrafo anterior, pensemos en una sala que atiende una serie de llamadas de emergencias y que va dando respuesta en función de la demanda y recursos materiales disponibles. De pronto hay una demanda no habitual (accidente múltiple, atentado, etc.). En esta situación, tan importantes son los recursos materiales, es decir el número de UVI-móviles disponibles, como la experiencia, conocimientos, habilidades y actitudes que posea el profesional en cualquiera de sus niveles de responsabilidad en la sala, ya sea operador, enfermero o médico. Si le cambiamos el sentido a esta afirmación lo podemos aclarar aún más. ¿qué sentido tiene contar con buenos recursos materiales, si nos bloqueamos? Podríamos decir bloqueo, inadecuación de uso, incapacidad de decidir, de concentrarnos, etc.

Otro aspecto a señalar ha de ser la capacidad de adaptación ante otro tipo de materiales que se utilizan en sala, y que ya apuntábamos antes, nos referimos al sistema de telefonía, radio, mapas, ordenadores. Todo ese pequeño sistema que conforma nuestro universo de acción. Esto cobra mayor importancia si analizamos que el responsable de la sala, aunque tenga una buena formación sanitaria, incluso técnica, de la emergencia, no posee las habilidades y destrezas necesarias para dar respuesta ante situaciones que exigen un procesamiento de la información rápido, una respuesta concreta y correcta ante una situación específica y un dominio del medio en el que se desarrolla su actividad.
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Delko » Lun Dic 20, 2010 2:01 pm


¿Qué funciones tendrían un psicólogo de emergencias?. No sería conveniente reconocer está especialidad como profesión reconocida?
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Juanete » Lun Dic 20, 2010 2:24 pm


Debería de ser así, pero por desgracia en muchas comunidades y en la inmensa mayoría de municipios, la figura del psicólogo, carece de total importancia. Es una pieza clave en la emergencia, donde fuera de las heridas físicas pueden existir otro tipo de heridas que pueden tardar muchísimo más tiempo en cicatrizar.

Se tiene la fea costumbre de acudir solamente al herido grave. Al que puede andar o hablar, se le ignora por completo.

Y después nos preguntamos porqué hay cada vez más gente en la sociedad que tiene tanto trastorno. A todo esto sin contar con la inmensidad de personas mayores que nos encontramos cada día (la población cada vez envejece más) y encontramos a otra cantidad indecente de personas mayores auténticamente solas y abandonadas, que en muchas ocasiones nada más que ncesitar algo de compañía y no dudan en llamar a una ambulancia para que le atiendan de su mal, que no es otro que se siente solo y desamparado.
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Delko » Lun Dic 20, 2010 3:55 pm


Curso Acceso Guardia Civil

Inicio curso: septiembre 2019
de-pol.es
Los colegios profesionales deberían apostar más por está figura, y las administraciones también. Bajo mi punto de vista.
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Juanete » Lun Dic 20, 2010 9:48 pm



Increibles precios
materialpolicial.com
Pues si, pero por desgracia no se hace. Algún día cambiarán las cosas.
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Nessa » Lun Dic 20, 2010 10:36 pm



intervencionpolicial.com
En la facultad en la que yo he estado no se ve nada de psicología de emergencias....y de momento en España el colegiarse no es obligatorio y sólo se ve como sanitaria la figura de psicólogo clínico (personas que hacen el PIR, muy pocas plazas para todo España) cuando todos los psicólogos hacen cosas con aspectos clínicos: educativo, social, deportivo, forense, organizacional... Muchas cosas tienen que cambiar........se están haciendo muchas movilizaciones para que considere a toda la psicología como sanitaria y que se haga un máster en salud para estar salvarguardados pq ahora mismo hay un vacio legal bastante importante....
Última edición por Nessa el Lun Dic 20, 2010 10:38 pm, editado 1 vez en total
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor emergencias112 » Lun Dic 20, 2010 10:38 pm


Academia Acceso Cnp

sector115.es
Delko escribió:Los colegios profesionales deberían apostar más por está figura, y las administraciones también. Bajo mi punto de vista.


El Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña tiene un grupo especializado que tiene sus propios procedimientos y funciona muy bien. Otros COP tienen grupos preparados, aunque no todos han firmado acuerdos con los 1-1-2 de sus Comunidades.

En el Grado de Seguridad y Emergencias tenemos dos asignaturas, una global (psicología de la personalidad e interacción social), y la específica (psicología de las emergencias).
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Juanete » Vie Dic 24, 2010 5:36 pm


Estrés en el decálogo prehospitalario

Hemos elegido el decálogo prehospitalario, para analizar los factores desencadenantes de estrés, con el fin de compartimentar todas y cada una de las fases que reflejan de una manera coherente la actuación del equipo de emergencia. En cada una de estas fases la actuación del equipo va a tener unas características que hacen que podamos señalar cuales son los factores y/o situaciones de estrés que se dan o que pueden darse y de qué modo es vivenciada por los profesionales de la emergencia sanitaria.

Las fases del decálogo son las siguientes:

1.- Alerta
2.- Alarma
3.- Aproximación
4.- Control
5.- Triage
6.- Soporte V. B.
7.- Soporte V. A.
8.- Transporte
9.- Transferencia
10.- Reactivación.

Si la primera fase, la de alerta, se ha asociado en una primera impresión al estrés, la realidad es que en todas se viven estas situaciones estresantes y en todas es posible minimizar estas situaciones, o lo que es más exacto, sería posible optimizar la respuesta del individuo ante una situación estresante para un sujeto no entrenado ¿Por qué la asociación del estrés con la primera fase? Pensamos que sería una forma de pre-ocuparnos -ocuparnos antes de ocurrir el hecho-.

La alerta se caracteriza por la espera, por la tensión que ésta pueda generar. La fase de alarma es la que activa la ejecución y puesta en marcha del equipo, es cuando hay que salir corriendo hacia el lugar indicado por la sala. En la aproximación estamos en otro medio que puede ser la UVI-móvil o el helicóptero; en esta fase hay que preparar y ultimar el material en función de los datos obtenidos sobre el suceso al que nos dirigimos, y que todavía no tenemos muy claro de qué se trata y qué nos vamos a encontrar cuando lleguemos. Cuando llegamos al lugar, primera evaluación in situ y control de la situación, pensemos que estamos en una auténtica emergencia y estamos trabajando con el reloj como adversario. Si procede, se hace triage; de la misma manera ocurre con las dos siguientes: Soporte vital básico y avanzado. El transporte genera otras situaciones de estrés que se van a diferenciar por parte de los componentes del equipo, no es la misma situación para el conductor - en esta fase sólo conduce- que para el médico o el enfermero. En la novena, si todo ha ido bien, se respira tranquilamente, ¿realmente ocurre así?, si es así estamos ante la emoción secundaria o condicionada contraria a la ansiedad, es decir, el alivio. En la última fase se trata de asegurar la disponibilidad una vez finalizada la asistencia anterior, con objeto de poder atender posibles servicios de nuevo. En función del número de llamadas y del tiempo disponible para realizar esta operación se va a vivir de forma más o menos estresante, ¿o acaso no estresa el que nos metan prisa para quedar disponibles cuanto antes?

Con todo lo propuesto hasta ahora estamos en condiciones de descubrir y hacer una breve descripción de aquellas situaciones que generan estrés. La utilización del decálogo cumple así el objetivo que nos marcábamos al principio del epígrafe, servirnos de guía para detectarlas en cada fase de la acción que en realidad no tiene pausas sino que se produce de forma continua.
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Juanete » Sab Dic 25, 2010 1:51 pm


Acceso al cuerpo de policía autonómica del País Vasco

nola2hurtu.eus
Factores condicionantes del estrés por la organización del trabajo

Siguiendo con la perspectiva ecléctica a la que aludíamos al principio, vamos a presentar un modelo que integra una serie de variables, tanto externas como internas, lo que significa, agentes estresores y características psicofísicas del individuo.

Además de los factores estresantes comunes a todo puesto de trabajo de forma general, nuestra tarea consiste en sacar aquellos elementos diferenciales, que hacen que nuestra actividad en la emergencia cobren especial importancia a la hora de desencadenar estrés.

En este apartado vamos a poner énfasis en dos aspectos: el sistema de turnos de trabajo y la exposición a riesgos inherentes al propio trabajo. En primer lugar, el trabajo a turnos es común a una parte importante de profesionales sanitarios, ya sea en instituciones sanitarias (hospitales, centros de salud), o en el caso que nos ocupa, los equipos de emergencia y el centro de coordinación, fundamentalmente. Si el primer aspecto está cargado de situaciones que hacen que se produzcan alteraciones que posean influencia negativa a nivel biológico, emocionales e incluso sociales; el segundo aspecto va a tener una influencia en nuestra respuesta como profesionales.

Si analizamos detenidamente la influencia que puede ejercer sobre el sujeto un sistema de trabajo a turnos, cosa que por otro lado es inevitable la mayoría de las ocasiones, nos encontramos que determinados turnos, o mejor expresado, determinados turnos por sus características de frecuencia, duración y calidad, hacen que sean especialmente negativos para la salud del trabajador. No es lo mismo un sistema de turnos establecido con una serie de descansos adecuada, una frecuencia compatible con nuestro ciclo biológico y con nuestra vida social; que otro que aunque tenga la misma calificación de trabajo a turnos, no posea estos elementos para favorecer nuestra relación con el entorno laboral y extralaboral. De este modo un turno con cambios continuos, breves, con inclusión de turnos día/noche, es más negativo y, va a generar mayor absentismo, menor rendimiento y menor motivación por parte del trabajador. Se puede, contrariamente a lo anterior, establecer un sistema de turnos, que contemple estos cambios de forma más espaciada, agrupando los cambios, respetando ciclos biológicos y sobre todo evitando cambios día/noche. Los alargamientos de jornada, los excesos en las tareas exigidas al trabajador y las demandas por encima de las posibilidades del sujeto van a constituir una fuente de estrés que debemos controlar, si queremos optimizar rendimientos, motivación y en definitiva respuesta.

Las sobrecargas de trabajo en términos cualitativos y cuantitativos constituyen sin lugar a dudas una importante fuente de estrés. Si la sobrecarga, en su visión cuantitativa, es entendida como el exceso de tareas a desarrollar por un trabajador, en su visión cualitativa, son las demandas excesivas que se le exigen al trabajador, demandas que van a ser excesivas en razón a las habilidades, destrezas, conocimientos y en general, competencia que tenga dicho sujeto.

El otro aspecto que nos ocupa es el referido a la percepción de riesgo inherente a la actividad que desarrollamos. Esta percepción de riesgos va a producir en el profesional una serie de actitudes que pueden repercutir en la actuación a llevar a cabo. Los riesgos están ahí, pero los accidentes pueden evitarse en gran medida, sobre todo cuando éstos vienen determinados por fallo humano; el problema viene cuando la sensación de peligro es desproporcionada y obsesiva, esto hace que no se lleven a cabo las conductas de seguridad, que disminuya el rendimiento y el equilibrio psicológico del sujeto.

Hemos hablado de percepción de riesgo para hacer constar que ante una situación de riesgo objetiva existen diferentes percepciones subjetivas, en función de las características del individuo (experiencia, conocimientos, habilidades, personalidad). Al igual que comentábamos páginas atrás, según la teoría de Lazarus en su posición extrema, una situación de riesgo no es percibida así por determinados sujetos, mientras que otros permanecerán aterrorizados y bloqueados. Por otro lado, el uso repetitivo de los posibles riesgos, peligros, accidentes, etc., con afán de reducir el número de éstos, se puede volver en contra creando un clima de inseguridad y siendo por sí mismo estresante.
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Juanete » Mar Dic 28, 2010 5:48 pm


Cambios psicofisiológicos. Trastornos sociales

Al hablar de cambios psicofisiológicos vamos a hacerlo refiriéndonos a la respuesta que da el sujeto en relación a una situación valorada como estresante y que se mantiene durante más tiempo del aconsejable y/o que se produce de forma repetitiva y periódica. Cuando hablamos de estrés y de respuesta del sujeto en sentido negativo, es cuando la situación va más allá de lo que el individuo puede soportar en función de sus reservas, recordemos al atleta en la final de los 100 metros lisos; si no fuera por el nivel de activación tan alta que tiene esos minutos antes de disputar la prueba, difícilmente conseguiría quedar entre los primeros, claro está que si lo mantenemos así durante 8 horas diarias 5 días a la semana, seguramente no tardará en presentarse en la oficina de personal con el parte de I.T. extendido por su médico de cabecera por agotamiento psicofísico y tendrá ganada unas merecidas vacaciones sin duda alguna.

Las situaciones de estrés van a producir una serie de cambios a nivel fisiológico y psicológico fundamentalmente; a su vez y como consecuencia de lo anterior, se van a producir una serie de alteraciones en las relaciones sociales del sujeto afectado. Así, a nivel fisiológico se produce un aumento general de la activación del organismo. Existen mecanismos neurales y endocrinos específicos, o al menos hay evidencia de la existencia de éstos, implicados en la respuesta fisiológica del estrés (Everly, 1989). De este modo se distinguen tres ejes de actuación en la respuesta de estrés a nivel fisiológico: neural, neuroendocrino y endocrino.

El eje neural se activa de manera inmediata, en cuestión de segundos, una vez que detectamos e interpretamos la situación estresante. Su vía de activación es exclusivamente neurológica, a través del Sistema nervioso Autónomo (rama Simpática) y del Sistema nervioso Somático. La activación de este primer eje es visible en situaciones en las que el sujeto evalúa que una amenaza aparece de forma súbita. Entre los efectos de est eje tenemos: sobre la pupila (dilatación), corazón (incremento de ritmo), vasos periféricos (constricción), hígado (glucogénesis), riñón (excreción de orina) y también , como no, aumento de la actividad mental. Ejemplo de esto es el temblor que aparece ante una situación repentina que nos ha sobrecogido (susto). Si esta situación desaparece, la activación del primer eje se irá reduciendo, si la situación se mantiene, pasa a activarse el segundo eje, ya que el primero no puede funcionar mucho tiempo en esos niveles de activación.

El eje neuroendocrino necesita de una situación más mantenida. Su activación es más lenta, aunque no mucho más (20-30 segundos) y es la que produce el aumento de las catecolaminas (adrenalina y su precursora), éstas van a producir efectos parecidos a los de la activación simpática, lo que supone aumento de la T.A., del ritmo cardíaco y aumento del aporte sanguíneo al cerebro. En esta fase el organismo se prepara para responder ante la amenaza y está relacionada con la respuesta motora (huida o afrontamiento). La consecuencia es el trastorno por excesos de demanda de los órganos activados, fundamentalmente el corazón .

El eje endocrino se configura en cuatro ejes: adrenal-hipofisiario, que responde con la secreción de ACTH y endorfinas para aumentar el dintel del dolor en situaciones de estrés. Los tres ejes restantes implican secreción de hormona del crecimiento, tiroxina y vasopresina. La activación en esta fase es más lenta que las dos anteriores, pero sus efectos son más duraderos. Sus consecuencias tienen que ver con la depresión, pasividad, inmunosupresión y síntomas gastrointestinales. Las patologías van a ser de corte psicológico (ansiedad, miedo, depresión), al ser el cerebro uno de los órganos activados específicamente en este eje.

A nivel psicológico las conductas seguidas en situaciones de estrés van a ser específicas o generales. Esto va a depender de las experiencias en situaciones anteriores de estrés. El que se disponga de habilidades eficaces para hacer frente a la situación depende del aprendizaje del sujeto en desarrollar las conductas adecuadas y el reforzamiento de éstas. Estas conductas que van a ser ataque, huida o pasividad, van a determinar la activación fisiológica del organismo, consecuentemente con esto, los trastornos fisiológicos y riesgos derivados del estrés van a estar condicionados al tipo de conducta empleada por el sujeto.

Para ejemplificar esto último, pensemos en un orador novel que tiene que enfrentarse a un foro y que le va a suponer vivir una situación estresante; consecuencia de ello su nivel de activación fisiológica será alto (taquicardia, sudoración, trastornos de la voz, etc.). Si por el contrario nuestro orador tiene experiencias anteriores y conductas eficaces ante el oratorio y sabe lo que tiene que decir y cómo transmitirlo, escasamente va a existir activación fisiológica, es más, es posible que lo que para el sujeto anterior era un suplicio, para nuestro “Castelar” va a suponer una experiencia que en modo alguno desgastará ni su corazón ni su cerebro, ni siquiera sus glándulas suprarrenales.

El individuo como unidad que forma parte de las estructuras sociales, es a su vez agente influido e influyente en este entramado que proporciona la pertenencia al grupo social. De este modo si la vida emocional del sujeto es moldeada por la sociedad, ésta también influye en el entorno social que va a ser más fuerte en los círculos más próximos al individuo, es decir, familia, trabajo, municipio, etc. Nosotros apuntamos a la interacción del sujeto con su entorno más próximo y que van a tener repercusiones en ambas direcciones.

Qué duda cabe que un individuo sometido a estrés va a padecer efectos negativos a nivel de sus relaciones con los demás miembros de sus comunidad y esto lo vemos frecuentemente traducido en irritabilidad, incapacidad para el diálogo, intolerancia, aislamiento, etc., esto tiene mayor importancia si el entorno próximo del sujeto está compuesto por la familia y los compañeros del equipo de trabajo.

Si imaginamos a un profesional, que puede ser un profesor, que no tiene unas relaciones sociales envidiables con sus compañeros de universidad, esto no va a dificultar especialmente el desempeño de su actividad docente; en cambio la cosa se complica si este profesional es un cirujano que no se habla con el resto del equipo. Existen actividades en las que importa poco si hay una relación de apoyo o no, en nuestro caso, hemos de afirmar que difícilmente se puede realizar ninguna de nuestras actividades si no existe una auténtica compenetración entre los individuos que configuran el pequeño grupo social. Un escritor, un funcionario de administración, incluso un profesor no pagan caro un aislamiento, es más, a algunos les beneficia; cualquier profesional que ha de actuar en situaciones de emergencia, ya sea médico, enfermero o técnico no puede, sencillamente, permitirse ese “lujo”.
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Delko » Mié Dic 29, 2010 12:42 am


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No les parece que la figura del Psicólogo también debería estar presente en las F.C.S, para asistir a los propios policías entre otros aspectos.
Aparte, que las Universidades y Colegios Profesionales consiguieran sacar un Postgrado en Psicología de las emergencias.
Sinceramente espero que la figura del Psicólogo sea reconocida como es debido.
Feliz año!
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Juanete » Mié Dic 29, 2010 12:46 am


HEKLER & KOCH P30-FX

Sistema de entrenamiento fx
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Si. Así tendría que ser. Cuando se habla de psicología en las emergencias nos referimos al sistema completo, donde se incluyen policía, bomberos, protección civil, sanitarios, etc. Todos, sin excepción. Es una asignatura pendiente que supongo que no se tardará en recuperar, o mejor dicho, imponer.
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Juanete » Vie Dic 31, 2010 3:09 pm


Gafas Polarizadas 5.11

militariapiel.es
Perfil psicológico de los profesionales. Necesidad de tests psicológicos.

Cuando se lleva a cabo un proceso de selección para proveer de profesionales a un determinado servicio, se tienen en consideración una serie de requisitos que ha de cumplir el aspirante. De entre estos requisitos, algunos son absolutamente imprescindibles, sin cuya acreditación no se supera dicho proceso, es decir, titulación académica, experiencia, acreditación de conocimientos específicos y capacitación física; sirva esto a modo de ejemplo. Otros son objeto de valoración por el equipo responsable de la selección de personal, habitualmente con asesoramiento técnico en función del perfil del puesto a cubrir. Es en esta parte donde se suelen rellenar aspectos relacionados con la actitud, motivación, idoneidad, etc.; y otros muchos factores relacionados con la personalidad del sujeto. La cuestión que planteamos versa sobre la objetividad en la valoración de estas cualidades y, yendo aún más lejos, sobre si tenemos conciencia de que esas cualidades, en las que ejerce notable influencia el ambiente, no son permanentes y por lo tanto sujetas a cambios.

Con estas premisas planteamos la necesidad de establecer un perfil profesional que abarque, además de los requisitos académicos y técnicos, aquellos que configuran la personalidad del sujeto y que van a tener, a nuestro juicio, un papel clave en el rendimiento de ese futuro profesional de la emergencia sanitaria.

Si hablamos de evaluación que aborde en su conjunto al aspirante, ésta deberá apoyarse en un análisis detallado del curriculum, una entrevista con el candidato y un conocimiento de las exigencias del puesto de trabajo; pero, ¿es necesario incluir algún test? En caso afirmativo, ¿serán determinantes estas pruebas? Desde nuestra perspectiva, defendemos que el uso de pruebas llamadas objetivas deben ser, eso, pruebas complementarias que apoyen la entrevista y el curriculum; que sean usadas con la cautela suficiente para no “desterrar” a un potencial profesional víctima de una etiqueta impuesta. Una vez aclaradas estas cuestiones podemos plantear qué sujetos son más idóneos, desde el punto de vista psicológico, para el desempeño del papel en la emergencia.

La finalidad de todo test es la comparación, mediante un procedimiento estandarizado, con otros individuos. Dicho así, nos parece útil la elección, pues de este modo elegiremos al más apto de entre los aspirantes que cumplen con el resto de requisitos. Hay que señalar que la prueba en sí misma es una situación estresante, sobre todo cuando el sujeto se juega una baza importante en su vida, como es su futuro laboral. Queda otra cuestión que plantear todavía, nos referimos al tipo de prueba a emplear para analizar estos aspectos del individuo. Aquí obviamos los tests de razonamiento, inteligencia, etc.; nos queda por distinguir entre personalidad y características personales. Las características personales, van a serlo en función de las que puedan influir en su adaptación en función del perfil del puesto de trabajo: sociabilidad, grado de frustración, tolerancia al estrés, etc. Éstos son los tests de personalidad de análisis factorial, entre los que se encuadran el Inventario de temperamento de Guilford-Zimerman, el de Kuder, el MBTI o el 16 PF de Cattell.

Está claro que existen individuos con mayor capacidad de adaptación y recursos de afrontamiento para responder ante una situación de estrés. Pero también es cierto que con un programa de formación podemos conseguir que los sujetos aprendan estas estrategias de afrontamiento, asimilándolas e incorporándolas a su repertorio conductual.
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Re: Psicología de las emergencias

Notapor Juanete » Vie Dic 31, 2010 3:10 pm


Curso Online ascenso a Oficial

joyfepolferes.es
Formación para evitar y combatir el estrés.

En la bibliografía al uso sobre el estrés podemos encontrar diversos tipos de tratamiento, algunos centrados en síntomas concretos (fobias, depresión), otros en problemas adaptativos que se relacionan en el control de impulsos (tabaquismo, bulimia) y otros que se ocupan de tratar las estrategias de afrontamiento inadecuadas por parte de los sujetos.

En esta parte vamos a entrar en aquellos aspectos que forman parte de la metodología para combatir el estrés. Para ese fin nos vamos a centrar en la capacidad de afrontamiento que han de tener los profesionales de la emergencia sanitaria y cómo conseguir unos valores aceptables para superar estas situaciones.

Meichebaum (1977), sostiene que el trastorno aparece en el individuo como consecuencia de formas erróneas de evaluar los acontecimientos conflictivos. Este mismo autor propone una forma de combatir al estrés utilizando el entrenamiento por inoculación de estrés. Con esta técnica se generan experiencias, conocimientos y habilidades necesarias, junto a técnicas de afrontamiento para mejorar nuestra actuación frente a situaciones estresantes. El programa de inoculación consta de tres fases: la primera, educativa, en la que se informa al sujeto sobre la forma en que se generan las emociones distorsionantes, insistiendo en los factores cognitivos y las suposiciones; en la segunda, ensayo, se proporcionan supuestos alternativos para utilizarlos en estas situaciones estresantes, se les facilitan estrategias y herramientas que ayuden al sujeto a valorar la situación, controlar los pensamientos y emociones y a evaluar la situación; la tercera y última fase consiste en la aplicación de lo aprendido y puesta en práctica.

Nosotros partimos de la premisa de que el fracaso en el afrontamiento es debido a una falta de conocimiento, de habilidades o de experiencia; siendo aún más restrictivos lo reducimos a estos dos últimos aspectos, por consiguiente, la estrategia a seguir es facilitar el entrenamiento de habilidades y experiencias específicas en nuestro campo de actuación.

Existen una serie de situaciones en nuestro contexto, que se valoran como estresantes. Esto nos da una cierta ventaja a la hora de diseñar un plan de formación para combatir el estrés utilizando la técnica de entrenamiento por inoculación del estrés. Las situaciones estresantes que podemos entrenar, van a ser fundamentalmente en el sentido de reproducirlas artificialmente para poder evaluar cómo actúa el sujeto frente a ellas y reforzar aquellos aspectos más débiles de su actuación. Estas situaciones pueden ser una parada cardiorrespiratoria, un politraumatizado grave o una catástrofe; aquí el entrenamiento va a ser fundamental, ya que no sólo se trata de “saber”, sino de “saber hacer”, a un nivel de asimilación tal que se pueda ejecutar la acción sin mucho coste mental, lo que significa un cierto grado de automatismo. Esto ocurre en otros aspectos de nuestra vida; pensemos en un sujeto que no sabe conducir, un conductor novel y un conductor con cierta experiencia. Para el primero simplemente no puede afrontar la situación de conducir, no sabe. Para el segundo, el hecho de ponerse frente al volante es estresante -si es responsable-, ya que, aunque sabe conducir, le cuesta automatizar las acciones, a veces utiliza el habla autodirigida para poder apoyarse y se dedica al ejercicio de la conducción con toda su atención. Nuestro tercer sujeto, -también responsable- ha automatizado el ejercicio de conducir de tal modo, que no necesita utilizar toda su atención para hacerlo con seguridad, es decir, podría mantener una conversación con su copiloto sin que por ello dejara de conducir correctamente.

La formación exigible a un profesional de la emergencia sanitaria será en función a la respuesta que se espera de él en su actividad profesional. Si en su actividad cabe la posibilidad de responder ante una parada cardiorrespiratoria, su formación inicial debe haberle preparado para atenderla de forma automática, con capacidad suficiente como para tomar las decisiones que le exijan la situación en cada momento. Si ha de responsabilizarse de la sala de coordinación, tiene que tener los conocimientos y el entrenamiento suficientes para, del mismo modo, dar respuesta ante las situaciones que puedan presentarse; esto va a suponer una formación complementaria en el sistema técnico, la gestión de los recursos sanitarios, la coordinación con otras instituciones y una gran capacidad para resolver situaciones conflictivas con usuarios.

Será por tanto la formación específica, en aquellas áreas que serán objeto de su trabajo, la que ha de exigirse, además iremos más lejos, esa formación debe tener como objetivos no sólo la adquisición de conocimientos, sino las habilidades y destrezas necesarias para que el sujeto afronte la situación con una actitud decidida y segura.
Juanete
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