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Con el permiso de la concurrencia, volveré a ser el eterno objeto de discordia.
No me parece del todo mal que se abogue por suprimir ese artículo de la LOPSC ya que nuestra normativa general sobre la ebriedad (en palabras de Antonio Escohotado, para mí el mejor experto del país en este tema, y de cuyo libro Historia de las Drogas, en 3 volúmenes, aconsejo una atenta lectura, por sabrosa, clarificadora y documentada) es un puro desastre. Castigamos que adultos lleven o fumen "chocolate" mientras tenemos totalmente legalizado el alcohol (botellón, ..) que tantos problemas médicos y sociales genera en infinidad de familias y del que el propio estado, monumento a la hipocresía nacional, obtiene pingües beneficios económicos (Impuesto sobre Alcoholes varios, importaciones, etc.). A esto le juntamos el tabaco, causa de fallecimiento de decenas de personas anualmente y cuyo coste sanitario es casi incalculable, ya tenemos casi dibujado el esperpento nacional. Pero, desde hace años ya, le añadimos la metadona, que parece que regalen en determinadas fuentes públicas y que mantiene "atontao" al heroinómano habitual hasta que se busca la vida para meterse otras cosas; todo tipo de pastillas (Rophinoles, Tranxilium, Deprancoles, ......) que obtienen los habituales casi por cajas, al margen del trapicheo habitual en los centros de dispensación y poblados marginales, etc., etc., etc.
Lo mejor es pasar de estas cosas y saborear el tinto de Rioja o el rosado de Navarra en una buena comida, con buena compañía y antes de una larga y pausada tertulia. Pero ya que la cosa va de excesos pues, aunque muchos me vayan a acusar de alentar la drogadicción, cosa que es de locos, creo mejor que un joven se fume un porro a que se alcoholice antes de los 20 años "legalmente".
Total, luego resulta que el ir "colgado" es eximente o atenuante la mayoría de veces cuando se cometen los actos más execrables. ¡¡De locos¡¡
En conclusión, esa postura puede resultar incomprensible, pero en principio es totalmente coherente con los postulados de esa mini-formación política, aunque muchos consideren que es todo lo contrario.
Lo que sobra en este país (y en muchos otros) es el alto grado de hipocresía que invade la vida de todos. Los que critican el hachís resulta que luego vuelven a gatas a casa con una papa de espanto, después de haber conducido con un nivel de alcohol en sangre que rompería el aparato medidor y tras haber puesto en peligro la vida de todos. Y los que critican a ambos, tienen toneladas de pastillas en la mesita de noche.
Quién tira la primera piedra?