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'Algunos presos que no pueden salir por Nochebuena estaban llorando'
Decenas de reos de tercer grado salen de la cárcel a pasar la Navidad en casa
Los familiares de los que no pueden salir acuden hoy a visitarlos
Son las 20.40 del jueves y Óscar, 40 años, lleva más de media hora al pie de la M-121, que une Álcala de Henares y Meco, esperando a su mujer, que llega en autobús. Aterido por los cero grados de temperatura, Óscar no se está quieto. Se mueve de un lado a otro para ahuyentar el frío.
En la cárcel de Alcalá Meco ha obtenido el permiso para irse a casa por Nochebuena, como decenas de presos más en este centro y cientos más en otras cárceles madrileñas. "Tengo muchas ganas de ver a mis hijas, tienen ocho y nueve años", dice el preso, que lleva cumplida la mitad de su condena de dos años y tres meses por robo.
"Es una cárcel vieja y tranquila, se está bien, pero me apetece mucho pasar la Navidad en casa", asevera este preso de tercer grado, que puede salir de la cárcel de permiso al menos un fin de semana al mes.
"Mira, ahí está mi mujer, me tengo que ir, ¡Feliz Navidad!", dice mientras se apresura por encontrarse con su pareja, que baja del autobús. Se unen en un abrazo. No parece importarles el frío.
La entrada de la cárcel es estos días una sonrisa de oreja a oreja. Familiares y amigos vienen a buscar a sus seres queridos para pasar este fin de semana. "Claro que tengo ganas de salir, de pasear por la calle, de beber, de ver a las mujeres", suelta un preso dominicano sin decir el nombre por sus prisas de libertad. Se sube rápidamente al coche y baja la ventanilla. "Lo siento, tenemos prisa, Feliz Navidad, ¡eh!", suelta apresurado.
Hay muchas ganas de dejar atrás los muros, de respirar libertad, aunque el domingo o el lunes a las 9 tengan que estar de vuelta. Algunos no han tenido tanta suerte. "Ahora mismo algunos presos que se tienen que quedar en Nochebuena, que no tienen permiso porque han sido castigados por indisciplina, estaban llorando", cuenta José, 38 años, dos años y medio cumplidos de una condena de cuatro años. Se sabe de carrerrilla el artículo 82 del tercer grado. El que contempla los permisos de fin de semana.
La Guardia Civil le pilló transportando una gran cantidad de marihuana. "Esto es duro, sobre todo la prisión, el segundo grado, pero ahora llevo cuatro meses en tercer grado y mejor, podemos salir los fines de semana", explica José, que este día 24 por la mañana sale en libertad hasta el lunes para estar con su familia, entre ellos con su madre, que viene de Málaga. "Todo el mundo sale con muchas ganas, son las fechas indicadas para estar con ellos", asegura José, que va en chándal y zapatillas de deporte. Dice que dentro de la cárcel "es complicado" hacer amigos. Si tienes algo, la gente se arrima a tí "por interés". Si no, pasas como un fantasma. Camarero durante siete años, mata las horas en el gimnasio, jugando el ping pong y leyendo. Ahora está con 'La casa del tío Tom', "un clásico", dice, que le está gustando mucho.
"Voy a descansar y a desconectar de estar en una celda; tengo ganas de abrazar a la familia", asegura el reo, que ahora está buscando trabajo de lo que sea, ya que si lo tiene podría ir sólo a pernoctar a la cárcel. Además, tendría autonomía. Ahora mismo depende de su hermana, que está en Torrejón, para todo. Hasta para el dinero para un café.
Son las 11.00 horas y numerosas familias atraviesan los muros de hormigón del primer y segundo grado del centro penitenciario. "No nos dejan pasarle comida, sólo le traemos ropa", dice el familiar de uno de los presos, que acude hoy a verle por Nochebuena porque no puede salir.
A. tiene unos 55 años y sí es una de las privilegiadas. Está esperando a un familiar que la vendrá a buscar. Se ha anudado un pijama en la cabeza para repeler el intenso frío. "A partir del primer año estoy saliendo todos los fines de semana porque mi marido está desahuciado y una de mis hijas tiene una distrofia muscular y está en una silla de ruedas. La condenaron a cuatro años por estar involucrada en una reyerta. Dice que en el juicio fueron contra ella. Que todos los testigos dieron testimonio en su contra. Que fue "injusto".
Hoy volverá a casa, pero le tocará cocinar la cena y recoger la casa. "Mis hijas, las que están casadas, vendrán en Nochevieja; hoy lo pasaré con mi marido, mi hija y mi gata", dice esta ama de casa que tras tres años de condena sólo tiene en mente salir de allí. "Voy a reunir pruebas y demostrar que soy inocente, se lo juro por la vida de mi hija", dice mientras se aleja hacia el párking, despidiéndose de los demás presos. "¡Feliz Navidad!".
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/12/2 ... 91075.html
El año pasado creo que se batieron records de no regresos de permisos por estas fechas navideñas, veremos la estadisticas el año que viene.