Aún recuerdo cuando mi abuelo me llevaba al puesto y tu eras un chaval recien jurado, como me llamabas "vaquero" y te hacias el herido cuando te daban los balazos de mi revolver plateado...
Los años pasaron y con ellos tu te hiciste un veterano de la Guardia Civil y yo un novato de otro cuerpo. No olvidaré nunca ese guiño que me hiciste cuando me viste por primera vez metido en faena, esa sonrisa y ese "hombre vaquero" que me dedicaste, me hicieron sentir compañero tuyo y amigo.
Te agradezco tus años de servicio y entrega, esos buenos consejos que me diste, los llevaré siempre conmigo.
Tu eras uno de esos hombres que hacen de la Benemérita, ese cuerpo distinto y especial, que tanto aprecia la gente. Siempre en tu sitio, pero con la distincion que pocos saben tener con ese trato afable, educado y humilde.
Aqui, te rindo un pequeño homenaje, como bien se merecen los buenos guerreros cuando llega su eterno descanso. Tu corazón no ha querido seguir latiendo para mantener viva esa fuerza que tenias y con sólo 48 años nos has abandonado, una lástima y una gran perdida para todos nosotros.
Descansa en Paz Soto.