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Pilar Rahola / Escriptora i periodista / pilarrahola.com
http://paper.avui.cat/article/dialeg/73 ... ossos.html
Uno de los hombres que más sabe de la historia interior de la policia catalana es, sin duda, Alfons Quintá. De sus artículos, he extraído algunos datos jugosos que permiten conocer el who is who de los sectores dirigentes de la policia autonómica catalana, y las sopresas son muchas. Recupero dos frases significativas: “En la Generalitat (en referencia a la policia) hay una visión que es de base más política que profesional”, y, citando a Gabriel Cardona, en un programa de Canal Català. “el tripartito está a punto de presentar en el Parlamento un anteproyecto de ley del Sistema de Policia de Cataluña que firmaría perfectamente Beria”. Recordemos que Beria fue la mano derecha de Stalin, constructor del NKVD, la policia precursora del KGB, y ejecutor de la política de terror contra los disidentes del régimen. La acusación, pues, es realmente dura. Más allá de este debate central sobre la “concepción política” de la Consejería de Interior, que me veo incapaz de mantener por falta de conocimiento, sí que resulta altamente significativo el nombre de viejos comunistas, en su momento militantes del PSUC, que hoy conforman la dirección política de los Mossos. Desde el hombre fuerte de Interior, Joan Delort, hasta el secretario de Interior, Joan Boada, el jefe de Mossos, Rafael Olmos, o el mismísimo “conseller” Joan Saura, todos vienen de una cultura que, en materia de policia, tiene una fuerte carga ideológica. Es decir, ninguno de ellos tiene una formación profesional vinculada a la seguridad (quizás, a excepción menor de Delort), pero todos proyectan un sobrepeso ideológico sobre la policia.
No puedo evitar pensar que este sobrepeso ha tenido una incidencia directa en toda la polémica que ha estallado alrededor de la violencia policial, incluido el controvertido video dentro de la comisaría de Les Corts. Personalmente, me siento alarmada al ver la alegría con qué los responsables políticos de los Mossos se han apuntado al descrédito del cuerpo, cuando no la han motivado directamente. La rueda de prensa de Rafael Olmos es, en este sentido, de antología, y personalmente solo me resulta explicable en términos de campaña electoral. Ya sé que, como apuntaba el amigo Josep Boix en la web E-notícies, no es políticamente correcto defender a la policía, y sin embargo esta corrección política es, desde mi perspectiva, la primera incorrección democrática severa que sufrimos. Porqué, si no creemos en la policia, ¿cómo defendemos el orden democrático? Pero, vayamos a pasos. Primero, si todo el escándalo sobre la policia tiene que basarse en el video que hemos visto estos días, no entiendo nada de nada. No he visto ni torturas, ni violencia policial gratuita, ni he sido capaz de asegurar alegremente (como han hecho otros), si las imágenes responden a la normalidad de una detenció compleja y violenta, o a un carácter excesivo. Pero es un hecho que no se trata de un video escandaloso, que cuando el hombre está esposado, nadie lo toca, que –sin saber que eran grabados- no hay ningún tipo de encarnizamiento, que el hombre –que no era ningún angelito- no presentaba ninguna lesión y que, con todo, parace más una polémica montada sobre un soufflé deliberadamente hinchado. ¿Por qué? ¿Por quien? Ninguna duda, en este sentido. Quien orienta la información hacia el escándalo, quien nos avisa de la “violencia policial”, quien nos asegura que actuará con “transparencia y contundencia” es Interior de la Generalitat. Es decir, la consejería de Saura. El juicio paralelo contra la policia catalana se produce en los medios de comunicación, pero lo crean desde el ámbito político. Y no me vale que todos estemos de acuerdo en luchar contra el abuso policial, porqué ésta es la cuestión: el video no aguanta el magno escándalo que han montado Olmos y compañía. Entonces viene la pregunta del millón. ¿Será que estamos en campaña electoral? ¿Será que Iniciativa tiene que hacerse perdonar la consejería que regenta? ¿Será que el escándalo Núria Pórtulas ha estallado en la cara de los progres de toda la vida, y ahora no saben como contrarrestarlo? Sea como sea, resulta chocante que los dirigentes que tienen que velar por la credibilidad de un cuerpo policial –estamento muy sensible de la democracia- sean los que más hacen por su descrédito. No quiero pensar que se trata de inmadurez política, aunque sería una hipótesis. Pero, en cualquier caso, es una clara irresponsabilidad. Juzgar a los Mossos violentos forma parte de la democracia. Montar un show público con su credibilidad, para ganar dos puntitos en la intención de voto, y hacerlo sin solvencia de pruebas, es una verguenza política. No tiene nada que ver con la transparencia. Más bien, tiene que ver con una concepción hiperideológica de un cuerpo profesional de seguridad. Mal vamos.