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EL DIFÍCIL CAMINO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN LA POLICÍA ESPAÑOLA
Con la muerte del autócrata, (el "Generalísimo" Francisco Franco Bahamonde), seguido de su régimen personalista, militar y dictatorial; y del inicio posterior en España de la transición democrática, el Gobierno de la U.C.D. (Unión de Centro Democrático) de aquella época, presidido por el paladín del nuevo orden político de las mayorías (Don Adolfo Suárez González), que paradójicamente, provenía de las mismas huestes de la Secretaría General del Movimiento, con inspiración y conexiones de la ultraderechista Falange Española de las J.O.N.S.; siendo su Ministro de la Gobernación (actualmente Interior), Don Rodolfo MARTÍN VILLA ("San Rodolfo", para muchos miembros de la Policía y de la Guardia Civil), también originario del S.E.U. (Sindicato Español Universitario), de signo vertical y ultraderechista y que sin embargo, elaboró la aperturista Ley de Policía 55/78 de 4 de diciembre; donde quedaba dibujada la nueva distribución y las funciones de los Cuerpos de Seguridad del Estado, en base a criterios de territorialidad y de especialización; persistiéndose de nuevo en la dualidad de los dos cuerpos de Policía: A principios de los años ochenta, el Cuerpo General de Policía pasó a ser Cuerpo Superior de Policía; y el Cuerpo de Policía Armada ser Cuerpo de Policía Nacional, manteniéndose sus estructuras y organización de carácter castrense.
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Ello llevó explícito un cambio de imagen impuesto por los cambios políticos del momento y que marcaban la vida de la España de finales de los 70. Las bandas terroristas ETA y GRAPO asesinaban cobardemente a funcionarios, militares, guardias civiles y policías amparándose en antiguas luchas y reivindicaciones obsoletas y demagógicas Todo ello en un momento de la transición que intentaba crear un marco adecuado para desarrollar la Constitución de 1.978. La UCD había ganado las elecciones de 1.977 y Adolfo Suárez organizaba el primer gobierno de la democracia española.
Los Cuerpos de Seguridad del Estado quedaron integrados por esa doble división (civil-militar) de la Policía y de la Guardia Civil (este último, también con una doble naturaleza policial-militar, pero en una sola corporación).
Mientras la Policía realizaba su labor de salvaguarda del orden público en las ciudades y poblaciones urbanas, la Guardia Civil siguió su tradición de velar por el orden en las zonas rurales y en las pequeñas poblaciones.
Es en este ambiente, que con la Ley de 4 de Diciembre de 1978 la Policía Nacional cambia de misiones, de nombre y de uniformes, pasando del gris al marrón.
La evolución de la Policía pasaba entonces, imperiosamente por la adaptación a las nuevas realidades democráticas.
El origen de todo ello hay que buscarlo en la Constitución de 1.978, que en su artículo 104 establece define a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, bajo la dependencia del Gobierno y consagra sus dos misiones básicas: Proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana; estableciendo dicho articulo en su segundo párrafo, que una ley orgánica determinara las funciones; principios básicos de actuación y estatutos de las FF.CC.SS.
Las funciones del Cuerpo de Policía Nacional serían: Auxiliar y colaborar con el Cuerpo Superior de Policía; prevenir, asegurar y restablecer el orden público; velar por la seguridad de bienes y personas; proteger edificios públicos y prestar auxilio en casos de conflictos, accidentes, calamidades o desgracias particulares. Para este cometido la Policía Nacional se agrupaba en 13 Circunscripciones territoriales, al mando de un Coronel o Teniente Coronel, y estas a su vez en Banderas, que podían variar en el número de unidades según su función. Orgánicamente se componían de las siguientes unidades, servicios y especialidades: Agrupación de Caballería, Agrupación de Compañías de Reserva General (antidisturbios), de Conductores, Servicio de Transmisiones, Academias Especiales, Sección de Guías Caninos, Banda de Música, Grupo Especial de Operaciones (GEO), Bandera de Protección, Unidad de Seguridad de Presidencia del Gobierno, Unidades de Subsuelo, de Radio patrullas Z y de motos.
Entre las Unidades de nueva creación, destacaba por sus funciones la del Grupo Especial de Operaciones (GEO), organizada a finales de 1.978 y presentada públicamente el 23 de febrero de 1979. Para formar parte de ella había que superar una durísima selección y como prueba de ello fue que de casi 400 candidatos, sólo 58 constituyeron el primer contingente salido del cuartel de Guadalajara.
La nueva uniformidad del cuerpo era marrón y se dividía en: Gala, Media Gala, Etiqueta, Diario, Servicio y Servicios Especiales; todos ellos en dos modalidades (invierno y verano). La de Gala estaba compuesta de gorra, guerrera y pantalón, camisa blanca, corbata negra y ceñidor de charol, guantes blancos, banda o cordón para oficiales, condecoraciones, pistola o revolver, defensa para cabos y policías y tabardo cuando se ordenase. Esto para paseo, en formación: ceñidor de cuero negro y sable para los oficiales.
La uniformidad de Media Gala estaba compuesta igual que la anterior pero con cinturón de tela en lugar de charol pasador de condecoraciones.
La de Diario: gorra, guerrera y pantalón, camisa maga larga color crema y corbata marrón, ceñidor de tela, guantes avellana, pasador, pistola o revólver, defensa y tabardo cuando se ordenase. Para invierno: boina y cazadora en lugar de guerrera. En verano, camisa de manga corta color crema sin corbata.
La uniformidad de Servicio: Similar a la de diario en invierno con portagrilletes y cargadores para armas distintas a la pistola y tabardo o anorak según se ordenase. Para verano, camisas de manga larga o corta de color crema según ser ordenase.
Las unidades especiales debían vestir con boina negra, camisola y pantalón tipo noruego, color marrón, camisa crema y pañuelo, cinturón, trinchas, pistolera y tahalí de lona, botas de tres hebillas y tabardo cuando se ordenase, casco, material antidisturbios si era preciso y camisa de manga larga crema sin corbata para verano. Estos uniformes eran de dotación de las Compañías de Reserva General, unidades de Motos, Guías Caninos y de los G.E.O.S. Para las Unidades de Caballería eran iguales a las de diario y servicio pero con pantalón ajustado tipo breeches y botas altas de montar.
No habría lealtad a la verdadera historia del Cuerpo, si no se hiciese mención aquí a la impresionante y pionera manifestación (entonces ilegal, debido a su carácter militar) realizada el 17 de diciembre de 1.976 por los funcionarios de base del Cuerpo de Policía Armada, en demanda de un salario digno (un mal endémico de la Policía española todavía hoy) y de la inclusión en la Seguridad Social de sus integrantes.
Aquel movimiento nació el 6 del mismo mes de diciembre cuando un grupo de Policías Armados y Guardias Civiles, deciden reunirse en la Casa de Campo de Madrid, en esa reunión se acuerda llevar a termino una manifestación pública fuera de los cuarteles y se decide que sea el día 17, no sin cierta polémica, pues algunos de los presentes (ajenos a la Policía), proponían el día 15 pretendiendo coincidir con el referéndum convocado por el Gobierno de la Nación para aprobar la reforma política del Estado.
Desde el seis al diecisiete de diciembre las consignas a través de las emisoras de los vehículos policiales no cesaban, "todos a la Plaza de Oriente, día 17 a las 12 horas", quien más y quien menos tenia el miedo metido en el cuerpo, pero las dificultades y la problemática existente en el cuerpo policial, hacia disipar dicho temor.
Por fin, el acto de protesta y reivindicación fue realizado en la capital de España; las principales consignas de esta manifestación eran "por un sueldo digno", "queremos seguridad social", "cien por cien del salario en caso de muerte en acto de servicio".
De todos los sitios los compañeros llegaban al punto de reunión, los mandos policiales infiltrados no daban crédito a lo que veían, a decir verdad jamás se lo creyeron, por el miedo que suponían que les tenían los subordinados.
Comenzó la marcha en la Plaza de Oriente (donde se leyó un manifiesto), siguió por la Plaza de España, las calles Princesa, Alberto Aguilera, etc..
Fueron varios los intentos de abortar dicha manifestación por parte de los mandos militares de la Policía Armada, pero todos resultaron inútiles.
Al llegar la marcha a Amador de los Ríos, fueron interceptados en mitad de su recorrido por el General de Brigada del Ejército (Subinspector General de la Policía Armada) Jaime Chicharro Lamamie de Clairac, (siendo entonces Inspector General del Cuerpo, el General de División del Ejército, José Tomé Marín). El Subinspector General desde su propio coche oficial intentó, detener a algunos de los participantes (con la ayuda de su lacayo "policía"-conductor), algo que no consiguió el retrogrado General de Brigada; ya que con la interposición inmediata de la mayoría de los manifestantes, se logró poner en fuga a dichos "pajes de poltrona".
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Una vez en la puerta del Ministerio de la Gobernación (actualmente Interior) empezó a caer una fina pero abundante lluvia, y algunos de los policías participantes se colocaron un gorro de papel en la cabeza para protegerse de la misma. Ante esta acción, que al General de Brigada Chicharro, debió parecerle provocativa o poco marcial, se produjo otra intentona del mismo, pistola en mano y, tratando nuevamente de detener a un policía manifestante, pero un policía armado le propinó al mando tal bofetada que hizo que el militar rodase junto con su gorra por los suelos, ocasionándole la hinchazón de un ojo; originando que a posteriori se hiciese celebre esta anécdota en todo el Cuerpo. Estos hechos, junto a la comicidad provocada, suponían ya un valiente pero claro acto de indisciplina y rebelión, contempladas en el Código de Justicia Militar por el cual entonces se regia la Policía Armada.
Por ello el General de Brigada Chicharro, ordenó cargar a las C.R.G. (Compañías de Reserva General, antecesoras de las actuales U.I.P.-Unidades de Intervención Policial-), contra los policías manifestantes; pero quienes las componían se negaron en redondo a pegar o disolver a sus propios compañeros, igual hizo la Unidad de Caballería, limitándose a ser testigos presénciales de lo que sería el nacimiento de la lucha sindical en la Policía.
Ante esta negativa, se ordenó intervenir también en la represión a la Guardia Civil; y por razones que escapan al conocimiento del autor de este trabajo, también se negaron ha hacerlo, pero desde su cúpula de mando (D.G.G.C.). Como dato anecdótico hay que señalar que solamente asistieron a dicha manifestación, representando al Benemérito Instituto, unos cincuenta guardias civiles al frente de un Cabo (ya que los demás miembros debieron quedarse en casa), bajo las siglas de un inexistente Sindicato de la G.C.
La Dirección General de la Policía ordenó a la "policía secreta" (Cuerpo General de Policía) hacer fotos de los manifestantes, las cuales posteriormente salieron "desenfocadas", "veladas" y borrosas; no así las realizadas también por los esbirros destinados en la SEGUNDA SECCIÓN BÍS de la Policía Armada , que salieron perfectas, claras y nítidas. Dichas fotos sirvieron para identificar a varios participantes en la manifestación; siendo estos posteriormente interrogados, torturados, vilipendiados y/o expulsados.
Las demandas que se exigían entonces las supo resolver más tarde el citado Ministro en parte, no sin antes ser sancionados, encarcelados o expulsados de la institución muchos de los protagonistas del acto por los militares del máximo Órgano Central del Cuerpo en aquella época, (la Inspección General). El Subsecretario de Orden Público precisaba días después: "Al objeto de depurar responsabilidades disciplinarias y penales en que hubieran podido incurrir los manifestantes, se procedió por ambos Cuerpos a la instrucción de los correspondientes expedientes a los inculpados y, al propio tiempo, dar traslado a la Autoridad Judicial competente, en este caso al Capitán General de la Primera Región Militar, de los hechos de naturaleza delictiva y de sus presuntos autores, por estar sujetos a disciplina militar".
En parte todo vino porque no querían seguir siendo un simple instrumento de represión; utilizados continuamente contra el pueblo del que ellos formaban parte; no querían ser policías de los militares, sino de la sociedad.
Supuso un punto de inflexión desde una situación donde, tanto para los superiores como para la gente, ellos no representaban más que una máquina represiva.
El Pueblo y su Policía: Unos ciudadanos se dirigen a un miembro de la Policía Nacional en demanda de información.
Sin embargo, a raíz de dicha manifestación, la cárcel de Soria (habilitada como Prisión militar) recibió a unos inquilinos nada habituales: 280 miembros de las Fuerzas de Orden Público (como se denominaba en aquella época a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ). Los cabecillas (uno era hijo del Capitán, Jefe de Guarnición en la Comisaría de Vallecas), además llegaron a ser torturados psíquica y físicamente en los calabozos de algunos cuarteles del Ejercito, donde fueron golpeados con toallas mojadas, para que no les produjesen hematomas y en cambio sólo les lacerasen el cuerpo y la mente. En otros casos se les despertaba al amanecer con un "arriba a llegado tu hora" tras escucharse en el patio de armas ráfagas de disparos.
Con posterioridad, fueron juzgados y finalmente condenados por sedición e insulto a un superior, catorce de ellos: cinco guardias civiles y nueve policías armados. Además 26 guardias civiles que no tenían su empleo consolidado fueron expulsados y otros 90 guardias civiles y 153 policías armados fueron sancionados con dos meses de arresto y amonestación, siendo custodiados durante su encarcelamiento por una compañía del Regimiento Inmemorial del Rey con base en Madrid. Bastantes de los que fueron "amnistiados" después de extraerles toda la información; fueron trasladados, con carácter forzoso, a otras plantillas, pero ya llevaban colgados al cuello su particular "lastre" y a la mayoría se les hizo la vida imposible; cítese como ejemplo de esto último al compañero apodado "el comandante", destinado en Madrid. Posteriormente y gracias a la Amnistía de 1.977, algunos de ellos regresarían a la Policía.
Un cuarto de siglo después, el escarmiento represor dictatorial, hizo tal mella en las Fuerzas de Seguridad del Estado, que los que pudieron escapar de esta gran caza de brujas, permanecieron con el miedo de ser descubiertos durante mucho tiempo. Algunos compañeros, aún después de la unificación de los dos cuerpos policiales españoles en 1.986, del tiempo transcurrido desde entonces y de que muchos ya no están hoy en la Policía, sienten con angustia dichos recuerdos: unos por lo que hicieron y otros por lo que tal vez, dejaron de hacer. Tanto aquel valiente policía, que ya no esta en el cuerpo (al dimitir de su empleo en 1.979) y que agredió a su propio General; como los participantes en aquel acto de reivindicación democrática, en demanda de lo que creían de justicia para la Policía, merecen hoy el reconocimiento y la gratitud de los que habían padecido, de los que siguieron padeciendo con posterioridad (p.ej.: el autor de esta web) la bota sobre la institución policial y de los que hoy disfrutamos de un Cuerpo Nacional de Policía jerarquizado pero inserto en una democracia plena.
Sus nombres y apellidos, por razones obvias de seguridad y/o intimidad personal, no serán incluidos en esta web, mientras no le sea concedido al autor su expreso permiso.
Esos miedos colectivos quizás han desaparecido para siempre, con la celebración de la mayor manifestación de la historia de la Policía española (más de 15.000 asistentes) el 4 de marzo de 2.000 en Madrid, con un recorrido parecido a aquella otra mítica de 1.976.
Aquellos hechos, junto con sus consecuencias y el pase obligado a la clandestinidad de muchos de aquellos líderes, hasta poco antes de 1.986, se citan, no sin razón, como el origen de los actuales "sindicatos" del CNP, junto con las otras organizaciones sindicales reconocidas, que ya existían dentro del civil Cuerpo Superior.
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Las Policía Armada y de Tráfico, junto a la "policía secreta" (Cuerpo General de Policía) y a la Guardia Civil, habían sido durante los años de la dictadura del General Franco uno de los símbolos más familiares de la opresión del régimen. Durante los años ochenta sin embargo, la Policía efectuó una transformación interior, adoptando en sus filas el nuevo espíritu democrático de los tiempos.
En 1.978 se produce la Operación Galaxia. Antecedente clave del fracasado golpe del 23-F. Se hablaba de secuestrar al Gobierno durante la reunión del Consejo de Ministros y de obligar al Rey a aceptar un Gabinete de Salvación nacional. El Teniente Coronel Tejero de la Guardia Civil y el Capitán Sáenz de Ynestrillas de la Policía Armada (años después asesinado por ETA) son acusados de rebelión y confinados en la Prisión militar de Alcalá de Henares hasta diciembre de 1.979. El asunto se desenmascaro gracias a la contrainformación del comandante Andrés Casinello, agregado a la Guardia Civil. Los encuentros que ambos militares mantuvieron en la madrileña cafetería Galaxia, en el mes de noviembre, dieron nombre a la operación.
Los seis meses de arresto por la Operación Galaxia permitieron a Sáenz de Ynestrillas volver al Ejército y la causa abierta por el supuesto complot del 24 de junio de 1981 fue sobreseída-, ETA segó su vida el 17 de junio de 1986, siendo Comandante. Fue un atentado atípico, pues la banda terrorista siempre buscó sus víctimas entre los militares demócratas.
En 1.981, durante al intentona golpista del 23-F, protagonizada por el Teniente Coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero Molina; tanto el Cuerpo Superior de Policía como el Cuerpo de Policía Nacional apoyaron al Gobierno legalmente constituido.
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Llevados por el nuevo, clandestino e ilegal, movimiento sindical, la Policía uniformada colaboró en 1.985 en la depuración de sus filas de integrantes ultra derechistas; cooperando leal y activamente con la democracia y castigando conductas y abusos individuales, contrarios al nuevo orden Constitucional.
Durante la dictadura de Franco, y hasta tres años después de su fallecimiento, la mayoría de los altos mandos del cuerpo de Policía uniformado (Policía Armada y de Tráfico), pertenecían y procedían del Ejercito y el entrenamiento y la formación que impartían estos a los policías a sus órdenes, era sobre todo, de tipo castrense. Con la entrada en vigor de la Ley de Policía 55/78 de 4 de diciembre, se especializó aún mas esta formación, en aspectos puramente policiales, pero sin llegar a la verdadera formación de Policía civil que una democracia integral exige, y que llegaría más tarde, con la promulgación de la Ley 2/86, terminándose definitivamente con la formación de tipo soldadesca en la Policía. A partir de ese momento todos los alumnos aspirantes a ser futuros policías, han de pasar por la Escuela Superior de Policía de Ávila, que previamente había servido como Centro de Formación del Cuerpo Superior de Policía. En este sentido, la asignatura pendiente de la democracia española (ahora también lo es de la Comisaría de Asuntos de Interior y de Justicia de la Comisión de la Unión Europea) con otro cuerpo policial español, está localizada geográficamente, en Valdemoro (Madrid) y en Úbeda (Jaén). Siendo injusto y constituyendo un agravio comparativo, que tal vez vulnere el Principio de Igualdad que la Constitución española consagra, el que ciudadanos residentes en ámbitos rurales estén vigilados y/o protegidos por un Cuerpo de Ejército, mientras quienes viven en las ciudades lo estén por uno o varios cuerpos de Policía, con carácter y naturaleza civil.
A la derecha, Su Santidad el Papa Juan Pablo II con la Policía Nacional en su primera visita a España.
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LA UNIFICACIÓN DE LOS DOS CUERPOS DE POLICÍA ESPAÑOLES
Con la llegada del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se dieron los primeros pasos de la unificación de los dos Cuerpos de la "Policía Gubernativa". Se trataba de hacer la mayor reforma de la Policía de toda su historia, y que requirió posteriormente, un periodo considerable de tiempo de adaptación. El Real Decreto 669/1.984 hizo depender del Director General de la Policía, la jefatura de ambos Cuerpos, controlando directamente la Inspección General de la Policía Nacional, que hasta entonces había mostrado más o menos tácitamente sus recelos tanto hacia la unificación con el Cuerpo Superior de Policía, como hacia la desmilitarización del Cuerpo de Policía Nacional. Posteriormente se integró en el campo de la formación, a Inspectores y Tenientes de acceso externo (decreto 1.122/1.995 de 26 de junio).
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A la izquierda, el equipo de protección de los primeros Técnicos Desactivadotes de Explosivos (TEDAX) de la Policía Nacional.
Y finalmente el B.O.E. nº 63 de 14 de marzo de 1.986 publicaba la Ley Orgánica 2/1.986 de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que unificaba los dos cuerpos policiales de ámbito estatal, creando un sólo Cuerpo Nacional de Policía, nacido de la integración de los dos cuerpos de Policía estatal existentes hasta entonces (Cuerpo de Policía Nacional -de carácter militar- y Cuerpo Superior de Policía -de carácter civil-), que quedaron extinguidos desde ese momento, integrándose y escalafonándose sus miembros en la nueva Corporación, como funcionarios civiles de Policía; equiparándose y asimilándose los mandos de ambos cuerpos:
ANTIGUO CUERPO DE POLICÍA NACIONAL ANTIGUO CUERPO SUPERIOR DE POLICÍA NUEVO CUERPO NACIONAL DE POLICÍA
NUEVAS ESCALAS NUEVOS EMPLEOS
Coronel
Comisario Principal
Superior, 1ª categoría
Comisario Principal
Teniente Coronel
Comandante
Comisario
Superior, 2ª categoría
Comisario
Capitán
Subcomisario
Inspector de Primera
Ejecutiva, 1ª categoría
Inspector Jefe
Teniente
Inspector de Segunda Inspector de Tercera
Ejecutiva, 2ª categoría
Inspector
Las categorías más bajas, se integraron en dos nuevas Escalas: la de Subinspección y la Básica, donde se incluiría al personal uniformado que no estaba incluido en la escalas castrenses anteriores de Oficial y de Mando.
ANTIGUO CUERPO DE POLICÍA NACIONAL ANTIGUO CUERPO SUPERIOR DE POLICÍA NUEVO CUERPO NACIONAL DE POLICÍA
NUEVAS ESCALAS NUEVOS EMPLEOS
Subteniente, Brigada, Sargento 1º y Sargento
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Subinspección
Subinspector
Cabo 1º y Cabo ------------
Básica, 1ª categoría
Oficial de Policía
Policía ------------
Básica, 2ª categoría
Policía
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El Cuerpo Superior de Policía, (más conocido entonces por su pasado, como la "policía secreta"), contaba entonces con unos 9.000 funcionarios. Antes de 1.986, tenía como misiones principales: inteligencia e información, investigación criminal, emisión del D.N.I. y Pasaporte, enlace con otras policías extranjeras (INTERPOL), algunos aspectos de seguridad ciudadana compartidos con la Policía Nacional, etc.
El servicio uniformado (Cuerpo de Policía Nacional) era anteriormente a la entrada en vigor de la citada Ley Orgánica, una organización completamente separada con un contingente de aproximadamente 50.000 funcionarios, donde se hallaban incluidas un pequeño número de mujeres policía que ingresaron por primera vez en 1.984, cuando empezaron su entrenamiento. Las misiones de este Cuerpo se circunscribían casi exclusivamente a la prevención y restablecimiento del orden público o la seguridad ciudadana, aunque de todos era conocido la actuación de la denominada SEGUNDA SECCIÓN BÍS (dedicada a espiar conductas contrarias al orden militar dentro de sus filas).
En el preámbulo de la Ley Orgánica 2/86, se manifiesta claramente, que el nuevo Instituto Armado es de naturaleza civil (por tanto no militar) y que sus integrantes se regirán por lo dispuesto en las normas de la Administración Civil del Estado, aunque con algunas restricciones, inherentes a la función policial como servicio público esencial de la comunidad (derecho de sindicación, manifestación, huelga, etc.)
Como novedad con respecto a la tradición policial española, la Constitución de 1978 previó la creación de diferentes cuerpos de Policía para algunas comunidades autónomas. Este desarrollo tendría lugar en los años sucesivos con la creación de la Ertzaintza, en el País Vasco, y de los Mossos d´Esquadra en Catalunya. A estos cuerpos policiales de reciente creación se les han ido transfiriendo gradualmente competencias que antes sólo poseían los cuerpos de Policía nacionales, incluidas las que se refieren a la lucha contra el terrorismo en lugares especialmente castigados por este tipo de delitos, como el País Vasco. Esta multiplicidad de cuerpos policiales que caracteriza a España plantea hoy en día diversos problemas, como la hostilidad que en ciertos territorios se manifiesta contra algún cuerpo policial en particular, como es el caso de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía en el País Vasco. Otro de estos problemas es el derivado de las dificultades que, en la lucha contra el crimen, pueda plantear la existencia de diferentes archivos policiales, si no se da la suficiente coordinación y facilidades para el flujo de información entre las distintas policías.
En general, todos los países han tendido a unir sus diferentes grupos policiales en un cuerpo nacional único, dotado de mayor capacidad operativa gracias a una mejor coordinación y a la aplicación del método científico a la esfera policial. Aunque los modelos varían de un país a otro, la Policía, y en general todos los Cuerpos de Seguridad (del Estado, Autonómicos, o con jurisdicción y dependencia orgánica de entidades Locales) tienen asignada la misión específica de proteger el libre ejercicio de los derechos y las libertades y garantizar la seguridad ciudadana.
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Bibliografía:
Como puede deducirse fácilmente, la información que contiene esta investigación no ha sido obtenida en un día, sino que es fruto de una intensa búsqueda. Desgraciadamente no todas las fuentes son originales, ya que la mayoría están fallecidas, sino a base de los pocos libros que hay publicados y al alcance de las nuevas generaciones de POLICÍAS de ESPAÑA.
La mayoría de las obras sobre la historia de la POLICÍA española, son obras generalistas más interesadas en el aspecto bélicopolítico que propiamente en el aspecto de antecedentes, de anecdotario y de organización policial. No obstante, algunas autores actuales, que ostentan además la condición de funconarios del Cuerpo Nacional de Policía y editoriales contemporáneas intentan recuperar el tiempo perdido y nos deleitan con textos trabajados, cuidados y repletos de datos. Todas las obras que indico a continuación, contienen información interesante para los amantes del detalle (mi caso); sólo hay que tenerlas a disposición y tener ganas y tiempo para encontrarlas.
- "El derrumbamiento de la monarquía. Memorias de mi paso por la Dirección General de Seguridad". Emilio Mola Vidal, General y ex-Director General de Seguridad en el último gobierno de Alfonso XIII, tras la caída de la Dictadura del General Miguel Primo de Rivera
- "Así cayó Alfonso XIII". Miguel Maura Gamazo, ex-Ministro de la Gobernación de la IIª República Española
- "Historia del Ejército Popular de la República", Ramón Salas Larrazábal.
- " Historia General de la Guerra de España", Ramón Salas Larrazabal.
- "Historia de la Policía española". Julio de Antón, Comisario Principal del C.N.P.
- "Transformaciones y cambio en la Policía española durante la IIª República", José María Miguélez Rueda, Historiador y funcionario del C.N.P.
- Separata central de la revista "Policía". Antonio Viqueira Hinojosa
- "Muñoz Grandes, el General de la División Azul". Fernando Vadillo
- "Proces a la Guardia Civil". Manel Risques y Carles Barrachina
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